¿Quien mato a Pertur?

El 6 de octu­bre de 2010 fue ase­si­na­do en su casa en las afue­ras de Roma Ser­gio Calo­re, tes­ti­go pro­te­gi­do de la jus­ti­cia ita­lia­na y el arre­pen­ti­do más impor­tan­te de los neo­fas­cis­tas, cuya con­fe­sión fue cla­ve para que su orga­ni­za­ción fue­ra des­ar­ti­cu­la­da. Calo­re ‑que fue dego­lla­do siguien­do un rito mafio­so- decla­ró el 25 de mar­zo de 2009 ante la Cor­te de Ape­la­ción de Roma por la comi­sión roga­to­ria del juez de la Audien­cia Nacio­nal Fer­nan­do Andreu por la des­apa­ri­ción del diri­gen­te de ETA polí­ti­co-mili­tar Eduar­do Moreno Ber­ga­retxe, Per­tur, el 23 de julio de 1976, un enig­ma de la Tran­si­ción espa­ño­la pen­dien­te de resol­ver.

Calo­re con­fir­mó ante el juez Andreu la cola­bo­ra­ción de los neo­fas­cis­tas ita­lia­nos, en los años seten­ta, con los ser­vi­cios de segu­ri­dad espa­ño­les en accio­nes con­tra miem­bros de ETA resi­den­tes en Fran­cia como un com­po­nen­te más de sus ata­ques con­tra mili­tan­tes de izquier­da, sien­do espe­cial­men­te visi­ble la de Mon­te­ju­rra en mayo de 1976, en la que se come­tie­ron dos asesinatos.

Antes de com­pa­re­cer ante el juez Andreu, las decla­ra­cio­nes de Calo­re ante la jus­ti­cia ita­lia­na habían dado lugar a la aper­tu­ra de un pro­ce­so judi­cial ins­trui­do por los aten­ta­dos de ultra­de­re­chis­tas ita­lia­nos con­tra refu­gia­dos de ETA en el sur de Fran­cia, que no pro­gre­só en su momen­to debi­do a la fal­ta de cola­bo­ra­ción de la jus­ti­cia espa­ño­la. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por el pro­duc­tor de cine vas­co Ángel Ami­go y titu­la­do El Caso Calo­re. Ase­si­na­to de un tes­ti­go pro­te­gi­do apun­ta la hipó­te­sis vero­sí­mil de que los neo­fas­cis­tas ita­lia­nos pudie­ran ser los auto­res de la des­apa­ri­ción de Per­tur en 1976 en el sur de Fran­cia sin des­car­tar la ver­sión más ins­ta­la­da de la auto­ría de dicha des­apa­ri­ción: los coman­dos espe­cia­les de ETA, que en aque­lla eta­pa esta­ban enfren­ta­dos a Per­tur por razo­nes de estrategia.

El docu­men­tal reve­la cómo uno de los tes­ti­gos del suma­rio ita­liano, el neo­fas­cis­ta Ange­lo Izzo, decla­ró ante el Tri­bu­nal Penal y Civil de Roma en febre­ro de 1984 que el diri­gen­te neo­fas­cis­ta Pier­lui­gi Con­cu­te­lli había par­ti­ci­pa­do en el sur de Fran­cia, a las órde­nes de Ste­fano della Chiae, en el secues­tro de un miem­bro de ETA, al que nar­co­ti­za­ron, tras­la­da­ron a Espa­ña y entre­ga­ron a un miem­bro de los coman­dos anti-ETA. Este le dijo que lo tor­tu­ra­rían y lue­go lo harían des­apa­re­cer. En aque­llas fechas, el secues­tra­do solo podía ser Pertur.

Con­cu­te­lli estu­vo refu­gia­do en Espa­ña en el perío­do 1975 – 77 y par­ti­ci­pó en Mon­te­ju­rra. Fue dete­ni­do pocos meses des­pués en Roma acu­sa­do de haber ase­si­na­do al juez Occor­sio, en julio de 1976, con una metra­lle­ta Ingram que la Jus­ti­cia ita­lia­na acre­di­tó que había sido com­pra­da en Esta­dos Uni­dos por la Comi­sa­ría Cen­tral de Infor­ma­ción de Madrid y en cuyo alba­rán de com­pra apa­re­cía el nom­bre del comi­sa­rio Conesa.

En julio de 2007, la fami­lia de Per­tur cono­ció el pro­ce­di­mien­to penal ins­trui­do por la Jus­ti­cia ita­lia­na con rela­ción al ase­si­na­to de Occor­sio por Con­cu­te­lli y su par­ti­ci­pa­ción en aten­ta­dos con­tra ETA en el sur de Fran­cia, como acre­di­ta­ron los tes­ti­mo­nios de Izzo y de Calore.

Dicho cono­ci­mien­to pro­pi­ció la peti­ción de la fami­lia de Per­tur de reabrir el caso en la Audien­cia Nacio­nal en mayo de 2008. La reaper­tu­ra fue ava­la­da por el juez de la Audien­cia en base a la doc­tri­na de la Asam­blea Gene­ral de la ONU que esta­ble­ce que todo acto de des­apa­ri­ción for­zo­sa no pres­cri­be mien­tras sus autores

con­ti­núen ocul­tan­do el para­de­ro de la per­so­na des­apa­re­ci­da y no se hayan escla­re­ci­do los hechos.

Ya a media­dos de los noven­ta, cuan­do en Espa­ña esta­ba ins­ta­la­da la tesis de que fue­ron los coman­dos espe­cia­les de ETA los que hicie­ron des­apa­re­cer a Per­tur, una ges­tión rea­li­za­da por el enton­ces sub­de­le­ga­do del Gobierno en Gui­púz­coa, Juan Mari Jáu­re­gui, con­clu­yó que no cabía des­car­tar nin­gu­na hipó­te­sis. Jáu­re­gui, que se sig­ni­fi­có por el escla­re­ci­mien­to del caso de los des­apa­re­ci­dos Lasa y Zaba­la, fue ase­si­na­do por ETA en 2000.

Ade­más, en torno a la des­apa­ri­ción de Per­tur se pro­du­je­ron algu­nos hechos extra­ños que resal­ta el docu­men­tal de Ami­go y la que­re­lla de la fami­lia de Per­tur ante la Audien­cia Nacional.

Dos meses antes de des­apa­re­cer Ber­ga­retxe, el 30 de mayo de 1976, el dia­rio La voz de Espa­ña, con­tro­la­do por el régi­men y edi­ta­do en San Sebas­tián, publi­có un tex­to en el que se refe­ría a un supues­to «che­que al por­ta­dor» por impor­te de 10 millo­nes de pese­tas «para matar a quie­nes mata­ron» que, esta­ba exten­di­do sobre fon­dos de un ban­co suizo.

En el mis­mo tex­to se espe­cu­la­ba con el ini­cio de una ofen­si­va con­tra los diri­gen­tes de las dos ramas de ETA pro­mo­vi­da por per­so­nas que habían pues­to pre­cio a los mili­tan­tes más cono­ci­dos. En la lis­ta apa­re­cía Per­tur. La Tri­ple A rei­vin­di­có su des­apa­ri­ción a los tres días de pro­du­cir­se y una sema­na des­pués lo hizo una mar­ca que, pos­te­rior­men­te, ten­dría mucha pre­sen­cia: el Bata­llón Vas­co Español.

En los días inme­dia­ta­men­te pos­te­rio­res a la des­apa­ri­ción de Per­tur, el comi­sa­rio jefe de la Poli­cía de Irún, Eduar­do López Matu­ra­na, detu­vo a su madre, Mar­ta Ber­ga­retxe, cuan­do tra­ta­ba de cru­zar la fron­te­ra en bus­ca de noti­cias. Y con la excu­sa de que que­ría pro­te­ger­la de una ame­na­za que no pre­ci­só, la retu­vo ile­gal­men­te tres días en su pro­pio domicilio.

Según docu­men­ta la jus­ti­cia fran­ce­sa, al mis­mo tiem­po que el jefe de la Poli­cía de Irún rete­nía a la madre de Per­tur, dos gen­dar­mes comu­ni­ca­ban a Pie­rre Lar­za­bal, el cura de Sokoa, y al letra­do Abe­berry, cono­ci­dos nacio­na­lis­tas vas­co-fran­ce­ses, la pro­pues­ta, tras­la­da­da expre­sa­men­te des­de la comi­sa­ría de Irún, de que si apa­re­cían los poli­cías José Luis Mar­tí­nez Mar­tí­nez y Jesús María Gon­zá­lez Itue­ro la madre de Per­tur reco­bra­ría su liber­tad. Tres meses antes, la tar­de del 4 de abril de 1976, ambos agen­tes des­apa­re­cie­ron en las pro­xi­mi­da­des de un cine de Hen­da­ya, en una acción atri­bui­da a ETA.

El 28 de julio de 1976, el dia­rio ves­per­tino de la cade­na del Movi­mien­to Uni­dad, edi­ta­do en San Sebas­tián, for­mu­la­ba la siguien­te pre­gun­ta: «¿Can­je del eta­rra por los dos ins­pec­to­res secues­tra­dos?». El tex­to seña­la­ba «la posi­bi­li­dad de que el pre­sun­to gru­po de la extre­ma dere­cha que lo haya secues­tra­do quie­re lle­gar a un enten­di­mien­to con ETA, que está rela­cio­na­do con otro asun­to simi­lar. El acuer­do podía ser can­jear a Per­tur por los dos ins­pec­to­res de poli­cía de San Sebas­tián que des­apa­re­cie­ron el 4 de abril en Hendaya».

Estos hechos coin­ci­den en el tiem­po con la pro­pues­ta que un agen­te del con­tra­es­pio­na­je fran­cés hizo al enton­ces diri­gen­te de ETA polí­ti­co-mili­tar Sabin Acha­lan­ba­so, com­pa­ñe­ro de Per­tur. Se tra­ta­ría de inter­cam­biar infor­ma­ción sobre el para­de­ro de Per­tur a cam­bio de infor­ma­ción sobre el para­de­ro de Car­los Ilich Ramí­rez, más cono­ci­do como el terro­ris­ta Car­los, dete­ni­do a prin­ci­pios de los noven­ta y lue­go encar­ce­la­do en Francia.

Trein­ta y cin­co años des­pués, la inves­ti­ga­ción sigue abier­ta. La fami­lia de Per­tur ha soli­ci­ta­do las decla­ra­cio­nes de López Matu­ra­na y del ex gober­na­dor civil de Gui­púz­coa Emi­lio Rodrí­guez Román. La des­apa­ri­ción de Per­tur se enmar­ca en un con­tex­to de cola­bo­ra­ción entre orga­ni­za­cio­nes fas­cis­tas a esca­la inter­na­cio­nal con­tra des­ta­ca­dos izquier­dis­tas, con el apo­yo de los res­tos de apa­ra­tos esta­ta­les tota­li­ta­rios y de una poten­cia des­co­no­ci­da, según el documental.

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