Refle­xio­nes sobre la revo­lu­ción en Egip­to – Rolan­do Astarita

El triun­fo del movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio y popu­lar de Egip­to ha dado lugar a algu­nos aná­li­sis en la izquier­da exce­si­va­men­te opti­mis­tas en cuan­to a las posi­bi­li­da­des que encie­rra el movi­mien­to, su diná­mi­ca y con­te­ni­do. Bási­ca­men­te, se sos­tie­ne que en Egip­to se ha ini­cia­do un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio de cor­te “obje­ti­va­men­te pro­le­ta­rio”, que esta­ría abrien­do (o pro­fun­di­zan­do) una situa­ción “revo­lu­cio­na­ria” en el mun­do ára­be, y gene­ran­do una “cri­sis glo­bal del impe­ria­lis­mo”. Mi obje­ti­vo con esta nota es echar un poco de agua fría en el entusiasmo.

La caí­da de un dic­ta­dor como Muba­rak es un gran triun­fo, ya que abre un espa­cio de liber­ta­des demo­crá­ti­cas; lo cual mejo­ra­rá las con­di­cio­nes para que los tra­ba­ja­do­res y las masas empo­bre­ci­das y opri­mi­das peleen por sus deman­das. Sin embar­go, la pers­pec­ti­va de un gobierno de los tra­ba­ja­do­res no está siquie­ra pre­sen­te como posi­bi­li­dad en el hori­zon­te media­to. Para enten­der por qué, es nece­sa­rio rea­li­zar un aná­li­sis en tér­mi­nos de cla­se. Como dis­pa­ra­dor para desa­rro­llar mis ideas, tomo como pun­to de refe­ren­cia algu­nas tesis que se han pre­sen­ta­do en docu­men­tos de izquierda.

¿Revo­lu­ción proletaria?

La idea que más me ha “cho­ca­do” en esos docu­men­tos sos­tie­ne que en Egip­to se está desa­rro­llan­do una revo­lu­ción “obre­ra y popu­lar” y que “exis­te un poder obre­ro y popu­lar, obje­ti­vo, en la calle”, aun­que “sin una direc­ción cla­ra”. Se diag­nos­ti­ca que el gobierno y las fuer­zas de la opo­si­ción no pue­den con­tro­lar a las masas suble­va­das; y que se ha pro­du­ci­do una “cri­sis revo­lu­cio­na­ria”, esto es, un vacío de poder, moto­ri­za­do por una movi­li­za­ción per­ma­nen­te. Por esta razón la cla­se capi­ta­lis­ta a nivel mun­dial, y todos los gobier­nos y orga­nis­mos inter­na­cio­na­les, esta­rían enfren­ta­dos a las masas egip­cias suble­va­das, que “obje­ti­va­men­te” cues­tio­na­rían todo el sis­te­ma de dominación.

Si bien se admi­te que en Egip­to no exis­ten fuer­tes orga­ni­za­cio­nes obre­ras que ten­gan un rol de direc­ción, ni un par­ti­do socia­lis­ta revo­lu­cio­na­rio, se afir­ma que está plan­tea­da la cues­tión del poder de los obre­ros y del pue­blo opri­mi­do, e inclu­so la crea­ción de orga­nis­mos de poder dual (lo que se cono­ce como “con­se­jos”, o “soviets” en la tra­di­ción revo­lu­cio­na­ria). Asi­mis­mo se afir­ma que se ha abier­to un pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio en todos los paí­ses ára­bes; y que la caí­da de Muba­rak “pro­fun­di­za una situa­ción revo­lu­cio­na­ria a nivel mun­dial”, en la que se com­bi­nan la cri­sis eco­nó­mi­ca del capi­ta­lis­mo con las derro­tas de EEUU en Iraq y Afganistán.

¿Qué carac­te­ri­za­ción?

Empe­ce­mos con la carac­te­ri­za­ción del pro­ce­so. En pri­mer lugar está la cues­tión de has­ta qué pun­to cabe hablar de una “revo­lu­ción” en Egip­to, y en segun­do lugar, es nece­sa­rio pre­ci­sar su con­te­ni­do de cla­se. En líneas gene­ra­les, prác­ti­ca­men­te todos los ana­lis­tas, des­de la dere­cha a la izquier­da, han des­crip­to el pro­ce­so egip­cio como una revo­lu­ción, dado el rol pro­ta­gó­ni­co que han teni­do las masas movi­li­za­das en las calles, des­bor­dan­do y sobre­pa­san­do con­tro­les esta­ta­les; y dada la mag­ni­tud de los enfren­ta­mien­tos con el régi­men dic­ta­to­rial. Todo lo cual es real, y por lo tan­to tam­bién vamos a man­te­ner esta carac­te­ri­za­ción. Sin embar­go con­si­de­ro que hay que pun­tua­li­zar que en la caí­da de Muba­rak inter­vi­nie­ron otras fuer­zas, ade­más del pue­blo en la calle, y que has­ta el momen­to de escri­bir esta nota (14 de febre­ro) no fue pues­to en cues­tión el rol del ejér­ci­to, colum­na ver­te­bral del Esta­do. En este res­pec­to recuer­do que al momen­to de carac­te­ri­zar la Revo­lu­ción rusa de febre­ro de 1917, Lenin sos­tu­vo que solo en par­te era una revo­lu­ción, y en par­te “un semi-gol­pe de Esta­do”. El obje­ti­vo de esta obser­va­ción era des­ta­car no solo el carác­ter com­ple­jo del pro­ce­so, sino tam­bién la con­ti­nui­dad de estruc­tu­ras de poder esen­cia­les (por ejem­plo la buro­cra­cia del Esta­do). Muta­tis mutan­di, en el aná­li­sis de la movi­li­za­ción egip­cia es impres­cin­di­ble tener pre­sen­te que hubo fac­to­res “de poder” que no per­die­ron el con­trol y ope­ra­ron, en para­le­lo con la movi­li­za­ción, para pro­vo­car la caí­da final de Muba­rak, cuan­do éste se demos­tró inca­paz de con­te­ner el aluvión.

Abor­de­mos aho­ra el pro­ble­ma del carác­ter de cla­se de la revo­lu­ción en Egip­to, posi­ble­men­te el tema más espi­no­so. Muchos aná­li­sis de izquier­da sos­tie­nen que se tra­ta de una revo­lu­ción de “con­te­ni­do obre­ro” (u “obre­ro y popu­lar”) por­que las masas tuvie­ron un rol cen­tral, for­za­ron la sali­da de Muba­rak y ade­más por­que la mayo­ría de los que se movi­li­za­ron eran tra­ba­ja­do­res o pobres desocupados.

El pro­ble­ma con este aná­li­sis es que si para carac­te­ri­zar una revo­lu­ción solo tomá­ra­mos en cuen­ta a los que “ponen el cuer­po” en las calles, debe­ría­mos con­cluir que todas las revo­lu­cio­nes, por lo menos des­de que exis­te la cla­se obre­ra, son “obre­ras”, ya que en todas la mayo­ría de las víc­ti­mas son tra­ba­ja­do­res y opri­mi­dos. Sin embar­go lo deci­si­vo para carac­te­ri­zar no es la per­te­nen­cia de cla­se de los que se sacri­fi­can en los enfren­ta­mien­tos, sino las con­sig­nas y deman­das que adop­ta el movi­mien­to, así como las orga­ni­za­cio­nes (y sus direc­cio­nes polí­ti­cas) que lo repre­sen­tan. Podría­mos decir que la regla gene­ral es que, en ausen­cia de orga­ni­za­cio­nes inde­pen­dien­tes de los tra­ba­ja­do­res, y con poder, son los opri­mi­dos y explo­ta­dos los que ponen los muer­tos, y las cla­ses diri­gen­tes las que deci­den la polí­ti­ca. Esta cues­tión, que ya Marx apun­ta­ba a pro­pó­si­to de la revo­lu­ción pari­si­na de febre­ro de 1848, se ha repe­ti­do una y otra vez.

Yen­do con­cre­ta­men­te al caso de Egip­to, las deman­das y con­sig­nas que pre­va­le­cie­ron has­ta el momen­to tie­nen como obje­ti­vo la ins­tau­ra­ción de una demo­cra­cia, que nece­sa­ria­men­te será capi­ta­lis­ta, dadas las con­di­cio­nes exis­ten­tes. Y esto es lo que deter­mi­na enton­ces el carác­ter glo­bal del movi­mien­to. Des­ta­que­mos que el Movi­mien­to 6 de abril, que con­vo­có a la pri­me­ra mani­fes­ta­ción masi­va el 25 de enero, y par­ti­ci­pa de la Coa­li­ción de la Revo­lu­ción de los Jóve­nes, defien­de un pro­gra­ma de liber­ta­des bur­gue­sas. Este pro­gra­ma es el que ha sido acep­ta­do por la gen­te movi­li­za­da. Ade­más de la sali­da de Muba­rak, exi­ge la diso­lu­ción de la asam­blea nacio­nal y del Sena­do; la for­ma­ción de un “gru­po de sal­va­ción nacio­nal” para for­mar una coa­li­ción guber­na­men­tal del tran­si­ción has­ta las elec­cio­nes; la redac­ción de una cons­ti­tu­ción que garan­ti­ce la liber­tad y la jus­ti­cia social; el jui­cio a los res­pon­sa­bles de las muer­tes; y la liber­tad de todos los dete­ni­dos. Se tra­ta de un pro­gra­ma de refor­mas burguesas.

Nin­gu­na fuer­za sig­ni­fi­ca­ti­va fue más allá de estas deman­das. Por supues­to, en qué medi­da se cum­pla este pro­gra­ma depen­de­rá de la rela­ción de fuer­zas entre las frac­cio­nes y ten­den­cias. Por ejem­plo, has­ta el momen­to nadie ha cues­tio­na­do seria­men­te el rol de las fuer­zas arma­das (y según la Cons­ti­tu­ción, el Par­la­men­to no pue­de ejer­cer algún con­trol efec­ti­vo sobre ellas). Cues­tio­nes de este tipo pue­den ser obje­to de enfren­ta­mien­tos. Sin embar­go, y esto es lo fun­da­men­tal, nada indi­ca que se tras­pa­sen, en un futu­ro pre­vi­si­ble, los lími­tes de un régi­men capi­ta­lis­ta, con liber­ta­des más o menos res­trin­gi­das. Pro­ce­sos simi­la­res se han dado en otras revo­lu­cio­nes que tum­ba­ron regí­me­nes dic­ta­to­ria­les (para men­cio­nar solo dos, Fili­pi­nas con la caí­da de Mar­cos e Indo­ne­sia con la caí­da de Suhar­to) sin que se alte­ra­se el carác­ter capi­ta­lis­ta del régi­men social y político.

Obser­ve­mos toda­vía que si bien las luchas obre­ras han teni­do un rol impor­tan­te en el debi­li­ta­mien­to del régi­men, e inclu­so en la for­ma­ción del Movi­mien­to del 6 de abril (ver más aba­jo), los tra­ba­ja­do­res no par­ti­ci­pa­ron como cla­se en las movi­li­za­cio­nes de la pla­za Tah­rir, sino en tan­to que ciu­da­da­nos, indiferenciados.

Cre­ci­mien­to capi­ta­lis­ta y fuer­zas sociales

Vin­cu­la­do a la carac­te­ri­za­ción de la revo­lu­ción egip­cia como “obre­ra”, o de “con­te­ni­do socia­lis­ta”, está la idea de que las masas tra­ba­ja­do­ras y de pobres urba­nos o des­ocu­pa­dos se movi­li­za­ron en opo­si­ción a todas las fuer­zas bur­gue­sas, que de mane­ra más o menos mono­lí­ti­ca, defen­die­ron sin fisu­ras a Muba­rak. Por esto días tam­bién se ha dicho muchas veces que el ali­men­to fun­da­men­tal de esta movi­li­za­ción fue la terri­ble situa­ción de pobre­za (en Egip­to el 40% de la pobla­ción vive con menos de dos dóla­res dia­rios; hay un 44% de anal­fa­be­tos; y un 10% de des­ocu­pa­ción); y que fue agra­va­da por el alza de los pre­cios de los ali­men­tos. Todo esto en el mar­co de refor­mas neo­li­be­ra­les, ins­tru­men­ta­das des­de el ini­cio de los 90. Se sos­tie­ne enton­ces que los jóve­nes de cla­se alta con­vo­ca­ron a las movi­li­za­cio­nes, pero en segui­da habrían sido reba­sa­dos por esa enor­me masa de pro­le­ta­rios y pobres urba­nos; y que las fuer­zas bur­gue­sas se habrían afe­rra­do has­ta el final al régi­men de Muba­rak, por­que sería la úni­ca alter­na­ti­va para sos­te­ner su poder y rique­za. La idea es que en últi­ma ins­tan­cia la cla­se domi­nan­te en Egip­to no pue­de adap­tar­se a la demo­cra­cia bur­gue­sa, y por lo tan­to el pro­ce­so “obje­ti­va­men­te” apun­ta al socialismo.

Pues bien, pien­so que este aná­li­sis par­te de un hecho cier­to, a saber, que las refor­mas neo­li­be­ra­les gene­ra­ron mise­ria y des­con­ten­to, pero pasa por alto cues­tio­nes sin las cua­les es difí­cil tener una inter­pre­ta­ción ajustada.

Para ver por qué, empe­ce­mos recor­dan­do que en los últi­mos años Egip­to expe­ri­men­tó un cre­ci­mien­to rela­ti­va­men­te impor­tan­te. Entre 2005 y 2008 cre­ció al 7% anual; en 2009 el 4,7% y en 2010 el 5,3%. Algu­nos hablan inclu­so de “boom” eco­nó­mi­co. Lo des­ta­ca­ble es que, como sos­tie­ne Had­dad (2010), a lo lar­go de las dos últi­mas déca­das sur­gió, en Egip­to y otros paí­ses ára­bes, una eco­no­mía con víncu­los glo­ba­les, que tie­ne como obje­ti­vo cen­tral pro­te­ger y ase­gu­rar a los mer­ca­dos, y la acu­mu­la­ción del capi­tal, y se carac­te­ri­za por el achi­ca­mien­to de las eco­no­mías cen­tra­das en el Esta­do. El fenó­meno está liga­do a la imple­men­ta­ción de polí­ti­cas neo­li­be­ra­les, con sus con­se­cuen­cias: mayor des­igual­dad de desa­rro­llo entre ciu­da­des y regio­nes den­tro de los paí­ses; mayor pola­ri­za­ción social, espe­cial­men­te entre ricos y pobres; aumen­to de los nive­les abso­lu­tos de pobre­za; pér­di­da de poder de las orga­ni­za­cio­nes obre­ras y cam­pe­si­nas; e impul­so del con­su­mis­mo. Esto es bas­tan­te cono­ci­do, pero lo más impor­tan­te que seña­la Had­dad es que las fuer­zas que impul­san estos pro­ce­sos son loca­les. Los orga­nis­mos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les apo­yan y alien­tan estas medi­das, pero las mis­mas se imple­men­tan aun sin este fac­tor (lo demues­tra el caso de Siria, que no tie­ne rela­cio­nes con el FMI y el Ban­co Mun­dial), por­que los intere­ses de las éli­tes loca­les, aun de aque­llas que se pro­cla­man socia­lis­tas, coin­ci­den con los intere­ses de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras internacionales.

Por este moti­vo, sos­tie­ne Had­dad, esta­mos asis­tien­do a una nue­va eta­pa de desa­rro­llo de rela­cio­nes capi­ta­lis­tas en paí­ses de la peri­fe­ria, como Egip­to y Siria, en la cual una nue­va éli­te (de la bur­gue­sía) se está coali­gan­do con los rema­nen­tes de la vie­ja bur­gue­sía, con la “nue­va bur­gue­sía y empren­de­do­res”, y con la bur­gue­sía esta­tal. Des­pués de un perío­do de cons­truc­ción de capi­ta­lis­mo de Esta­do, a mitad del siglo XX, obli­ga­do por las estruc­tu­ras socia­les pos-colo­nia­les y las reali­da­des polí­ti­cas, el desa­rro­llo capi­ta­lis­ta se reanu­da con vigor, pero aho­ra con una nue­va fuer­za labo­ral, rela­ti­va­men­te más edu­ca­da y con mayor cali­fi­ca­ción, capaz de con­ver­tir­se en con­su­mi­do­res y tra­ba­ja­do­res en apo­yo de las rela­cio­nes capi­ta­lis­tas loca­les y glo­ba­les. Las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras inter­na­cio­na­les, con­ti­núa Had­dad, pue­den ser cata­li­za­do­ras de estos pro­ce­sos, pero no son las prin­ci­pa­les fuer­zas que los cau­san; aquí están actuan­do fuer­zas más amplias e imper­so­na­les, tales como las rela­cio­nes de mer­ca­do en un mun­do cada vez más glo­ba­li­za­do. Y los resul­ta­dos han sido simi­la­res a los de otros lados: alto des­em­pleo jun­to a deman­da de tra­ba­jo no cali­fi­ca­do, dra­má­ti­ca expan­sión del sec­tor infor­mal y de la eco­no­mía no regu­la­da o en las som­bras, con­cen­tra­ción de la rique­za, pola­ri­za­ción social, leyes labo­ra­les duras, decli­na­ción de la educación.

Enfa­ti­zo que todo apun­ta a mos­trar que esta­mos ante un típi­co pro­ce­so “a lo Marx”, aun­que bajo las for­mas del capi­ta­lis­mo depen­dien­te. A igual que suce­de en otros paí­ses sub­de­sa­rro­lla­dos, en Egip­to (y en otros regí­me­nes ára­bes) ha habi­do cre­ci­mien­to capi­ta­lis­ta, que dio lugar al incre­men­to de la cla­se tra­ba­ja­do­ra y a la pola­ri­za­ción social, pero tam­bién a la mar­gi­na­ción y pau­pe­ri­za­ción de amplias capas. Bue­na par­te de la indus­tria egip­cia se ha incor­po­ra­do a la divi­sión inter­na­cio­nal del tra­ba­jo a tra­vés de un vas­to sis­te­ma de sub­con­tra­tas, basa­das en la súpe­rex­plo­ta­ción de mano de obra des­ca­li­fi­ca­da y mal paga. Y han sur­gi­do nue­vas capas de la burguesía.

El aná­li­sis ante­rior se enri­que­ce y com­ple­men­ta con el muy buen estu­dio que pre­sen­ta Aman (2011). En pri­mer lugar Aman sos­tie­ne que en Egip­to, liga­do al cre­ci­mien­to, hubo un ascen­so del movi­mien­to obre­ro en los últi­mos tres años, espe­cial­men­te en las ciu­da­des indus­tria­les vigo­ri­za­das y en las micro empre­sas de tipo “maqui­la”, o casas de sudor. Y tam­bién un movi­mien­to con­tra la bru­ta­li­dad policial.

Aman expli­ca que esta movi­li­za­ción de los tra­ba­ja­do­res no fue tan­to en res­pues­ta a la mar­gi­na­ción y pobre­za, y se debe más a la cen­tra­li­dad eco­nó­mi­ca que toma­ron. Es que en los últi­mos años Egip­to vol­vió a emer­ger como un país manu­fac­tu­re­ro, aun­que en con­di­cio­nes de mucha ten­sión y diná­mi­cas. Los tra­ba­ja­do­res de Egip­to se movi­li­zan por­que se han cons­trui­do nue­vas empre­sas, en el con­tex­to de impor­tan­tes flu­jos de inver­sio­nes inter­na­cio­na­les. Esto últi­mo es impor­tan­te, por­que no es cier­to que las úni­cas inver­sio­nes extran­je­ras pro­ven­gan de EEUU o Euro­pa. En Egip­to, tam­bién en los últi­mos años, se han ins­ta­la­do varias zonas fran­cas rusas; Chi­na reali­zó fuer­tes inver­sio­nes en toda la eco­no­mía; y tam­bién hay inver­sio­nes de Bra­sil, Tur­quía, las repú­bli­cas del Cen­tro de Asia y los Emi­ra­tos Ára­bes, no solo en petró­leo e inmo­bi­lia­ria, sino tam­bién en manu­fac­tu­ra, infor­má­ti­ca e infra­es­truc­tu­ra. Por todo Egip­to se reor­ga­ni­za­ron y recons­tru­ye­ron vie­jas fábri­cas, y se han ins­ta­la­do empre­sas, ver­da­de­ras “casas de sudor”, lle­nas de muje­res en las que se con­fec­cio­nan ropas, zapa­tos, se arman jugue­tes o cir­cui­tos de compu­tación para ven­der en Euro­pa, el Medio Orien­te y el Gol­fo. Estos tra­ba­ja­do­res han veni­do pro­ta­go­ni­zan­do impor­tan­tes huel­gas en los últi­mos años, lo cual tuvo repercusiones.

Pre­ci­sa­men­te el Movi­mien­to 6 de abril se creó cuan­do en la pri­ma­ve­ra de 2008 miles de jóve­nes se unie­ron a tra­vés de Face­book para expre­sar su soli­da­ri­dad con pro­tes­tas de tra­ba­ja­do­res. El nom­bre recuer­da la con­vo­ca­to­ria a una huel­ga gene­ral para pro­tes­tar con­tra el dete­rio­ro de las con­di­cio­nes de vida, el 6 de abril de 2007. Por otra par­te, en los días del levan­ta­mien­to final con­tra Muba­rak hubo huel­gas de emplea­dos del Esta­do, de obre­ros tex­ti­les (esta­ta­les y pri­va­dos), de tra­ba­ja­do­res del Canal de Suez, de ferro­via­rios, y otros. Sub­ra­yo, esto no se pue­de enten­der si no se lo vin­cu­la al desa­rro­llo capi­ta­lis­ta egip­cio. Y fue un fac­tor que con­tri­bu­yó a la caí­da del régimen.

Frac­cio­nes capitalistas

Pero tam­bién que exis­ten otras fuer­zas con­ver­gen­tes que, en gra­do diver­so, cues­tio­na­ron al régi­men de Muba­rak. Por un lado, está en ascen­so una nue­va coa­li­ción orien­ta­da hacia un desa­rro­llo nacio­nal, con­for­ma­da por empre­sa­rios y mili­ta­res empre­sa­rios; y por otra par­te una cla­se de micro y peque­ños empre­sa­rios. Aman sos­tie­ne que hay un amplio espec­tro de agru­pa­mien­tos secu­la­res que repre­sen­tan la emer­gen­cia de patro­nes eco­nó­mi­cos den­tro del país, vin­cu­la­dos a capi­ta­les de muchas pro­ce­den­cias, así como tam­bién a los flu­jos que pro­vie­nen de los envíos de dine­ro rea­li­za­dos por pro­fe­sio­na­les egip­cios que fue­ron a tra­ba­jar en el boom inmo­bi­lia­rio en los Emi­ra­tos. Por eso se asis­te a una nue­va glo­ba­li­za­ción mul­ti-dimen­sio­nal, en la cual las divi­sio­nes Este – Oes­te, y los mol­des pos­co­lo­nia­les, se están reha­cien­do de mane­ra radical.

Aman plan­tea que en este pro­ce­so los mili­ta­res se han con­ver­ti­do en uno de los media­do­res más impor­tan­tes, y entra­ron en con­flic­to con los sec­to­res capi­ta­lis­tas más cer­ca­nos al régi­men. Debe tener­se en cuen­ta que los mili­ta­res tie­nen fuer­tes posi­cio­nes en indus­trias cla­ves: en ali­men­tos (acei­te de oli­va, leche, pan y agua); en las indus­trias del cemen­to y gaso­li­na; en la pro­duc­ción de autos (joint ven­tu­res para pro­du­cir Che­ro­kees y Wran­glers); y en la cons­truc­ción. Otra fuen­te de ingre­sos es la ven­ta de tie­rras públi­cas para la cons­truc­ción de barrios cerra­dos y simi­la­res. Algu­nos estu­dio­sos hacen ascen­der su poder eco­nó­mi­co has­ta un 10% o 15% de la eco­no­mía egip­cia, aun­que otros con­si­de­ran que es menor (Stier, 2011). En cual­quier caso es muy sig­ni­fi­ca­ti­vo. Aman sos­tie­ne que en los últi­mos años, los mili­ta­res desa­rro­lla­ron fuer­tes intere­ses en el turis­mo, cen­tros comer­cia­les, barrios pri­va­dos y resorts de pla­yas, y que odia­ban a los capi­ta­lis­tas que rodea­ban a Muba­rak y ven­die­ron tie­rras y acti­vos nacio­na­les a cor­po­ra­cio­nes de EEUU y euro­peas. Por otra par­te desean que haya turis­mo para que con­su­ma las cons­truc­cio­nes en las que invir­tie­ron miles de millones.

Otra fuen­te de con­flic­to, que seña­la Stier (2011), habría teni­do como fuen­te el poder cre­cien­te de Ahmed Ezz, diri­gen­te del par­ti­do del gobierno, NDP, ínti­mo alia­do de Gamal Muba­rak, y pre­si­den­te de Ezz Steel, la mayor pro­duc­to­ra de ace­ro de Medio Orien­te. Según Stier, los mili­ta­res se exas­pe­ra­ron cuan­do advir­tie­ron que Ezz podía com­prar, con ayu­da del régi­men, empre­sas esta­ta­les del ace­ro, refor­zan­do su posi­ción domi­nan­te en la indus­tria. Los mili­ta­res no solo esta­ban intere­sa­dos en las mis­mas indus­trias, sino tam­bién, como gran­des com­pra­do­res de ace­ro, serían vul­ne­ra­bles a la capa­ci­dad de Ezz de impo­ner pre­cios casi mono­pó­li­cos. No es casual que Ezz esté enfren­tan­do en estos momen­tos car­gos por corrup­ción y enriquecimiento.

Por otra par­te Aman sos­tie­ne que exis­te otro sec­tor de gran­des capi­ta­lis­tas, de cor­te más nacio­na­lis­ta, que tomó dis­tan­cia de Muba­rak cuan­do este empe­zó a tam­ba­lear, ya que no depen­dían direc­ta­men­te del régi­men, y podían ver­se afec­ta­dos por la entra­da de algu­nos gran­des capi­ta­les inter­na­cio­na­les (que eran favo­re­ci­dos por fun­cio­na­rios del gobierno, que actua­ban como inter­me­dia­rios). Un repre­sen­tan­te de este sec­tor de altos empre­sa­rios es Hosam Badrawy, que fue nom­bra­do secre­ta­rio gene­ral del NDP en reem­pla­zo de Gamal Muba­rak, poco antes de la caí­da del dic­ta­dor. Badrawy fun­dó, en 1989, el pri­mer cen­tro de salud pri­va­do de Egip­to, HMO, y ha esta­do a favor de la pri­va­ti­za­ción de los ser­vi­cios de salud. Pero la indus­tria está ame­na­za­da por la com­pe­ten­cia inter­na­cio­nal, y Badrawy, según Aman, hoy hace cam­pa­ña nacio­na­lis­ta. Gamal Muba­rak, que actua­ba como vehícu­lo de la inver­sión extran­je­ra, repre­sen­ta­ba un peli­gro para Badra­way. Otro empre­sa­rio repre­sen­ta­ti­vo de este sec­tor es Naguib Sawi­ris, que se auto pro­pu­so como pre­si­den­te para con­for­mar un Con­se­jo Tran­si­cio­nal de los Hom­bres Sabios. Sawi­ris lide­ra la mayor empre­sa pri­va­da egip­cia, Oras­com, que cons­tru­yó ferro­ca­rri­les, resorts de pla­yas, barrios cerra­dos, auto­pis­tas, sis­te­mas de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, gran­jas de vien­to, con­do­mi­nios y hote­les. Es un finan­cie­ro impor­tan­te del mun­do ára­be y de la región del Mediterráneo.

Aun­que Aman no los men­cio­na, agre­gue­mos a Anis Acli­man­dos, vin­cu­la­do a pro­yec­tos de desa­rro­llo inmo­bi­lia­rio, que movi­li­zan inver­sio­nes loca­les y extran­je­ras. Tam­bién Saf­wan Tha­bet, pre­si­den­te de Juhay­na Food Indus­tries, gran pro­duc­tor de leche, deri­va­dos y jugos (Gold­ber, 2011). Todos estos empre­sa­rios, jun­to a los mili­ta­res, pro­pu­sie­ron la for­ma­ción de un Con­se­jo de tran­si­ción. Aman sos­tie­ne que rom­pie­ron con los capi­ta­lis­tas más direc­ta­men­te depen­dien­tes de la glo­ba­li­za­ción, y los “baro­nes de las pri­va­ti­za­cio­nes”. En cual­quier caso, todos ellos que­da­ron bien “aco­mo­da­dos” para con­ti­nuar sus nego­cios bajo el nue­vo régimen.

Antes de ir al otro gran sec­tor que rom­pió con Muba­rak, los micro y peque­ños empre­sa­rios, deja­mos ano­ta­do el rol de los Her­ma­nos Musul­ma­nes (según Aman). Entre las déca­das de 1950 y 1980 los Her­ma­nos Musul­ma­nes agru­pa­ban y repre­sen­ta­ban a ele­men­tos frus­tra­dos de la bur­gue­sía nacio­nal. Pero en los 80 sur­gió una “nue­va vie­ja guar­dia” de los Her­ma­nos Musul­ma­nes, que fue coop­ta­da par­cial­men­te por el régi­men de Muba­rak. Por un lado, por­que pudie­ron inter­ve­nir con can­di­da­tos inde­pen­dien­tes en el Par­la­men­to, pero tam­bién por­que Muba­rak les per­mi­tió par­ti­ci­par en el boom eco­nó­mi­co. Por eso los miem­bros del ala empre­sa­ria de los Her­ma­nos Musul­ma­nes hoy tie­nen empre­sas de telé­fo­nos celu­la­res impor­tan­tes, desa­rro­llos inmo­bi­lia­rios, y han sido absor­bi­dos por la máqui­na del par­ti­do guber­na­men­tal, el NDP, y el esta­blish­ment de la alta cla­se media. Esto expli­ca­ría la posi­ción tibia y con­tem­po­ri­za­do­ra que tuvo la Her­man­dad duran­te el levantamiento.

Por últi­mo lle­ga­mos al sec­tor de los peque­ños y micro empre­sa­rios. Aman expli­ca que en los 90 el Ban­co Mun­dial y el FMI favo­re­cie­ron el otor­ga­mien­to de micro cré­di­tos para esta­ble­cer nego­cios. Se gene­ró así una masa de peque­ños empre­sa­rios, que sufrían el aco­so poli­cial por el pago de los cré­di­tos; y tam­bién la corrup­ción, el pago de sobor­nos y el hos­ti­ga­mien­to de la poli­cía. Muchos de ellos tenían una ins­truc­ción media, pero no podían desa­rro­llar sus nego­cios, y esta­ban aho­ga­dos por el régi­men. Este sec­tor estu­vo en el cora­zón de las movi­li­za­cio­nes con­tra Muba­rak. A lo que se agre­gó una amplia capa de pro­fe­sio­na­les, téc­ni­cos y per­so­nal cali­fi­ca­do, estu­dian­tes y en gene­ral muchos hijos de la burguesía.

Por lo tan­to se tra­ta de un pro­ce­so com­ple­jo, en el que con­flu­yen diver­sas fuer­zas, con intere­ses de lar­go pla­zo, pero que rom­pían o, en todo caso, no tenían incon­ve­nien­te tomar dis­tan­cia del régi­men o con­tri­buir a su caí­da, en bus­ca de una tran­si­ción más o menos controlada.

La des­crip­ción de las fuer­zas socia­les, y su rela­ción con la evo­lu­ción que se ha esta­do dan­do en los últi­mos años, expli­ca por qué el movi­mien­to triun­fan­te no apun­ta hacia algu­na for­ma de nacio­na­lis­mo esta­tis­ta; y por qué no se advier­te una influen­cia impor­tan­te de los sec­to­res reli­gio­sos fun­da­men­ta­lis­tas. Todo indi­ca que se va hacia algu­na for­ma de demo­cra­cia bur­gue­sa, posi­ble­men­te con fuer­tes limi­ta­cio­nes, a menos que el movi­mien­to popu­lar obli­gue a las fuer­zas bur­gue­sas a mayo­res concesiones.

Algu­nas con­si­de­ra­cio­nes finales

Lo plan­tea­do has­ta aquí no tie­ne como obje­ti­vo minus­va­lo­rar lo obte­ni­do. La caí­da de un régi­men dic­ta­to­rial como el egip­cio sig­ni­fi­ca una con­quis­ta demo­crá­ti­ca de pro­por­cio­nes. La dife­ren­cia­ción de intere­ses entre capi­ta­lis­tas (inclui­dos los peque­ños) y los obre­ros pue­de ope­rar­se de mane­ra más abier­ta si exis­ten liber­ta­des para la orga­ni­za­ción, para la crí­ti­ca y la cir­cu­la­ción de ideas de izquier­da. Una demo­cra­cia bur­gue­sa no deja de ser en esen­cia una dic­ta­du­ra de la cla­se domi­nan­te, pero abre espa­cios y posi­bi­li­da­des de orga­ni­za­ción. Pero una cosa es valo­rar este logro, y otra muy dis­tin­ta pen­sar que se está a un paso de la for­ma­ción de “soviets” revo­lu­cio­na­rios. Por aho­ra el pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio es “pri­ma­ve­ral”, asis­ti­mos a la unión de todas las cla­ses (solo una frac­ción peque­ña, adic­ta al régi­men, está por fue­ra) y no se advier­ten expre­sio­nes polí­ti­cas inde­pen­dien­tes de la bur­gue­sía, de la cla­se tra­ba­ja­do­ra, de rele­van­cia. Los aná­li­sis deben par­tir de lo que exis­te, no de ensoñaciones.

En cuan­to a la situa­ción de EEUU y otras poten­cias en la región, no debe­ría exa­ge­rar­se el gra­do de su “cri­sis”. Es cier­to que Washing­ton tar­dó en sol­tar­le la mano a Muba­rak, y algu­nos sec­to­res del esta­blish­ment ame­ri­cano le están pasan­do fac­tu­ra por esto. Tam­bién es una reali­dad que la polí­ti­ca de Oba­ma está empan­ta­na­da y en cri­sis en Afga­nis­tán (no estoy tan segu­ro de que lo esté en Irak). Pero en cual­quier caso, hay un abis­mo entre esto y la idea de que este­mos ante una “cri­sis de domi­na­ción glo­bal” del capi­tal (y esto es lo que real­men­te impor­ta en el aná­li­sis de fon­do). En pri­mer lugar, siem­pre debe­ría tener­se pre­sen­te que la cla­se domi­nan­te tie­ne una gran capa­ci­dad de nego­cia­ción y adap­ta­ción. Por supues­to, pue­de que algu­na frac­ción, o direc­ción polí­ti­ca no se adap­te, pero no es el caso cuan­do nos refe­ri­mos al capi­tal “en gene­ral”. Inclu­so en el caso “extre­mo” (por aho­ra impro­ba­ble) de un régi­men diri­gi­do por los jóve­nes del Movi­mien­to 6 de abril, el capi­tal “en gene­ral” (las empre­sas con inver­sio­nes en el mun­do ára­be; los orga­nis­mos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les, los gobier­nos de las poten­cias y otros paí­ses con intere­ses en la región) siem­pre pue­den adap­tar­se y negociar.

¿Aca­so el capi­tal no hace bue­nos nego­cios en paí­ses hoy gober­na­dos por ex gue­rri­lle­ros de izquier­da, por ex mar­xis­tas, por ex “enfants terri­bles” de la bur­gue­sía, y tan­tos otros “ex”? Mucho menos radi­ca­li­za­dos, por supues­to, son los jóve­nes que lide­ran el Movi­mien­to 6 de abril. Nada indi­ca que pudie­ra haber cri­sis de domi­na­ción por esto. Por otra par­te, y más en con­cre­to, el ejér­ci­to ya ha anun­cia­do que garan­ti­za­rá el orden has­ta las elec­cio­nes; pue­den exis­tir cole­ta­zos (los mani­fes­tan­tes más radi­ca­les no que­rrán per­der terreno), pero por aho­ra la situa­ción no se ha sali­do de cau­ce para la cla­se domi­nan­te. Inclu­so el ejér­ci­to ha pro­me­ti­do res­pe­tar la paz con Israel (¿quién se acuer­da del dere­cho de los pales­ti­nos a vol­ver a sus tierras?).

En esta coyun­tu­ra, seguir hablan­do de que “la revo­lu­ción está en ascen­so y con­ti­núa”, es marear­se con pala­bras, al menos si con esto se quie­re decir que esta­mos asis­tien­do a una revo­lu­ción “obre­ra” o de “con­te­ni­do socia­lis­ta”. Una revo­lu­ción obre­ra o socia­lis­ta por aho­ra no está en el hori­zon­te; no hay con­di­cio­nes polí­ti­cas que indi­quen que vaya a pro­du­cir­se en un pla­zo más o menos inme­dia­to. Todo indi­ca que los even­tua­les levan­ta­mien­tos con­tra los regí­me­nes opre­si­vos y dic­ta­to­ria­les en el mun­do ára­be ten­drán un carác­ter más o menos demo­crá­ti­co, en los lími­tes del capi­ta­lis­mo. Lógi­ca­men­te, menos toda­vía se pue­de hablar de una situa­ción revo­lu­cio­na­ria a nivel mun­dial. Cual­quier estra­te­gia socia­lis­ta debe­ría par­tir de un aná­li­sis rea­lis­ta ‑esto es, de las fuer­zas socia­les en jue­go, sus pro­gra­mas y deman­das- de los pro­ce­sos en curso.

Tex­tos citados

Aman, P. (2011): “Why Egypt’s Pro­gres­si­ves Win” en www​.Jala​di​ya​.com

Bas­sam Had­dad (2010): “Neo­li­be­ral Preg­nancy and Zero-Sum Eli­tism in the Arab World” en www​.Jad​da​li​ya​.com

E. Gold­berg (2011): “Egy­ptian busi­ness­men eye de futu­re”, The Midd­le East Chan­nel, 10/​02/​11, www​.mideast​.foreign​po​licy​.com.

Stier, K (2011): “Egypt’s Mili­tary-Indus­trial Com­plex”, Time, 9/​02/​11.

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