La izquier­da inde­pen­den­tis­ta vas­ca ya es legal y vota – Car­los Aznarez

La deci­sión se hizo espe­rar has­ta el mis­mo minu­to del comien­zo de la cam­pa­ña elec­to­ral, pero final­men­te el Pleno del Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal espa­ñol tuvo que hacer lugar por seis votos con­tra cin­co, al recla­mo de la coa­li­ción elec­to­ral Bil­du (“Reu­nir”, “jun­tar”, en len­gua vas­ca) para que sea apro­ba­da su lega­li­za­ción que pre­via­men­te había sido recha­za­da por una Sala espe­cial del Tri­bu­nal Supre­mo de Jus­ti­cia. En otras pala­bras, con­tra vien­to y marea, la izquier­da inde­pen­den­tis­ta vas­ca va a par­ti­ci­par de las estra­té­gi­cas elec­cio­nes muni­ci­pa­les que han de cele­brar­se el pró­xi­mo 22 de mayo. 

Si hay algo por lo que se carac­te­ri­zan los vas­cos y las vas­cas es que son nobles, y dura­men­te empe­ci­na­dos. Y es pre­ci­sa­men­te esta últi­ma carac­te­rís­ti­ca la que salió a relu­cir para obte­ner esta vic­to­ria en la pul­sea­da con el gobierno de Rodrí­guez Zapa­te­ro y sus alia­dos ‑en lo que hace en per­se­guir a los inde­pen­den­tis­tas- el dere­chis­ta Par­ti­do Popular.

Nadie, hace un par de sema­nas daba un peso (o un euro, mejor dicho) por este resul­ta­do que ayer fue fes­te­ja­do como si de un triun­fo elec­to­ral se tra­ta­ra, por dece­nas de miles de per­so­nas en las calles de Bil­bao. Lo que ocu­rre es que des­de que la orga­ni­za­ción arma­da ETA decla­ró el alto el fue­go per­ma­nen­te, muchas cosas han cam­bia­do en el País Vas­co, y la mayo­ría de ellas tie­nen que ver con la deci­sión de gran par­te de la ciu­da­da­nía nacio­na­lis­ta y aber­tza­le (patrio­tas de izquier­da) de cami­nar fir­me­men­te por la vía polí­ti­ca y tra­tar de con­ven­cer a pro­pios y extra­ños que la lega­li­dad sólo se obten­dría en fun­ción de cuán­tos y cómo se movi­li­za­ran. Eso es pre­ci­sa­men­te lo que ocu­rrió en los últi­mos días.

Cuan­do el Tri­bu­nal Supre­mo dijo que Bil­du era una con­se­cuen­cia de ETA, a par­tir de infor­mes de poli­cías, orga­ni­za­cio­nes de “víc­ti­mas del terro­ris­mo” y polí­ti­cos de la dere­cha más ran­cia, pare­cía que todo iba a seguir el camino que antes le toca­ra en suer­te a otra coa­li­ción pare­ci­da lla­ma­da Sortu.

Pero esta vez, los par­ti­dos de la coa­li­ción nacio­na­lis­ta (los dos lega­les de Eus­ko Alkar­ta­su­na (EA) y Alter­na­ti­ba, más la izquier­da aber­tza­le ile­ga­li­za­da has­ta el pre­sen­te) no se ami­la­na­ron y movie­ron cie­lo y tie­rra para que tan­to a nivel local como a nivel de la soli­da­ri­dad inter­na­cio­nal se pro­duz­ca una ava­lan­cha de recla­mos, fir­mas, comu­ni­ca­dos, a las ins­tan­cias judi­cia­les y al gobierno del PSOE, insis­tien­do que “no hay nin­gu­na excu­sa para impe­dir que una fran­ja muy amplia de ciu­da­da­nos vas­cos pue­dan expre­sar­se libre­men­te”. Sin embar­go, des­de las ins­tan­cia de poder, los men­sa­jes eran con­fu­sos, y la mayo­ría de los fun­cio­na­rios guber­na­men­ta­les, con el vice­pre­si­den­te y por­ta­voz del Gobierno, Adol­fo Rubal­ca­ba a la cabe­za, envia­ban seña­les nega­ti­vas, con el repe­ti­do dis­cur­so de que “no hay con­fian­za” en la anun­cia­da apues­ta polí­ti­ca de los abertzales.

Así se lle­gó has­ta el día miér­co­les, en que una nutri­da dele­ga­ción de segui­do­res y diri­gen­tes de la coa­li­ción inde­pen­den­tis­ta via­ja­ron a Madrid para pre­sen­tar el recur­so ante el Tri­bu­nal Cons­ti­tu­cio­nal. Allí se pudo ver que la ola pro-lega­li­za­ción había gana­do inclu­so muchos adep­tos en el cora­zón mis­mo del anti­vas­quis­mo espa­ñol, ya que los visi­tan­tes vas­cos estu­vie­ron acom­pa­ña­dos en la calle por nume­ro­sas per­so­nas que expre­sa­ban su repu­dio “a tan­ta cen­su­ra y pros­crip­ción”. Pero lo mejor aún esta­ba por lle­gar. Fue en esas horas que se cono­ció la con­vo­ca­to­ria des­de Bil­du y otras ins­tan­cias, a una gran mani­fes­ta­ción nacio­nal en Bil­bao, para espe­rar los resul­ta­dos de la deci­sion del Tri­bu­nal que deli­be­ra­ría duran­te el jueves.

Lle­ga­do ese día, las calles de Bil­bao se empe­za­ron a inun­dar de mani­fes­tan­tes lle­ga­dos des­de los más diver­sos pun­tos de la nación vas­ca. Ciu­da­da­nos por­tan­do la iku­rri­ña (ban­de­ra vas­ca) o pan­car­tas recor­da­to­rias de que hay 650 pre­sos y pre­sas en las cár­ce­les espa­ño­las y fran­ce­sas, y has­ta algu­nos jóve­nes lucien­do la cami­se­ta roji­blan­ca del Ath­le­tic de Bil­bao, con­for­ma­ron una marea huma­na que mar­chó has­ta un lugar emble­má­ti­co de la ciu­dad, deno­mi­na­do El Are­nal, en pleno centro.

Allí, con la con­sig­na de con­ver­tir el sitio en “otra Pla­za Tah­rir” (refi­rién­do­se al pun­to en que el pue­blo egip­cio ges­tó su recien­te rebe­lión) pro­du­je­ron una masi­va sen­ta­da, mien­tras des­de un esce­na­rio impro­vi­sa­do se escu­cha­ban adhe­sio­nes y can­cio­nes. Por los par­lan­tes se inci­ta­ba a los allí reu­ni­dos que “nadie se mue­va de aquí has­ta que no obten­ga­mos lo que veni­mos a bus­car, el res­pe­to a los dere­chos civi­les de los vas­cos y vas­cas”. Ade­más, lle­ga­ron adhe­sio­nes inter­na­cio­na­les e inclu­so, se pudo oír el apo­yo tele­fó­ni­co des­de Argen­ti­na, de los inte­gran­tes de la agru­pa­ción local Ami­gas y Ami­gos del Pue­blo Vas­co. La res­pues­ta en la pla­za fue uná­ni­me: víto­res y gri­tos de “Inde­pen­den­cia, Independencia”.

El lími­te de espe­ra para la deci­sión judi­cial era la cero hora del vier­nes, momen­to en que los par­ti­dos empe­za­rían la cam­pa­ña elec­to­ral. Lle­gó ese momen­to, y por los telé­fo­nos celu­la­res y pági­nas de inter­net o face­book comen­zó a correr la voz de que la lega­li­za­ción ya era un hecho, y que a pesar de que el Tri­bu­nal había encar­ga­do de redac­tar la sen­ten­cia a un empe­ci­na­do ile­ga­li­za­dor como es el fun­cio­na­rio Fran­cis­co Her­nan­do, al pare­cer en la vota­ción la ten­den­cia pros­crip­ti­va había sufri­do un revés. La mul­ti­tud bra­ma­ba pero aún hubo que espe­rar unos minu­tos más, y fue así que cuan­do trans­cu­rrían los pri­me­ros diez minu­tos de este vier­nes, uno de los diri­gen­tes de Bil­du, el perio­dis­ta Mar­tín Gari­tano, levan­tó el puño y gri­tó a voz en cue­llo: “Gora Eus­ka­di Aska­tu­ta” (Viva el País Vas­co libre) y la mul­ti­tud enten­dió que se había obte­ni­do una espec­ta­cu­lar Vic­to­ria, y enton­ces sí, des­car­gó la con­te­ni­da ten­sión. Abra­zos, besos, boi­nas al aire, el des­cor­char de bote­llas de cham­pag­ne, y sobre todo, una ova­ción vivan­do a la “Inde­pen­den­cia” y a los presos.

No es para menos, des­de 2003 no ocu­rría un hecho pare­ci­do. Por pri­me­ra vez, par­ti­ci­pa­rán de las elec­cio­nes todas las opcio­nes polí­ti­cas sin nin­gún tipo de proscripciones.

Mien­tras la ale­gría se derra­ma­ba por todas las calles de Bil­bao y en otras gran­des urbes vas­cas, el gobierno espa­ñol hizo saber ‑a rega­ña­dien­tes- que acep­ta­ba la deci­sión del Cons­ti­tu­cio­nal. En los ros­tros de los fun­cio­na­rios ofi­cia­lis­tas, y más aún en las pri­me­ras expre­sio­nes de diri­gen­tes del PP, la derro­ta sufri­da por cul­pa de tan­ta obs­ti­na­ción prohi­bi­ti­va era más que evidente.

Aho­ra, es indu­da­ble que la izquier­da inde­pen­den­tis­ta apro­ve­cha­rá el subi­dón que le ha otor­ga­do esta deci­sión judi­cial y se lan­za­rá a una cam­pa­ña masi­va pue­blo por pue­blo bus­can­do ganar los votos nece­sa­rios para obte­ner, como en otras épo­cas, nume­ro­sos car­gos ins­ti­tu­cio­na­les, entre ellos alcal­des y con­ce­ja­les. En la Pla­za Tah­rir bil­baí­na, aso­ma­ba el sol y la fies­ta seguía en todo su apo­geo. Que­da­ba nue­va­men­te demos­tra­do que cuan­do los pue­blos se movi­li­zan no hay cen­su­ra, pros­crip­ción o ile­ga­li­za­ción que valga.

.* Car­los Azna­rez es edi­tor de Resu­men Latinoamericano

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *