Pales­ti­na: Car­ta abier­ta de Roger Waters de Pink Floyd

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Roger Waters rela­ta lo que ha sig­ni­fi­ca­do para él cono­cer el muro implan­ta­do por el sio­nis­mo en Pales­ti­na, y las con­se­cuen­cias terri­bles de la ocupación.

En 1980, una can­ción que escri­bí, Another Brick in the Wall Part 2, fue prohi­bi­da por el gobier­no­de Áfri­ca del Sur por­que era usa­da por los niños negros suda­fri­ca­nos para rei­vin­di­car su dere­cho a una edu­ca­ción igual. Ese gobierno del apartheid impu­so un blo­queo cul­tu­ral, por así decir, sobre algu­nas can­cio­nes que incluían la mía.

Vein­ti­cin­co años más tar­de, en 2005, los niños pales­ti­nos que par­ti­ci­pa­ban de un fes­ti­val en la Cis­jor­da­nia usa­ron la can­ción para pro­tes­tar con­tra el muro del apartheid israe­lí. Ellos can­ta­ban: «¡No nece­si­ta­mos la ocu­pa­ción! ¡No nece­si­ta­mos el muro racis­ta!» En ese tiem­po, yo no había vis­to el muro yla situa­ción con mis pro­pios ojos.

Un año más tar­de, en 2006, fui con­tra­ta­do para actual en Tel Aviv.

Pales­ti­nos del movi­mien­to deboi­cot aca­dé­mi­co y cul­tu­ral a Israel me exhor­ta­ron a recon­si­de­rar­lo. Yoya me había mani­fes­ta­do con­tra el muro, pero no creía que un boi­cot cul­tu­ral fue­se una vía correc­ta. Los pales­ti­nos defen­so­res del boi­cot mepi­die­ron que visi­ta­ra el terri­to­rio pales­tino ocu­pa­do para ver el muro con mis pro­pios ojos antes de tomar una deci­sión. Yo acepté.

Bajo la pro­tec­ción de las Nacio­nes Uni­das visi­té Jeru­sa­lén y Belén. Nada podía haber­me pre­pa­ra­do para lo que vi ese día. El muro es un edi­fi­cio repul­si­vo. Está cus­to­dia­do por jóve­nes sol­da­dos israe­líes que me tra­ta­ron, obser­va­dor casual de un mun­do lejano, con una agre­sión lle­na de des­pre­cio. Si así fue con­mi­go, un extran­je­ro, ima­gi­nen lo que debe ser con los palestinos,con los cam­pe­si­nos y los tra­ba­ja­do­res, con los por­ta­do­res de per­mi­sos. Supe enton­ces que mi con­cien­cia no me per­mi­ti­ría apar­tar­me de ese muro, del des­tino de los pales­ti­nos que cono­cí, per­so­nas cuyas vidas son aplas­ta­das dia­ria­men­te de mil y una mane­ras por la ocu­pa­ción de Israel. En soli­da­ri­dad, y de algu­na for­ma por impo­ten­cia, escri­bí en el muro, aquel día: «No nece­si­ta­mos el con­trol de las ideas».

Con­si­de­ran­do en ese momen­to que mi pre­sen­cia en un esce­na­rio de Tel Aviv iba a legi­ti­mar invo­lun­ta­ria­men­te la opre­sión que yo aca­ba­ba de pre­sen­ciar, can­ce­lé mi con­cier­to en un esta­dio de fút­bol en Tel Aviv y lo cam­bié para Neve-Sha­lom, una comu­ni­dad agrí­co­la dedi­ca­da a criar polli­tos, y tam­bién, admi­ra­ble­men­te a la coope­ra­ción entre per­so­nas de creen­cias dife­ren­tes don­de musul­ma­nes, cris­tia­nos y judíos viven y tra­ba­jan lado ala­do en armonía.

Con­tra todas las expec­ta­ti­vas, este acto se trans­for­mó en el mayor even­to musi­cal en la cor­ta his­to­ria de Israel. Para asis­tir, unos 60 mil afi­cio­na­dos lucha­ron­con­tra los embo­te­lla­mien­tos del trán­si­to. Fue extra­or­di­na­ria­men­te con­mo­ve­dor para mí y para la ban­da y, al fina­li­zar el con­cier­to, obli­ga­do a exhor­tar a los jóve­nes pre­sen­tes a exi­gir de su gobierno bus­car la paz con sus veci­nos y para que res­pe­ten los dere­chos civi­les de los pales­ti­nos que viven en Israel.

Des­gra­cia­da­men­te, en los años que siguie­ron, el gobierno israe­lí no hizo nin­gu­na ten­ta­ti­va de imple­men­tar una legis­la­ción que garan­ti­za­ra a los ára­bes israe­líes dere­chos civi­les igua­les a los que tie­nen los judíos, y el muro cre­ció inexo­ra­ble­men­te, ane­xan­do cada vez más terri­to­rio de la fran­ja occidental.

Apren­dí en ese día de 2006, en Belén, algo de lo que sig­ni­fi­ca vivir bajo la ocu­pa­ción, encar­ce­la­do tras un muro. Sig­ni­fi­ca que un agri­cul­tor pales­tino tie­ne que ver cómo se arran­can oli­va­res cen­te­na­rios, sin poder hacer nada para evi­tar­lo. Sig­ni­fi­ca que un estu­dian­te pales­tino no pue­de ir a la escue­la por­que elpa­so de con­trol está cerra­do. Sig­ni­fi­ca que una mujer tie­ne que dar a luz en un auto, por­que el sol­da­do no la deja­rá pasar para ir al hos­pi­tal­que está a diez minu­tos de dis­tan­cia. Sig­ni­fi­ca que el artis­ta pales­tino no pue­de via­jar al extran­je­ro para exhi­bir su tra­ba­jo o para mos­trar un film en un fes­ti­val inter­na­cio­nal o para par­ti­ci­par en un concierto.

Para la pobla­ción de Gaza, ence­rra­da en una pri­sión vir­tual atrás del muro del blo­queo ile­gal de Israel, sig­ni­fi­ca otra serie de injus­ti­cias. Sig­ni­fi­ca que los niños vana la cama con ham­bre casi todos los días, muchos de ellos des­nu­tri­dos cró­ni­ca­men­te. Sig­ni­fi­ca que padres y madres, impo­si­bi­li­ta­dos para tra­ba­jar en una eco­no­mía diez­ma­da, no tie­nen medios para sus­ten­tar a sus fami­lias. Sig­ni­fi­ca que estu­dian­tes uni­ver­si­ta­rios con becas para estu­diar en el extran­je­ro tie­nen que encon­trar una opor­tu­ni­dad para esca­par por­que Israel les prohí­be viajar.

En mi opi­nión, el con­trol repug­nan­te y dra­co­niano que ejer­ce Israel sobre los pales­ti­nos de Gaza cer­ca­dos y los pales­ti­nos de la Cis­jor­da­nia ocu­pa­da (inclu­yen­do Jeru­sa­lén orien­tal), así como la nega­ción del dere­cho de los refu­gia­dos de regre­sar a sus casas en Israel, exi­ge que las per­so­nas con sen­ti­do dejus­ti­cia en todo el mun­do apo­yen a los pales­ti­nos en su esfuer­zos de resis­ten­cia civil, no violenta.

Allá don­de los gobier­nos se nie­gan a actuar, las per­so­nas deben hacer­lo, con los medios que ten­gan asu dis­po­si­ción. Para algu­nos esto sig­ni­fi­có unir­se a la Mar­cha de la Liber­tad de Gaza; para otros, esto sig­ni­fi­có unir­se a la flo­ti­lla huma­ni­ta­ria que inten­tó lle­var a Gaza la muy nece­si­ta­da ayu­da humanitaria.

Para mí eso sig­ni­fi­ca decla­rar mi inten­ción de man­te­ner­me soli­da­rio, no sólo con el apo­yo al pue­blo Pales­tino, sino con muchos miles de israe­líes que disien­ten de las polí­ti­cas racis­tas y colo­nia­les de su gobierno, unién­do­me a la cam­pa­ña del Boi­cot, Des­in­ver­sio­nes y San­cio­nes (BDS) en con­tra Israel, has­ta que le con­ce­dan al Pue­blo Pales­tino los tres dere­chos huma­nos bási­cos exi­gi­dos por la ley internacional.

1. Poner fin a la ocu­pa­ción y a la colo­ni­za­ción de todas las tie­rras ára­bes (ocu­pa­das des­de 1967) y des­man­te­lar el muro; Asi como el

2. reco­no­ci­mien­to de los dere­chos fun­da­men­ta­les de los ciu­da­da­nos ára­be-pales­ti­nos de Israel en ple­na igual­dad; y

3. Res­pe­tar, pro­te­ger y pro­mo­ver los dere­chos de los refu­gia­dos pales­ti­nos de regre­sar a sus casas y pro­pie­da­des como esti­pu­la la Reso­lu­ción 194 de las Nacio­nes Unidas.

Mi con­vic­ción nace de la idea de que todas las per­so­nas mere­cen dere­chos huma­nos bási­cos. Mi posi­ción no es anti­se­mi­ta. Esto no es un ata­que al pue­blo de Israel. Esto es, por lo tan­to, un lla­ma­do a mis cole­gas de la indus­tria de la músi­ca y tam­bién a los artis­tas de otras dis­ci­pli­nas para que se unan alboi­cot cultural.

Los artis­tas tuvie­ron razón de negar­se a actuar en Sun City, en Áfri­ca del Sur, has­ta que cayó el apartheid, y has­ta que blan­cos y negros goza­ran de los mis­mos dere­chos. Asi mis­mo noso­tros tene­mos el dere­cho a negar­nos a actuar en Israel has­ta que lle­gue el día ‑y ese día segu­ra­men­te lle­ga­rá – en que cai­ga elmu­ro y ter­mi­ne la ocu­pa­ción para que los pales­ti­nos vivan a lado de los israe­líes en paz, liber­tad, jus­ti­cia y la dig­ni­dad que todos merecen.

Roger Waters es un músi­co que fue uno de los miem­bros fun­da­do­res del famo­so gru­po de rock Pink Floyd.

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