De Irán a Egip­to: usos y desusos de Inter­net – Iroel Sánchez

Cuan­do en junio de 2009 la lla­ma­da “revo­lu­ción ver­de” alen­ta­ba la des­es­ta­bi­li­za­ción en Irán a tra­vés de Inter­net la Secre­ta­ria de Esta­do nor­te­ame­ri­ca­na inter­vino anteT­wit­ter para pedir­le que pos­ter­ga­ra una ope­ra­ción de man­te­ni­mien­to que impli­ca­ba la inte­rrup­ción de sus ser­vi­cios. El obje­ti­vo, con­fe­sa­do pos­te­rior­men­te por la pro­pia Clin­ton, era muy cla­ro: “noso­tros hici­mos mucho por refor­zar a los que pro­tes­ta­ban sin mos­trar­nos. Y segui­mos hablan­do con ellos y apo­yan­do a la oposición”.

Menos de un año des­pués, Irán es un país esta­ble a pesar de que EE.UU. sigue “apo­yan­do a la opo­si­ción”, ase­si­nan­do cien­tí­fi­cos, y pre­sio­nan­do por todas las vías posi­bles. Sin embar­go, es en paí­ses alia­dos de Esta­dos Uni­dos, como Túnez y Egip­to, don­de se dice que el uso de Inter­net ha juga­do un papel impor­tan­te en el sur­gi­mien­to y des­en­lan­ce de con­vul­sio­nes políticas.

En Túnez, el dic­ta­dor Ben Alí cayó estre­pi­to­sa­men­te pero el pue­blo sigue en las calles exi­gien­do un cam­bio real. En Egip­to, el gobierno de Hos­ni Muba­rak, al que EE.UU. ayu­da con más de 1500 millo­nes de dóla­res anual­men­te y le sumi­nis­tra la tec­no­lo­gía para la repre­sión, ha sus­pen­di­do total­men­te los ser­vi­cios de Inter­net en el país pero eso no ha podi­do dete­ner las pro­tes­tas. El blo­gue­ro egip­cio, Hos­sam el-Hama­lawy inte­rro­ga­do sobre el rol de Face­book y Twit­ter en la rebe­lión, ha dicho: “Inter­net sólo jue­ga un papel en la difu­sión de la pala­bra y de las imá­ge­nes de lo que suce­de en el terreno. No uti­li­za­mos Inter­net para orga­ni­zar­nos. Lo uti­li­za­mos para dar a cono­cer lo que esta­mos hacien­do sobre el terreno con la espe­ran­za de ani­mar a otros para que par­ti­ci­pen en la acción.”. Su res­pues­ta qui­zás ayu­de a expli­car por qué la pro­tes­ta, asi­da en la reali­dad, con­ti­núa por enci­ma de las medi­das de con­trol de las comu­ni­ca­cio­nes que empre­sas nor­te­ame­ri­ca­nas, como NarusVeri­zon, ayu­dan a imple­men­tar sin que el gobierno nor­te­ame­ri­cano lo impida.

El pasa­do noviem­bre, Alec Ross, direc­tor para la inno­va­ción del Depar­ta­men­to de Esta­do, habla­ba en un even­to en Chi­le – como ini­cia­ti­va de la Hillary Clin­ton Civil Society 2.0- de las “socie­da­des cerra­das” para las que, según él, Inter­net es una ame­na­za, pero no men­cio­nó a Túnez ni a Egip­to. En su inter­ven­ción Ross, inten­tan­do sedu­cir a quie­nes lo escu­cha­ban, lle­gó a decir que Inter­net es “el Ché Gue­va­ra del siglo XXI”, pro­vo­can­do indig­na­ción en par­te del audi­to­rio que se cues­tio­nó la moral del sis­te­ma que ase­si­nó al Che para invocarlo.

En algu­nas de las imá­ge­nes pro­ce­den­tes de Túnez he vis­to el ros­tro del héroe argen­tino-cubano, enar­bo­la­do por quie­nes se enfren­tan a una poli­cía arma­da y finan­cia­da por Esta­dos Uni­dos. No sé si Ross habrá leí­do al Ché para saber que no es Inter­net si no la rebe­lión fren­te a la injus­ti­cia la que encar­na sus ideas. Y mien­tras esa esté en el mun­do real, no impor­ta lo que hagan quie­nes pagan a Ross por evi­tar­lo en el terreno vir­tual, lo deci­si­vo son los seres huma­nos y su acción “

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