Ati­lio Boron y Rosa Luxem­burg en una fábri­ca recu­pe­ra­da y en medio de la tormenta

Nés­tor Kohan – La Hai­ne ::  En una noche de llu­via ince­san­te y frío inten­so, la Fábri­ca recu­pe­ra­da IMPA abrió nue­va­men­te para alber­gar a la Uni­ver­si­dad de los Tra­ba­ja­do­res y a la Cáte­dra Che Gue­va­ra.

La tor­men­ta no pudo impe­dir el even­to. A pesar de las incle­men­cias del mal tiem­po (que habi­tual­men­te colap­sa el trán­si­to en la ciu­dad de Bue­nos Aires), el invi­ta­do de lujo, Ati­lio Boron, no fal­tó a la cita.

Reci­bi­do por el direc­tor de la Uni­ver­si­dad de los Tra­ba­ja­do­res Vicen­te Zito Lema, acom­pa­ña­do de muchos tra­ba­ja­do­res y rodea­do de ban­de­ras del Movi­mien­to Con­ti­nen­tal Boli­va­riano (MCB) y la Cáte­dra Che Gue­va­ra, Ati­lio dio una cla­se magis­tral sobre la bio­gra­fía de Rosa Luxem­burg, el eje medu­lar de su pen­sa­mien­to polí­ti­co, su crí­ti­ca mor­daz del refor­mis­mo y sobre todo, lo que más inte­rés gene­ró en el públi­co, la actua­li­dad impac­tan­te de Rosa para los deba­tes de la Amé­ri­ca lati­na contemporánea.

El pre­tex­to del encuen­tro giró en torno a la nue­va edi­ción del libro de Rosa ¿Refor­ma social o revo­lu­ción? (Bue­nos Aires, edi­cio­nes Luxem­burg, 2011), pero en reali­dad nos pro­po­nía­mos y nos pro­po­ne­mos recu­pe­rar a Rosa para las dis­cu­sio­nes polí­ti­cas actuales.

¿Quién recuer­da hoy a los vie­jos pusi­lá­ni­mes, timo­ra­tos, refor­mis­tas y mez­qui­nos de la social­de­mo­cra­cia que die­ron la orden de ase­si­nar­la? En cam­bio esta mucha­cha judía y pola­ca, insu­mi­sa, femi­nis­ta y roja has­ta la médu­la, sigue insu­flan­do rebel­días y revo­lu­cio­nes por doquier.

Cada vez que un movi­mien­to insur­gen­te se ani­ma a desa­fiar los moli­nos de vien­to del capi­tal, las ins­ti­tu­cio­nes polí­ti­cas des­ven­ci­ja­das pero no por ello menos agre­si­vas del empre­sa­ria­do y el orden esta­ble­ci­do de las mul­ti­na­cio­na­les, defen­di­do y legi­ti­ma­do por los gran­des mono­po­lios de la (in) comu­ni­ca­ción, las imá­ge­nes de Rosa y del Che Gue­va­ra emer­gen como hon­gos en medio de las mul­ti­tu­des juve­ni­les. ¿Será una casualidad?

Sin apo­yos ofi­cia­les, sin finan­cia­mien­tos dudo­sos ni dine­ro alguno, sin secre­ta­rias, autos impor­ta­dos ni alfom­bras lujo­sas, pero con mucha volun­tad, mís­ti­ca y ener­gía mili­tan­te las cla­ses de la Uni­ver­si­dad de los Tra­ba­ja­do­res siguen su cur­so sema­na a semana.

Segu­ra­men­te ano­che Rosa debió andar cami­nan­do por los pasi­llos oscu­ros y húme­dos de la fábri­ca, levan­tan­do sus lar­gos ves­ti­dos para no mojar­se con los char­cos y la gra­sa. ¿Quién dijo que todo está perdido?


La Cáte­dra Che Gue­va­ra se reúne todos los mar­tes en la Uni­ver­si­dad de los Tra­ba­ja­do­res de 19 a 21 hs.

Raw­son 106 (a dos cua­dras de Riva­da­via al 4.100, barrio de Alma­gro, Bue­nos Aires, Argentina)

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