35 años del 3 de mar­zo, el cri­men fas­cis­ta de Gas­teiz que el esta­do no pue­de ocultar


Han pasa­do 35 años de la cri­mi­nal actua­ción pro­ta­go­ni­za­da por la Poli­cía Arma­da el 3 de mar­zo de 1976 en Gas­teiz. Aquel día cin­co tra­ba­ja­do­res fue­ron ase­si­na­dos y más de un cen­te­nar resul­ta­ron heri­dos, algu­nos de extre­ma gra­ve­dad, como con­se­cuen­cia de las balas dis­pa­ra­das con­tra una masa inde­fen­sa que se dis­po­nía a cele­brar una pací­fi­ca asam­blea valo­ra­ti­va de la jor­na­da de huel­ga gene­ral en la igle­sia de San Fran­cis­co del barrio gas­teiz­ta­rra de Zara­ma­ga y que huía medio asfi­xia­da por los gases lacri­mó­ge­nos lan­za­dos en su inte­rior por las fuer­zas que se decían de Orden Públi­co y Segu­ri­dad del Estado.

Nadie pue­de dudar a la hora de defi­nir la masa­cre come­ti­da el 3 de mar­zo en Gas­teiz como cri­men de lesa huma­ni­dad. Tan­to en la for­ma de per­pe­trar­la como por su mani­fies­ta inten­cio­na­li­dad, todo ello uni­do a que esta actua­ción no fue una acción ais­la­da, sino que esta­ba encua­dra­da en un con­tex­to de repre­sión sis­te­má­ti­ca y gene­ra­li­za­da cuyo obje­ti­vo final era dar con­ti­nui­dad al régi­men dic­ta­to­rial exis­ten­te, no ofre­ce dudas sobre su cata­lo­ga­ción, esto es, cri­men de lesa huma­ni­dad. Menos aún cuan­do el pro­pio Manuel Fra­ga, a la sazón uno de los máxi­mos res­pon­sa­bles e induc­to­res de la matan­za, expre­só el carác­ter ejem­pla­ri­zan­te de la actua­ción poli­cial y de las trá­gi­cas con­se­cuen­cias que pudie­ran deri­var­se de la alte­ra­ción del orden impues­to y establecido.

La ONU, su Comi­sión de Dere­chos Huma­nos, reco­ge la obli­ga­ción de los esta­dos de adop­tar medi­das efi­ca­ces para luchar con­tra la impu­ni­dad, enten­dien­do por impu­ni­dad la inexis­ten­cia (de hecho o de dere­cho) de res­pon­sa­bi­li­dad penal por par­te de los auto­res de vio­la­cio­nes, así como de res­pon­sa­bi­li­dad civil, admi­nis­tra­ti­va o dis­ci­pli­na­ria, por­que esca­pan a toda inves­ti­ga­ción con miras a su incul­pa­ción, deten­ción, pro­ce­sa­mien­to y, en caso de ser reco­no­ci­dos cul­pa­bles, con­de­na a penas apro­pia­das, inclu­so a la indem­ni­za­ción del daño cau­sa­do a sus víctimas.

A pesar de lo expues­to y haber trans­cu­rri­dos 35 años, el Esta­do espa­ñol, hacien­do caso omi­so de estas reso­lu­cio­nes, con­ti­núa ampa­ran­do la impu­ni­dad de los hechos del 3 de mar­zo, así como de otros muchos acon­te­ci­mien­tos trá­gi­cos. Todos nues­tros inten­tos en el enjui­cia­mien­to de los res­pon­sa­bles han sido bal­díos y se han vis­to fre­na­dos por la apli­ca­ción de una ley de «pun­to final», la mal lla­ma­da de Amnis­tía de 1977, y por la pres­crip­ción de los hechos por el tiem­po trans­cu­rri­do, con­cep­tos ambos con­tra­rios a la legis­la­ción inter­na­cio­nal en mate­ria de dere­chos huma­nos apli­ca­bles a los deli­tos de geno­ci­dio y crí­me­nes de lesa humanidad.

Así, en este sen­ti­do y reco­gien­do nue­va­men­te reso­lu­cio­nes de la Comi­sión de Dere­chos Humaos de la ONU, pode­mos leer con res­pec­to de las actua­cio­nes vio­len­tas de los apa­ra­tos y fun­cio­na­rios del Esta­do: «Es menes­ter dero­gar o abo­lir la legis­la­ción y las regla­men­ta­cio­nes e ins­ti­tu­cio­nes admi­nis­tra­ti­vas que con­tri­bu­yan a las vio­la­cio­nes de los dere­chos huma­nos o que las legi­ti­men. En par­ti­cu­lar, es menes­ter dero­gar o abo­lir las leyes o los tri­bu­na­les de emer­gen­cia de todo tipo que infrin­gen los dere­chos y las liber­ta­des fun­da­men­ta­les garan­ti­za­dos en la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de Dere­chos Huma­nos y en el Pac­to Inter­na­cio­nal de Dere­chos Civi­les y Polí­ti­cos. Deben pro­mul­gar­se las medi­das legis­la­ti­vas nece­sa­rias para ase­gu­rar la pro­tec­ción de los dere­chos huma­nos y sal­va­guar­dar las ins­ti­tu­cio­nes y los pro­ce­sos demo­crá­ti­cos. Como base de tales refor­mas, duran­te perío­dos de res­tau­ra­ción o tran­si­ción a la demo­cra­cia y/​o a la paz, los esta­dos debe­rán empren­der un examen amplio de su legis­la­ción y sus regla­men­ta­cio­nes administrativas.»

Y en refe­ren­cia a las medi­das o leyes de amnis­tía y sus bene­fi­cia­rios, se cita: «Inclu­so cuan­do ten­ga por fina­li­dad crear con­di­cio­nes pro­pi­cias para alcan­zar un acuer­do de paz o favo­re­cer la recon­ci­lia­ción nacio­nal, la amnis­tía y demás medi­das de cle­men­cia se apli­ca­rán den­tro de los siguien­tes límites:

1. Los auto­res de deli­tos gra­ves con­for­me al Dere­cho inter­na­cio­nal no podrán bene­fi­ciar­se de esas medi­das mien­tras el esta­do no cum­pla las obli­ga­cio­nes enu­me­ra­das en el prin­ci­pio 19 o los auto­res hayan sido some­ti­dos a jui­cio ante un tri­bu­nal com­pe­ten­te, sea inter­na­cio­nal o inter­na­cio­na­li­za­do o nacio­nal, fue­ra del esta­do de que se trata.

2. La amnis­tía y otras medi­das de cle­men­cia no afec­tan al dere­cho de las víc­ti­mas a repa­ra­ción pre­vis­to en los prin­ci­pios 31 a 34, y no menos­ca­ba­rán en el dere­cho a saber.

3. Como la amnis­tía pue­de inter­pre­tar­se como un reco­no­ci­mien­to de cul­pa, no podrá impo­ner­se a las per­so­nas enjui­cia­das o con­de­na­das por hechos acae­ci­dos duran­te el ejer­ci­cio pací­fi­co del dere­cho a la liber­tad de opi­nión y de expre­sión. Cuan­do esas per­so­nas no hayan hecho más que ejer­cer ese dere­cho legí­ti­mo, garan­ti­za­do por los artícu­los 18 a 20 de la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de Dere­chos Huma­nos, y 18, 19, 21 y 22 del Pac­to Inter­na­cio­nal de Dere­chos Civi­les y Polí­ti­cos, una ley debe­rá con­si­de­rar nula y sin valor res­pec­to de ellas toda deci­sión judi­cial o de otro tipo que les con­cier­na; se pon­drá fin a su reclu­sión sin con­di­cio­nes ni plazos.

4. Toda per­so­na con­de­na­da por infrac­cio­nes que no sean las pre­vis­tas en el apar­ta­do 3 del pre­sen­te prin­ci­pio y que entren en el ámbi­to de apli­ca­ción de la amnis­tía podrá recha­zar la amnis­tía y soli­ci­tar que se revi­se su pro­ce­so si no ha teni­do un jui­cio impar­cial y con las debi­das garan­tías, pre­vis­tas en los artícu­los 10 y 11 de la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de Dere­chos Huma­nos y en los artícu­los 9, 14 y 15 del Pac­to Inter­na­cio­nal de Dere­chos Civi­les y Polí­ti­cos, o si ha sido con­de­na­da sobre la base de una decla­ra­ción que, según se haya esta­ble­ci­do, ha sido hecha como resul­ta­do de interrogatorios.»

En cuan­to a la pres­crip­ción de estos deli­tos, se reco­ge: «La pres­crip­ción de una infrac­ción penal, tan­to en lo que res­pec­ta a las dili­gen­cias como a las penas, no podrá correr duran­te el perío­do en que no exis­tan recur­sos efi­ca­ces con­tra esa infrac­ción. La pres­crip­ción no se apli­ca­rá a los deli­tos gra­ves con­for­me el Dere­cho inter­na­cio­nal que sean por natu­ra­le­za impres­crip­ti­bles. Cuan­do se apli­ca, la pres­crip­ción no podrá invo­car­se en las accio­nes civi­les o admi­nis­tra­ti­vas enta­bla­das por las víc­ti­mas para obte­ner reparación.»

Aten­dien­do a toda esta legis­la­ción, pode­mos apre­ciar cómo el Esta­do espa­ñol ha actua­do com­ple­ta­men­te con­tra el Dere­cho inter­na­cio­nal y ha vul­ne­ra­do los dere­chos de mul­ti­tud de per­so­nas afec­ta­das, y entre ellas las que lo fue­ron el 3 de mar­zo de 1976 en Gasteiz.

Se nos ha nega­do el dere­cho a un jui­cio en base a la pres­crip­ción, como hemos vis­to con­tra­rio a la legis­la­ción inter­na­cio­nal. Se nos ha argu­men­ta­do tam­bién que los hechos han sido amnis­tia­dos, lo que tam­bién con­tra­vie­ne la legis­la­ción, y en este aspec­to por par­ti­da doble, ya que ni se pue­de amnis­tiar a los res­pon­sa­bles polí­ti­cos y mate­ria­les de la masa­cre, como tam­po­co, como así lo fue­ron, a los obre­ros encar­ce­la­dos acu­sa­dos de sedi­ción, una acu­sa­ción fal­sa e intere­sa­da que úni­ca­men­te pre­ten­día jus­ti­fi­car la actua­ción criminal.

Vamos con­si­guien­do, no sin gran­des esfuer­zos, avan­zar en el camino de la ver­dad. En este apar­ta­do exi­gi­mos la crea­cio­nes de comi­sio­nes de la ver­dad, y como ejem­plo a seguir pue­den fijar­se en el infor­me Savi­lle ela­bo­ra­do por encar­go del Gobierno bri­tá­ni­co y que, tras sus demo­le­do­ras con­clu­sio­nes, el pro­pio pri­mer minis­tro David Came­ron no ha duda­do en pedir per­dón por la atro­ci­dad come­ti­da en Derry en el Bloody Sunday.

Vamos con­si­guien­do tam­bién tími­dos pasos en la repa­ra­ción, pero ante todo con­si­de­ra­mos impres­cin­di­ble y fun­da­men­tal rom­per con la impu­ni­dad ancla­da en el tiem­po del Esta­do espa­ñol. ¡Exi­gi­mos jus­ti­cia efec­ti­va ya!

Martxoak 3 Elkar­tea, jun­to con los demás gru­pos memo­ria­lis­tas que con­for­ma­mos Lau Hai­ze­ta­ra Gogoan, de la mano y ampa­ro de la legis­la­ción inter­na­cio­nal, se ha mar­ca­do unos cla­ros e irre­nun­cia­bles obje­ti­vos, cua­les son el dere­cho a la ver­dad, a la jus­ti­cia y a la repa­ra­ción, inclui­das las garan­tías de no repetición.

  • ANDONI TXASKO DÍAZ, EVA BARROSO CHAPARRO Y JOSÉ LUIS MTZ. OCIO MIEMBROS DE MARTXOAK 3 ELKARTEA

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