Oba­ma, mus­tio gue­rre­ro des­bor­da­do – Juan Gabriel Tokatlian

A esta altu­ra de su man­da­to ya que­dan pocas dudas: el pre­si­den­te Barack Oba­ma se ha trans­fi­gu­ra­do en un gue­rre­ro y Esta­dos Uni­dos ha deci­di­do no modi­fi­car su estra­te­gia de pri­ma­cía glo­bal, a pesar de sus serios pro­ble­mas domés­ti­cos y mate­ria­les. Como tan­tos líde­res de su país des­de la Gue­rra Fría, Oba­ma se sien­te ten­ta­do a resol­ver pro­ble­mas polí­ti­co-estra­té­gi­cos de alta com­ple­ji­dad con el rápi­do expe­dien­te de lan­zar ope­ra­cio­nes mili­ta­res. Como su ante­ce­sor, Geor­ge W. Bush, pre­su­me que el des­plie­gue del múscu­lo béli­co le brin­da más divi­den­dos inter­nos y mayor cre­di­bi­li­dad exter­na. Sin embar­go, lo pri­me­ro es algo ape­nas even­tual y lo segun­do no será así. Oba­ma, como otros repu­bli­ca­nos y demó­cra­tas, ha depo­si­ta­do dema­sia­da con­fian­za en el valor del recur­so a la fuer­za en la polí­ti­ca exte­rior de Washington.

Los hechos son elo­cuen­tes. La anun­cia­da “reti­ra­da” de Iraq no ha impe­di­do con­ce­der­les a las fuer­zas arma­das su deseo de esta­cio­nar 17.000 sol­da­dos en las múl­ti­ples bases ira­quíes bajo con­trol del Pen­tá­gono. Oba­ma amplió y pro­fun­di­zó la gue­rra en Afga­nis­tán aña­dien­do a Pakis­tán como obje­ti­vo per­ma­nen­te de ata­ques misi­lís­ti­cos des­de avio­nes no tri­pu­la­dos (los lla­ma­dos dro­nes) que han dado de baja tan­to a pre­sun­tos mili­tan­tes (del Tali­bán y de Al Qai­da) como a pobla­ción civil des­ar­ma­da. Deci­dió el ata­que a Libia sin la nece­sa­ria auto­ri­za­ción legis­la­ti­va y ava­ló, de fac­to, la tác­ti­ca de “deca­pi­ta­ción de líde­res” con los bom­bar­deos de la OTAN que, a su vez, ter­gi­ver­san la reso­lu­ción de la ONU sobre la “zona de exclu­sión aérea” en el caso libio. Asi­mis­mo, apro­bó la eje­cu­ción extra­ju­di­cial de Osma bin Laden en terri­to­rio paquis­ta­ní bajo el dudo­so prin­ci­pio de que así se “hace jus­ti­cia”. Simul­tá­nea­men­te, no cum­plió con su pro­me­sa de des­man­te­lar el apa­ra­to de vio­la­ción de dere­chos huma­nos que ha sig­ni­fi­ca­do Guantánamo.

A su vez, según la nue­va pos­tu­ra nuclear auto­ri­za­da duran­te su ges­tión Esta­dos Uni­dos se reser­va la posi­bi­li­dad de lan­zar armas nuclea­res con­tra Irán; país que no posee hoy armas de des­truc­ción masi­va. El pre­su­pues­to de defen­sa que soli­ci­tó Oba­ma para el año fis­cal 2012 es de U$S 553 billo­nes de dóla­res (4 billo­nes de dóla­res más que para 2011 y 20 millo­nes más que para 2010), al tiem­po que los gas­tos tota­les en defen­sa pedi­dos para ese año ascien­den a 881 billo­nes de dóla­res. Lo ante­rior con­fir­ma una ten­den­cia que ha esta­do pre­sen­te des­de 2004 en ade­lan­te: Esta­dos Uni­dos gas­ta en mate­ria mili­tar la suma de lo que gas­tan los otros 191 paí­ses con asien­to en Nacio­nes Unidas.

Aho­ra bien, en el mar­co de ese deba­te pre­su­pues­ta­rio ha sur­gi­do un ele­men­to aún más inquie­tan­te. La Unión Esta­dou­ni­den­se de Liber­ta­des Civi­les (ACLU según su sigla en inglés) ha denun­cia­do que en la nue­va legis­la­ción sobre el des­em­bol­so de los recur­sos para los con­flic­tos en Iraq y Afga­nis­tán se le esta­ría otor­gan­do al pre­si­den­te (a Oba­ma y a los que le sigan) pode­res amplios para usar la fuer­za den­tro y fue­ra de Esta­dos Uni­dos, trans­fi­rien­do, de hecho, al Eje­cu­ti­vo el poder del Legis­la­ti­vo para decla­rar la gue­rra. La alar­ma es tal que la orga­ni­za­ción esta­dou­ni­den­se defen­so­ra de dere­chos y liber­ta­des recla­ma un deba­te pro­fun­do y urgen­te sobre un asun­to que, en la prác­ti­ca, deri­va­rá en una suer­te de pre­si­den­cia impe­rial sin con­trol alguno del Con­gre­so para uti­li­zar a los mili­ta­res en todo tipo de misio­nes. Esto sería, ni más ni menos, en pala­bras de la ACLU, la “auto­ri­za­ción para gue­rras mun­dia­les sin fin”.

Por con­vic­ción o por con­ve­nien­cia, por moti­vos elec­to­ra­les o por moti­vos estra­té­gi­cos, para no apa­re­cer débil polí­ti­ca­men­te o diplo­má­ti­ca­men­te, Oba­ma se ha trans­for­ma­do, con tris­te­za y con exce­so, en un gue­rre­ro más. Un gue­rre­ro que se podrá for­ta­le­cer coyun­tu­ral­men­te en lo interno, pero se eclip­sa cada día más en el mundo.

* Pro­fe­sor de Rela­cio­nes Inter­na­cio­na­les. Uni­ver­si­dad Di Tella, Argentina.

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