Uno de los mayo­res crí­me­nes de Esta­dos Uni­dos- Amy Goodman

La cau­sa rela­cio­na­da con la con­de­na a pena de muer­te de Mumia Abu-Jamal dio un giro ines­pe­ra­do esta sema­na cuan­do un tri­bu­nal fede­ral de ape­la­cio­nes decla­ró por segun­da vez que la con­de­na a muer­te de Abu-Jamal fue incons­ti­tu­cio­nal. El Tri­bu­nal Fede­ral de Ape­la­cio­nes de Fila­del­fia halló que las ins­truc­cio­nes para la con­de­na reci­bi­das por el jura­do y la for­ma del vere­dic­to que tuvie­ron que uti­li­zar en la con­de­na no fue­ron cla­ras. A pesar de que la con­tro­ver­sia acer­ca de la cul­pa­bi­li­dad o ino­cen­cia de Abu-Jamal no se tra­tó, el caso pone en evi­den­cia los pro­ble­mas inhe­ren­tes a la pena de muer­te y al sis­te­ma de jus­ti­cia penal, espe­cial­men­te el papel que jue­ga la cues­tión racial.

El 9 de diciem­bre de 1981, el ofi­cial de poli­cía de Fila­del­fia Daniel Faulk­ner detu­vo un auto­mó­vil con­du­ci­do por William Cook, el her­mano de Abu-Jamal. Lo que suce­dió a con­ti­nua­ción toda­vía es moti­vo de dispu­ta. Hubo dis­pa­ros y tan­to el ofi­cial Faulk­ner como Abu-Jamal reci­bie­ron impac­tos de bala. Faulk­ner murió y Abu-Jamal fue halla­do cul­pa­ble de homi­ci­dio en un pro­ce­so judi­cial pre­si­di­do por el juez Alber­to Sabo con­si­de­ra­do amplia­men­te racis­ta. En ape­nas uno de nume­ro­sos ejem­plos nefas­tos, una taquí­gra­fa del tri­bu­nal afir­mó en una decla­ra­ción jura­da que oyó a Sabo decir en la ante­sa­la del tri­bu­nal “Voy a ayu­dar­los a eje­cu­tar al negro”.

Este últi­mo dic­ta­men del tri­bu­nal de ape­la­cio­nes está direc­ta­men­te rela­cio­na­do con la con­duc­ta del Juez Sabo en la fase de con­de­na del jui­cio de Abu-Jamal. La Cor­te Supre­ma de Pen­sil­va­nia está con­si­de­ran­do varios argu­men­tos sobre si Abu-Jamal reci­bió o no un jui­cio jus­to. Lo que el tri­bu­nal de ape­la­cio­nes halló de for­ma uná­ni­me esta sema­na es que no reci­bió una con­de­na jus­ta. El Fis­cal de Dis­tri­to de Fila­del­fia, Seth Williams, deci­dió ape­lar el nue­vo fallo ante la Cor­te Supre­ma de Esta­dos Uni­dos. Al res­pec­to, Williams dijo:

“No voy a pedir que se revi­se todo el dic­ta­men del Tri­bu­nal de Ape­la­cio­nes, pero creo que a esta altu­ra le pedi­ré a la Cor­te Supre­ma que acla­re y tome una deci­sión sobre qué debe­ría­mos hacer en este momento”.

Como con­se­cuen­cia de este fallo, Abu-Jamal podría obte­ner una audien­cia de revi­sión com­ple­ta de la sen­ten­cia en el tri­bu­nal, ante un nue­vo jura­do. En dicha audien­cia, se darían ins­truc­cio­nes cla­ras al jura­do acer­ca de cómo deci­dir entre apli­car una con­de­na a cade­na per­pe­tua o la pena de muer­te, algo que el tri­bu­nal de ape­la­cio­nes con­si­de­ró que no reci­bió en 1982. En el mejor de los casos, Abu Jamal podría salir de la cruel reclu­sión y ais­la­mien­to del “corre­dor de la muer­te” de la pri­sión de máxi­ma segu­ri­dad SCI-Gree­ne de Pen­sil­va­nia. John Pay­ton, abo­ga­do direc­tor del Fon­do de Defen­sa Legal de la Aso­cia­ción Nacio­nal para el Pro­gre­so de las Per­so­nas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), y repre­sen­tan­te legal de Abu-Jamal, dijo: “El fallo es un paso impor­tan­te en la lucha para corre­gir los erro­res de un capí­tu­lo lamen­ta­ble de la his­to­ria de Pen­sil­va­nia… y ayu­da a rele­gar a un pasa­do lejano el tipo de injus­ti­cias en las que se basó esta con­de­na a muerte”.

Su otra abo­ga­da Judith Rit­ter, pro­fe­so­ra de la facul­tad de dere­cho de la Uni­ver­si­dad Wide­ner, me dijo: “Esto es extre­ma­da­men­te impor­tan­te. Es lite­ral­men­te una deci­sión de vida o muer­te, y rati­fi­ca la desición de prin­ci­pios de la déca­da de 2000 de dejar en sus­pen­so la pena de muer­te. En ese momen­to el Fis­cal de Dis­tri­to impug­nó el fallo de que la pena de muer­te se había emple­men­ta­do de for­ma incons­ti­tu­cio­nal, y aho­ra una vez más logra­mos la vic­to­ria judi­cial con res­pec­to al fallo de que el jura­do dic­tó una con­de­na inconstitucional”

Le pre­gun­té a la abo­ga­da Rit­ter si había habla­do con Abu-Jamal lue­go de que el tri­bu­nal emi­tie­ra el fallo, y me dijo que la pri­sión no había apro­ba­do su soli­ci­tud de una lla­ma­da legal de emer­gen­cia. No me sor­pren­dió, con­si­de­ran­do la can­ti­dad de años que lle­vo cubrien­do este caso.

Abu-Jamal tuvo que enfren­tar­se a muchos obs­tácu­los para con­se­guir que se oye­ra su voz. El 12 de agos­to de 1999, mien­tras está­ba­mos en ple­na emi­sión de Demo­cracy Now!, Abu-Jamal lla­mó a nues­tro pro­gra­ma para que le entre­vis­tá­se­mos. Cuan­do comen­zó a hablar, un guar­dia de la pri­sión arran­có el telé­fono de la pared. Mumia Abu-Jamal vol­vió a lla­mar un mes des­pués y nos contó:

“Otro guar­dia apa­re­ció en la puer­ta de la cel­da gri­tan­do a viva voz, “¡Esta lla­ma­da se ter­mi­nó!” Cuan­do exi­gí saber por qué, res­pon­dió “esta orden vino des­de arri­ba”. Inme­dia­ta­men­te lla­mé al sar­gen­to que esta­ba para­do vigi­lan­do, “Sar­gen­to, ¿de dón­de vino esta orden?” Se enco­gió de hom­bros y res­pon­dió: “No lo sé. Sim­ple­men­te reci­bi­mos una lla­ma­da para cor­tar­le la comunicación””.

Abu-Jamal pre­sen­tó una deman­da por la vio­la­ción de sus dere­chos y la ganó.

A pesar de per­ma­ne­cer en ais­la­mien­to, Mumia Abu-Jamal con­ti­nuó duran­te todo este tiem­po con su tra­ba­jo como perio­dis­ta. Sus comen­ta­rios de radio sema­na­les se trans­mi­ten a lo lar­go y ancho del país. Así cie­rra su pro­gra­ma cada sema­na: “Des­de el corre­dor de la muer­te, soy Mumia Abu-Jamal”. Mumia Abu-Jamal es autor de seis libros y recien­te­men­te fue invi­ta­do a pre­sen­tar una ponen­cia sobre encar­ce­la­mien­to racial en la Uni­ver­si­dad de Prin­ce­ton. Allí dijo (des­de su telé­fono celu­lar conec­ta­do a un micró­fono): “Muchos hom­bres, muje­res y jóve­nes… pue­blan el com­ple­jo indus­trial car­ce­la­rio de Esta­dos Uni­dos. Como muchos de uste­des saben, Esta­dos Uni­dos, con ape­nas el 5% de la pobla­ción mun­dial, alber­ga el 25% de los pre­sos del mun­do… la can­ti­dad de per­so­nas negras en pri­sión aquí supera la del régi­men del apartheid en Sudá­fri­ca en su peor momento”.

Esta­dos Uni­dos se afe­rra a la pena de muer­te y está solo en esta mate­ria entre los paí­ses del mun­do indus­tria­li­za­do. De hecho se encuen­tra entre los paí­ses del mun­do que rea­li­zan eje­cu­cio­nes con mayor fre­cuen­cia jun­to a Chi­na, Irán, Corea del Nor­te, Ara­bia Sau­dí y Yemen. El fallo de esta sema­na en el caso de Mumia Abu-Jamal es una razón más para abo­lir la pena de muerte.

Denis Moy­nihan cola­bo­ró en la pro­duc­ción perio­dís­ti­ca de esta columna.

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