Los dos terre­mo­tos – Fidel Castro

Un fuer­te terre­mo­to de mag­ni­tud 8,9 estre­me­ció hoy a Japón. Lo más preo­cu­pan­te es que las pri­me­ras noti­cias habla­ban de miles de muer­tos y des­apa­re­ci­dos, cifras real­men­te inusi­ta­das en un país desa­rro­lla­do don­de todo se cons­tru­ye a prue­ba de terre­mo­tos. Inclu­so, se habla­ba de un reac­tor nuclear fue­ra de con­trol. Horas des­pués se infor­mó que las cua­tro plan­tas nuclea­res pró­xi­mas a la zona más afec­ta­da esta­ban con­tro­la­das. Se infor­ma­ba igual­men­te de un tsu­na­mi de 10 metros de altu­ra, que pro­vo­có aler­ta de mare­mo­to en todo el Pacífico.

El sis­mo se ori­gi­nó a 24,4 kiló­me­tros de pro­fun­di­dad y a 100 kiló­me­tros de la cos­ta. De haber­se pro­du­ci­do a menos pro­fun­di­dad y dis­tan­cia, las con­se­cuen­cias habrían sido más graves.

Hubo des­pla­za­mien­to del eje del pla­ne­ta. Era el ter­cer fenó­meno de gran inten­si­dad que se pro­du­cía en menos de dos años: Hai­tí, Chi­le y Japón. No se pue­de cul­par al hom­bre de tales tra­ge­dias. Cada país, con segu­ri­dad, hará lo que esté a su alcan­ce para ayu­dar a ese labo­rio­so pue­blo que fue el pri­me­ro en sufrir un inne­ce­sa­rio e inhu­mano ata­que nuclear.

De acuer­do con el Cole­gio Ofi­cial de Geó­lo­gos de Espa­ña, la ener­gía libe­ra­da por el sis­mo equi­va­le a 200 millo­nes de tone­la­das de dinamita.

Una infor­ma­ción de últi­ma hora, trans­mi­ti­da por la AFP, expre­sa que la com­pa­ñía eléc­tri­ca japo­ne­sa Tok­yo Elec­tric Power comu­ni­có que: “De acuer­do con las ins­truc­cio­nes guber­na­men­ta­les, hemos libe­ra­do par­te del vapor que con­tie­ne sus­tan­cias radioactivas…”

“Segui­mos la situa­ción. Has­ta el momen­to no hay problema…”

“Tam­bién se seña­la­ban des­arre­glos rela­cio­na­dos con el enfria­mien­to en tres reac­to­res de una segun­da cen­tral cer­ca­na, Fukushi­ma 2.

“El Gobierno orde­nó la eva­cua­ción de las zonas cir­cun­dan­tes en un radio de 10 km en el caso de la pri­me­ra cen­tral y de 3 km en el caso de la segunda.”

Otro terre­mo­to, de carác­ter polí­ti­co, poten­cial­men­te más gra­ve, es el que tie­ne lugar en torno a Libia, y afec­ta de un modo u otro a todos los países.

El dra­ma que vive ese país está en pleno auge, y su des­en­la­ce es toda­vía incierto.

Un gran corre corre se armó ayer en el Sena­do de Esta­dos Uni­dos cuan­do James Clap­per, Direc­tor Nacio­nal de Inte­li­gen­cia, afir­mó en el Comi­té de Ser­vi­cios Arma­dos: “No creo que Gad­da­fi ten­ga inten­ción algu­na de irse. Por las evi­den­cias de que dis­po­ne­mos, pare­ce que se está ins­ta­lan­do en un pro­ce­so de lar­ga duración.”

Agre­gó que Gad­da­fi cuen­ta con dos bri­ga­das que “son muy leales” .

Seña­ló que “los ata­ques aéreos del Ejér­ci­to fiel a Gad­da­fi han daña­do ‘prin­ci­pal­men­te’ edi­fi­cios e infra­es­truc­tu­ra, más que cau­sar bajas entre la población”.

El tenien­te gene­ral Ronald Bur­gess, direc­tor de la Agen­cia de Inte­li­gen­cia de Defen­sa, en la mis­ma audien­cia ante el Sena­do dijo: “Gad­da­fi pare­ce que ‘va a seguir en el poder, a menos que otra diná­mi­ca cam­bie el momen­to actual’.”

“La opor­tu­ni­dad que los rebel­des habían teni­do al comien­zo del levan­ta­mien­to popu­lar ha ‘comen­za­do a cam­biar’.” Aseguró.

No alber­go duda algu­na de que Gad­da­fi y la direc­ción libia come­tie­ron un error al con­fiar en Bush y en la OTAN, como se pue­de dedu­cir de lo que escri­bí en la Refle­xión del día 9.

Tam­po­co dudo de las inten­cio­nes de Esta­dos Uni­dos y la OTAN de inter­ve­nir mili­tar­men­te en Libia y abor­tar la ola revo­lu­cio­na­ria que sacu­de el mun­do árabe.

Los pue­blos que se opo­nen a la inter­ven­ción de la OTAN y defien­den la idea de una solu­ción polí­ti­ca sin inter­ven­ción extran­je­ra, alber­gan la con­vic­ción de que los patrio­tas libios defen­de­rán su Patria has­ta el últi­mo aliento.

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