Ciber­gue­rra con­tra Cuba: Men­ti­ras en la red – Granma

Estación del Comando del Ciberespacio, de la Fuerza Aérea norteamericana, en Luisiana. Esta fuerza, un nuevo Ejército que se incorpora a los ámbitos tradicionales de la guerra –la tierra, el aire y el mar-, “se apoyará en estrategias militares que permitan interrumpir el sistema de comunicación enemigo, con mayor precisión que en Iraq en el 2003, donde logramos intervenir todas las comunicaciones terrestres del Ejército de Saddam Hussein”, aseguró el General Robert Elder, jefe del Comando Ciberespacial

Para los estra­te­gas de la polí­ti­ca de Esta­dos Uni­dos es evi­den­te que quien domi­ne hoy por hoy el ciber­es­pa­cio ten­drá garan­ti­za­da la hege­mo­nía en lo que han cali­fi­ca­do como el nue­vo cam­po de bata­lla del siglo XXI.

No es casual que el ante­ce­den­te direc­to de la Inter­net haya sido Arpa­net, una red idea­da por el Pen­tá­gono para lograr el tra­sie­go de infor­ma­cio­nes de sus ins­ti­tu­cio­nes mili­ta­res y de otros cen­tros de inves­ti­ga­cio­nes cien­tí­fi­cas, lo que evi­den­cia el estre­cho víncu­lo que tuvo la Casa Blan­ca con un fenó­meno aso­cia­do al desa­rro­llo de las nove­do­sas tec­no­lo­gías en el ámbi­to de las comunicaciones.

No se tra­ta ya de que un país, de acuer­do con los pos­tu­la­dos actua­les, ten­ga un ejér­ci­to regu­lar con las tres fuer­zas tra­di­cio­na­les: mar, aire y tie­rra, sino de la con­for­ma­ción de un «cuar­to ejér­ci­to», cuyas armas dis­cu­rren en el esce­na­rio vir­tual de la infor­má­ti­ca, la compu­tación, las telecomunicaciones…

Para mar­car la impor­tan­cia que le con­ce­den a este asun­to, el Gobierno de EE.UU. nom­bró en una pri­me­ra eta­pa al fren­te de ese «cuar­to ejér­ci­to» a Robert Elder jr., un gene­ral que siem­pre se dedi­có a cues­tio­nes de inte­li­gen­cia den­tro de la Fuer­za Aérea.

Para Elder «el cam­bio cul­tu­ral es que vamos a tra­tar a Inter­net como un cam­po de gue­rra y vamos a con­cen­trar­nos en él y dar­le prio­ri­dad para accio­nes en el ciber­es­pa­cio y acom­pa­ñar­la, si es nece­sa­rio, con accio­nes en el espa­cio aéreo y terres­tre. Vamos a desa­rro­llar, jun­to con las uni­ver­si­da­des, gue­rre­ros ciber­es­pa­cia­les que sean capa­ces de reac­cio­nar ante cual­quier ame­na­za las 24 horas del día duran­te los sie­te días de la semana».

Ese pen­sa­mien­to resu­me toda una estra­te­gia de gobierno, que que­dó plas­ma­da en un docu­men­to secre­to has­ta el 2006, pero que había sido fir­ma­do en el 2003 por el enton­ces secre­ta­rio de Defen­sa, Donald Rumsfeld.

La Red Arcos.

Barack Oba­ma, el pre­si­den­te de la Inter­net, por­que hizo su cam­pa­ña elec­to­ral «mon­ta­do» sobre las redes socia­les, le ha dado una aten­ción espe­cial a este tema. En el 2009 ofi­cia­li­za la doc­tri­na de esa gue­rra irregular.

La Red Arcos.Pese a estar rodea­da de cables sub­ma­ri­nos, Cuba no pue­de acce­der a ellos debi­do al blo­queo de Esta­dos Uni­dos con­tra la Isla.

El 29 de mayo de ese año, duran­te una com­pa­re­cen­cia públi­ca, anun­ció la crea­ción de una nue­va figu­ra en la jerar­quía del esta­blish­ment: el «ciber­zar», car­go reser­va­do para Howard Sch­midt, quien había ocu­pa­do, entre otros, el pues­to de jefe de segu­ri­dad de Micro­soft e igual nomen­cla­tu­ra en el por­tal de ven­tas por Inter­net EBAY.

Meses des­pués, en octu­bre, entró en acción el deno­mi­na­do ciber­co­man­do del Pen­tá­gono. Se ubi­có en Fort Mea­de, Mary­land, y a par­tir del 2010 es al gene­ral Keith Ale­xan­der, jefe de la Agen­cia de Segu­ri­dad Nacio­nal (NSA, por sus siglas en inglés) a quien Oba­ma nom­bra para coman­dar esta fuer­za especial.

El ciber­co­man­do cuen­ta con una plan­ti­lla de casi 90 000 hom­bres y muje­res sobre las compu­tado­ras, y ha expre­sa­do de mane­ra abier­ta que desa­rro­lla herra­mien­tas tec­no­ló­gi­cas para des­atar ata­ques devas­ta­do­res en «redes enemi­gas». Para esos fines el Pen­tá­gono otor­gó el pasa­do año alre­de­dor de 90 000 millo­nes de dólares.

Sen­ci­lla­men­te, el Depar­ta­men­to de Defen­sa, que se ha ampa­ra­do en el pre­tex­to de la ciber­se­gu­ri­dad para emplear­se a fon­do en la ciber­gue­rra, afir­ma que más de 100 orga­nis­mos de inte­li­gen­cia extran­je­ros están «acti­va­men­te» ata­can­do las 15 000 redes del Gobierno de Esta­dos Uni­dos que inte­gran a cer­ca de sie­te millo­nes de computadoras.

El contrarrevolucionario Ernesto Hernández Busto, radicado en España (el primero de izquierda a derecha), rindió cuenta a George W. Bush en la conferencia sobre ciberguerra efectuada en Texas.   Foto: Bush Instituto.

La ciber­gue­rra es un mode­lo de con­flic­to que ha apa­re­ci­do en el esce­na­rio de la socie­dad de las Nue­vas Tec­no­lo­gías de la Infor­ma­ción y la Comu­ni­ca­ción (NTIC), ofre­cien­do un con­tex­to béli­co dife­ren­te don­de la intan­gi­bi­li­dad del ciber­es­pa­cio da cabi­da, jus­ta­men­te, a ese tipo de ata­ques asi­mé­tri­cos, silen­cio­sos, que pue­den tran­si­tar ocul­tos en un virus duran­te días, has­ta lle­gar al «cere­bro» de un sis­te­ma infor­má­ti­co y vulnerarlo.

Por ejem­plo, a par­tir de esas tec­no­lo­gías se pue­den embes­tir los ser­vi­do­res que con­tro­lan la avia­ción de una base aérea, algo que fue pro­ba­do en Iraq antes de lan­zar el pri­mer misil en mar­zo del 2003, cuan­do Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos ini­cia­ron la inva­sión y ocu­pa­ción del país árabe.

Inclu­so, lo mis­mo se ensa­yó mucho antes duran­te la pri­me­ra Gue­rra del Gol­fo (1990−1991) con unas impre­so­ras que se le ven­die­ron al Gobierno ira­quí, las cua­les ya venían com­pro­me­ti­das con pro­gra­mas malig­nos, y el día seña­la­do lan­za­ron un tro­yano que impi­dió a la avia­ción de Sadam Hus­sein des­pe­gar de la Base.

Aun­que los teó­ri­cos insis­ten en que «la tec­no­lo­gía no tie­ne ideo­lo­gía», hay una reali­dad: los que la dise­ñan y con­tro­lan sí, y uno de los pro­pó­si­tos pue­de ser este, la ciberguerra.

«Esta­mos hablan­do del uso de Inter­net, no solo como una herra­mien­ta “de”, sino como un arma “para”», pun­tua­li­za Car­los del Por­to, espe­cia­lis­ta de la Ofi­ci­na de Infor­ma­ti­za­ción del Minis­te­rio de la Infor­má­ti­ca y las Comu­ni­ca­cio­nes de Cuba.

CIBERMERCENARIOS, UN PLATO FUERTE

Con­tra Cuba y otros paí­ses con­si­de­ra­dos enemi­gos de Esta­dos Uni­dos se ensa­ya una varian­te de la ciber­gue­rra: el fomen­to de una blo­gos­fe­ra que, aun­que se pre­ten­de til­dar de «inde­pen­dien­te», es subor­di­na­da de mane­ra total al man­da­to e intere­ses de Washington.

El con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rio Ernes­to Her­nán­dez Bus­to, radi­ca­do en Espa­ña (el pri­me­ro de izquier­da a dere­cha), rin­dió cuen­ta a Geor­ge W. Bush en la con­fe­ren­cia sobre ciber­gue­rra efec­tua­da en Texas. Foto: Bush Institute.

Jus­ta­men­te, ese fue el tema que moti­vó en abril del 2010 una con­fe­ren­cia del Ins­ti­tu­to Geor­ge W. Bush, cele­bra­da en Texas. Allí se «coci­na­ron» ideas en cuan­to al uso de las herra­mien­tas de la Inter­net y las NTIC para sus­ten­tar la labor de esos cibermercenarios.

A tra­vés de blo­gue­ros y redes socia­les como Twit­ter y Face­book se han alen­ta­do en el mun­do levan­ta­mien­tos y gran­des mani­fes­ta­cio­nes. Fue Yugos­la­via, en 1999, la pri­me­ra nación que sufrió una gue­rra ciber­né­ti­ca, «cuan­do se pro­du­ce la inter­ven­ción direc­ta en las redes de correo elec­tró­ni­co de ese país, por par­te del Ejér­ci­to de EE.UU.», apun­ta Rosa Miriam Eli­zal­de, perio­dis­ta y edi­to­ra del sitio digi­tal Cubadebate.

Pero lo ocu­rri­do aho­ra en Egip­to; la mani­pu­la­ción de los suce­sos en Libia para pre­pa­rar y jus­ti­fi­car un ata­que con­tra el país afri­cano, y el frus­tra­do inten­to de pro­mo­ver des­de el exte­rior un levan­ta­mien­to popu­lar en Cuba uti­li­zan­do la red social Face­book, son ape­nas los más cer­ca­nos ejemplos.

Vale recor­dar que a esca­sos días de la toma de pose­sión de Geor­ge W. Bush en el 2001, repre­sen­tan­tes del espio­na­je esta­dou­ni­den­se, entre ellos Geor­ge Tenet, direc­tor de la CIA en el perío­do 1997 – 2004, decla­ró jun­to a altos ofi­cia­les de la Agen­cia de Inte­li­gen­cia para la Defen­sa, que nues­tro país cons­ti­tuía una «ame­na­za asi­mé­tri­ca» para la segu­ri­dad nacio­nal de aque­lla nación, por­que con­ta­ba con capa­ci­dad para des­atar ata­ques cibernéticos.

Indu­da­ble­men­te, el ala ultra­con­ser­va­do­ra yan­qui comen­za­ba a poten­ciar nue­vos pre­tex­tos y esce­na­rios de con­fron­ta­ción para calum­niar a la Revo­lu­ción Cuba­na y pro­pi­ciar lo que no se ha des­car­ta­do en la polí­ti­ca de Washing­ton hacia La Haba­na: una even­tual agre­sión militar.

Sin embar­go, lo que omi­tie­ron esos altos fun­cio­na­rios es que, en junio de 1995, la Uni­ver­si­dad Nacio­nal de la Defen­sa de EE.UU. egre­só a sus pri­me­ros 16 espe­cia­lis­tas en «gue­rra infor­má­ti­ca», ins­trui­dos para emplear las bon­da­des de las tec­no­lo­gías de las comu­ni­ca­cio­nes como cam­po beligerante.

CUBA: SUBVERSIÓN, WIKILEAKS Y LA RED

El 14 de febre­ro del año 2006, la ante­ce­so­ra de Hillary Clin­ton, Con­do­leez­za Rice, con­for­mó un gru­po de tarea para moni­to­rear el uso que se hace de Inter­net en Chi­na, Irán y Cuba.

La actual admi­nis­tra­ción nor­te­ame­ri­ca­na, sin apar­tar­se en las esen­cias que ani­man esa estra­te­gia his­tó­ri­ca, aho­ra ha publi­ci­ta­do la doc­tri­na del lla­ma­do «smart power» (poder inteligente).

La Clin­ton, segui­do­ra de la mis­ma, así lo rati­fi­có en el momen­to de su toma de pose­sión como Secre­ta­ria de Estado.

«Es nece­sa­rio –dijo– uti­li­zar la fuer­za de Inter­net con los paí­ses que com­ba­ten los medios de comu­ni­ca­ción esta­dou­ni­den­ses, sobre todo emplean­do Face­book, You­tu­be, Flic­ker y Twit­ter, para hacer lle­gar allí las voces de Esta­dos Unidos».

De lo que se «tra­ta enton­ces con esa doc­tri­na, es de tra­ba­jar pri­me­ro para sub­ver­tir el orden, la socie­dad, los valo­res, y solo si eso no fun­cio­na van los mari­nes», comen­tó Car­los del Porto.

No cabe dudas de que en la sub­ver­sión con­tra Cuba con el uso de las nue­vas tec­no­lo­gías, se está apos­tan­do a todo: Ciber­gue­rra-ciber­mer­ce­na­ris­mo que pre­ten­den sus­ten­tar, ade­más, crean­do una infra­es­truc­tu­ra tec­no­ló­gi­ca sin la super­vi­sión legal.

En ese esque­ma sub­ver­si­vo tra­tan de poten­ciar a los deno­mi­na­dos «blo­gue­ros inde­pen­dien­tes» en fun­ción de demo­ni­zar al país ante la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal, y que ellos ofrez­can la ima­gen de que el ciber­es­pa­cio es el mun­do úni­co y real, des­de el que sí se pue­de decir y actuar.

En el caso cubano exis­te un dise­ño aso­cia­do a un con­tex­to his­tó­ri­co par­ti­cu­lar: Esta­dos Uni­dos le impi­dió des­de un ini­cio a la Isla su acce­so a la red inter­na­cio­nal debi­do al bloqueo.

Para Cuba es nega­da la posi­bi­li­dad de obte­ner ser­vi­cios, soft­wa­res, herra­mien­tas tec­no­ló­gi­cas y la uti­li­za­ción de los cables sub­ma­ri­nos que nos rodean; sin embar­go de esto no hablan los crí­ti­cos de la Isla, que la pre­sen­tan como un enemi­go del uso de la Internet.

Sin men­cio­nar las reales cau­sas del pro­ble­ma, esas nue­vas caras de la con­tra­rre­vo­lu­ción se pres­tan al jue­go de la estra­te­gia de sub­ver­sión en Inter­net uti­li­zan­do deli­be­ra­da­men­te la omi­sión, la ter­gi­ver­sa­ción y la mentira.

Tales blo­gue­ros han con­for­ma­do espa­cios en los lla­ma­dos blogs con­tes­ta­ta­rios den­tro de las dife­ren­tes pla­ta­for­mas de Inter­net y con un sus­ten­to des­de el exte­rior, se pre­sen­tan como lucha­do­res por la liber­tad de expre­sión en el ciber­es­pa­cio. Ade­más, man­tie­nen una sóli­da rela­ción con la Sec­ción de Intere­ses esta­dou­ni­den­se y con otras sedes diplo­má­ti­cas acre­di­ta­das en La Haba­na, en espe­cial algu­nas euro­peas des­de don­de se les ve en asi­duas entra­das y sali­das, así como en con­tac­tos personales.

Los tex­tos que publi­can la mayo­ría de esos blo­gue­ros con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rios son por­ta­do­res de la ima­gen caó­ti­ca que desean publi­ci­tar de Cuba y en algu­nos casos son tra­du­ci­dos simul­tá­nea­men­te a 20 idio­mas, mucho más que la pági­na web de la Casa Blanca.

No en vano la SINA ha mos­tra­do una cons­tan­te preo­cu­pa­ción hacia ellos, lo que se evi­den­ció tras las reve­la­cio­nes de comu­ni­ca­cio­nes secre­tas entre la Ofi­ci­na y el Depar­ta­men­to de Esta­do, que fue­ron fil­tra­das por el sitio digi­tal Wikileaks.

Según los cables, una eva­lua­ción rea­li­za­da por Jonathan Farrar, actual jefe de la SINA, reco­no­ce que la Casa Blan­ca está jugan­do sus car­tas por los lla­ma­dos «blo­gue­ros independientes».

Otras fil­tra­cio­nes, fecha­das en sep­tiem­bre del 2009, infor­man el carác­ter ser­vil y depen­dien­te de estos ciber­mer­ce­na­rios, cuan­do Yoa­ni Sán­chez le pidió a la enton­ces sub­se­cre­ta­ria adjun­ta de Esta­do, Bisa Williams, duran­te una visi­ta a La Haba­na, el acce­so a dife­ren­tes pres­ta­cio­nes que se ofre­cen a tra­vés de Inter­net como tar­je­tas de cré­di­to para com­pras, y la posi­bi­li­dad de dona­cio­nes finan­cie­ras por esta vía con el empleo de la herra­mien­ta elec­tró­ni­ca PayPal.

«No saben cuán­to más podría­mos hacer si pudié­ra­mos uti­li­zar el Pay­Pal o adqui­rir cosas onli­ne con una tar­je­ta de cré­di­tos», dijo a sus amos la contrarrevolucionaria.

Algu­nos espe­cia­lis­tas con­si­de­ran que más de 1 300 edi­to­res de medios inter­na­cio­na­les tie­nen órde­nes de estar pen­dien­tes de los men­sa­jes en Twit­ter y las actua­li­za­cio­nes del blog de la mer­ce­na­ria, fabri­ca­do des­de el exte­rior con un dise­ño a tono con la polí­ti­ca agre­si­va con­tra nues­tro país y para cuyos fines se des­ti­nan miles de euros y dólares.

Pero tam­bién estos ciber­mer­ce­na­rios apa­re­cen vin­cu­la­dos a oscu­ros per­so­na­jes cuyos nexos con la CIA son evi­den­tes, entre ellos Marc Wach­tenheim, direc­tor del Pro­gra­ma Cuba de la Fun­da­ción Pan­ame­ri­ca­na del Desa­rro­llo (FUPAD) has­ta el 2010, quien, según se cono­ce, hizo varios via­jes a la Isla, don­de se intere­só por con­tac­tar con ele­men­tos con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rios, par­ti­cu­lar­men­te los que inte­gran esa «blo­gos­fe­ra independiente».

Wach­tenheim publi­có en abril un artícu­lo titu­la­do La ver­da­de­ra revo­lu­ción en Amé­ri­ca Lati­na, en el que alec­cio­na­ba sobre cómo Inter­net pue­de ser­vir para «tum­bar gobier­nos», y en esos explí­ci­tos pla­nes tuvo en cuen­ta a la ciber­mer­ce­na­ria, al til­dar­la como inte­gran­te de esas «nue­vas gene­ra­cio­nes lati­no­ame­ri­ca­nas» ubi­ca­das en el coli­ma­dor de Washington.

Robert Gue­rra, otro indi­vi­duo vin­cu­la­do con la CIA, men­cio­na­do ya en el tra­ba­jo Ope­ra­ción Surf, publi­ca­do en esta mis­ma serie de denun­cia por su impli­ca­ción en el inten­to por intro­du­cir ante­nas sate­li­ta­les en Cuba para crear redes ile­ga­les de acce­so a Inter­net, es iden­ti­fi­ca­do en junio del 2008 como «ami­go» de la blo­gue­ra con­tra­rre­vo­lu­cio­na­ria en el sitio de la perio­dis­ta espa­ño­la Rosa Jimé­nez Cano.

En octu­bre del 2010, Gue­rra le pidió ayu­da median­te un men­sa­je a @KatieS, iden­ti­dad en Twit­ter de Katie Jacobs Stan­ton, inte­gran­te del equi­po de Inter­net de Oba­ma por­que la ciber­mer­ce­na­ria, al pare­cer, tuvo pro­ble­mas con su cuen­ta en esa red social.

Stan­ton fun­ge al fren­te de la estra­te­gia inter­na­cio­nal de EE.UU. en Twit­ter y ade­más es ase­so­ra espe­cial de la Ofi­ci­na de Inno­va­ción del Depar­ta­men­to de Esta­do des­de el año pasa­do. Curio­sa­men­te, tam­bién se desem­pe­ñó en el desa­rro­llo de herra­mien­tas para la bús­que­da y posi­cio­na­mien­to de los blogs por Google.

DE ALIADOS A LA CARTA

Estos blo­gue­ros son gen­te que en entre­vis­tas han exhor­ta­do al levan­ta­mien­to en Cuba, han alen­ta­do a la vio­len­cia, apo­yan la Ley de Ajus­te Cubano, jus­ti­fi­can el blo­queo, nie­gan que el sec­tor más reac­cio­na­rio del exi­lio de Mia­mi sea enemi­go del pue­blo cubano, dicen que el caso del terro­ris­ta Luis Posa­da Carri­les es una cor­ti­na de humo y has­ta lle­gan a expre­sar abier­ta­men­te el cam­bio de sis­te­ma polí­ti­co, lo que que­dó demos­tra­do en una entre­vis­ta con­ce­di­da al inves­ti­ga­dor fran­cés Salim Lam­ra­ni por la cibermercenaria.

Los que pro­mue­ven a estos blo­gue­ros con­tra­rre­vo­lu­cio­na­rios no esca­ti­man en faci­li­tar y pro­pi­ciar la entre­ga de pre­mios, no pre­ci­sa­men­te por los méri­tos lite­ra­rios de las notas que se publi­quen, sino por la pos­tu­ra ser­vil que deman­dan de ellos, tal como ha ocu­rri­do con el medio millón de dóla­res reci­bi­do por la mer­ce­na­ria pre­di­lec­ta de Washing­ton en los últi­mos tres años.

Esa es la moda­li­dad que ha encon­tra­do el Gobierno esta­dou­ni­den­se para pagar los ser­vi­cios de sus blo­gue­ros infla­dos, a quie­nes tra­tan de pre­sen­tar como los nue­vos ros­tros de la lla­ma­da opo­si­ción ante el des­cré­di­to y des­gas­te de una con­tra­rre­vo­lu­ción tra­di­cio­nal, sin reco­no­ci­mien­to alguno den­tro de la socie­dad cubana.

El 8 de mar­zo pasa­do la pro­pia secre­ta­ria de Esta­do Hillary Clin­ton aupó a la con­tra­rre­vo­lu­cio­na­ria duran­te el anun­cio del pre­mio Women of Coura­ge (Muje­res de Cora­je), don­de jus­ti­fi­có el uso de la «tec­no­lo­gía para pro­mo­ver un cam­bio positivo».

El pue­blo de Cuba, que tie­ne bien fres­ca su memo­ria his­tó­ri­ca, sabe que el sig­ni­fi­ca­do del tér­mino al que alu­de la Clin­ton se tra­du­ce en derro­car a la Revo­lu­ción y tra­tar de ane­xar­nos como una estre­lla más a la ban­de­ra de las barras.

El jue­ves 10 de mar­zo, dos días des­pués de lo acon­te­ci­do en Washing­ton, con­ti­nua­ron los home­na­jes en la resi­den­cia del jefe de la Sec­ción de Intereses.

Pero el apo­yo no es solo de la SINA y de la Secre­ta­ria de Esta­do. El pro­pio Oba­ma res­pon­dió un cues­tio­na­rio de pre­gun­tas de la ciber­mer­ce­na­ria, que fue amplia­men­te divul­ga­do en medios inter­na­cio­na­les de pren­sa. El hecho pone de mani­fies­to la inne­ga­ble cone­xión y la ins­tru­men­ta­ción que el impe­rio y sus alia­dos hacen de indi­vi­duos como estos, ali­nea­dos con los actua­les pla­nes de agre­sión con­tra la Isla.

A GOLPE DE CORAZÓN

Cuba está inmer­sa en el sis­te­ma de las nue­vas tec­no­lo­gías. Jamás nega­rá de ellas. Es una diá­fa­na polí­ti­ca que tie­ne ante­ce­den­tes des­de los pri­me­ros años del triun­fo revolucionario.

Ape­nas arran­có el pro­ce­so de trans­for­ma­cio­nes que acom­pa­ña­ron al pro­yec­to social nacien­te, se anun­ció, en 1961, una Cam­pa­ña de Alfa­be­ti­za­ción, cuyo prin­ci­pal impul­sor fue el Coman­dan­te en Jefe Fidel Cas­tro. Des­de ese ins­tan­te se cerró la puer­ta a la igno­ran­cia y se abría la del desa­rro­llo de la inte­li­gen­cia de los cubanos.

Con su pen­sa­mien­to visio­na­rio aler­tó Fidel que nues­tro futu­ro debía ser el de hom­bres de cien­cia, y esa cien­cia no podrá estar nun­ca sepa­ra­da de la con­quis­ta de las nue­vas tecnologías.

Hoy, pese a la con­di­ción de país blo­quea­do duran­te más de cin­co déca­das por la prin­ci­pal poten­cia impe­ria­lis­ta, se han dado lec­cio­nes al mun­do en tér­mi­nos que nun­ca podrán reba­tir los detrac­to­res: indi­ca­do­res de salud com­pa­ra­bles solo con nacio­nes indus­tria­li­za­das; más de un millón de gra­dua­dos uni­ver­si­ta­rios y los avan­ces en la bio­tec­no­lo­gía, son ape­nas tres ejem­plos que se suman a otras rea­li­za­cio­nes concretas.

Actual­men­te Cuba cuen­ta con más de 600 Joven Club de Compu­tación, hay más de 724 000 compu­tado­ras; 1.7 millo­nes de usua­rios del ser­vi­cio de Inter­net, 454 000 de ellos con nave­ga­ción ple­na; hay 136 pági­nas web de medios de comu­ni­ca­ción cuba­nos y más de 200 blogs hechos des­de la Isla, admi­nis­tra­dos por pro­fe­sio­na­les de dife­ren­tes ramas, quie­nes enfren­tan las calum­nias, ter­gi­ver­sa­cio­nes, mani­pu­la­cio­nes y men­ti­ras de los cibermercenarios.

Cuba for­ma, ade­más, una impor­tan­te fuer­za en la Uni­ver­si­dad de Cien­cias Infor­má­ti­cas, don­de actual­men­te estu­dian 8 900 alum­nos; de esa cifra 900 lo hacen en las tres facul­ta­des regio­na­les en las pro­vin­cias de Gran­ma, Arte­mi­sa y Cie­go de Ávila.

Solo del alto cen­tro docen­te, tam­bién un sue­ño de Fidel hecho reali­dad, han egre­sa­do 6 492 jóve­nes. Todo un capi­tal humano espe­cia­li­za­do, inves­ti­gan­do y pro­du­cien­do soft­wa­res y ser­vi­cios infor­má­ti­cos para satis­fa­cer las nece­si­da­des del país y de otros luga­res del pla­ne­ta, como apor­te y con­tri­bu­ción a ese mun­do mejor al que aspi­ra­mos, al que no renun­cia­mos y debe­rá eri­gir­se sobre la base de una socie­dad de la infor­ma­ción inclu­si­va y solidaria.

Deisy Fran­cis Mexidor

(Toma­do del dia­rio Granma)

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