¿Demo­cra­cias con pro­ce­sos inqui­si­to­ria­les?- Josu Sorauren

Ni soy juris­ta, ni pre­ten­do figu­rar como tal. Que conste.

Pero eso no sig­ni­fi­ca, que como ciu­da­dano com­pro­me­ti­do con un correc­to fun­cio­na­mien­to de la demo­cra­cia, igno­re los prin­ci­pios bási­cos del dere­cho o de la juris­pru­den­cia. Algo que sin duda todo ciu­da­dano cabal debie­ra conocer.

Pue­de pare­cer que en pleno siglo XXI, hablar de orda­lías o jui­cios de Dios y reme­mo­rar pro­ce­sos inqui­si­to­ria­les sea un des­ca­be­lla­do ana­cro­nis­mo. Tal vez, aun­que qui­zás no tanto…

Hom­bre, que los jui­cios depen­dan de un Dios en el que ya no deben creer ni los pro­pios clérigos…pues va a ser que no… Ya se han encar­ga­do los pica­plei­tos, intere­ses mediá­ti­cos o de mer­ca­do de apañarlos…

Y que tam­po­co me olvi­do de algu­nos jue­ces ínte­gros, que de vez en cuan­do ya salen por sus fueros…

Cla­ro que tra­tán­do­se de jui­cios polí­ti­cos, sobre todo los que ver­san sobre la cosa vas­ca y todo lo que vis­ta con txa­pe­la, ya el asun­to pasa direc­ta­men­te al esta­do, es decir a las caver­nas o gari­tos de la DGS.

De todos modos no nos haga­mos ilu­sio­nes. Qui­zás la jus­ti­cia haya modi­fi­ca­do la esce­nas o si se quie­re la pues­ta a pun­to medie­val. Eso de la esce­na demo­crá­ti­ca lo exi­ge, al menos en lo formal…

Y sin embar­go uno tie­ne la sen­sa­ción, de que sobre todo cuan­do se tra­ta de con­flic­tos polí­ti­cos, hable­mos p.ej. de la cues­tión vas­ca, el espí­ri­tu y los méto­dos de los jui­cios de Dios y de los pro­ce­sos inqui­si­to­ria­les, siguen tan vigen­tes como en el s.XV.

Un bre­ve aná­li­sis resuel­ve cual­quier vaci­la­ción. Y sin duda la com­pren­sión teó­ri­ca del mode­lo inqui­si­to­rial, nos va a per­mi­tir inter­pre­tar mejor muchos de los sis­te­mas actuales.

El dere­cho romano, había desa­rro­lla­do unos nive­les de apli­ca­ción de la jus­ti­cia modé­li­cos, sobre todo si los com­pa­ra­mos con algu­nas pra­xis actua­les que por per­mi­tir la tor­tu­ra, con­vier­ten a jue­ces, fis­ca­les e inqui­si­do­res –o poli­cías- en autén­ti­cos delincuentes.

El pro­ce­so penal ‑en el dere­cho romano- acu­sa­to­rio (rela­ti­va­men­te garan­tis­ta) era oral y públi­co y sobre todo pro­ba­to­rio, es decir, fun­da­men­ta­do en una “pro­ba­tio”. Nada pues de indi­cios, sos­pe­chas etc…

El inqui­si­to­rial –bien lo sabe­mos los vascos‑, escri­to, secre­to, basa­do en la sos­pe­cha, “sus­pi­cio”, que­dan­do fue­ra del cono­ci­mien­to y escru­ti­nio público.

El “iudex” ordi­na­rio –en el D.R.-, media entre las par­tes, acu­sa­do y acu­sa­dor –o en su caso el fis­cal del minis­te­rio público-.

En el inqui­si­to­rial el juez coin­ci­de con el fis­cal, lo que impli­ca la coin­ci­den­cia del acu­sa­dor con el juez. Esto supo­ne un con­tra­fue­ro legal bási­co en el D.R., “Nemo iudex in sua causa”.

El fis­cal-acu­sa­dor-juez, es quien mar­ca los obje­ti­vos del plei­to, habi­tual­men­te con impli­ca­cio­nes del poder político.

En el D.R., la acu­sa­ción públi­ca era con­tra­rres­ta­da por “la pre­sun­ción de ino­cen­cia”, cas­ti­gán­do­se el per­ju­rio, la fal­sa dela­ción, “la diffamatio” …

Los difa­ma­do­res, difí­cil­men­te se iban de rositas.

¿Y en esta ben­di­ta tierra?¿Qué pasa con los ges­to­res de mon­ta­jes como Egun­ka­ria, Udal­bil­tza con esos dela­to­res, siem­pre impu­nes, como dig­ni­dad y jus­ti­cia, manos blan­cas, la car­cun­dia fran­quis­ta y todos los bobos mediáticos?

En el pro­ce­so inqui­si­to­rial –evi­den­te­men­te pien­so en los de la AN‑, es el acu­sa­do quien ha de demos­trar su ino­cen­cia. El prin­ci­pio garan­tis­ta , “in dubio pro reo” es rem­pla­za­do por el inqui­si­to­rial, “in dubio pro fidei”. Es decir, en caso de duda o de fal­ta abso­lu­ta de prue­bas con­sis­ten­tes, la sen­ten­cia será lo que se le anto­je al juez acu­sa­dor, que ya sabe­mos a quien representa…

¿Cuán­tos pro­ce­sos impre­sen­ta­bles, cuan­tos mon­ta­jes con esper­pén­ti­co apa­ra­to jurí­di­co ha esce­ni­fi­ca­do la AN con­tra la cul­tu­ra y el pen­sa­mien­to vasco?

Es en este esce­na­rio, el inqui­si­to­rial, don­de duran­te no menos de sie­te déca­das –des­de el fran­quis­mo- se ha juz­ga­do a la disi­den­cia vas­ca –arma­da, inte­lec­tual, cul­tu­ral, o lo que cuadre-.

Que para la mayo­ría de los vas­cos –y me ima­gino para muchos espa­ño­les, que callan y otorgan‑, la Audien­cia Nacio­nal, here­de­ra del sinies­tro TOP fran­quis­ta, es una ins­ti­tu­ción inqui­si­to­rial, no ofre­ce la más míni­ma duda.

For­ma par­te de nues­tro pecu­liar elen­co de demo­nios: AN, monar­quía, tri­cor­nios y ban­de­ras al viento…

Los vas­cos nun­ca hemos creí­do en la jus­ti­cia espa­ño­la, por­que tan­to ella como su esta­do de dere­cho se basan en la vio­len­cia poli­cial-inqui­si­to­rial o en la ame­na­za suma­rí­si­ma de los sables.

Dejar la jus­ti­cia, exclu­si­va­men­te y sin con­trol, en manos de cual­quier ins­ti­tu­ción poli­cial, –algo que por des­gra­cia no es atri­bu­to exclu­si­vo de este íncli­to reino‑, de cual­quier poli­cía, inclui­das las de “in par­ti­bus infi­de­lium”, es dejar la jus­ti­cia en manos de la tor­tu­ra o de todos los dia­blos que en el mun­do han sido.

La cre­di­bi­li­dad de la ciu­da­da­nía –al menos de gran parte‑, en las actua­les fuer­zas del orden, inclu­so las muni­ci­pa­les –¡mira que los muni­pas de Iru­ña, que andan por ahí ejer­cien­do de San­diós…¡-, es nula.

¿Qué le pasa a muchos de estos “hom­bre­ci­llos” con cere­bro de mos­qui­to ‑a dedu­cir tan­to por los dis­cur­sos que emi­ten, como por su cortesía‑, que en que les colo­can una porra y una pipa al cin­to, se true­can en las peor de las ali­ma­ñas que pue­de encon­trar­se el sen­ci­llo ciu­da­dano de a pie?

Pero a lo que vamos. Alguien ha dicho que la tor­tu­ra es una ins­ti­tu­ción uni­ver­sal y eter­na… Pues que Dios nos coja confesados…

Si así lo cre­ye­ra, no abri­ga­ría la espe­ran­za de que se pue­da erradicar…

Por cier­to, que no se nos pase, que los polí­ti­cos que la per­mi­ten, cuan­do no la fomen­tan, son más per­ver­sos que los direc­tos ejecutores…

Y me refie­ro a polí­ti­cos de cual­quier signo…

No se nos olvi­de que esos mons­truos, Ben Alí y Muba­rak, per­te­ne­cían a esa nau­sea­bun­da e inmun­da inter­na­cio­nal socia­lis­ta que nun­ca enten­dió que gober­nar sig­ni­fi­ca aten­der y resol­ver pro­ble­mas. No aplas­tar­los con la fuer­za públi­ca –Srs. Rubal­ca­ba, Ares, pepe­ros and com­pany- o resol­ver­los en las mazmorras.

Y esto no solo en el Magreb, Dña. Tri­ni­dad Jimé­nez… No nos pon­ga­mos a hablar de Euskalherria…

Hoy día, en muchos esta­dos ¿demo­crá­ti­cos…? –como los EEUU de Guan­tá­na­mo y Abhu-Graip, o la Espa­ña que tor­tu­ra has­ta la muer­te, Arre­gui, Mikel Zabal­za, (a veces como se ve has­ta la muer­te) Lasa y Zaba­la, Por­tu y Sara­so­la…..- los tor­tu­ra­do­res son “dig­nos pro­fe­sio­na­les” con exce­len­tes suel­dos del “esta­do de derecho”.

Y no pen­se­mos que estos agen­tes que tra­ba­jan en las letri­nas del esta­do, pade­cen espe­cia­les pato­lo­gías síqui­cas. Bueno, o qui­zás sí, aun­que esto no se haga constar…

Dicen muchos enten­di­dos que la tor­tu­ra pro­cu­ra delei­te al tor­tu­ra­dor. ¡Pues vaya degenerados!

Lo cier­to es que a tra­vés de la tor­tu­ra se pue­de lograr cual­quier confesión…

Esto es sin duda lo que deja al pai­ro o mejor a la deri­va, todo el sis­te­ma judi­cial español.

Y que los ins­tru­men­tos de tor­tu­ra inqui­si­to­rial, agua-bañe­ra, hie­rro rusien­te –elec­tro­dos, des­truc­ción abso­lu­ta de la auto­es­ti­ma, el des­nu­do y la vio­la­ción etc… etc…, si cabe más sofis­ti­ca­dos, son de rabio­sa actualidad.

Y que los tor­tu­ra­do­res, con la venia del esta­do espa­ñol, están des­tru­yen­do de por vida, la vida, val­ga la redun­dan­cia, de muchí­si­mos vascos/​as.

Y que la mayo­ría de estos tor­tu­ra­dos son ino­cen­tes y habi­tual­men­te gen­te de gran valía.

Y que la tor­tu­ra es un horri­ble cri­men, sobre el que algún día ten­drá que ren­dir cuen­tas España.

Y que espe­re­mos que lo hagan mejor que los vic­ti­ma­rios del fran­quis­mo, que no sólo no se arre­pin­tie­ron sino que siguie­ron en las mis­mas, como due­ños del cotarro…

Orda­lías, jui­cios de Dios pro­ce­sos inqui­si­to­ria­les, cru­da y cri­mi­nal reali­dad de nues­tros días. Cru­da reali­dad que se da en esta­dos hipó­cri­ta­men­te con­si­de­ra­dos demo­crá­ti­cos, ante una Euro­pa que duer­me, tole­ra o pro­te­ge a inde­cen­tes gobernantes…

En estos momen­tos el pue­blo vas­co está vol­ca­do en el inten­to de devol­ver la pala­bra a todos los ciudadanos…

En esta espe­ran­za­do­ra coyun­tu­ra se esta dise­ñan­do un entorno en que la vio­len­cia de ETA y la endé­mi­ca y plu­ri­se­cu­lar del esta­do espa­ñol, la madre de todos los con­flic­tos, des­apa­rez­can para siempre.

Segu­ro que enton­ces, eso espe­ro aun­que nun­ca se sabe, la inqui­si­ción será defi­ni­ti­va­men­te un mal­di­to recuer­do. Una mala noche en una mala posada.

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