Memo­ria de una hija de Oshun – Ipes/​Plaza beltza

Pla­za bel­tza y Gite-Ipes pre­sen­tan el documental:

el jue­ves 13 de enero de 2011 (19h) en Pla­za bel­tza kul­tur­gu­nea, Larrabasterra.

Uru­guay 2010, direc­to­ra: Maria Torre­llas, 74 min)

Sinopsis/​Synopsis: El docu­men­tal es un home­na­je a María Farías, bai­la­ri­na afro­uru­gua­ya, que sufrió escla­vi­tud en pleno siglo XX. A tra­vés del gri­to ances­tral del Can­dom­be supo sobre­po­ner­se al dolor y rebe­lar­se con­tra la humi­lla­ción, con­vir­tien­do la resis­ten­cia en resi­lien­cia, superan­do el due­lo y apor­tan­do a cons­truir una socie­dad soli­da­ria. El film abor­da la cul­tu­ra Afro en Uru­guay, y ana­li­za, a tra­vés de once tes­ti­mo­nios, las con­se­cuen­cias del racis­mo en la actualidad.
 
Estre­nan en Mon­te­vi­deo docu­men­tal sobre la escla­vi­tud, el racis­mo, el can­dom­be y la Resistencia:

“Memo­ria de una hija de Oshun” hur­ga en un tema tabú
Con gran éxi­to de públi­co se estre­nó el pasa­do 12 de diciem­bre en Mon­te­vi­deo, Uru­guay, el docu­men­tal, “Memo­ria de una hija de Oshun”, diri­gi­do por María Torre­llas, inte­gran­te del Con­se­jo de Direc­ción de “Resu­men Lati­no­ame­ri­cano”. En el mar­co del día de la abo­li­ción de la escla­vi­tud se enmar­có este tra­ba­jo fíl­mi­co que cuen­ta la vida de una bai­la­ri­na afro­uru­gua­ya, María Farías, que sufrió escla­vi­tud en Uru­guay, en pleno siglo XX.
El docu­men­tal habla de la vida de Maria Farías, que sufrió escla­vi­tud en el Uru­guay de los años cuarenta.

Era el escla­vis­mo de las domés­ti­cas. Las lla­ma­das madri­nas, muje­res de la alta bur­gue­sía, cria­ban a niñas y niños con la inten­ción de que tra­ba­ja­ran para ellas.
María sufrió pali­zas, no pudo estu­diar, por­que según su escla­vis­ta las niñas y niños afro no tenían nada más que apren­der a lim­piar, lavar, plan­char y ser­vir a sus amos y amas. Tam­po­co podía, María, deci­dir nada por sí misma.
A los 15 años se esca­pa de la casa de la madri­na, ante una agre­sión más de las tan­tas que sufrió y su madre la dedi­ca al tra­ba­jo domés­ti­co en casas de la bur­gue­sía, don­de sigue reci­bien­do malos tra­tos y dis­cri­mi­na­ción. Des­de que empie­za a bai­lar Can­dom­be, sien­te que el bai­le es lo que la saca de la mar­gi­na­ción y no ha deja­do de bai­lar ni un solo año en los car­na­va­les y otras fies­tas de Uruguay.
El títu­lo alu­de a la dei­dad Oshun, de la que María es segui­do­ra, por­que el Can­dom­be es tam­bién reli­gión de ori­gen afri­cano, como dice Cha­be­la, la direc­to­ra del coro Afro­ga­ma: “noso­tras can­ta­mos a los Orishás, los y las que no saben tam­bién can­tan, bai­lan y tocan a los Orishás o a Dios, por­que el Can­dom­be es un gri­to de dolor, de no pue­do más, y de liberación”.
En el docu­men­tal se res­ca­ta la músi­ca de can­tan­tes y artis­tas de la Amé­ri­ca afro­des­cen­dien­te. Cau­sa impac­to el poe­ma can­ta­do de María Vic­to­ria San­ta Cruz, “Me gri­ta­ron negra”, que des­de la cul­tu­ra afro­pe­rua­na ana­li­za los dis­tin­tos esta­dios de con­cien­cia de la acep­ta­ción de la negri­tud con orgu­llo y dig­ni­dad. La can­tan­te cuba­na Oma­ra Por­tuon­do está pre­sen­te con una nana bra­si­le­ña, Susa­na Baca, can­tan­te afro­pe­rua­na, y gui­ta­rras extra­or­di­na­rias como las de Alfre­do Zita­rro­sa y Baden Powell se escu­chan en el fil­me, entre otras. (de: Resu­men Latinoamericano)
 

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