Cuba en Gine­bra: “Ante los gra­ves pro­ble­mas, apar­te­mos lo que nos enfren­ta o divide”

Inter­ven­ción de Bruno Rodrí­guez Parri­lla, Minis­tro de Rela­cio­nes Exte­rio­res de la Repú­bli­ca de Cuba, en la Con­fe­ren­cia de Desar­me, Gine­bra, 1ro de mar­zo de 2011.

Señor Pre­si­den­te:

Las Nacio­nes Uni­das se crea­ron, des­pués que 60 millo­nes de per­so­nas murie­ron en la Segun­da Gue­rra Mun­dial, con el obje­ti­vo de “pre­ser­var a las gene­ra­cio­nes veni­de­ras del fla­ge­lo de la gue­rra”. La pri­me­ra reso­lu­ción de su Asam­blea Gene­ral, de fecha 24 de enero de 1946, pidió pre­ci­sa­men­te la crea­ción de una Comi­sión encar­ga­da de estu­diar los pro­ble­mas sur­gi­dos con moti­vo del des­cu­bri­mien­to de la ener­gía ató­mi­ca y, en su párra­fo dis­po­si­ti­vo 5, lla­mó a “… eli­mi­nar de los arma­men­tos nacio­na­les las armas ató­mi­cas, así como todas las demás armas prin­ci­pa­les capa­ces de cau­sar des­truc­ción colec­ti­va de importancia”.

Sesen­ta y cin­co años des­pués, gra­ves e inmi­nen­tes peli­gros ame­na­zan la exis­ten­cia de la huma­ni­dad. La degra­da­ción de las con­di­cio­nes de vida en el pla­ne­ta como con­se­cuen­cia del calen­ta­mien­to glo­bal, y la exis­ten­cia de las armas nuclea­res cons­ti­tu­yen los prin­ci­pa­les desa­fíos para la super­vi­ven­cia de la espe­cie huma­na. Sólo el empleo de una par­te ínfi­ma del enor­me arse­nal nuclear mun­dial, la explo­sión de 100 oji­vas, pro­vo­ca­ría el invierno nuclear.

La úni­ca garan­tía de que las armas nuclea­res no pue­dan usar­se por Esta­dos ni por nadie será su eli­mi­na­ción y prohi­bi­ción abso­lu­ta, que debie­ra abar­car tam­bién las armas con­ven­cio­na­les avan­za­das de casi simi­lar leta­li­dad. La úni­ca solu­ción es el desar­me gene­ral y com­ple­to bajo estric­ta veri­fi­ca­ción internacional.

Debe cesar la mani­pu­la­ción polí­ti­ca acer­ca de la no pro­li­fe­ra­ción, basa­da en el doble rase­ro y el inte­rés polí­ti­co, en la exis­ten­cia de un club de pri­vi­le­gia­dos que con­ti­núa per­fec­cio­nan­do sus armas nuclea­res, mien­tras inten­ta con­cul­car el dere­cho inalie­na­ble al uso pací­fi­co de la ener­gía nuclear por los paí­ses del Sur.

Debe aban­do­nar­se defi­ni­ti­va­men­te el con­cep­to de la “disua­sión nuclear” como base de doc­tri­nas mili­ta­res insos­te­ni­bles e inacep­ta­bles, que lejos de con­tri­buir al desar­me nuclear, esti­mu­lan la per­pe­tua pose­sión de esos armamentos.

Señor Pre­si­den­te:

Los Esta­dos miem­bros de las Nacio­nes Uni­das, des­de su pri­mer perío­do extra­or­di­na­rio de sesio­nes dedi­ca­do al desar­me, en 1978, die­ron el man­da­to a este foro de nego­ciar los tra­ta­dos mul­ti­la­te­ra­les en la mate­ria. Esta Con­fe­ren­cia ha incum­pli­do ese man­da­to res­pec­to al desar­me nuclear. Se ha incum­pli­do tam­bién el Artícu­lo VI del Tra­ta­do de No Pro­li­fe­ra­ción de las Armas Nuclea­res (TNP), que esta­ble­ce cla­ra­men­te la obli­ga­ción de nego­ciar de bue­na fe el desar­me nuclear.

Ins­ta­mos a los Esta­dos Uni­dos, prin­ci­pal poten­cia nuclear, a que deje de opo­ner­se a la nego­cia­ción de acuer­dos vin­cu­lan­tes que per­mi­tan librar­nos defi­ni­ti­va­men­te de la ame­na­za nuclear en un perío­do predeterminado.

Para avan­zar en este empe­ño, el Movi­mien­to de Paí­ses No Ali­nea­dos ha pre­sen­ta­do una pro­pues­ta que mere­ce ser aten­di­da y que con­tem­pla un Plan de Acción que esta­ble­ce un calen­da­rio con­cre­to para la reduc­ción gra­dual de las armas nuclea­res has­ta su total eli­mi­na­ción y prohi­bi­ción, a más tar­dar en el año 2025. Inclu­ye tam­bién la crea­ción de Zonas Libres de Armas Nuclea­res. Urge esta­ble­cer­la en el Medio Orien­te, don­de Israel es el úni­co país que se opo­ne. Lograr­lo sig­ni­fi­ca­ría una ver­da­de­ra con­tri­bu­ción para ale­jar las ame­na­zas de con­flic­to y de pro­li­fe­ra­ción nuclear, y alcan­zar la paz dura­de­ra en esa región que vive momen­tos con­vul­sos y enfren­ta el peli­gro de una inter­ven­ción mili­tar de la OTAN en Libia.

Cuba apo­ya la adop­ción de un Pro­gra­ma de Tra­ba­jo en la Con­fe­ren­cia de Desar­me y ha expre­sa­do en varias oca­sio­nes que está pre­pa­ra­da para nego­ciar para­le­la­men­te un tra­ta­do que eli­mi­ne y prohí­ba las armas nuclea­res; un tra­ta­do que prohí­ba la carre­ra de arma­men­tos en el espa­cio ultra­te­rres­tre; un tra­ta­do que brin­de garan­tías de segu­ri­dad efec­ti­vas para los Esta­dos que, como Cuba, no son posee­do­res de armas nuclea­res; y un tra­ta­do que prohí­ba la pro­duc­ción de mate­rial fisi­ble para la fabri­ca­ción de armas nuclea­res u otros dis­po­si­ti­vos explo­si­vos nucleares.

La Con­fe­ren­cia de Desar­me tie­ne la capa­ci­dad de enfren­tar al uní­sono estas nego­cia­cio­nes, lo que fal­ta es la nece­sa­ria volun­tad polí­ti­ca para lograrlo.

La nego­cia­ción de un tra­ta­do que prohí­ba la pro­duc­ción de mate­rial fisi­ble para la fabri­ca­ción de armas nuclea­res es una medi­da posi­ti­va pero insu­fi­cien­te, si no exis­te un esque­ma y com­pro­mi­sos cla­ros sobre las eta­pas que com­ple­men­ta­rán esa medi­da. Es decir, si no se defi­nen los pasos sub­si­guien­tes para lograr el desar­me nuclear.

Señor Pre­si­den­te:

Para pre­ser­var la paz, hay que erra­di­car todo lo que la ame­na­za. Resul­ta inacep­ta­ble que en el mun­do actual se gas­te cada vez más en medios para hacer la gue­rra y menos en la pro­mo­ción del dere­cho al desa­rro­llo. En los últi­mos 10 años, los gas­tos mili­ta­res han cre­ci­do en un 49%, has­ta lle­gar a la astro­nó­mi­ca cifra de 1,5 millo­nes de millo­nes de dólares.

Con los recur­sos que hoy se dedi­can a arma­men­tos, se podría com­ba­tir la pobre­za extre­ma que hoy pade­cen 1400 millo­nes de per­so­nas en el mun­do, ali­men­tar a los más de 1 020 millo­nes de ham­brien­tos que exis­ten en el pla­ne­ta, evi­tar la muer­te de los 11 millo­nes de niños que cada año falle­cen por ham­bre y enfer­me­da­des pre­ve­ni­bles, o ense­ñar a leer y escri­bir a los 759 millo­nes de adul­tos analfabetos.

Esta Con­fe­ren­cia de Desar­me, si cum­plie­ra con su man­da­to, podría rea­li­zar una impor­tan­te con­tri­bu­ción para cam­biar el esta­tus quo, que solo bene­fi­cia a los pode­ro­sos. Debe­mos con toda urgen­cia ini­ciar nues­tros tra­ba­jos y exi­gir el res­pe­to al dere­cho de los seres huma­nos y de los pue­blos a vivir en paz y en un mun­do sin armas nucleares.
Noso­tros tene­mos el deber de con­tri­buir a edi­fi­car otro orden mun­dial basa­do en la soli­da­ri­dad huma­na y la jus­ti­cia, en que la solu­ción a los con­flic­tos se base en el diá­lo­go y la coope­ra­ción, en que cese la filo­so­fía del des­po­jo que lle­va a la gue­rra y al uso de la fuerza.

Ante los serios peli­gros que nos ame­na­zan, apar­te­mos lo que nos enfren­ta o divi­de, y uná­mo­nos para sal­var la paz, el pla­ne­ta y la vida de las futu­ras gene­ra­cio­nes. Cuba asu­mi­rá este año la pre­si­den­cia de la Con­fe­ren­cia de Desar­me ins­pi­ra­da en esos obje­ti­vos y con el fir­me pro­pó­si­to de que este impor­tan­te foro no pier­da su rele­van­cia por el inmo­vi­lis­mo y la fal­ta de volun­tad política.

Muchas gra­cias.

(Cuba­min­rex-Emba­cu­ba Ginebra)

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