Sig­nos de vida inte­li­gen­te en el FMI – Dean Baker

El Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal (FMI) orga­ni­zó una con­fe­ren­cia la sema­na pasa­da que estu­vo dedi­ca­da a un nue­vo examen de la macro­eco­no­mía con moti­vo de la cri­sis eco­nó­mi­ca. Esta con­fe­ren­cia fue la evi­den­cia de una Glas­not que hubie­ra sido inima­gi­na­ble hace una déca­da. Uno de los orga­ni­za­do­res y con­fe­ren­cian­tes fue el Nobel Joe Sti­glitz, un hom­bre que había sido con­si­de­ra­do con ante­rio­ri­dad per­so­na non gra­ta por el FMI des­pués de haber pues­to por los sue­los a la ins­ti­tu­ción en un artícu­lo en New Repu­blic de 2000.
 
Ade­más de Sti­glitz, par­ti­ci­pa­ron en la con­fe­ren­cia algu­nos con­fe­ren­cian­tes que fue­ron bas­tan­te crí­ti­cos con las polí­ti­cas eco­nó­mi­cas impul­sa­das por el FMI en los últi­mos años. Dado el for­ma­to y el gran núme­ro de con­fe­ren­cian­tes, hubo pocas posi­bi­li­da­des de dis­cu­tir en esas sesio­nes. Sin embar­go, al menos las cues­tio­nes impor­tan­tes fue­ron planteadas.
 
A pesar de la mayor aper­tu­ra de la dis­cu­sión en el FMI, no resul­ta evi­den­te que sus polí­ti­cas hayan sido obje­to de un ajus­te simi­lar. En par­ti­cu­lar, se pro­mo­cio­na abier­ta­men­te el camino de «deva­lua­ción inter­na» para los paí­ses que han fija­do el valor de su mone­da con otros paí­ses o no tie­nen mone­da propia.
 
Este es un pro­ce­so increí­ble­men­te dolo­ro­so. La idea es que un país que tie­ne altos cos­tos labo­ra­les uni­ta­rios en rela­ción con sus socios comer­cia­les ajus­te sus cos­tes para ali­near­los median­te la reduc­ción de sala­rios. La for­ma por la cual redu­ci­rán los sala­rios es for­zar a los tra­ba­ja­do­res a acep­tar recor­tes bajo la pre­sión de altas tasas de desempleo.
 
Leto­nia es actual­men­te el buque insig­nia de la deva­lua­ción inter­na. Su tasa de des­em­pleo es del 18%. La vía del FMI podría obli­gar a otros paí­ses con serios pro­ble­mas de com­pe­ti­ti­vi­dad como Irlan­da, Gre­cia, Espa­ña y Por­tu­gal a seguir el mis­mo camino.
 
La alter­na­ti­va sería pro­mo­ver una tasa algo mayor de infla­ción en los paí­ses con supe­rá­vit, espe­cial­men­te en Ale­ma­nia. Una mayor infla­ción en los paí­ses con supe­rá­vit per­mi­ti­ría a los paí­ses defi­ci­ta­rios recu­pe­rar la com­pe­ti­ti­vi­dad sim­ple­men­te hacien­do que sus sala­rios suban más len­ta­men­te que la tasa de infla­ción en los paí­ses con supe­rá­vit. Esto podría cum­plir­se sin las tasas de dos dígi­tos de des­em­pleo que estos paí­ses están aho­ra soportando.
 
Este camino es con­sis­ten­te con la vía pro­pues­ta por Oli­vier Blan­chard, el eco­no­mis­ta jefe del FMI, en un artícu­lo que escri­bió el pasa­do año. Una mayor tasa de infla­ción ten­dría tam­bién la ven­ta­ja de ero­sio­nar el valor real de la deu­da tan­to para los paí­ses muy endeu­da­dos como para los pro­pie­ta­rios de vivien­das tam­bién endeu­da­dos. Lo que per­mi­ti­ría a estas eco­no­mías vol­ver más rápi­da­men­te a una vía de cre­ci­mien­to normal.
 
Cabe des­ta­car que la polí­ti­ca del FMI aún no pare­ce per­mi­tir que la posi­bi­li­dad de mayo­res tasas de infla­ción sea real­men­te la mejor ruta en cier­tas cir­cuns­tan­cias. Muchos ponen­tes pare­cían aún creer que la polí­ti­ca de con­trol de la infla­ción, con un obje­ti­vo del 2% de infla­ción por par­te de los ban­cos cen­tra­les con exclu­sión de cual­quier otra preo­cu­pa­ción, es el mejor camino a seguir. Esta pare­ce ser cier­ta­men­te la prác­ti­ca del Ban­co Cen­tral Euro­peo, así como la de muchos ban­cos cen­tra­les de todo el mundo.
Eso debe­ría hacer que las pobla­cio­nes por todas par­tes se suble­va­ran esgri­mien­do sus hor­cas. El obje­ti­vo de con­trol de la infla­ción ha con­du­ci­do a un enor­me desas­tre humano y eco­nó­mi­co, con un cos­te pro­ba­ble para todo el mun­do de 10 billo­nes de dóla­res de pro­duc­ción per­di­da y de dece­nas de millo­nes de per­so­nas des­em­plea­das. Si esta expe­rien­cia no es sufi­cien­te para des­acre­di­tar una polí­ti­ca, cues­ta ima­gi­nar la com­bi­na­ción posi­ble de suce­sos en el mun­do que pudie­ra hacer que los par­ti­da­rios del con­trol de la infla­ción cam­bia­ran de parecer.

En este sen­ti­do, los argu­men­tos expues­tos en la con­fe­ren­cia del FMI debe­rían ser úti­les para pro­pó­si­tos polí­ti­cos aun­que ten­gan poco efec­to inme­dia­to para la con­duc­ta de los ban­cos cen­tra­les o para las pres­crip­cio­nes polí­ti­cas del FMI. El hecho de que muchos de los eco­no­mis­tas más impor­tan­tes del mun­do, entre los que debe incluir­se has­ta al mis­mo eco­no­mis­ta jefe del FMI, pue­dan rea­li­zar pres­crip­cio­nes que son bási­ca­men­te igno­ra­das por los que lle­van a cabo la polí­ti­ca, apor­ta más evi­den­cia de que la polí­ti­ca no está guia­da por indi­vi­duos neu­tra­les que bus­can el mejor resultado.

Esta es otra evi­den­cia más de que los ban­que­ros cen­tra­les y los que diri­gen la polí­ti­ca ponen los intere­ses del sec­tor finan­cie­ro en el cen­tro de sus preo­cu­pa­cio­nes. Para la indus­tria finan­cie­ra, un peque­ño aumen­to de la tasa de infla­ción real­men­te sería una mala noti­cia, al redu­cir el valor de sus acti­vos y el valor real de sus ingre­sos por intereses.

Con el fin de garan­ti­zar que los ban­cos más gran­des del mun­do no ten­gan que lidiar con esta situa­ción, los ban­cos cen­tra­les están dis­pues­tos a for­zar a millo­nes de per­so­nas a que per­ma­nez­can sin tra­ba­jo. Si tuvié­ra­mos demo­cra­cias autén­ti­cas, los ban­que­ros cen­tra­les que no hubie­ran hecho su come­ti­do serían los que per­de­rían aho­ra mis­mo su pues­to de trabajo.

Dean Baker es codi­rec­tor del Cen­ter for Eco­no­mic and Policy Research (CEPR). Es autor de Plun­der and Blun­der: The Rise and Fall of the Bub­ble Eco­nomy, así como de Fal­se Pro­fits: Reco­ver­ying From the Bub­ble Economy.

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