Lucha de cla­ses con otro nom­bre – Vice­nçs Navarro

Esta­mos vivien­do la ava­lan­cha con­ser­va­do­ra-neo­li­be­ral lide­ra­da por la can­ci­ller Ange­la Mer­kel, que pro­po­ne rea­li­zar refor­mas en la euro­zo­na enca­mi­na­das a mejo­rar la com­pe­ti­ti­vi­dad de los paí­ses que la com­po­nen a base de redu­cir los sala­rios y los dere­chos labo­ra­les. En tal pos­tu­ra se pre­su­po­ne que la com­pe­ti­ti­vi­dad depen­de en gran medi­da de los sala­rios, de mane­ra que su varia­ción a la baja pro­du­ci­rá un aumen­to al alza de la com­pe­ti­ti­vi­dad, al per­mi­tir una baja­da de pre­cios, lo que hará que los pro­duc­tos sean más bara­tos y con ello aumen­ta­rá su com­pe­ti­ti­vi­dad. Como apo­yo a su teo­ría, Mer­kel hace refe­ren­cia a Ale­ma­nia, cuya ele­va­da com­pe­ti­ti­vi­dad se basa, según la can­ci­ller, en la “mode­ra­ción sala­rial”, la pala­bra uti­li­za­da en el dis­cur­so neo­li­be­ral para defi­nir un pro­ce­so en el que los sala­rios están estan­ca­dos o dis­mi­nu­yen mien­tras que la pro­duc­ti­vi­dad aumenta.

El pro­ble­ma de tal teo­ría es que los datos no apo­yan tales tesis. Como muy bien ha docu­men­ta­do Ronald Jans­sen en su artícu­lo Euro­pean Eco­no­mic Gover­nan­ce: The Next Big Hold Up On Wages, en la revis­ta Social Euro­pe Journal
(02−03−2001), la famo­sa com­pe­ti­ti­vi­dad ale­ma­na tie­ne muy poco que ver con el nivel de los sala­rios, con su mode­ra­ción o con los pre­cios de los pro­duc­tos que Ale­ma­nia expor­ta. El éxi­to de las expor­ta­cio­nes ale­ma­nas no se basa en sus pre­cios, tal como ha docu­men­ta­do la pro­pia Comi­sión Euro­pea. Esta, en un infor­me de 2010, con­clu­yó que el cre­ci­mien­to de las expor­ta­cio­nes ale­ma­nas duran­te el perio­do 1999 – 2008 (un cre­ci­mien­to anual del 7,3%) se debió pri­mor­dial­men­te al cre­ci­mien­to de los mer­ca­dos impor­ta­do­res. Sólo un 0,3% se debía al cam­bio de pre­cios de los pro­duc­tos expor­ta­dos. El mila­gro expor­ta­dor ale­mán se debe, prin­ci­pal­men­te, al enor­me cre­ci­mien­to de las impor­ta­cio­nes de pro­duc­tos ale­ma­nes por par­te sobre todo de las eco­no­mías emer­gen­tes. Tales pro­duc­tos son manu­fac­tu­ras, equi­pa­mien­tos de tec­no­lo­gías Tele­com, infra­es­truc­tu­ra de trans­por­tes y otros. El éxi­to de las expor­ta­cio­nes se debe, por lo tan­to, al know how y muy poco a los pre­cios de los pro­duc­tos. Estu­dios eco­no­mé­tri­cos rea­li­za­dos en Ale­ma­nia han mos­tra­do que una reduc­ción del 10% en su pre­cio sólo aumen­ta­ría las expor­ta­cio­nes un 4%.
De estos y otros datos se dedu­ce que la mode­ra­ción sala­rial que ha teni­do lugar duran­te este perio­do en Ale­ma­nia no era para redu­cir los pre­cios (que no se redu­je­ron), sino para aumen­tar los bene­fi­cios empre­sa­ria­les, que alcan­za­ron nive­les sin pre­ce­den­tes. El por­cen­ta­je de bene­fi­cios del sec­tor empre­sa­rial en los sec­to­res manu­fac­tu­re­ros y otros sec­to­res expor­ta­do­res aumen­ta­ron, de un 36% del valor aña­di­do bru­to en 2004, al 41% en 2008. Mien­tras, los sala­rios per­ma­ne­cie­ron constantes.

Y ahí está la razón del dis­cur­so con­ser­va­dor-neo­li­be­ral. El obje­ti­vo no es la defen­sa de la eco­no­mía o de la com­pe­ti­ti­vi­dad, sino de los intere­ses de las gran­des empre­sas (inclu­yen­do tam­bién, por cier­to, a los ban­cos) a cos­ta de los intere­ses de los tra­ba­ja­do­res. Es lo que antes se lla­ma­ba lucha de cla­ses, lo cual aho­ra se enmas­ca­ra bajo el dis­cur­so de la com­pe­ti­ti­vi­dad. Y este es el mode­lo que la can­ci­ller Mer­kel y su par­ti­do (per­te­ne­cien­te a la mis­ma fami­lia polí­ti­ca que el Par­ti­do Popu­lar en Espa­ña) desean implan­tar en la UE. Estos intere­ses empre­sa­ria­les y finan­cie­ros son los que aho­ra están pro­mo­vien­do con el mis­mo dis­cur­so en Espa­ña, pre­sio­nan­do para que exis­ta un des­cen­so de los sala­rios. Desean que los sala­rios bajen para que aumen­ten sus bene­fi­cios, argu­men­tan­do que la reduc­ción de los sala­rios hará mejo­rar las expor­ta­cio­nes y con ello la eco­no­mía. Pero las expor­ta­cio­nes en Espa­ña han con­ti­nua­do cre­cien­do, tal como han ido cre­cien­do tam­bién la pro­duc­ti­vi­dad y los sala­rios, en por­cen­ta­jes, por cier­to, muy simi­la­res a Ale­ma­nia, como bien ha docu­men­ta­do Mark Weis­brot en su artícu­lo Spain’s Trou­ble are Tied to Euro­zo­ne Poli­cies, en The Guardian
(29−01−2001). En reali­dad, como en Ale­ma­nia, la varia­bi­li­dad en los pre­cios no es deter­mi­nan­te del tama­ño de las expor­ta­cio­nes espa­ño­las. Tam­bién, como en Ale­ma­nia, la deman­da de los paí­ses impor­ta­do­res es la cla­ve. Redu­cir los sala­rios en Espa­ña a fin de afec­tar a la com­pe­ti­ti­vi­dad reque­ri­rá un recor­te sala­rial muy sus­tan­cial para que ello se note. Y este recor­te afec­ta­rá muy nega­ti­va­men­te a la deman­da interna.

Y ahí está el meo­llo de la cues­tión en Espa­ña y en la UE. Sus expor­ta­cio­nes no depen­den tan­to del pre­cio de sus pro­duc­tos, sino de la deman­da de estos, lo cual depen­de, a su vez, del cre­ci­mien­to de los mer­ca­dos domés­ti­cos e impor­ta­do­res, que son en su mayo­ría los paí­ses de la euro­zo­na. Las expor­ta­cio­nes espa­ño­las se basan en pro­duc­tos de tec­no­lo­gía alta y media (pro­duc­tos manu­fac­tu­ra­dos), como en Ale­ma­nia, y pro­duc­tos agrí­co­las, pes­ca y arte­sa­nía de baja y media tec­no­lo­gía, cuyas expor­ta­cio­nes y con­su­mo depen­den más de su cali­dad que de su pre­cio. El mejor deter­mi­nan­te de las expor­ta­cio­nes espa­ño­las es el cre­ci­mien­to de la capa­ci­dad adqui­si­ti­va de los paí­ses impor­ta­do­res, tales como Ale­ma­nia (que depen­de del nivel de sus sala­rios). De ahí que la reduc­ción sala­rial tan­to en Ale­ma­nia como en Espa­ña (y en otros paí­ses de la euro­zo­na) va pre­ci­sa­men­te en con­tra del aumen­to del comer­cio, pues depri­me la deman­da tan­to domés­ti­ca como exte­rior, retra­san­do nota­ble­men­te la capa­ci­dad de recu­pe­ra­ción de las eco­no­mías europeas.

Lo que está ocu­rrien­do en la euro­zo­na es que los intere­ses finan­cie­ros y de las gran­des empre­sas están uti­li­zan­do la cri­sis, que ellos mis­mos crea­ron, para con­se­guir lo que siem­pre desea­ron: la reduc­ción e inclu­so eli­mi­na­ción de los dere­chos socia­les, labo­ra­les e inclu­so polí­ti­cos de las cla­ses popu­la­res en gene­ral y de la cla­se tra­ba­ja­do­ra en espe­cial. Y esto es de lo que debe infor­mar­se a la población.

Vice­nç Nava­rro es Cate­drá­ti­co de Polí­ti­cas Públi­cas de la Uni­ver­si­tat Pom­peu Fabra y exca­te­drá­ti­co de Eco­no­mía de la Uni­ver­si­tat de Barcelona.

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