Hace unos días coincidiendo con la lógica euforia colectiva por el incuestionable y rotundo triunfo de Bildu en Euskal Herria se ha concedido el premio, en lengua española, deplorable grosería, Vasco Universal 2010 que patrocina el gobierno rapiña autónomo vascongado en colaboración con Caja Laboral a la montañera tolosarra Edurne Pasaban.
Para el jurado han sido determinantes los “grandes valores” que transmite, su “admirable trayectoria” deportiva y que como embajadora simbólica ha llevado el nombre de Eukadi “por todo el planeta”. Sobre lo segundo es evidente su enorme meritorio y en cuanto a los valores hay que discernir mucho más de acuerdo al título del premio. Las recientes declaraciones suyas sobre una discusión con otro anterior premiado (2000) Juan(ito) Oiarzabal “Las críticas que me ha hecho Juanito hacen mucho daño al alpinismo español que no es así.” Y continuaba rematando con la magistral proclama “los españoles tenemos mala fama, siempre estamos con follones”. El nombre de Euskadi o la ikurriña no ha aparecido nunca en su indumentaria y la prensa del planeta cuando se ha referido a ella siempre ha sido la escaladora española, ya que tampoco se ha preocupado de desmentirlo o corregirlo. Por lo tanto es un premio intrínsecamente falso, no se concibe ser española y vasca a la vez. El gobierno del PPSOE ha captado enseguida su oportunismo para tener alguna credibilidad.
Esta aristócrata del montañismo, muy apreciada en España por su entusiasmo por el país y las instituciones vecinas, se ha convertido en una deportista mediática y mercantil encubriendo a empresas de dudosa índole ecológica como Endesa o antivascas, TVE y ensalzada por el grupo Vocento. Con esta pose de docilidad tan calculada económicamente es ya firme aspirante al premio Príncipe de Asturias, un galardón a famosos para aumentar el populismo del holgazán hijo del jefe de las fuerzas armadas españolas quien entrega los diplomas y aparece en la fotografía.
Pasaban por su divismo ha embrutecido la espiritualidad de un deporte de equipo siendo la antítesis del reconocido esfuerzo escalador, elegancia deportiva, sobriedad celebrativa, boicot mediático y represión política de otros muchos montañeros euskaldunes que han hecho incluso mayores méritos desde hace décadas con los medios disponibles entonces. Recordemos, Aconcagua, 1976 con Juan Ignacio Lorente y Ángel Rosen incluida ikurriña y cerco policial para incautar el documental, o la Euskal Expedizioa con Martín Zabaleta coronando el Everest en 1980 con ikurriña y otros queridos símbolos antinucleares y de ETA en el lugar más cercano al cielo, negando rotundamente a preguntas de la prensa que fuese español, u otros que han creado admirables instituciones benéficas, Iñurrategi.
Es preciso recordar que la fama propicia la vanidad y ambas convertidas en egolatría conducen a la soberbia. Pasaban, para evitarse un fatigoso descenso en mayo de 2009 no titubeó en acaparar el helicóptero que en Kangchenjunga necesitaba urgentemente Koke Lasa de la expedición Mendiak eta Herriak, en grave estado por un endema pulmonar poniendo en riesgo la vida del valeroso escalador por su caprichosa comodidad.
Su pasión por la naturaleza contrasta con su silencio sobre la hecatombe paisajística y medio ambiental que el proyecto del TAV origina en la geografía vasca.
Estos premios, como otros muchos, tienen instinto político, publicista populista; cada año se meritan reiteradamente a los mejores deportistas en todos los ámbitos posibles, municipal, territorial, nacional, dando la impresión que con asalariados del deporte y cocineros obtendremos la salvación como nación.
Como sugerencia los próximos candidatos, aunque no sean vascos, pero se le asimila interesadamente podrían ser el futbolista Llorente que hace poco en un delirio de sinceridad ha exaltado ”La selección española es lo más grande que hay”. También el ciclista de Euskaltel Samuel Sánchez a sueldo de las desmesuradas subvenciones diputaciones y de la compañía telefónica que dedica su campaña casi exclusivamente al Tour y luego de comentarista para la COPE, esa miserable emisora que diariamente escupe odio a todo lo vasco. Asimismo cumpliría el perfil deseado de una candidata Rosa Diez González conocida por sus despilfarros y escándalos en su desgraciada función de consejera de Turismo en el españolizante gobierno de Ardanza, cantinera del Gal, que llego a ser eurodiputada, es decir viajada muy reconocida en dicha institución por su capacidad intelectual, su impronta de mujer vasca y su difusión de nuestra tierra. Probablemente sea necesario crear una Asociación de Víctimas del Deportismo (sic), ya no va de una, y que tan opíparamente son remuneradas para sus festejos.
Por cierto, ¿alguien se acordará alguna vez, a título póstumo, de Dolores Ibarruri, (1895−1989) Pasionaria como la gran mujer vasca figura indiscutible de rango internacional? ¿Y de los Ballets Vascos de Olaeta? O de la rehabilitación de la catedral Andra Mari de Gasteiz (2000−2012) con su programa Abierto por Obras de enorme repercusión cultural internacional, Premio Especial de la Unión Europea 2002 en Patrimonio Cultural, que ha llegado incluso hasta el Vaticano.
No sorprende mucho este premio siendo el copatrocinador Caja Laboral, Euskadiko Kutxa en minúsculas. Una entidad que con todos los beneficios que obtiene desde hace demasiados años ha desertado de todo compromiso con la cultura, sólo les interesa el deporte y lo populista más banal. Ni una simple sala de exposiciones en toda Euskal Herria.
Arquitecto