Reve­lan pla­nes de la CIA para fabri­car “líde­res” en Cuba (+ Video y Fotos) – Cubadebate

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El nue­vo capí­tu­lo de la serie “Las Razo­nes de Cuba”, deve­la la iden­ti­dad de un agen­te de la Segu­ri­dad del Esta­do que prue­ba que la Agen­cia Cen­tral de Inte­li­gen­cia (CIA) en la Isla diri­ge un plan para fabri­car “líde­res” arti­fi­cia­les de la socie­dad civil que apo­yen pla­nes de Washing­ton para derro­car el gobierno cubano.

“Fabri­can­do un líder”, el docu­men­tal que trans­mi­tió esta noche la Tele­vi­sión Cuba­na, se cen­tra en el tes­ti­mo­nio de Raúl Capo­te, escri­tor y pro­fe­sor de His­to­ria de Cuba de la Uni­ver­si­dad de Cien­cias Peda­gó­gi­cas de La Haba­na, quien fue duran­te años el agen­te Daniel de los ser­vi­cios de inte­li­gen­cia cubanos.

Capo­te, ex vice­pre­si­den­te de la Aso­cia­ción Her­ma­nos Saíz en Cien­fue­gos (pro­vin­cia del cen­tro de la Isla don­de nació), es autor de El adver­sa­rio, un libro con una visión crí­ti­ca de la reali­dad del país duran­te el lla­ma­do Perío­do Espe­cial, de acuer­do con las reve­la­cio­nes en este nue­vo capítulo.

Ofi­cia­les de la Ofi­ci­na de Intere­ses de los Esta­dos Uni­dos en La Haba­na, con­tac­ta­ron a Capo­te en reunio­nes socia­les, y lo con­vir­tie­ron en el agen­te Pablo para la CIA. El ex corres­pon­sal jefe de Reuters en Cuba, Anthony Boad­le, fue el enla­ce entre el escri­tor y el ofi­cial de la CIA Mark Sulli­van. Otro de sus enla­ces con la SINA resul­tó ser un pro­mo­vi­do “disi­den­te”: Dago­ber­to Valdés.

La USAID y la NED como pan­ta­llas de la CIA
El docu­men­tal comen­ta el uso, como pan­ta­llas de la CIA, de la Agen­cia para el Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal de EEUU (USAID por sus siglas en inglés) y el Fon­do Nacio­nal para la Demo­cra­cia (NED), que dan un bar­niz legal a ope­ra­cio­nes encu­bier­tas para invo­lu­crar a ofi­cia­les de inte­li­gen­cia nor­te­ame­ri­ca­nos en luga­res de inte­rés de su gobierno.

Des­de el 2006, el ofi­cial de la CIA Rene Green­wald, de vas­ta expe­rien­cia en Amé­ri­ca Lati­na, lo aten­dió direc­ta­men­te, hacién­do­le lle­gar los pedi­dos o “las ideas” que debía poner en prác­ti­ca. Una de las pri­me­ras deci­sio­nes fue no asis­tir a las reunio­nes con­vo­ca­das por diplo­má­ti­cos nor­te­ame­ria­nos en la Isla, para que pudie­ra tener un expe­dien­te “lim­pio”.

“¿Usted está dis­pues­to a tra­ba­jar para noso­tros?”, le dijo el ofi­cial nor­te­ame­ri­cano a Capo­te, según reve­la en el docu­men­tal. Lue­go le men­cio­nó a “la Organización”.

Entre las soli­ci­tu­des que le hizo la CIA a Capo­te esta­ba la crea­ción de una Agen­cia Lite­ra­ria, con el fin de crear rela­cio­nes de influen­cia con escri­to­res cuba­nos. Entre los más entu­sias­tas de este pro­yec­to esta­ba Marc Wach­tenheim, cola­bo­ra­dor de la CIA, y el hom­bre que has­ta 2010 fue el direc­tor del pro­gra­ma Cuba en la Fun­da­ción Pan­ame­ri­ca­na para el Desa­rro­llo (FUPAD), una ONG fun­da­da por man­da­to de la OEA que está entre las prin­ci­pa­les recep­to­ras de fon­dos de la USAID.

Wach­tenheim veía el “nego­cio” a esca­la mucho mayor. Su pro­pó­si­to era que Géne­sis fue­ra una fun­da­ción hacia la que Capo­te atrae­ría, entre otros, a inte­lec­tua­les descontentos.

Robert Bal­kin, un esta­dou­ni­den­se que resi­día en Méxi­co y tra­ba­ja­ba para una filial de la Uni­ver­si­dad de Nue­va York, sería igual­men­te un agen­te de con­tac­to, que el sumi­nis­tra­ba equi­pos de últi­ma gene­ra­ción en mate­ria de info­co­mu­ni­ca­cio­nes, cáma­ras foto­grá­fi­cas impre­so­ras y otros medios, ade­más de medicamentos.

En abril de 2008, un diplo­má­ti­co nor­te­ame­ri­cano acre­di­ta­do en La Haba­na, James Ben­son, en ese momen­to, pri­mer secre­ta­rio polí­ti­coe­co­nó­mi­co de la SINA, le entre­gó un BGAN, un apa­ra­to de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes que per­mi­te cone­xión rápi­da con Inter­net al mar­gen de las redes guber­na­men­ta­les, para garan­ti­zar “comu­ni­ca­cio­nes segu­ras” con sus ofi­cia­les CIA. “Mira, yo ven­go a entre­gar­te lo que tú estás espe­ran­do”, le dijo el diplomático.

El BGAN fue un medio de comu­ni­ca­ción segu­ro has­ta que ape­nas en diciem­bre pasa­do, en una bre­ve con­ver­sa­ción vía Inter­net por medio del chat, Wach­tenheim envia­ría a Capo­te un avi­so urgen­te: des­ha­cer­se del “apa­ra­to” aquel. “Nun­ca lo uses más(…) Si te lo encuen­tran, se com­pli­ca­rían las cosas para ti, para noso­tros, y para alguien más que está pre­so”, le advir­tió en evi­den­te alu­sión al con­tra­tis­ta esta­dou­ni­den­se Alan Gross, pocas sema­nas antes de que se ini­cia­ra su jui­cio en La Habana.

Raúl con el BGAN. Foto: Ismael Francisco

Uno de los medios entre­ga­dos por la CIA a Raúl Capo­te es este BGAN, que per­mi­te enviar y reci­bir infor­ma­ción sin ser detec­ta­do por las auto­ri­da­des loca­les. Foto: Ismael Francisco

Raúl Capote, el agente Daniel durante la filmación del documental. Foto: Ismael Francisco

Este es par­te del arse­nal entre­ga­do por la CIA para que Raúl pudie­ra hacer su «tra­ba­jo» de inte­li­gen­cia en Cuba. Foto: Ismael Francisco

Raúl Capote, el agente Daniel durante la filmación del documental. Foto: Ismael Francisco

Raúl Capo­te, el agen­te Daniel duran­te la fil­ma­ción del docu­men­tal. Foto: Ismael Francisco

Raúl Capote, el agente Daniel durante la filmación del documental. Foto: Ismael Francisco

Raúl Capo­te, el agen­te Daniel duran­te la fil­ma­ción del docu­men­tal. Foto: Ismael Francisco.


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