Todo es Gar­zón – Julen Arzuaga

Nue­va­men­te la actua­li­dad me trae a ti. «Y lo que te ron­da­ré moreno», dice una voz des­de el rin­cón oscu­ro. Eres tú, el inven­tor de la famo­sa cole­ti­lla con plá­cet judi­cial «todo es ETA», quien nos mues­tra que tie­nes capa­ci­dad de estar en todo lugar y ser­lo todo al mis­mo tiem­po: uno y trino… o cien­to. En misa y repi­can­do. Bal­ta­sar Gar­zón Leal, el omnis­cien­te. En la luz y la som­bra, siem­pre pre­sen­te. Indig­na­do y com­pla­cien­te, según la coyun­tu­ra; disi­den­te pero siem­pre sumi­so ante idén­ti­co poder; opo­si­tor y ser­vil, depen­dien­do de a quien toque agra­dar, que habi­tual­men­te es a ti mis­mo. Seño­ri­to de cace­ría con minis­tros y abne­ga­do mili­tan­te anti­fran­quis­ta. Un pie en Por­to Ale­gre por otro mun­do posi­ble y un pie en la Audien­cia Nacio­nal con tu mun­do impo­si­ble. Ada­lid de cier­tos movi­mien­tos popu­la­res y opre­sor de otros, en esen­cia no tan dis­tin­tos. Una bipo­la­ri­dad que pre­ci­sa tratamiento.

Mar­ti­llo de jóve­nes con la inven­ción de cons­truc­cio­nes tan apa­ra­to­sas como los «gru­pos Y» que lue­go nun­ca pudis­te pro­bar ante los tri­bu­na­les. Des­pués un cole­ga tuyo, Juan María Atutxa, más len­gua­raz, se atri­bu­yó méri­tos aje­nos: «¿Gru­pos Y? nos lo inven­ta­mos noso­tros para con­ten­tar a la pren­sa», decía el poli­cía. ¿Cuán­tas vidas jóve­nes arro­lla­das por una cons­truc­ción falaz?

Dise­ña­dor de la cone­xión «kale borroka»-juventud orga­ni­za­da, que enton­ces se agru­pa­ba en torno a Jarrai, pro­ce­san­do a sus coor­di­na­do­res por­que «diri­gían, finan­cia­ban, entre­na­ban, mar­ca­ban los obje­ti­vos». Dise­ño que cons­ti­tu­yó un nue­vo fra­ca­so: los tri­bu­na­les con­si­de­ra­ron que el nexo no esta­ba sufi­cien­te­men­te pro­ba­do. Sin embar­go, para los medios de comu­ni­ca­ción era sufi­cien­te para estig­ma­ti­zar una juven­tud rebel­de, que se con­ver­tía en masi­va­men­te sos­pe­cho­sa a los ojos de tu tri­bu­nal especial.

De ahí te era sen­ci­llo lle­gar a la con­ca­te­na­ción final de movi­mien­tos ‑Jarrai-Hai­ka-Segi-Xaki-Egin-Ekin-Bata­su­na-Ges­to­ras-Aska­ta­su­na- que bien flu­yen ante estra­dos, o fra­ca­san estre­pi­to­sa­men­te ‑AEK, Joxe­mi Zuma­la­be, Udalbiltza‑, depen­dien­do de las diop­trías que el con­tex­to polí­ti­co impon­ga a otros magis­tra­dos. Ins­ti­ga­dor de con­de­nas astro­nó­mi­cas por moti­vos que poco a poco se demues­tran ilusorios.

Tu ardor para man­te­ner la gue­rra judi­cial con­tra el inde­pen­den­tis­mo vas­co no ter­mi­na ahí. Con el últi­mo esper­pen­to que ideas­te, el «caso Bate­ra­gu­ne», enca­de­nas­te al ban­qui­llo a ocho acti­vis­tas por cons­truir ayer con­di­cio­nes para la paz, que hoy tor­nan en opor­tu­ni­da­des reales. Más reales que nun­ca. Pero ese es el terreno en el que te mue­ves: hom­bre de gue­rra ante «terro­ris­mos» des­ar­ma­dos y eterno can­di­da­to a pre­mios a la paz.

Te leo en un libro recien­te­men­te publi­ca­do en el que de nue­vo impar­tes órde­nes: «Reac­cio­na». El pró­lo­go corre de la mano del repu­tado Stépha­ne Hes­sel, curio­sa­men­te indig­na­do por un suma­rio que ini­cias­te tú: el que recla­ma a Auro­re Mar­tín y que con­ci­tó la adhe­sión del his­tó­ri­co mili­tan­te fran­cés. Pero no te das por alu­di­do. En tu tex­to encuen­tro fra­ses que no pue­des hacer tuyas sin son­ro­jo: «la renun­cia a las con­quis­tas en pro de esos dere­chos huma­nos, entre los que se encuen­tra el dere­cho de las víc­ti­mas a la ver­dad, la jus­ti­cia y la repa­ra­ción, es el aten­ta­do más peli­gro­so para una demo­cra­cia». Sin duda no te refe­ri­rás a las víc­ti­mas de la tor­tu­ra que pasa­ron ante ti y nun­ca investigaste.

Por­que pare­ces aten­to intér­pre­te de sen­ti­mien­tos popu­la­res de impu­ni­dad, pero al mis­mo tiem­po seña­la­do por el Tri­bu­nal Euro­peo por hacer oídos sor­dos a la tor­tu­ra al fren­te de tu juz­ga­do. Habi­tual­men­te locuaz, no has abier­to la boca ante las amo­nes­ta­cio­nes de Estras­bur­go que acu­mu­las por no ata­jar los casos de tor­tu­ra de dete­ni­dos de los que eras res­pon­sa­ble direc­to. Uno refe­ren­te a quin­ce inde­pen­den­tis­tas cata­la­nes; otro más recien­te: Beris­tain con­tra España.

Favo­ri­to del Gobierno Zapa­te­ro de una ter­na de can­di­da­tos pre­sen­ta­dos para ocu­par la vacan­te espa­ño­la del Comi­té Euro­peo para la Pre­ven­ción de la Tor­tu­ra y ‑afor­tu­na­da­men­te- rele­ga­do a la ter­ce­ra posi­ción por el pro­pio Comi­té: toda­vía recor­da­ban que en ante­rio­res vis­tas te habían seña­la­do tam­bién por no haber inves­ti­ga­do denun­cias de tor­tu­ras. No cum­ples sus reco­men­da­cio­nes y pre­ten­días diri­gir­lo. Hay egos que no cue­lan ni por el Tri­bu­nal Penal Internacional.

Cier­to que hicis­te un ama­go con­tra la tor­tu­ra: dis­te nom­bre a un pro­to­co­lo con el que decías pre­ve­nir el mal tra­to y que úni­ca­men­te con­si­guió ocul­tar­lo. Apa­re­cías en una movie en la que, en esce­na­rio bos­co­so, Arkaitz Goi­koetxea reco­no­cía ante ti, «volun­ta­ria­men­te» y rodea­do de enca­pu­cha­dos, todo tipo de accio­nes. No mos­tras­te otras par­tes de la deten­ción lejos de la luz, las que tras­cu­rren en maz­mo­rras y con­duc­cio­nes en la oscu­ri­dad. Y mien­tras se evi­den­cia que tus pro­to­co­los bus­can la auto-adu­la­ción antes que la efi­ca­cia, acon­se­jas con­tra la tor­tu­ra en Argen­ti­na, Chi­le o Colom­bia. Aun­que mili­tan­tes que no olvi­dan te escra­chen. En el Fórum 2004 de las Cul­tu­ras en Bar­ce­lo­na hablas de dere­chos huma­nos y cua­tro jóve­nes te lla­man «tor­tu­ra­dor».

Más aún. Tu poca cali­dad ins­truc­to­ra se ha com­bi­na­do con la abso­lu­ta deja­ción de garan­tías pro­ce­sa­les. Por ello has sido acu­sa­do en tres cau­sas de cariz tan diver­so que difí­cil­men­te una con­cien­cia sim­ple­men­te huma­na podría con­ci­liar: por luchar ‑pre­sun­ta­men­te- con­tra el fran­quis­mo, por aplas­tar ‑pre­sun­ta­men­te- garan­tías de hom­bres pode­ro­sos y por reci­bir ‑pre­sun­ta­men­te- impor­tan­tes fon­dos eco­nó­mi­cos de otros aún más pode­ro­sos. Un tri­ple ‑pre­sun­to- delin­cuen­te, cier­to que ante una jus­ti­cia arbi­tra­ria. A la que tú tan­to has con­tri­bui­do. Recla­mas de la jus­ti­cia aten­cio­nes para ti que no tuvis­te con los demás cuan­do ocu­pa­bas tu pues­to: «la inte­gri­dad no sólo debe ser una afir­ma­ción en la carre­ra judi­cial, sino, sobre todo, un hecho cons­ta­ta­ble y fue­ra de toda duda», leo en tu artícu­lo. ¿Quién veri­fi­ca tu integridad?

Tie­nes, en defi­ni­ti­va, tal pro­fun­da sen­si­bi­li­dad para todos los mati­ces de la inmun­di­cia y la tra­ge­dia huma­na que alguien que care­ce de ella ‑como este humil­de redac­tor que tien­de a apre­ciar la reali­dad en blan­cos y negros- se pier­de en la infi­ni­ta gama de gri­ses que tú vis­lum­bras, magis­tra­do-indig­na­do. Cier­to, hom­bre de tona­li­da­des gri­ses. Dirás que me impul­sa el ren­cor, por haber sido seña­la­do por tu dedo acu­sa­dor en aquel suma­rio de Ges­to­ras pro Amnis­tía, pre­ña­do de con­de­nas y abso­lu­cio­nes idén­ti­ca­men­te injus­tas. ¿Ren­cor? No, memo­ria. ¿No es tu terreno?

En otro artícu­lo recien­te, subién­do­te a la ola de legí­ti­ma indig­na­ción que reco­rre ciu­da­des y barrios, has que­ri­do pare­cer ocu­rren­te con el tér­mino «indig­na­dano», ima­gino que mez­cla de indig­na­do y ciu­da­dano. O qui­zás ven­ga de «indig-nada-no». Te sien­tes todo. Tal vez seas nada.

P. D.: Podría tener la ten­ta­ción de recla­mar al movi­mien­to 15M un posi­cio­na­mien­to sobre quie­nes lo apo­yan ‑o inclu­so pre­ten­den diri­gir­lo- y los moti­vos, ape­nas ocul­tos, que impul­san esos apo­yos. Podría pedir­les que cla­ri­fi­quen su posi­ción ante quie­nes vemos con bue­nos ojos pro­pues­tas de ese movi­mien­to, pero hemos sufri­do el zar­pa­zo arbi­tra­rio de uno de sus pro­se­li­tis­tas. No voy tan lejos. No lo creo ni jus­to ni opor­tuno. Per­mí­ta­se que este escri­to sea sim­ple­men­te una apor­ta­ción a su deba­te de alguien que toda­vía ve muchos más cla­ros que oscu­ros en su iniciativa.

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