La cla­ve afri­ca­na: Kada­fi y el «gol­pe petro­le­ro» de la CIA en Libia- IAR Noticias



En Libia, el obje­ti­vo cla­ve del inten­to del derro­ca­mien­to de Kada­fi es el petró­leo. La gran diná­mi­ca movi­li­za­do­ra de las inva­sio­nes mili­ta­res, las gue­rras y con­flic­tos regio­na­les, y los gol­pes inter­nos de la CIA con­tra líde­res y pre­si­den­tes des­gas­ta­dos que ya no «cie­rran» con el con­trol estra­té­gi­co hege­mó­ni­co de la pri­me­ra poten­cia impe­rial del sis­te­ma capi­ta­lis­ta, es el apo­de­ra­mien­to de los mer­ca­dos y de las fuen­tes natu­ra­les del «oro negro». Un recur­so cla­ve (y en extin­ción) para la super­vi­ven­cia futu­ra de las poten­cias centrales.

Por Manuel Frey­tas (*)
manuelfreytas@​iarnoticias.​com
IAR Noticias/

La cla­ve petro­le­ra africana

Lo de Libia esta­ba can­ta­do. Es el pre­mio mayor en el table­ro de las «revuel­tas popu­la­res» arma­das y orga­ni­za­das por la CIA, el Mos­sad y los ser­vi­cios «alia­dos» en Áfri­ca y Medio Oriente. 

Des­pués de ini­ciar un pro­yec­to de remo­de­la­ción «demo­crá­ti­ca» expul­san­do a sus des­gas­ta­dos dic­ta­do­res alia­dos en Egip­to y Túnez, EEUU va por el petró­leo libio y por una posi­ción estra­té­gi­ca en el dis­po­si­ti­vo del con­trol geo­po­lí­ti­co mili­tar en África. 

Para EEUU y los cen­tros del poder impe­rial mun­dial, Áfri­ca es un con­ti­nen­te segu­ro de abas­te­ci­mien­to petro­le­ro que con­tra­ba­lan­cea la ines­ta­bi­li­dad con­flic­ti­va de un explo­si­vo Medio Orien­te, y de un Asia Cen­tral en dispu­ta per­ma­nen­te entre el eje Rusia-Chi­na y el blo­que «occi­den­tal» EEUU-Unión Europea.

En el mar­co de la «gue­rra fría» ener­gé­ti­ca con Chi­na y la Rusia de Putin, el poder impe­rial nor­te­ame­ri­cano y sus trans­na­cio­na­les inten­tan con­ver­tir a Áfri­ca en una espe­cie de col­chón ener­gé­ti­co de segu­ri­dad fren­te a un explo­si­vo Irán y un Medio Orien­te cru­za­do por los con­flic­tos militares. 

La impor­tan­cia de Áfri­ca como sumi­nis­tra­dor de petró­leo a las poten­cias cen­tra­les es cla­ve. Ya pro­du­ce cer­ca del 12% de lo que se con­su­me en el mun­do y el 25% de lo que con­su­men los EEUU, más de lo que este últi­mo país impor­ta des­de Ara­bia Saudita. 

Des­de el mar­co geo­po­lí­ti­co y estra­té­gi­co de la «gue­rra con­tra el terro­ris­mo» EEUU, poten­cia loco­mo­to­ra del sis­te­ma capi­ta­lis­ta y sus socios de las gran­des poten­cias euro­peas, avan­zan en su pro­yec­to de con­quis­ta del con­ti­nen­te afri­cano para posi­cio­nar­se en el con­trol de sus reser­vas ener­gé­ti­cas y minerales. 

A este pro­yec­to res­pon­dió la deci­sión de la admi­nis­tra­ción Bush de crear el «The Uni­ted Sta­tes Afri­ca Com­mand (AFRICOM), un coman­do de «gue­rra con­tra­te­rro­ris­ta» que empe­zó a ope­rar acti­va­men­te en toda la región en el 2008.

El con­trol geo­po­lí­ti­co y mili­tar del con­ti­nen­te afri­cano, que pro­du­ce entre 12 y 14 millo­nes de barri­les dia­rios de petró­leo (esti­ma­cio­nes para el 2012), otor­ga a los EEUU el mar­gen de manio­bra y segu­ri­dad sufi­cien­tes que jus­ti­fi­can las inter­ven­cio­nes mili­ta­res en estos países.

Los gobier­nos afri­ca­nos, con­tro­la­dos por oli­gar­quías y «seño­res de la gue­rra» finan­cia­dos y pro­te­gi­dos por Washing­ton, se ven cada vez más impo­ten­tes para con­tro­lar a los movi­mien­tos arma­dos nacio­na­lis­tas que obs­ta­cu­li­zan el saqueo de las trans­na­cio­na­les, como es el caso de Soma­lía y el Cuerno de Africa.

En este esce­na­rio, y siguien­do la nue­va doc­tri­na impues­ta en la revi­sión cua­trie­nal de la Defen­sa de febre­ro de 2006, el Pen­tá­gono comen­zó a desa­rro­llar ope­ra­cio­nes mili­ta­res en alta esca­la por todo el terri­to­rio afri­cano, prin­ci­pal­men­te en sus regio­nes ener­gé­ti­cas y mine­ras cla­ves del sur y del nor­te, crean­do uni­da­des espe­cia­li­za­das dedi­ca­das a la ins­truc­ción y el adies­tra­mien­to de tro­pas loca­les en el «com­ba­te al terrorismo». 

La estra­te­gia ope­ra­ti­va inclu­ye reunio­nes entre esta­dos mayo­res de paí­ses regio­na­les con ofi­cia­les y fun­cio­na­rios del Pen­tá­gono, manio­bras y ejer­ci­cios con­jun­tos de las tro­pas, vue­los sis­te­má­ti­cos de avio­nes de reco­no­ci­mien­to, loca­li­za­ción a tra­vés de fotos toma­das por saté­li­tes mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nos, y de pro­vi­sión de armas y tec­no­lo­gía de alta pre­ci­sión a las fuer­zas impli­ca­das en la «gue­rra con­tra el terrorismo».

La estra­te­gia del Pen­tá­gono en Áfri­ca res­pon­de a un doble obje­ti­vo, geo­po­lí­ti­co-mili­tar y económico. 

Ade­más del nego­cio que pro­por­cio­na a las arma­men­tis­tas y a las con­tra­tis­tas de ser­vi­cios del Pen­tá­gono el incre­men­to de las ope­ra­cio­nes mili­ta­res con­tra el «terro­ris­mo» en la región, se esti­ma que Áfri­ca y sus regio­nes pro­por­cio­na­rán, en ape­nas una déca­da, el 25% del cru­do que con­su­mi­rá EEUU en 2015.

Tener el con­trol del acce­so a esas fuen­tes de recur­sos se ha con­ver­ti­do en un obje­ti­vo estra­té­gi­co cen­tral para Washing­ton y sus cor­po­ra­cio­nes pro­te­gi­das por el Pentágono.

La fun­ción y misión prin­ci­pal del nue­vo man­do mili­tar USA para el con­ti­nen­te afri­cano, es la de vigi­lar y con­tro­lar las fuen­tes ener­gé­ti­cas afri­ca­nas, así como sus sis­te­mas de dis­tri­bu­ción mun­dial (oleo­duc­tos, buques petro­le­ros, y rutas).

Y eso es lo que están hacien­do las tro­pas nor­te­ame­ri­ca­nas y los gobier­nos títe­res «aso­cia­dos» como los de Nige­ria y Yemen (entre otros) que uti­li­zan el exter­mi­nio en masa de rebel­des y de pobla­ción jus­ti­fi­ca­do bajo el argu­men­to del com­ba­te con­tra los «gru­pos terroristas». 

Esta misión prin­ci­pal de las tro­pas impe­ria­les fue enun­cia­da en un prin­ci­pio, por el pre­si­den­te Jimmy Car­ter en enero de 1980, cuan­do des­cri­bió al cau­dal petro­le­ro del Gol­fo Pér­si­co y de Afri­ca como un «inte­rés vital» para los EEUU.

Car­ter, ele­gi­do lue­go Pre­mio Nobel de la «Paz», afir­mó que EEUU debe­ría emplear «cual­quier medio que fue­se nece­sa­rio, inclu­yen­do la fuer­za mili­tar» para enfren­tar y neu­tra­li­zar cual­quier inten­to por par­te de un poder «hos­til» para blo­quear esos recur­sos estratégicos. 

Con la crea­ción del nue­vo coman­do uni­fi­ca­do para las ope­ra­cio­nes mili­ta­res en Afri­ca (AFRICOM), anun­cia­do por el secre­ta­rio de Defen­sa, Robert Gates en febre­ro de 2007, Washing­ton y sus cor­po­ra­cio­nes petro­le­ras, detrás de la facha­da de la «gue­rra con­tra­te­rro­ris­ta» comen­za­ron un plan tota­li­za­do de con­trol y apo­de­ra­mien­to del petró­leo y de los recur­sos estra­té­gi­cos del con­ti­nen­te negro.

En este esce­na­rio hay que leer los acon­te­ci­mien­tos de «revuel­tas popu­la­res» orga­ni­za­das por la CIA en Áfri­ca y Medio Orien­te, y el san­grien­to gol­pe interno que está fun­cio­nan­do con­tra Kada­fi en Libia. 

El «gol­pe petro­le­ro» en Libia

A dife­ren­cia del res­to de los pro­ce­sos de «pro­tes­ta popu­lar en el mun­do ára­be islá­mi­co» infil­tra­dos por la CIA y las inte­li­gen­cias «alia­das», Libia se ins­cri­be en los patro­nes ope­ra­ti­vos de las «revo­lu­cio­nes naran­ja» en el espa­cio sovié­ti­co, o en los «gol­pes budis­tas» del Tibet o Bir­ma­nia, o en la rebe­lión «refor­mis­ta» para derro­car a los aya­to­las en Irán, encua­dra­dos en la nue­va «gue­rra fría» por áreas de influen­cia (mili­tar y comer­cial) que man­tie­ne el eje capi­ta­lis­ta Rusia-Chi­na con el eje capi­ta­lis­ta USA-UE-Israel. 

La cla­ve del gol­pe con­tra Kada­fi es el apo­de­ra­mien­to del petró­leo libio, cuyo con­trol (como suce­dió con Irán en 1979) per­dió con la irrup­ción de Kada­fi en el lide­raz­go de Libia en 1969.

Libia, miem­bro de la Orga­ni­za­ción de Paí­ses Pro­duc­to­res de Petró­leo (OPEP), es el cuar­to pro­duc­tor de petró­leo en Afri­ca, des­pués de Nige­ria, Arge­lia y Ango­la, con cer­ca de 1,8 millo­nes de barri­les dia­rios y posee unas reser­vas eva­lua­das en 42.000 millo­nes de barriles.

Según la agen­cia nor­te­ame­ri­ca­na de infor­ma­ción sobre la ener­gía (EIA), Libia era en 2009 el cuar­to pro­duc­tor de petró­leo en Áfri­ca con una pro­duc­ción de 1,789 millo­nes de barri­les dia­rios, detrás de Nige­ria (2,211 mbd), Arge­lia (2,125 mbd) y Ango­la (1,948 mbd). 

Libia tam­bién quie­re desa­rro­llar su pro­duc­ción de gas natu­ral, sec­tor en el que tie­ne reser­vas esti­ma­das en 1,540 billo­nes de m3, según la Orga­ni­za­ción de Paí­ses Expor­ta­do­res de Petró­leo (OPEP).

El país ha dupli­ca­do casi sus expor­ta­cio­nes de gas natu­ral en tres años, de 5.400 millo­nes de m3 en 2005 a más de 10.000 millo­nes de m3 anua­les, tam­bién según esta­dís­ti­cas de la OPEP.

Libia expor­ta la mayor par­te de su petró­leo a los paí­ses de Euro­pa, entre ellos Ita­lia, Ale­ma­nia, Espa­ña y Fran­cia, y aun­que par­ti­ci­pan del nego­cio, las petro­le­ras nor­te­ame­ri­ca­nas no tie­nen la hege­mo­nía en la extrac­ción y comer­cia­li­za­ción del cru­do de ese país.

Este dato es cla­ve para enten­der el gol­pe interno que la CIA lan­zó en Libia mon­ta­da en la facha­da de las «revuel­tas ára­bes» con­tra «regi­me­nes dic­ta­to­ria­les de Afri­ca y Medio Oriente.

De la mis­ma mane­ra como tra­ta de des­es­ta­bi­li­zar Irán con la mis­ma meto­do­lo­gía ope­ra­ti­va de infil­tra­ción y orien­ta­ción polí­ti­ca de las «pro­tes­tas popu­la­res», Washing­ton apro­ve­cha este esce­na­rio para lan­zar un movi­mien­to interno orein­ta­do a derro­car a Kada­fi, un alia­do «ines­ta­ble» que pri­vi­le­gia las rela­cio­nes con Euro­pa y con los paí­ses incur­sos den­tro del «eje del mal».

A la lle­ga­da al poder del coro­nel Kada­fi en 1969, las com­pa­ñías petro­le­ras, mayo­ri­ta­ria­men­te esta­dou­ni­den­ses, extraían del sue­lo libio más de 2 millo­nes de barri­les diarios.

Pero muy rápi­da­men­te, el líder libio nacio­na­li­zó el petró­leo, limi­tó la pro­duc­ción, le qui­tó la hege­mo­nía de extrac­ción y comer­cia­li­za­ción a las pul­pos nor­te­ame­ri­ca­nos y creó la Com­pa­ñía Nacio­nal del Petró­leo (NOC), que ini­ció empren­di­mien­tos con­jun­tos con par­ti­ci­pa­ción mino­ri­ta­ria de empre­sas extranjeras.

Des­pués de vein­te años de ais­la­mien­to, el régi­men de Kada­fi vol­vió a abrir los recur­sos ener­gé­ti­cos y petro­le­ros libios a la vora­ci­dad de las com­pa­ñías petro­le­ras occi­den­ta­les, prin­ci­pal­men­te de la Unión Europea.

El ex pri­mer minis­tro bri­tá­ni­co Tony Blair fue el pri­me­ro en estre­char la manos con el «vie­jo enemi­go» de Occi­den­te en Trí­po­li. Al hacer eso, comen­zó a con­du­cir a Libia fue­ra de la mar­gi­na­li­dad finan­cie­ra, y a entre­gar­la a los bra­zos de Royal Dutch/​Shell y BAE Sys­tems , que coti­zan en la Bol­sa de Londres.

La visi­ta de Blair a Libia en 2004, la pri­me­ra de un líder bri­tá­ni­co des­de 1943, estu­vo mar­ca­da por una socie­dad esta­ble­ci­da entre Shell y la petro­le­ra esta­tal libia, unos 30 años des­pués de que la fir­ma anglo-holan­de­sa pro­du­je­ra por últi­ma vez en sue­lo libio.

Des­de el año 2003 se ins­ta­la­ron en Libia la cor­po­ra­ción ita­lia­na ENI, la fran­ce­sa TOTAL, la espa­ño­la REPSOL YPF y la anglo­ho­lan­de­sa Royal Dutch Shell. Las usame­ri­ca­nas Che­vron y Occi­den­tal tuvie­ron que espe­rar tres años a que EEUU levan­ta­ra sus san­cio­nes comer­cia­les para poder ingre­sar en la tor­ta petro­le­ra libia.

En 2010, de enero a noviem­bre, los paí­ses euro­peos miem­bros de la Orga­ni­za­ción para la Coope­ra­ción y el Desa­rro­llo Eco­nó­mi­co (OCDE) com­pra­ron una media de 1,06 millo­nes b/​d de Libia, pre­ci­só la Agen­cia Inter­na­cio­nal de la Ener­gía (AIE).

En este esce­na­rio de rela­ti­va «pos­ter­ga­ción» (su par­ti­ci­pa­ción en Libia no es hege­mó­ni­ca) de los con­sor­cios petro­le­ros nor­te­ame­ri­ca­nos en rela­ción a los euro­peos mar­ca una de las líneas con­du­cen­tes cen­tra­les de las actua­les ope­ra­cio­nes des­es­ta­bi­li­za­do­ras y gol­pis­tas con­tra Kada­fi en Libia.

En el actual esce­na­rio repre­si­vo en Libia, se veri­fi­ca la pre­sen­cia de acto­res inter­na­cio­na­les cono­ci­dos y de ope­ra­cio­nes gol­pis­tas de EEUU que se repi­ten como un cal­co a esca­la glo­bal con dis­tin­tos nom­bres, como «revo­lu­cio­nes naran­jas» en los ex paí­ses sovié­ti­cos, «rebe­lión budis­ta» en el Tibet y el sudes­te asiá­ti­co, y los más recien­tes deno­mi­na­dos «revuel­tas ára­bes islá­mi­cas» que se pro­pa­gan por Áfri­ca, Medio Orien­te y ame­na­zan con exten­der­se a Chi­na, Rusia y los ex paí­ses soviéticos. 

Por un lado Kada­fi y su régi­men de más de 40 años cie­rra sus fron­te­ras a la pren­sa inter­na­cio­nal y repri­me en for­ma san­grien­ta con la fuer­za mili­tar a los gru­pos «opo­si­to­res» arma­dos y finan­cia­dos por la CIA y los «ser­vi­cios occidentales». 

Y por el otro, el blo­que «demo­cra­ti­za­dor» con EEUU, la UE, la ONU y las ONG de la CIA, crea las con­di­cio­nes inter­nas e inter­na­cio­na­les para ter­mi­nar con Kada­fi e ins­ta­lar un «gobierno demo­crá­ti­co» con­tro­la­do por Washington. 

Vie­jas estra­te­gias, vie­jas ope­ra­cio­nes, y vie­jos acto­res cono­ci­dos. El obje­ti­vo estra­té­gi­co siem­pre es el mis­mo: con­trol geo­po­li­ti­co y mili­tar regio­nal, con­trol del gobierno, con­trol de los recur­sos estra­té­gi­cos y con­trol de los mer­ca­dos.

En Libia, el obje­ti­vo cla­ve del inten­to del derro­ca­mien­to de Kada­fi es el petró­leo.

La gran diná­mi­ca movi­li­za­do­ra de las inva­sio­nes mili­ta­res, la gue­rras y con­flic­tos regio­na­les, y los gol­pes inter­nos de la CIA con­tra líde­res y pre­si­den­tes des­gas­ta­dos que ya no «cie­rran» con el con­trol estra­té­gi­co hege­mó­ni­co de la pri­me­ra poten­cia impe­rial del sis­te­ma capi­ta­lis­ta, es el apo­de­ra­mien­to de los mer­ca­dos y de las fuen­tes natu­ra­les del «oro negro».

Un recur­so cla­ve (y en extin­ción) para la super­vi­ven­cia futu­ra de las poten­cias centrales.


(*) Manuel Frey­tas es perio­dis­ta, inves­ti­ga­dor, ana­lis­ta de estruc­tu­ras del poder, espe­cia­lis­ta en inte­li­gen­cia y comu­ni­ca­ción estra­té­gi­ca. Es uno de los auto­res más difun­di­dos y refe­ren­cia­dos en la Web.
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