La inter­ven­ción en Libia reve­la las divi­sio­nes entre la cla­se diri­gen­te mun­dial Alex Calonicos

La inter­ven­ción occi­den­tal en Libia ha pues­to en evi­den­cia las rela­cio­nes que exis­ten entre los gran­des cen­tros de poder. En pri­mer lugar, hay que decir que están pro­fun­da­men­te divididos.

El neo­con­ser­va­dor colum­nis­ta del Finan­cial Times, Chris­topher Cald­well, exa­ge­ra lige­ra­men­te cuan­do seña­la que en el supues­to triun­fo del Con­se­jo de Segu­ri­dad de las Nacio­nes Uni­das en el voto sobre la inter­ven­ción en Libia, “Los cin­co paí­ses que se han abs­te­ni­do (Rusia, Bra­sil, Chi­na, India y Ale­ma­nia ) agru­pan a casi 3.000 millo­nes de per­so­nas y son el núcleo de la eco­no­mía mun­dial del futuro”.

La abs­ten­ción de Ale­ma­nia no es sino una mues­tra más de las nume­ro­sas cri­sis por las cua­les la Unión Euro­pea ha esta­do para­li­za­da tan­to tiem­po debi­do a las divi­sio­nes inter­nas en su seno.

De acuer­do a lo expre­sa­do por otro colum­nis­ta del Finan­cial Times, “polí­ti­cos y sus ase­so­res en el Foro anual de la Fun­da­ción Ale­ma­nia Marshall de Bru­se­las obser­va­ron que una cosa era la valo­ra­ción que Ale­ma­nia hacía de las inter­ven­cio­nes mili­ta­res en el mun­do ára­be […] pero situar­se al lado de Mos­cú y Bei­jing en la ONU se sale fue­ra de estos límites”.

Mien­tras tan­to, Fran­cia y Gran Bre­ta­ña han lide­ra­do la inter­ven­ción occi­den­tal en el país medi­te­rrá­neo, con Esta­dos Uni­dos jugan­do un papel más cau­to, aun­que el Pen­tá­gono está hacien­do la mayor par­te del tra­ba­jo pesa­do militar.

La sema­na pasa­da Barack Oba­ma tra­tó de defi­nir lo que Libia sig­ni­fi­ca des­de el pun­to de vis­ta de la polí­ti­ca glo­bal norteamericana.

El pun­to cla­ve es pro­ba­ble­men­te el siguien­te: “habrá momen­tos en que nues­tra segu­ri­dad no esté afec­ta­da direc­ta­men­te, sino que serán nues­tros valo­res e intere­ses. En estos casos no debe­mos tener mie­do a actuar, pero el peso de la acción no debe ser exclu­si­va de los Esta­dos Unidos”.

El dis­cur­so se ganó la ala­ban­za de neo­con­ser­va­do­res aso­cia­dos a la admi­nis­tra­ción de Geor­ge W. Bush. William Kris­tol escri­bió que “el pre­si­den­te no se dis­cul­pó, el pro­gra­ma por la liber­tad abar­ca y no rehu­ye del uso de la fuerza”.

Insis­ten­cia

Menos del gus­to de la línea de Kris­tol fue la insis­ten­cia de Oba­ma, mien­tras reser­va­ba “el dere­cho a usar nues­tras fuer­zas arma­das con rapi­dez, uni­la­te­ral­men­te y de for­ma efi­caz”, de actuar con otros esta­dos cuan­do sea posible.

El caso de la inter­ven­ción en Libia es sig­ni­fi­ca­ti­vo, Esta­dos Uni­dos se sitúa en la línea de atrás en la inter­ven­ción aérea, dejan­do a Gran Bre­ta­ña y Fran­cia el peso de la operación.

Como dijo el Secre­ta­rio de Defen­sa de Esta­dos Uni­dos: “cual­quier futu­ro Secre­ta­rio de Defen­sa que ase­so­re al pre­si­den­te a enviar al ejér­ci­to nor­te­ame­ri­cano de tie­rra a algu­na inter­ven­ción en Asia, Áfri­ca o Orien­te Pró­xi­mo, debe­ría hacer­se un examen mental”.

Oba­ma quie­re con­ser­var el poder mili­tar de Esta­dos Uni­dos. Según el Washing­ton Post, ha teni­do un enfren­ta­mien­to con el coman­dan­te esta­dou­ni­den­se en Afga­nis­tán, el gene­ral David Petraeus, por­que el pre­si­den­te quie­re “una reduc­ción sig­ni­fi­ca­ti­va” de las tro­pas ame­ri­ca­nas en Afga­nis­tán que comen­za­rá en julio.

Pero eso no sig­ni­fi­ca que Oba­ma esté pla­nean­do que el impe­rio dé un paso atrás. Uno de los bene­fi­cios de la inter­ven­ción en Libia es aso­ciar a Esta­dos Uni­dos con las revuel­tas ára­bes. Esto dife­ren­cia a Oba­ma de las acti­vi­da­des de Ara­bia Sau­dí y otros paí­ses del Gol­fo que están inter­vi­nien­do para aplas­tar el movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio en Bahrein.

El his­to­ria­dor Imma­nuel Wallers­tein ha argu­men­ta­do que los sau­díes han manio­bra­do para que Esta­dos Uni­dos se invo­lu­cren en la agre­sión a Libia. Esto es «una gran dis­trac­ción de lo que ellos ven más urgen­te y lo que están hacien­do ‑que no es más que una ofen­si­va con­tra las revuel­tas ára­bes, en pri­mer lugar en la pro­pia Ara­bia Sau­dí, a con­ti­nua­ción en los paí­ses del Gol­fo y por últi­mo en todo el mun­do árabe”.

Los sau­dís pue­den que­rer una dis­trac­ción, pero ellos no están invo­lu­cra­dos direc­ta­men­te con la inter­ven­ción en Libia. De lo con­tra­rio, habrían envia­do una dele­ga­ción a la con­fe­ren­cia sobre Libia en Lon­dres de la sema­na pasada.

Hay un intri­gan­te dis­cur­so que reali­zó Oba­ma el mis­mo día que cayó Hos­ni Mubarak:

“Estoy segu­ro de que el inge­nio y el espí­ri­tu empren­de­dor que los jóve­nes egip­cios han mos­tra­do en los últi­mos días pue­de ser apro­ve­cha­do para crear nue­vas opor­tu­ni­da­des , empleos y nego­cios que per­mi­tan desa­rro­llar el extra­or­di­na­rio poten­cial de la gene­ra­ción que empie­za a tomar vuelo”.

En otras pala­bras, Oba­ma quie­re uti­li­zar las revuel­tas ára­bes para enca­mi­nar Orien­te Pró­xi­mo en una línea neo­li­be­ral. Está inten­tan­do recons­truir las bases del poder impe­rial de Esta­dos Uni­dos en la región de una mane­ra apa­ren­te­men­te más “demo­crá­ti­ca”. Por tan­to, los neo­con­ser­va­do­res tenían razón en alabarlo.

Socia­list Wor­ker. Tra­duc­ción de San­ti Ama­dor para En Lucha

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