Decla­ra­ción de Mal­ta, Pre­sos Mapu­che en Huel­ga de Ham­bre y Ame­na­za de Ali­men­ta­ción For­za­da – Mapuex​press​.net

Fren­te al escán­da­lo de la Cor­te Supre­ma y su reso­lu­ción y de de deve­lar los enfer­mi­zos sín­to­mas del seu­do sis­te­ma “demo­crá­ti­co” en Chi­le, aho­ra ante la indo­len­cia y nega­ción del Gobierno para la bús­que­da razo­na­ble, huma­ni­ta­ria y polí­ti­ca fren­te a la huel­ga de ham­bre de los pri­sio­ne­ros, la situa­ción se agra­va ante la ame­na­za de que­rer ali­men­tar­los por la fuer­za lo que podría deno­tar en un nue­vo acto de vio­len­cia esta­tal y un gra­ve ries­go a la vida de los pre­sos. Se le recuer­da al gobierno la obli­ga­ción de aten­der los diver­sos pac­tos y tra­ta­dos inter­na­cio­na­les de Dere­chos Huma­nos y sobre el caso pun­tual de la Huel­ga de Ham­bre de los Pre­sos Polí­ti­cos Mapu­che que hoy cum­plen 84 días sin inje­rir ali­men­tos quie­nes exi­gen JUSTICIA, se extien­de la DECLARACIÓN DE MALTA tan­to para auto­ri­da­des como para pro­fe­sio­na­les de la medi­ci­na clínica.

Fun­cio­na­rios de salud de la Arau­ca­nía anun­cia­ron a la pren­sa recien­te­men­te que pre­sen­ta­rán un recur­so de pro­tec­ción en las cor­te de ape­la­cio­nes de Temu­co, con el fin de poder ali­men­tar vía intra­ve­no­sa a los 4 per­so­ne­ros mapu­che que se encuen­tran en huel­ga de ham­bre al inte­rior del Hos­pi­tal de Victoria.
El direc­tor del ser­vi­cio Arau­ca­nía nor­te, Enri­que Rus­sell Urzúa, fue el que ase­gu­ró que iba a ingre­sar un recur­so para lograr ali­men­tar a los comu­ne­ros. Por su par­te Nati­vi­dad Llan­qui­leo seña­ló que los comu­ne­ros se opon­drán a una medi­da for­za­da y que la situa­ción podría poner en gra­ve ries­go a la vida de ellos por­que fren­te al débil esta­do en que se encuen­tran podría cau­sar un par car­dia­co res­pi­ra­to­rio a modo de ejemplo.
A con­ti­nua­ción se extien­de la Decla­ra­ción de MALTA.
Para tener­lo pre­sen­te en con­si­de­ra­ción a la Huel­ga de Ham­bre de los Pri­sio­ne­ros Polí­ti­cos Mapuches
Decla­ra­ción de Mal­ta de la Aso­cia­ción Médi­ca Mun­dial sobre las Per­so­nas en Huel­ga de Hambre
Adop­ta­da por la 43ª Asam­blea Médi­ca Mun­dial Mal­ta, Noviem­bre de 1991 y revi­sa­da por la 44ª Asam­blea Médi­ca Mun­dial Mar­be­lla, Espa­ña, Sep­tiem­bre de 1992
INTRODUCCION
1. El médi­co que tra­ta a las per­so­nas en huel­ga de ham­bre enfren­ta los siguien­tes valo­res conflictivos:
1. Cada ser humano tie­ne la obli­ga­ción moral de res­pe­tar el aspec­to sagra­do de la vida. Esto es espe­cial­men­te evi­den­te en el caso de un médi­co que apli­ca sus cono­ci­mien­tos para sal­var la vida y actuar en bene­fi­cio de sus pacientes.
2. Es deber del médi­co res­pe­tar la auto­no­mía que el pacien­te tie­ne sobre su per­so­na. El médi­co nece­si­ta el con­sen­ti­mien­to infor­ma­do de sus pacien­tes antes de apli­car sus cono­ci­mien­tos para ayu­dar­los, a menos que exis­tan cir­cuns­tan­cias de emer­gen­cia, en cuyo caso el médi­co debe actuar en bene­fi­cio del paciente.
2. Este con­flic­to es apa­ren­te cuan­do una per­so­na en huel­ga de ham­bre, que ha deja­do ins­truc­cio­nes cla­ras de no ser resu­ci­ta­do, entra en coma y está a pun­to de morir. La obli­ga­ción moral fuer­za al médi­co a resu­ci­tar al pacien­te, inclu­so cuan­do va con­tra los deseos de éste. Por otra par­te, el deber fuer­za al médi­co a res­pe­tar la auto­no­mía del paciente.
1. Estar a favor de la inter­ven­ción pue­de debi­li­tar la auto­no­mía que el pacien­te tie­ne sobre sí mismo.
2. Estar a favor de la no inter­ven­ción pue­de tener como resul­ta­do que el médi­co ten­ga que hacer fren­te a la tra­ge­dia de una muer­te evitable.
3. Exis­te una rela­ción médi­co-pacien­te cuan­do el médi­co por deber, en vir­tud de su obli­ga­ción con el pacien­te, apli­ca sus cono­ci­mien­tos a cual­quier per­so­na, ya sea en la for­ma de con­se­jo o de tratamiento.
Esta rela­ción pue­de exis­tir a pesar de que el pacien­te no dé su con­sen­ti­mien­to a cier­tas for­mas de tra­ta­mien­to o intervención.
Una vez que el médi­co acep­ta aten­der a una per­so­na en huel­ga de ham­bre, esa per­so­na pasa a ser el pacien­te del médi­co. Esto tie­ne todas las res­pon­sa­bi­li­da­des y con­se­cuen­cias de la rela­ción médi­co-pacien­te, inclu­yen­do el con­sen­ti­mien­to y la reserva.
4. La deci­sión final sobre la inter­ven­ción se de debe dejar a cada médi­co, sin la par­ti­ci­pa­ción de ter­ce­ras per­so­nas cuyo inte­rés prin­ci­pal no es el bien­es­tar del pacien­te. Sin embar­go, el médi­co debe dejar bien en cla­ro al pacien­te si pue­de o no acep­tar su deci­sión de recha­zar el tra­ta­mien­to, o en caso de coma, la ali­men­ta­ción arti­fi­cial, lo que impli­ca un ries­go de muer­te. Si el médi­co no pue­de acep­tar la deci­sión del pacien­te de recha­zar dicha ayu­da, enton­ces el pacien­te debe tener el dere­cho de ser aten­di­do por otro médico.
NORMAS PARA EL TRATO DE LAS PERSONAS EN HUELGA DE HAMBRE Pues­to que la pro­fe­sión médi­ca con­si­de­ra el prin­ci­pio del aspec­to sagra­do de la vida como fun­da­men­tal para su ejer­ci­cio, se reco­mien­dan las siguien­tes nor­mas prác­ti­cas a los médi­cos que tra­tan a las per­so­nas en huel­ga de hambre:
1. DEFINICION Una per­so­na en huel­ga de ham­bre es alguien men­tal­men­te com­pe­ten­te que ha deci­di­do comen­zar una huel­ga de ham­bre y se nie­ga a inge­rir ali­men­tos y/​o líqui­dos duran­te un perío­do significativo.
2. CONDUCTA ETICA
1. El médi­co debe obte­ner los ante­ce­den­tes médi­cos deta­lla­dos del pacien­te, cuan­do sea posible.
2. El médi­co debe lle­var a cabo un minu­cio­so examen del pacien­te al comien­zo de la huel­ga de hambre.
3. Los médi­cos u otro per­so­nal médi­co no pue­den ejer­cer pre­sión inde­bi­da, de nin­gún tipo, sobre la per­so­na en huel­ga de ham­bre, a fin de que sus­pen­da la huel­ga. El tra­ta­mien­to o la aten­ción a la per­so­na en huel­ga de ham­bre no debe estar con­di­cio­na­da a la sus­pen­sión de su huel­ga de hambre.
4. La per­so­na en huel­ga de ham­bre debe ser infor­ma­da pro­fe­sio­nal­men­te por el médi­co de las con­se­cuen­cias clí­ni­cas de la huel­ga de ham­bre y sobre cual­quier peli­gro espe­cí­fi­co de su caso par­ti­cu­lar. Sólo se pue­de tomar una deci­sión infor­ma­da en base a una comu­ni­ca­ción cla­ra. Si es nece­sa­rio se debe hacer uso de un intérprete.
5. Si la per­so­na en huel­ga de ham­bre desea tener una segun­da opi­nión médi­ca, se le debe per­mi­tir. Si la per­so­na en huel­ga de ham­bre pre­fie­re que el tra­ta­mien­to lo con­ti­núe el segun­do médi­co, se le debe per­mi­tir. En el caso de que la per­so­na en huel­ga de ham­bre sea un pre­so, ésto se debe per­mi­tir bajo arre­glos y con­sul­tas con el médi­co de la cárcel.
6. El tra­ta­mien­to de infec­cio­nes o el acon­se­jar al pacien­te que aumen­te los líqui­dos que toma en for­ma oral (o que acep­te solu­cio­nes sali­nas intra­ve­no­sas), a menu­do es acep­ta­ble para una per­so­na en huel­ga de ham­bre. El recha­zo a acep­tar dicha inter­ven­ción no debe per­ju­di­car nin­gún otro aspec­to de la aten­ción médi­ca del pacien­te. Cual­quier tra­ta­mien­to apli­ca­do al pacien­te debe ser con su aprobación.
3. INSTRUCCIONES CLARAS El médi­co debe ase­gu­rar­se a dia­rio si el pacien­te desea o no con­ti­nuar con su huel­ga de ham­bre. El médi­co tam­bién debe ase­gu­rar­se a dia­rio de cono­cer los deseos del pacien­te en rela­ción al tra­ta­mien­to, en caso de que éste no pue­da tomar una deci­sión infor­ma­da. Esta infor­ma­ción debe incluir­se en los archi­vos médi­cos per­so­na­les del médi­co y man­te­ner­se confidencial.
4. ALIMENTACION ARTIFICIAL Cuan­do la per­so­na en huel­ga de ham­bre entra en un esta­do de con­fu­sión y por lo tan­to no pue­de tomar una deci­sión lúci­da, o cuan­do entra en coma, el médi­co debe tener la liber­tad de tomar una deci­sión por su pacien­te sobre el tra­ta­mien­to que con­si­de­ra que es el mejor para ese pacien­te, toman­do siem­pre en cuen­ta la deci­sión que tomó duran­te la aten­ción pre­ce­den­te del pacien­te, duran­te su huel­ga de ham­bre, y reafir­man­do el pun­to 4 de la intro­duc­ción de la pre­sen­te declaración.
5. COERCION Se debe pro­te­ger a las per­so­nas en huel­ga de ham­bre de la par­ti­ci­pa­ción coer­ci­ti­va. Esto pue­de sig­ni­fi­car sepa­rar a la per­so­na de sus com­pa­ñe­ros huelguistas.
6. FAMILIA El médi­co tie­ne la res­pon­sa­bi­li­dad de infor­mar a la fami­lia del pacien­te que éste ha ini­cia­do una huel­ga de ham­bre, a menos que lo haya prohi­bi­do espe­cí­fi­ca­men­te el paciente.

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