«Los Sau­díes Invan­den Bah­rein para Fre­nar el Levan­ta­mien­to Shií­ta en la Región»

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Al mis­mo tiem­po y vio­lan­do las reso­lu­cio­nes de la ONU y el Con­se­jo de Coope­ra­ción del Gol­fo Pér­si­co (CCG), más de 1.000 sol­da­dos sau­díes entra­ron en el país para ayu­dar a repri­mir el movi­mien­to de pro­tes­tas pací­fi­cas. Qui­nien­tos poli­cías de los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos hicie­ron lo mismo.

Sor­pren­den­te­men­te, Qatar ‑un país que había logra­do un pres­ti­gio inter­na­cio­nal gra­cias a su polí­ti­ca exte­rior inde­pen­dien­te- dijo tam­bién que envia­ría más sol­da­dos a apo­yar el régi­men de su vecino.

Colo­nia bri­tá­ni­ca has­ta 1971, Bah­rein ha sido duran­te déca­das un fiel alia­do de EEUU en Orien­te Medio. Sede de la Quin­ta Flo­ta de EEUU des­de 1995 y sitio de una base mili­tar nor­te­ame­ri­ca­na des­de 1947, Bah­rein ha sido res­pal­da­do duran­te lar­go tiem­po por Washing­ton, como par­te de sus esfuer­zos para con­tro­lar el Gol­fo Pér­si­co, la región petro­lí­fe­ra más impor­tan­te del mundo.

El pasa­do verano, el gobierno detu­vo a dece­nas de acti­vis­tas pro-dere­chos huma­nos, líde­res reli­gio­sos y figu­ras de la opo­si­ción, que habían pedi­do el fin del uso habi­tual de la tor­tu­ra por par­te del régi­men. Vein­ti­cin­co fue­ron acu­sa­dos de “con­tac­tar con orga­ni­za­cio­nes extran­je­ras y sumi­nis­trar­les una fal­sa y enga­ño­sa docu­men­ta­ción sobre el rei­no.” La mitad fue­ron acu­sa­dos de inten­tar lle­var a cabo un gol­pe de esta­do. En total, 450 fue­ron arrestados.

Muchos de estos muer­tos y heri­dos vivían en Sitra y otros barrios pre­do­mi­nan­te­men­te shiíes de la capi­tal, Mana­má. Los shiíes cons­ti­tu­yen el 70% de la pobla­ción, pero están exclui­dos de los pues­tos cla­ve en el gobierno y los cuer­pos de seguridad.

Ellos se mues­tran tam­bién en con­tra de las polí­ti­cas guber­na­men­ta­les que otor­gan la ciu­da­da­nía y empleos a los sun­níes de otros paí­ses ára­bes y del Sur de Asia como for­ma de poner fin a la mayo­ría demo­grá­fi­ca de los shiíes. Con estas accio­nes, el régi­men ha gene­ra­do resen­ti­mien­to e ira entre la mayo­ría de la población.

Sin embar­go, aun­que muchos mani­fes­tan­tes son shiíes, ellos abo­gan por la uni­dad por enci­ma de las dife­ren­cias reli­gio­sas y han por­ta­do pan­car­tas y rea­li­za­do cán­ti­cos de “Ni Sun­ní ni Shií, sino sólo Bah­rei­ní”, lema éste que se ha con­ver­ti­do en una carac­te­rís­ti­ca de las pro­tes­tas masi­vas des­de que ellas comen­za­ron en febrero.

La prin­ci­pal fuer­za polí­ti­ca, lide­ra­da por los shiíes, el Wifaq, pide una monar­quía cons­ti­tu­cio­nal, elec­cio­nes demo­crá­ti­cas, un Par­la­men­to más pode­ro­so, una nue­va cons­ti­tu­ción, el des­man­te­la­mien­to del apa­ra­to de segu­ri­dad, jus­ti­cia en la dis­tri­bu­ción de empleos y vivien­das, liber­tad de pren­sa y de reli­gión y el fin de la tor­tu­ra. Sin embar­go, des­pués de la san­grien­ta repre­sión de los mani­fes­tan­tes y la inva­sión sau­dí, muchos bah­rei­níes están pidien­do aho­ra el fin de la pro­pia monarquía.

A pesar del hecho de que Bah­rein tie­ne un par­la­men­to elec­to, el poder real des­can­sa en el Con­se­jo de la Shu­ra o Cáma­ra Alta, que tie­ne la auto­ri­dad de apro­bar o res­cin­dir cual­quier ley apro­ba­da por el Con­se­jo de Repre­sen­tan­tes o Cáma­ra Baja. Los miem­bros de la Shu­ra son nom­bra­dos direc­ta­men­te por el rey. La fami­lia Al Jali­fa ha bus­ca­do tam­bién pre­ser­var su poder impor­tan­do indi­vi­duos que son lea­les sólo a la fami­lia real para sus fuer­zas de segu­ri­dad. Traí­dos de paí­ses tales como Jor­da­nia, Pakis­tán y Yemen, ellos están siem­pre dis­pues­tos a gol­pear y matar a los manifestantes.

El 14 de mayo, los mani­fes­tan­tes cor­ta­ron el acce­so a gran­des sec­cio­nes del dis­tri­to finan­cie­ro de Mana­ma. La poli­cía ini­cial­men­te recha­zó a varios cen­te­na­res de ellos que habían blo­quea­do los edi­fi­cios de ofi­ci­nas, pero miles más sobre­pa­sa­ron a las fuer­zas de segu­ri­dad a fina­les de ese día para levan­tar una serie de barri­ca­das en la carre­te­ra que lle­va­ba a dicho área. La BBC dijo que habían sido eri­gi­dos obs­tácu­los alre­de­dor del dis­tri­to y que miles de mani­fes­tan­tes habían ocu­pa­do esta zona.

INVASIÓN SAUDÍ

Des­pués de que las pro­tes­tas en Bah­rein se hubie­ran ini­cia­do, el régi­men sau­dí comen­zó a temer que este levan­ta­mien­to en masa en Bah­rein pudie­ra exten­der­se por toda la región, inclu­yen­do en sus regio­nes orien­ta­les, que están pobla­das mayo­ri­ta­ria­men­te por shiíes. Los miem­bros de esta escue­la islá­mi­ca están tam­bién opri­mi­dos por los gober­nan­tes sau­díes, que tie­nen mie­do de sen­ti­mien­to cre­cien­te­men­te hos­til hacia las monar­quías del Gol­fo entre los pue­blos de la región. La monar­quía en Bah­rein ha esta­do estre­cha­men­te vin­cu­la­da a la fami­lia real sau­dí duran­te un lar­go tiem­po. Ara­bia Sau­dí envió tro­pas a Bah­rein en 1994 para refor­zar a la dinas­tía de los Al Jali­fa duran­te el perío­do ante­rior de mani­fes­ta­cio­nes masi­vas con­tra su domi­nio auto­crá­ti­co. Duran­te años, los sau­díes han apun­ta­la­do al régi­men de Bah­rein sumi­nis­tran­do petró­leo gra­tui­to y finan­cian­do su presupuesto.

Las auto­ri­da­des sau­díes están “asus­ta­das de que su pro­pio pue­blo se alce para pro­tes­tar,” dijo Rod­ney Sha­kes­pea­re, pre­si­den­te del Comi­té con­tra la Tor­tu­ra en Bah­rein, con sede en Lon­dres, a Press TV en una entre­vis­ta. “Si hubie­ra elec­cio­nes libres en Ara­bia Sau­dí, el 99% de la pobla­ción vota­ría con­tra el régi­men y eso es por lo que ellos están asus­ta­dos de un peque­ño soplo de demo­cra­cia en una dimi­nu­ta isla del Gol­fo Pér­si­co,” aña­dió Sha­kes­pea­re. De hecho, las pro­tes­tas con­tra la entra­da de mili­ta­res sau­díes en Bah­rein tuvie­ron lugar en las ciu­da­des pre­do­mi­nan­te­men­te shiíes de Ara­bia Sau­dí, tales como Qatif, Sau­fa, Sihat, Tarut y Awamiya.

Sha­kes­pea­re tam­bién des­cri­bió los ata­ques de la poli­cía anti­dis­tur­bios de Bah­rein y las fuer­zas sau­díes con­tra los mani­fes­tan­tes de Bah­rein como “una masa­cre a gran esca­la de un pue­blo des­ar­ma­do”. “Éstas son per­so­nas que duran­te déca­das han rea­li­za­do deman­das mode­ra­das y han pro­tes­ta­do de una for­ma no vio­len­ta,” señaló.

El régi­men de Bah­rein se ha apro­ve­cha­do de la pre­sen­cia de estas tro­pas extran­je­ras en el país para lan­zar una bru­tal repre­sión con­tra los ciu­da­da­nos. El 16 de mar­zo, la poli­cía de Bah­rein mató al menos a cin­co mani­fes­tan­tes e hirió a algu­nas doce­nas más cuan­do asal­tó un cam­po levan­ta­do por mani­fes­tan­tes en la Pla­za de la Per­la de Manamá.

El 17 de mar­zo, las fuer­zas de segu­ri­dad de Bah­rein asal­ta­ron la Pla­za de la Per­la, el epi­cen­tro de las pro­tes­tas anti-régi­men. Heli­cóp­te­ros, tan­ques y ame­tra­lla­do­ras fue­ron des­ple­ga­dos en el asal­to. “Ellos lo rom­pie­ron todo; dis­pa­ra­ron a los niños; no hubo huma­ni­dad ni res­pe­to,” dijo Has­san Ali Ibrahim, un mani­fes­tan­te, cita­do por el New York Times. “Cuan­do vimos los tan­ques y los coches, un cen­te­nar de noso­tros nos diri­gi­mos hacia ellos y comen­za­mos a can­tar: “Pací­fi­ca­men­te, Pací­fi­ca­men­te”. Enton­ces ellos comen­za­ron a dis­pa­rar des­de el terreno y des­de el puen­te, des­de todas partes”.

Las fuer­zas de segu­ri­dad asal­ta­ron la loca­li­dad de Al Musa­la esa noche. Esta vecin­dad, pre­do­mi­nan­te­men­te shií, y los subur­bios de la capi­tal, Mana­má, per­ma­ne­cie­ron bajo el ase­dio de la poli­cía el 17 de mar­zo, con varios cen­te­na­res de sol­da­dos y tan­ques situa­dos en las prin­ci­pa­les intersecciones.

Las fuer­zas de segu­ri­dad de Bah­rein detu­vie­ron a una dece­na de líde­res opo­si­to­res, inclu­yen­do a Has­san Mushai­ma, del Movi­mien­to Haq, y a Ibrahim Sha­rif, líder de la Socie­dad Waad, los días 16 y 17 de mar­zo. El Cen­tro de Dere­chos Huma­nos de Bah­rein dijo que las fuer­zas del régi­men rodea­ron la casa de Has­san Mushai­ma antes de lle­var­lo a una loca­li­za­ción des­co­no­ci­da. Ibrahim Sha­rif fue tam­bién arres­ta­do. Algu­nas loca­li­da­des pre­do­mi­nan­te­men­te shiíes fue­ron rodea­das. Una ban­da arma­da detu­vo la impre­sión del úni­co perió­di­co de la opo­si­ción Al Wasat e inten­tó des­truir sus pren­sas y dete­ner su publicación.

Los sol­da­dos sau­díes han ata­ca­do a los mani­fes­tan­tes. El 16 de Mar­zo, las fuer­zas sau­díes irrum­pie­ron en un hos­pi­tal en Mana­má don­de varias cen­te­na­res de per­so­nas esta­ban reci­bien­do tra­ta­mien­to para las heri­das sufri­das en cho­ques con las fuer­zas del gobierno un día antes. Las tro­pas sau­díes entra­ron en el Hos­pi­tal de Sal­ma­ni­ya y no per­mi­tie­ron a los doc­to­res, enfer­me­ras y parien­tes de las víc­ti­mas entrar o salir del edificio.

A pesar de todo, la inva­sión sau­dí no ha inti­mi­da­do al pue­blo de Bah­rein. Poco des­pués de que las noti­cias sobre la lle­ga­da de las tro­pas sau­díes se exten­die­ra, dece­nas de miles de mani­fes­tan­tes lle­va­ron a cabo una pro­tes­ta en el exte­rior de la Emba­ja­da de Ara­bia Sau­dí para opo­ner­se a la inva­sión y con­de­nar la repre­sión lan­za­da por el régi­men del rey Hamad. “Ara­bia Sau­dí no tie­ne el dere­cho de venir a Bah­rein. Nues­tro pro­ble­ma es con el gobierno, no con Ara­bia Sau­dí,” dijo el mani­fes­tan­te Ali Man­sur a AFP.

El Reagru­pa­mien­to de la Uni­dad Nacio­nal, una pla­ta­for­ma de par­ti­dos de la opo­si­ción, emi­tió una decla­ra­ción el 14 de Mar­zo opo­nién­do­se a la inter­ven­ción mili­tar: “Con­si­de­ra­mos la lle­ga­da de cual­quier sol­da­do o vehícu­lo mili­tar al terri­to­rio de Bah­rein… como una ocu­pa­ción abier­ta del rei­no de Bah­rein y una cons­pi­ra­ción con­tra el pue­blo des­ar­ma­do.” Abdel Yalil Jalil, líder del prin­ci­pal par­ti­do de opo­si­ción Al Wifaq, cali­fi­có la inva­sión sau­dí de “gue­rra de ani­qui­la­ción”. “Esto no ocu­rre ni siquie­ra en las gue­rras y no es acep­ta­ble… Yo les vi dis­pa­rar cin­co ráfa­gas de fue­go real con mis pro­pios ojos,” señaló.

Al Wifaq ha hecho un lla­ma­mien­to a la pobla­ción para que siga recla­man­do sus dere­chos. Uno de los líde­res del par­ti­do, Sheij Ali Sal­man, pidió a los mani­fes­tan­tes que con­ti­nua­ran su levan­ta­mien­to pací­fi­co a pesar de la uti­li­za­ción de la vio­len­cia por par­te de Mana­má con­tra ellos. Él dijo que la natu­ra­le­za pací­fi­ca del levan­ta­mien­to ser­vi­ría para derro­tar “a la dic­ta­du­ra que pre­va­le­ce en el país”.

La inva­sión de Bah­rein por par­te de Ara­bia Sau­dí ‑y otros paí­ses del CCG℗- demues­tra la hos­ti­li­dad de los diri­gen­tes sau­díes hacia las aspi­ra­cio­nes demo­crá­ti­cas y socia­les de las masas ára­bes. La res­pues­ta tra­di­cio­nal de las monar­quías sau­dí, bah­rei­ní y de otros paí­ses del Gol­fo Pér­si­co ante las legí­ti­mas deman­das de sus pue­blos ha sido la repre­sión y no el diá­lo­go. “El CCG℗ se halla detrás de las monar­quías, con­tro­la­das por los sun­níes, en la región,” dijo Gala Ria­ni, una ana­lis­ta sobre Orien­te Medio radi­ca­da de Lon­dres, a Bloom­berg news. “Ellos no están dis­pues­tos a nego­ciar una nue­va estruc­tu­ra polí­ti­ca.” Cabe seña­lar que el Rey Abdu­la cri­ti­có la polí­ti­ca de Oba­ma por no apo­yar a Hos­ni Muba­rak en Egipto.

Esta polí­ti­ca está lle­na de hipo­cre­sía. La sema­na antes de que sus paí­ses inva­die­ran Bah­rein, los minis­tros de Exte­rio­res decla­ra­ron que el régi­men de Gada­fi se había con­ver­ti­do en “ile­gí­ti­mo” e hicie­ron un lla­ma­mien­to a la Liga Ára­be para que “com­par­ta sus res­pon­sa­bi­li­da­des y tome las medi­das neces­rias para dete­ner el derra­ma­mien­to de san­gre en Libia”, en un momen­to en que la máqui­na de matar en Bah­rein había dado muer­te ya a civi­les des­ar­ma­dos y las auto­ri­da­des sau­díes habían ame­na­za­do con hacer lo mismo.

De este modo y mien­tras cíni­ca­men­te han pedi­do ata­ques aéreos con­tra el Ejér­ci­to de Gada­fi, debi­do a su repre­sión con­tra los rebel­des libios, las monar­quías de Ara­bia Sau­dí y otros paí­ses del Gol­fo están actuan­do de for­ma simi­lar para apo­yar al bru­tal régi­men de Bahrein.

ABNA

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