En mar­cha – Ion Ando­ni del Amo

Y sin embar­go, se mue­ve. Lo decía­mos hace algo más de un año, en pleno pro­ce­so de deba­te en la izquier­da aber­tza­le, del que sal­dría como resul­ta­do «Zutik Eus­kal Herria». Y vaya si se ha movi­do todo. Des­pués de un lar­go perio­do de tran­si­ción, pare­ce que ya pode­mos afir­mar que entra­mos de lleno en un nue­vo ciclo. No lo nie­ga ya ni Basagoiti.

El pri­mer cam­bio con­fir­ma los plan­tea­mien­tos que impul­sa­ban el movi­mien­to. El con­flic­to polí­ti­co se ha resi­tua­do: las actua­cio­nes del Esta­do que­dan cada vez más evi­den­cia, el Esta­do está des­nu­do. Vie­ne ocu­rrien­do des­de la ope­ra­ción con­tra los diri­gen­tes de la izquier­da aber­tza­le, y acre­cen­tán­do­se a medi­da que el pro­ce­so avan­za. Las movi­li­za­cio­nes por los dere­chos civi­les y polí­ti­cos (des­de las anti­rre­pre­si­vas a la polí­ti­ca peni­ten­cia­ria o la recla­ma­ción de elec­cio­nes libres y demo­crá­ti­cas) aglu­ti­nan pro­gre­si­va­men­te mayor masa social. Es cier­to que con­ti­núan deten­cio­nes y las sos­pe­chas de tor­tu­ras se acen­túan, pero si la apues­ta se man­tie­ne fir­me sin caer en pro­vo­ca­cio­nes, la polí­ti­ca de la mani­pu­la­ción y la repre­sión ape­nas podrá sos­te­ner­se. La car­ga de la prue­ba se ha trasladado.

El otro gran cam­bio ope­ra en una recon­fi­gu­ra­ción del espec­tro polí­ti­co de izquier­da sobe­ra­nis­ta en par­ti­cu­lar, pero que afec­ta igual­men­te a todo el mun­do aber­tza­le y al con­jun­to del arco polí­ti­co. El ner­vio­sis­mo y los movi­mien­tos son ince­san­tes. El más tumul­tuo­so y curio­so ata­ñe pro­ba­ble­men­te a Eus­ko Alkar­ta­su­na y Ara­lar. Por un lado, se pro­du­ce una pro­gre­si­va con­fluen­cia estra­té­gi­ca entre aque­llos que venían del nacio­na­lis­mo ins­ti­tu­cio­nal y el mun­do de la izquier­da aber­tza­le. Por otro, una evo­lu­ción de Ara­lar des­de ese ori­gen de izquier­da aber­tza­le has­ta una apro­xi­ma­ción con el nacio­na­lis­mo ins­ti­tu­cio­nal. Los cami­nos de Ara­lar y EA, ope­ran­do en sen­ti­dos opues­tos, pare­cen cru­zar­se y lo hacen espe­cial­men­te en Nafarroa.

Con todo, aun­que los cam­bios y la recom­po­si­ción de alian­zas esté en este momen­to al rojo vivo, no se tra­ta de súbi­tas con­ver­sio­nes en el últi­mo año, antes bien, de pro­ce­sos de refle­xión que vie­nen de lejos y se han dado, en un sen­ti­do o en otro, en todas las orga­ni­za­cio­nes de izquier­da sobe­ra­nis­ta. Refle­xión que ha pivo­ta­do sobre tres ejes prin­ci­pa­les, con mayor inten­si­dad de uno u otro según las con­di­cio­nes par­ti­cu­la­res de cada orga­ni­za­ción. Por un lado, la nece­si­dad estra­té­gi­ca de ver­te­bra­ción de un blo­que de izquier­da sobe­ra­nis­ta, como motor simul­tá­neo de la lucha nacio­nal y social. Por otro, y com­ple­men­ta­rio, una refle­xión crí­ti­ca sobre la expe­rien­cia de par­ti­ci­pa­ción y cola­bo­ra­ción ins­ti­tu­cio­nal con gobier­nos de dere­cha nacio­na­lis­ta. Y por últi­mo, la refle­xión sobre la nece­si­dad de una apues­ta por los medios exclu­si­va­men­te polí­ti­cos y demo­crá­ti­cos, por la acu­mu­la­ción de fuer­zas median­te la lucha ins­ti­tu­cio­nal, de masas, ideo­ló­gi­ca y de des­obe­dien­cia civil. La refle­xión, que comien­za por algu­nos gru­pos mino­ri­ta­rios y es com­par­ti­da entre ellos, cris­ta­li­za­ría pro­gre­si­va­men­te en la mayo­ría de las orga­ni­za­cio­nes, en un pro­ce­so no lineal y que supo­ne en algu­nos casos rup­tu­ras, en uno u otro sen­ti­do, entre quie­nes com­par­ten estos plan­tea­mien­tos y los que no.

Fru­to de tales deba­tes y recom­po­si­cio­nes, se con­so­li­da un pri­mer agru­pa­mien­to de fuer­zas: el acuer­do Eus­kal Herria Ezke­rre­tik entre la izquier­da aber­tza­le, EA y Alter­na­ti­ba. Ara­lar, que duran­te estos meses había hui­do como de la pes­te de cual­quier ima­gen de tra­ba­jo en común con los ante­rio­res, que­da al mar­gen, con­so­li­dan­do acuer­dos con el PNV para man­te­ner media Nafa­rroa Bai. De tal for­ma que el espec­tro polí­ti­co de izquier­da sobe­ra­nis­ta pare­ce con­so­li­dar­se, en este momen­to ini­cial, en dos espa­cios. Por un lado, el agru­pa­mien­to de fuer­zas sobe­ra­nis­tas e inde­pen­den­tis­tas de izquier­das en torno a Eus­kal Herria Ezke­rre­tik. Por otro, el espa­cio de Ara­lar, con unos per­fi­les ideo­ló­gi­cos más sua­vi­za­dos y una cla­ra voca­ción ins­ti­tu­cio­na­lis­ta. No es algo nuevo.

Tra­di­cio­nal­men­te vie­ne exis­tien­do en Eus­kal Herria un peque­ño espa­cio polí­ti­co, de una voca­ción más ins­ti­tu­cio­nal, que en su momen­to se agru­pó en torno a la pri­me­ra Eus­ka­di­ko Ezke­rra, ante la deri­va final y des­apa­ri­ción de ésta pare­ció aso­mar en par­te en torno a EB, y aho­ra bien pudie­ra ver­te­brar Ara­lar, afor­tu­na­da­men­te con unos per­fi­les aber­tza­les y eus­kal­tza­les más defi­ni­dos. Es cier­to que la acu­mu­la­ción de fuer­zas ver­te­bra­da en torno a «EH Ezke­rre­tik» ‑y otros ante­rio­res movi­mien­tos expan­si­vos de la izquier­da aber­tza­le- aspi­ra a inte­grar ‑y ya lo hace en par­te- a un espec­tro amplio, un fren­te amplio con aspi­ra­cio­nes hege­mó­ni­cas. Pero la exis­ten­cia de ese otro espa­cio dife­ren­cia­do, en este pri­mer momen­to, no debe vivir­se de for­ma trau­má­ti­ca. Pue­de inclu­so que se sume más por sepa­ra­do: este actual Ara­lar de per­fi­les ideo­ló­gi­cos «ama­bles» podría aspi­rar a atraer cier­to elec­to­ra­do sobe­ra­nis­ta del des­orien­ta­do PNV.

Con todo, la pre­sen­ta­ción de Sor­tu ‑y la pro­ba­ble pre­sen­cia elec­to­ral del blo­que polí­ti­co de Eus­kal Herria Ezke­rre­tik- pare­cen haber pro­du­ci­do un giro des­de la pos­tu­ra nega­cio­nis­ta man­te­ni­da estos meses por PNV y Ara­lar. Espe­cial­men­te Ara­lar habla aho­ra ‑obvian­do el acuer­do Eus­kal Herria Ezke­rre­tik- de recom­po­si­ción futu­ra del espa­cio de izquier­da aber­tza­le. Un obje­ti­vo que, de una for­ma u otra, se apa­re­ce insos­la­ya­ble a medio pla­zo. De momen­to, es cier­to, hay una pri­me­ra y poten­te acu­mu­la­ción en mar­cha sobre la que comen­zar a impul­sar cam­bios polí­ti­cos y socia­les, pero tal acuer­do no debe ser cerra­do, antes bien, per­ma­nen­te­men­te abierto.

Es más, en este nue­vo ciclo las refle­xio­nes que han con­tri­bui­do a abrir­lo siguen vigen­tes y en ellas habrá que pro­fun­di­zar, espe­cial­men­te en dos aspec­tos. Por un lado, el man­te­ni­mien­to uni­la­te­ral de la ini­cia­ti­va, fren­te a las diná­mi­cas repre­si­vas que siguen y aún con­ti­nua­rán, aun­que cada vez más en evi­den­cia. Por otro, arti­cu­lar equi­li­bra­da­men­te la dimen­sión ins­ti­tu­cio­nal con las luchas ideo­ló­gi­cas y de masas, y con los movi­mien­tos socia­les. Las refle­xio­nes y expe­rien­cias pasa­das resul­tan impor­tan­tes, para bien y para mal. Está cla­ro que el movi­mien­to de izquier­da sobe­ra­nis­ta e inde­pen­den­tis­ta no se pue­de arti­cu­lar sobre todos ‑aun­que sí sobre muchos de ellos- los pará­me­tros polí­ti­cos sobre los que se ha estruc­tu­ra­do has­ta aho­ra, pero mucho menos sobre aque­llos en torno a los cua­les pivo­ta la Ara­lar de los últi­mos años. Habrá que inven­tar algu­nos y res­ca­tar otros.

Pero ese blo­que de izquier­da sobe­ra­nis­ta se aven­tu­ra deter­mi­nan­te ‑y de ahí algu­nos ner­vio­sis­mos- para rom­per el actual esce­na­rio polí­ti­co. Un esce­na­rio en el que algu­nos pare­cían haber­se ins­ta­la­do cómo­da­men­te. Por un lado, y de for­ma evi­den­te, aque­llos que habían alcan­za­do, y aspi­ra­ban a ampliar, mayo­rías fabri­ca­das usur­pan­do repre­sen­ta­ción popu­lar. Pero tam­bién quie­nes se pos­tu­la­ban como alter­na­ti­va úni­ca fren­te a éstos, enar­bo­lan­do un dis­cur­so del mie­do, al tiem­po que en Madrid pac­ta­ban con ellos saqueos de pen­sio­nes y lógi­cas pro­nu­clea­res. Un esce­na­rio cómo­do, efec­ti­va­men­te, para la apli­ca­ción de esa ofen­si­va neo­li­be­ral de recor­tes, con la mayo­ría sin­di­cal exclui­da por el sin­di­ca­lis­mo pac­tis­ta ins­ta­la­do en Lakua, y el deba­te pivo­tan­do exclu­si­va­men­te en torno al «que vie­ne el PP-PSOE a las Dipu­tacio­nes». La arti­cu­la­ción elec­to­ral de un blo­que de izquier­da sobe­ra­nis­ta e inde­pen­den­tis­ta vuel­ca ese table­ro de jue­go, des­mo­ro­na el frau­de elec­to­ral del PP-PSOE, y lo pue­de hacer, ade­más, des­de pará­me­tros de cam­bio polí­ti­co, sí, pero tam­bién social en estos momen­tos de saqueo des­de el poder. Apa­re­ce como la fuer­za que pue­de remo­ver el esce­na­rio polí­ti­co y for­zar movi­mien­tos. Eso es lo que está en jue­go en las manio­bras elec­to­ra­les, poli­cia­les y en la cues­tión de la lega­li­za­ción. A algu­nos se les aca­ba la diversión.

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