Sobre el pro­gra­ma del movi­mien­to 15-M- Car­los Taibo

Aun­que pen­sé que con el paso de los días las aguas iban a bajar más cal­ma­das, lo cier­to es que no ha remi­ti­do la dis­cu­sión rela­ti­va a un supues­to pro­gra­ma del movi­mien­to 15‑M que se con­cre­ta­ría en cua­tro pun­tos: refor­ma del sis­te­ma elec­to­ral, lucha con­tra la corrup­ción, mejo­ras en mate­ria de divi­sión de pode­res y con­trol sobre los res­pon­sa­bles políticos.

Con­vie­ne dejar sen­ta­do des­de aho­ra que el alcan­ce de ese pro­gra­ma es limi­ta­do. Nació de una de las muchas comi­sio­nes que ope­ran en la Puer­ta del Sol madri­le­ña –la de polí­ti­ca a cor­to pla­zo – , cabe supo­ner que debe mez­clar­se con las pro­pues­tas que sur­jan de otras comi­sio­nes, en modo alguno toma en con­si­de­ra­ción lo que hayan podi­do deci­dir l@s par­ti­ci­pan­tes en acam­pa­das y asam­bleas en otros luga­res y, en suma, no ha sido refren­da­do como la pro­pues­ta del movi­mien­to. Su eco mediá­ti­co ha resul­ta­do ser, sin embar­go, muy nota­ble –aún ayer, sába­do 4 de junio, Infor­me sema­nal se refe­ría a esos pun­tos como si fue­ran el pro­gra­ma de todo un movi­mien­to – , algo detrás de lo cual hay quien ha apre­cia­do la influen­cia de algu­na mano negra que apos­ta­ría, con malas artes, por una rápi­da y con­tun­den­te anu­la­ción de cual­quier hori­zon­te de con­tes­ta­ción abier­ta, des­de el movi­mien­to, del sis­te­ma que padecemos.

Aun­que el alcan­ce de la pro­pues­ta men­cio­na­da es –pare­ce– esca­so, creo que hare­mos bien en apre­ciar en ella un sín­to­ma de algo que está ocu­rrien­do y que pue­de reapa­re­cer con fuer­za aún mayor. Pien­so, en pri­mer lugar, en algu­nas de las con­se­cuen­cias impre­vis­tas, no pre­ci­sa­men­te salu­da­bles, del pro­ce­di­mien­to de deci­sión que se está apli­can­do en tan­tos luga­res: un méto­do que, al des­te­rrar el voto en pro­ve­cho del con­sen­so, per­mi­te pres­cin­dir, sin más, de un sin­fín de pro­pues­tas que gozan de un amplí­si­mo res­pal­do entre quie­nes las deba­ten. Al final, y de resul­tas, sólo salen ade­lan­te aque­llas ini­cia­ti­vas que, por lógi­ca, no sus­ci­tan con­tro­ver­sia algu­na. Nadie dirá, cla­ro, que se opo­ne a la ins­tau­ra­ción de medi­das que cas­ti­guen la corrup­ción. No es difí­cil ilu­mi­nar la con­se­cuen­cia mayor del des­plie­gue de ese pro­ce­di­mien­to: el movi­mien­to pasa a vin­cu­lar­se con un con­sen­so de míni­mos que se redu­ce a acuer­dos en mate­rias muy gene­ra­les, que no pare­ce lla­ma­do a tener nin­gu­na con­se­cuen­cia prác­ti­ca –es curio­so que los defen­so­res de la fór­mu­la que nos ocu­pa sos­ten­gan lo con­tra­rio– y que deja mani­fies­ta­men­te descontent@s a much@s de l@s implicad@s.

Y es que, y por acu­dir direc­ta­men­te al ejem­plo de las dis­cu­sio­nes que con cer­te­za se hicie­ron valer en la comi­sión madri­le­ña de cor­to pla­zo, a buen segu­ro que en ellas se escu­cha­ron voces que, tras enun­ciar dis­tan­cias con res­pec­to a la demo­cra­cia repre­sen­ta­ti­va y dele­ga­ti­va, defen­die­ron orgu­llo­sa­men­te el des­plie­gue de fór­mu­las de demo­cra­cia direc­ta. El ascen­dien­te de esas voces es nulo, sin embar­go, en tér­mi­nos de una pro­pues­ta final que a la pos­tre corre el ries­go de reco­ger un puña­do de ideas que, bien que com­par­ti­das por tod@s, no pres­tan aten­ción a per­cep­cio­nes muy exten­di­das entre acampad@s y asam­bleís­tas. En ese sen­ti­do, a la hora de ana­li­zar esa pro­pues­ta final tan­to relie­ve tie­ne lo que dice como aque­llo que no dice. La ausen­cia, en para­le­lo, de unos prin­ci­pios pro­gra­má­ti­cos que, mucho más amplios, reco­jan sen­si­bi­li­da­des diver­sas se hace mucho más lla­ma­ti­va en un esce­na­rio en el que el con­sen­so se tra­du­ce ine­quí­vo­ca­men­te en una exqui­si­ta mode­ra­ción que, aje­na a cual­quier suer­te de plu­ra­lis­mo, deja ine­quí­vo­ca­men­te descontent@s a much@s.

De dis­cu­sio­nes como la invo­ca­da depen­de, ni más ni menos, la ima­gen del movi­mien­to como un todo. He sos­te­ni­do en las últi­mas sema­nas que en el seno de ese movi­mien­to hay como poco dos almas (bien es cier­to que al calor de las recién crea­das asam­bleas de barrio está aso­man­do algu­na más). Si la pri­me­ra la apor­tan los movi­mien­tos socia­les crí­ti­cos –el cau­dal de acti­vis­tas y de pro­pues­tas que nacen de los cen­tros auto­ges­tio­na­dos y oku­pa­dos, del eco­lo­gis­mo, el femi­nis­mo y las redes de soli­da­ri­dad que man­tie­nen encen­di­da la lla­ma de la con­tes­ta­ción, y del sin­di­ca­lis­mo alter­na­ti­vo – , la segun­da nace de l@s jóve­nes indignad@s con la igno­mi­nia del sis­te­ma polí­ti­co y eco­nó­mi­co que se nos ofre­ce, común­men­te en acti­vo pro­ce­so de con­cien­cia­ción. Me limi­ta­ré a enun­ciar una obvie­dad: como quie­ra que no nos pode­mos per­mi­tir el lujo de divi­sio­nes en un momen­to como el pre­sen­te, es muy impor­tan­te que las decla­ra­cio­nes pro­gra­má­ti­cas del movi­mien­to, y con ellas sus con­cre­cio­nes en for­ma de pro­pues­tas pre­ci­sas, dejen espa­cio sufi­cien­te para que nadie se sien­ta excluid@ y para que tod@s nos encon­tre­mos razo­na­ble­men­te representad@s. Creo fir­me­men­te que el pro­gra­ma que los medios de inco­mu­ni­ca­ción han airea­do los últi­mos días, intere­sa­da­men­te, como el pro­pio del movi­mien­to 15‑M no satis­fa­ce, siquie­ra míni­ma­men­te, esa premisa.

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