Agen­da de liber­tad en Inter­net” según los Esta­dos Uni­dos – Evgeny Morozov

Cuan­do Hillary Clin­ton pro­nun­ció su pri­mer dis­cur­so sobre la liber­tad en enero de 2010 poco sabía ella sobre Wiki­Leaks y las aún por venir revuel­tas en Túnez y Egip­to. Pro­cla­man­do la liber­tad en Inter­net como una nue­va prio­ri­dad para la polí­ti­ca exte­rior de Esta­dos Uni­dos, Clin­ton pro­por­cio­nó esca­sos deta­lles sobre cómo esta nue­va ini­cia­ti­va idea­lis­ta podría ajus­tar­se a sus fun­da­men­tos de la “real­po­li­tik” – los que a menu­do han valo­ra­do a la esta­bi­li­dad por enci­ma de la libertad.

El más recien­te dis­cur­so de Clin­ton, rea­li­za­do el 15 de febre­ro en la Uni­ver­si­dad Geor­ge Washing­ton, inten­tó sacar pro­ve­cho del entu­sias­mo uni­ver­sal sobre el papel de las redes socia­les en los recien­tes acon­te­ci­mien­tos en el Orien­te Medio, tam­bién para corre­gir algu­nos de los exce­sos retó­ri­cos del 2010, y tra­tar de con­ci­liar las con­tra­dic­cio­nes inhe­ren­tes a la aspi­ra­ción de expor­tar la liber­tad de Inter­net en el extran­je­ro, mien­tras que en el hogar, la Agen­cia de Segu­ri­dad Nacio­nal y el Depar­ta­men­to de Segu­ri­dad Nacio­nal bus­can una mayor super­vi­sión en el ciber­es­pa­cio, con lo que limi­tan dicha libertad.

Ha des­apa­re­ci­do el pun­to de vis­ta de la Gue­rra Fría sobre la Inter­net como una red más rápi­da y más lige­ra que los faxes. Mien­tras que el dis­cur­so del 2010 de Clin­ton esta­ba lleno de refe­ren­cias a la “infor­ma­ción de tipo cor­ti­na [que] está des­cen­dien­do a gran par­te del mun­do”, al Muro de Ber­lín, que está sien­do reem­pla­za­do por “muros vir­tua­les”, y “videos vira­les y entra­das de blog [que] están con­vir­tien­do en los ’samiz­dat’ de nues­tros días “, su dis­cur­so más recien­te ha evi­ta­do tales cli­chés y metá­fo­ras bana­les his­tó­ri­ca­men­te inade­cua­da por completo.

Otra noti­cia es que el Depar­ta­men­to de Esta­do está rea­cio a tomar una pos­tu­ra en el deba­te sobre si la Inter­net es una herra­mien­ta de libe­ra­ción o de opre­sión (Clin­ton carac­te­ri­zó este deba­te como “en gran medi­da fue­ra de lugar”). Cla­ra­men­te, es una herra­mien­ta para ambos; el gra­do en que es libe­ra­do­ra u opre­so­ra a menu­do depen­de del con­tex­to polí­ti­co y social – y no de las carac­te­rís­ti­cas indi­vi­dua­les de una deter­mi­na­da tec­no­lo­gía de Internet.

La mala noti­cia es sobre lo que no habla el dis­cur­so de Clin­ton. Son estas omi­sio­nes las que nos dicen mucho más acer­ca de cómo pien­sa el gobierno de los EE.UU. sobre un tema tan com­ple­jo como la liber­tad en Internet.

Por des­gra­cia, ape­nas hubo algu­na men­ción del papel que las pro­pias empre­sas de los Esta­dos Uni­dos jue­gan en la supre­sión de la liber­tad en Inter­net. Pre­su­mi­ble­men­te, es bas­tan­te emba­ra­zo­so para Hillary Clin­ton que Narus – una com­pa­ñía ame­ri­ca­na aho­ra pro­pie­dad de Boeing – sumi­nis­tra en Egip­to la tec­no­lo­gía que le per­mi­tía al gobierno espiar a los usua­rios de Internet.

Lue­go está el espi­no­so tema de nues­tra cre­cien­te depen­den­cia de empre­sas como Face­book, Twit­ter y Goo­gle como los pro­vee­do­res de infra­es­truc­tu­ra digi­tal que hace el ciber-acti­vis­mo posi­ble. Clin­ton tenía razón al reco­no­cer que la Inter­net es “el espa­cio públi­co del siglo 21″ – pero en la actua­li­dad este espa­cio se sien­te y se pare­ce más a un cen­tro comer­cial que a un par­que comunitario.

La impre­sión que uno reci­be tras ver los últi­mos acon­te­ci­mien­tos en Egip­to y Túnez, es que estas revuel­tas ocu­rrie­ron no por cau­sa de Face­book, Twit­ter y Goo­gle – sino a pesar de ellos. Mien­tras que sus ser­vi­cios fue­ron uti­li­za­dos amplia­men­te por los acti­vis­tas sobre el terreno, las empre­sas matri­ces han esta­do muy tran­qui­las. Y por una bue­na razón: todos ellas tie­nen nego­cios de inte­rés glo­bal y un ojo en la expan­sión hacia el exte­rior. Ser vis­tas como el equi­va­len­te digi­tal de La Voz de Amé­ri­ca las obli­ga a crear com­pro­mi­sos adi­cio­na­les en impor­tan­tes mercados.

Sin embar­go, el reto más difí­cil no reco­no­ci­do para el futu­ro de la “Agen­da de Liber­tad en Inter­net” pue­de pro­ve­nir de den­tro del gobierno de los EE.UU. Si bien es mara­vi­llo­so que tan­tos jóve­nes acti­vis­tas pue­dan mani­fes­tar­se a tra­vés de Inter­net, la reali­dad es que en dema­sia­dos casos se va a uti­li­zar para luchar con­tra los mis­mos gobier­nos que los EE.UU. han apo­ya­do duran­te déca­das. Por tan­to, Washing­ton a menu­do se encon­tra­rá en una posi­ción bas­tan­te des­agra­da­ble con la for­ma­ción de blo­gue­ros ára­bes para opo­ner­se a las fuer­zas de poli­cía loca­les que Washing­ton ha arma­do y entrenado.

Uno ten­dría que ser muy inge­nuo para creer que las redes socia­les hechas en Esta­dos Uni­dos serán siem­pre más pode­ro­sas que la espa­da hecha en Esta­dos Uni­dos. En el peor de los casos, el Depar­ta­men­to de Esta­do pue­de que ali­men­te las fal­sas espe­ran­zas de estos acti­vis­tas juve­ni­les de que sus que­jas ten­drán prio­ri­dad sobre los agra­vios de las dic­ta­du­ras pro-esta­dou­ni­den­ses que Washing­ton apo­ya. Es evi­den­te que lo que hay que hacer no es dejar de apo­yar a los ciber-acti­vis­tas, sino dejar de apo­yar a sus oponentes.

El peli­gro aquí es que el “noble e idea­lis­ta empu­je” de Washing­ton para pro­mo­ver la liber­tad en Inter­net pue­de ser­vir como otra excu­sa para no vol­ver a exa­mi­nar y corre­gir las bases de la “real­po­li­tik” pro­fun­da­men­te cíni­ca de la polí­ti­ca exte­rior de EE.UU.

(Toma­do de The Huf­fing­ton Post. Tra­du­ci­do por Rafael Gon­zá­lez Esca­lo­na para Cubadebate)

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