Oroi­tuz Andoain responde…-Sare Antifaxista

Ante las noti­cias difun­di­das por el Ayun­ta­mien­to de Andoain (13/​III/​2011) refe­ren­tes al supues­to archi­vo de la denun­cia pre­sen­ta­da por Oroi­tuz y LHG ante el Ara­te­ko por la vul­ne­ra­ción de dere­chos que segui­mos sopor­tan­do los fami­lia­res de la rebe­lión mili­tar de 1936 y el fran­quis­mo desea­mos hacer una valo­ra­ción de de urgen­cia de los resul­ta­dos de nues­tras ges­tio­nes, a la espe­ra de las reunio­nes que te hemos pre­vis­tas rea­li­zar con el Arar­te­ko, los fami­lia­res de los repre­sa­lia­dos y la coor­di­na­do­ra de aso­cia­cio­nes de Eus­kal Herria.

Oroi­tuz Andoain * E.H
Des­de Oroi­tuz pode­mos ade­lan­tar que los obje­ti­vos que nos pro­pu­si­mos, cuan­do pre­sen­ta­mos la denun­cia ante le Arar­te­ko, se han cum­pli­do, en la medi­da en que que­ría­mos poner en evi­den­cia, a tra­vés de la inter­me­dia­ción de per­so­nas o ins­ti­tu­cio­nes cualificadas,
(1) Que los Sres. Pérez y Amutxas­te­gi (y a su tra­vés el Ayun­ta­mien­to de Andoain) se han nega­do a pres­tar asis­ten­cia jurí­di­ca y ayu­das para su tra­mi­ta­ción a los fami­lia­res de los represaliados.
(2) Que los Sres. Pérez y Amutxas­te­gi (y a su tra­vés el Ayun­ta­mien­to de Andoain) se han nega­do a reu­nir­se con los repre­sen­tan­tes de los fami­lia­res de los repre­sa­lia­dos por los mili­ta­res fas­cis­tas de la rebe­lión mili­tar de 1936 y el fran­quis­mo, duran­te estos 4 años. A pesar de los nume­ro­sos reque­ri­mien­tos rea­li­za­das por escri­to con este el fin. Este com­por­ta­mien­to y pro­ce­der es idén­ti­co al que hemos veni­do reci­bien­do des­de la ins­tau­ra­ción del pri­mer ayun­ta­mien­to fran­quis­ta en Andoain. Al igual que los hicie­ron los car­lis­tas y los falan­gis­tas de Andoain a par­tir de 1936, estos seño­res están dan­do con­ti­nui­dad, en el siglo XXI, a la mis­ma este­la de impo­si­ción e impu­ni­dad ini­cia­das por las FET y las JONS, pero esta vez bajo las siglas del PSE/​EE.
(3) Que los úni­cos ges­tos que han teni­do para con la situa­ción de vul­ne­ra­ción de dere­chos de los repre­sa­lia­dos por los mili­ta­res fas­cis­tas de la rebe­lión mili­tar de 1936 y el fran­quis­mo, duran­te estos años, ha sido la cons­truc­ción de un lugar de encuen­tro en su memo­ria y rea­li­za­ción de una ofren­da flo­ral anual a la que sola­men­te asis­ten unos cuan­tos con­ce­ja­les, con un fin mar­ca­da­men­te propagandista.
(4) Que la lega­li­dad inter­na del Esta­do espa­ñol, entre cuyos defen­so­res se sitúan estos dos per­so­na­jes, y sus corre­pon­dien­tes par­ti­dos, es vul­ne­ra­do­ra de los dere­chos reco­gi­dos en la lega­li­dad inter­na­cio­nal a la siem­pre hemos ape­la­do en pri­mer tér­mino, y ante la que hemos acu­di­do en bus­ca de ampa­ro, sabe­do­res del sis­te­ma de impu­ni­dad esta­ble­ci­do en torno a éstas vul­ne­ra­cio­nes de dere­chos y la ausen­cia de meca­nis­mos demo­crá­ti­cos para su solu­ción. De ahí que en el Esta­do espa­ñol y en Andoain sea per­fec­ta­men­te legal que no se inves­ti­guen casos de des­apa­ri­cio­nes for­za­das y fusi­la­mien­tos, y se pue­da negar asis­ten­cia a sus fami­lia­res. Esto en el con­tex­to de la lega­li­dad inter­na­cio­nal es cali­fi­ca­do como com­pli­ci­dad y por lo tan­to deli­to. Es por ello por lo que segui­re­mos acu­dien­do a ins­tan­cias inter­na­cio­na­les (a tra­vés de LHG) para evi­den­ciar, tam­bién, el pro­ce­der de estos personajes.
(7) Que todo este com­por­ta­mien­to es cohe­ren­te y está a la altu­ra del cinis­mo demos­tra­do por el Sr. Amu­chas­te­gui, al refe­rir­se a la no asis­ten­cia de Oroi­tuz al «acto de home­na­je» orga­ni­za­do por el Ayun­ta­mien­to, cuan­do este per­so­na­je sabe (como lo saben todos los andoain­da­rras y los medios de comunicación,entre otros vues­tro foto­gra­fo, Una­nue, que ha cubier­to estos años todos los actos) que son los pro­pios fami­lia­res quie­nes se nie­gan a acu­dir a este acto pleno de hipo­cre­sía; cuan­do a este acto sola­men­te acu­den los con­ce­ja­les para sacar­se la foto de rigor. Estas acti­tu­des y decla­ra­cio­nes rea­li­za­das por este per­so­na­je, demues­tran, a las cla­ras, la baja cata­du­ra huma­na y éti­ca de quien se mani­fies­ta de esta manera.

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