Uni­ta­ria y com­ba­ti­va mani­fes­ta­ción en Madrid con­tra la refor­ma de las pen­sio­nes.- IZCA

Más de 6.000 per­so­nas salie­ron ayer a la calle para acu­dir a la mani­fes­ta­ción con­vo­ca­da por “Hay que parar­les los pies” en con­tra de la refor­ma de las pen­sio­nes y el con­jun­to de recor­tes en dere­chos socia­les (http://​www​.lahai​ne​.org/​i​n​d​e​x​.​p​h​p​?​p​=​1​8​921)

Tras la pan­car­ta común, dece­nas de orga­ni­za­cio­nes sin­di­ca­les, polí­ti­cas, juve­ni­les, pla­ta­for­mas y asam­bleas de vecin@s de diver­sos barrios de Madrid, ade­más de tod@s los madrileñ@s que deci­die­ron acu­dir, con­for­ma­ron una poten­te mani­fes­ta­ción de la que se pue­de extraer un balan­ce muy positivo.

Ade­más de la impor­tan­te asis­ten­cia de gen­te, hay dos lec­cio­nes cla­ves que extraer de esta movi­li­za­ción: la uni­dad y la acti­tud combativa.

La expe­rien­cia de «Hay que parar­les los pies», y en con­cre­to la jor­na­da de ayer, es un buen ejem­plo de la reali­dad y poten­cia­li­dad del tra­ba­jo en común, des­de el res­pe­to a las dife­ren­cias. Al igual que ocu­rre con otras coor­di­na­do­ras que vie­nen tra­ba­jan­do en Madrid, des­de el tra­ba­jo desa­rro­lla­do por Hay que Parar­les los Pies se demues­tra que la uni­dad es posi­ble, nece­sa­ria y nos hace más fuertes.

En la mani­fes­ta­ción tod@s apor­ta­mos a una cau­sa común: la arti­cu­la­ción de una res­pues­ta fren­te al con­jun­to de agre­sio­nes empren­di­das por el gobierno al ser­vi­cio del capi­tal finan­cie­ro, agre­sio­nes enmar­ca­das en un pro­ce­so que bus­ca en reali­dad un autén­ti­co cam­bio estruc­tu­ral de mode­lo social, polí­ti­co y económico.

Resul­ta­do de esta unión es el haber con­vo­ca­do bajo una úni­ca sigla; el haber saca­do unas pega­ti­nas uni­ta­rias que por­ta­ba todo el mun­do en la mani­fes­ta­ción, crean­do un blo­que común, apar­te de los cor­te­jos pro­pios; resul­ta­do de la uni­dad es tam­bién el haber podi­do cubrir de mate­rial de pro­pa­gan­da y agi­ta­ción nume­ro­sos barrios y pue­blos de Madrid; y resul­ta­do es tam­bién el ir superan­do el techo en el núme­ro de asis­ten­tes a este tipo de con­vo­ca­to­rias. Hay que Parar­les los Pies se está con­vir­tien­do en Madrid en un cla­ro refe­ren­te para orga­ni­zar la resis­ten­cia fren­te a la ofen­si­va neo­li­be­ral que sufri­mos, y ello sin duda se debe, entre otras cosas, a su carac­ter abier­to, plu­ral y unitario.

Pero no sólo se está logran­do avan­zar en este carac­ter uni­ta­rio de las movi­li­za­cio­nes; a esta reali­dad posi­ti­va hay que sumar­le otra carac­te­rís­ti­ca: un aumen­to de la acti­tud combativa.

El recru­de­ci­mien­to de las con­di­cio­nes de vida y las nega­ti­vas pers­pec­ti­vas de futu­to que augu­ran las medi­das apro­ba­das, la acti­tud de CCOO y UGT, la ame­na­za de un pró­xi­mo gobierno del PP, etc., todo ello está incre­men­tan­do el males­tar social y la toma de con­cien­cia de la nece­si­dad y legi­ti­mi­dad de dar nue­vos pasos en la lucha, de empren­der nue­vas res­pues­tas que pue­dan hacer fren­te a las agre­sio­nes, rom­per con la vía libre y el camino de impu­ni­dad de la que gozan los pro­ta­go­nis­tas del gol­pe de esta­do sobre nues­tra sobe­ra­nía y nues­tro futu­ro en dignidad.

Así, des­de la sali­da de la mani­fes­ta­ción en la calle Ato­cha has­ta el fin de su reco­rri­do en Cana­le­jas, miles de cán­ti­cos cons­tan­tes y con fuer­za lle­na­ron las calles de Madrid, gru­pos de per­so­nas se des­col­ga­ban de la mani­fes­ta­ción para rea­li­zar pin­ta­das en ban­cos y colo­car las pega­ti­nas uni­ta­rias (¡No al pen­sio­na­zo!) por todo el trans­cur­so de la movilización.

Uno de los cán­ti­cos que se dejó oír des­de el prin­ci­pio fue “Eso, eso, eso, nos vamos al Con­gre­so” y “Con­tra los recor­tes, nos vamos a Las Cortes”.

La mani­fes­ta­ción había sido soli­ci­ta­da de Ato­cha al Con­gre­so, pero Dele­ga­ción del Gobierno, en lo que vie­ne a ser una cos­tum­bre en lo que res­pec­ta a las movi­li­za­cio­nes de izquier­da, prohi­bió lle­gar has­ta el Con­gre­so de los Dipu­tados. Por tan­to, el reco­rri­do defi­ni­ti­vo y lega­li­za­do de la mani­fes­ta­ción fue des­de Ato­cha a la Pla­za de Canalejas.

Sin embar­go, había un sen­tir mayo­ri­ta­rio de la legi­ti­mi­dad que se tenía de acu­dir has­ta el Con­gre­so, poder lle­gar has­ta allí como los agen­tes socia­les fun­da­men­ta­les, los y las tra­ba­ja­do­ras, que nun­ca han sido escuchados.

Éra­mos much@s y tenía­mos la capa­ci­dad y todo el dere­cho de estar en las calles de nues­tra ciu­dad, éra­mos much@s y hart@s de estar en paro, con tra­ba­jos pre­ca­rios, sin pers­pec­ti­vas de tener una jubi­la­ción o una jubi­la­ción míni­ma que per­mi­ta una vejez fue­ra del umbral de la pobre­za, éra­mos much@s y cons­cien­tes del pro­ce­so pri­va­ti­za­dor del con­jun­to de ser­vi­cios bási­cos, éra­mos much@s sin casa o con una hipo­te­ca víc­ti­mas de la usu­ra y la espe­cu­la­ción, éra­mos much@s defen­dien­do que la cri­sis no la paguen l@s tra­ba­ja­do­res, sino sus res­pon­sa­bles: los capitalistas.

Cuan­do la mayo­ría de la mani­fes­ta­ción esta­ba ya en la Pla­za de Cana­le­jas, se pasó a dar lec­tu­ra al mani­fies­to, se nom­bra­ron los con­vo­can­tes que iban sien­do corea­dos uno a uno al uní­sono por tod@s los asis­ten­tes, se recor­dó el éxi­to de la jor­na­da de lucha en Eus­kal Herria, en Gali­za y en Bar­ce­lo­na, y se des­con­vo­có la manifestación.

La rabia y el des­con­ten­to, más toda la fuer­za pro­ce­den­te del sen­ti­mien­to de uni­dad exis­ten­te, ani­ma­ba a que la jor­na­da de lucha no aca­ba­se allí.

El gri­to de “Eso, eso, eso, nos vamos al Con­gre­so” era repe­ti­do por la gran mayo­ría de quie­nes esta­ban en la pla­za, y tam­bién des­de el final de la mani­fes­ta­ción por quie­nes toda­vía esta­ban lle­gan­do a Canalejas.

Un gru­po de gen­te, aga­rrán­do­se por los bra­zos con­for­mó una fila en para­le­lo a la de agen­tes anti­dis­tur­bios y las fur­go­ne­tas poli­cia­les que jun­to a ellos pre­ten­dían cor­tar el acce­so al Con­gre­so, a esca­sos ya 50 metros.

Estas filas de mani­fes­tan­tes avan­za­ron has­ta que­dar­se pega­dos a los anti­dis­tur­bios, aguan­tan­do así duran­te varios minu­tos, mien­tras gri­ta­ban a los poli­cías con los que ya se roza­ban: ¡Vamos a ir al congreso!

La posi­bi­li­dad de lograr atra­ve­sar la fila de poli­cías y lle­gar al con­gre­so pasó a ser, sub­je­ti­va y obje­ti­va­men­te, una reali­dad. Se fue cons­cien­te de la fuer­za que nace de la uni­dad y de la posi­bi­li­dad de avan­zar «tod@s a una» has­ta con­se­guir el obje­ti­vo mar­ca­do. Este paso está dado y ya no habrá vuel­ta atrás.

Un bote de humo lan­za­do des­de den­tro de la mani­fes­ta­ción con­tra la poli­cía, hizo que esas pri­me­ras filas de mani­fes­tan­tes que avan­za­ban hacia el Con­gre­so tuvie­ran que reti­rar­se al no poder ver nada y no poder res­pi­rar. A par­tir de ahí, la poli­cía comen­zó a car­gar y se dió paso a un nue­vo esce­na­rio: car­gas poli­cia­les, botes de humo, pelo­tas de goma y porra­zos fren­te a la legí­ti­ma resis­ten­cia de los y las manifestantes.

La jor­na­da de lucha se exten­dió por varias calles y pla­zas de Madrid has­ta el ini­cio de la noche.

La uni­dad en la acción y la acti­tud com­ba­ti­va son dos lec­cio­nes que deben remar­car­se de esta jor­na­da y que deben con­ti­nuar pre­sen­tes en las pró­xi­mas movi­li­za­cio­nes. Las vic­to­rias y la acu­mu­la­ción de fuer­zas que cons­ti­tu­yan un movi­mien­to popu­lar, pasan por ellas.

¡Les para­re­mos los pies!

¡Liber­tad para l@s detenid@s!

Madrid, 28 de enero de 2011. Izquier­da Castellana

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