Oba­ma no sabe jugar a los chi­nos – Car­los Tena

A estas altu­ras del par­ti­do, sería ridícu­lo no admi­tir que el pre­si­den­te Oba­ma (tan admi­ra­do por Joa­quín Sabi­na o Luis Gar­cía Mon­te­ro, como des­pre­cia­do por quie­nes ha ele­gi­do la hones­ti­dad como guía exis­ten­cial) es un pale­to fun­cio­nal con todas las exi­men­tes y agra­van­tes que su con­di­ción exi­ge. La putada es que, sien­do el pre­si­den­te USA un miem­bro de la etnia afro­ame­ri­ca­na, alguien podría tachar­me de racis­ta, aun­que en mi defen­sa ale­ga­ría que hace años dije algo pare­ci­do de Con­do­lez­za Rice, mucho más negra del pre­si­den­te, más adi­ne­ra­da, pero más men­ti­ro­sa. No es el color la cuestión.

Barak sus­ti­tu­yó a Geor­ge W. Bush, que a su vez repre­sen­ta­ba lo más flo­ri­do de la cutrez texa­na, es decir, la glo­ria y prez del Olim­po de los ase­si­nos hor­te­ras millo­na­rios (algo con­sue­tu­di­na­rio en este tipo de ciu­da­dano), con su alcoho­lis­mo e incul­tu­ra galo­pan­te a cues­tas, idó­neas vir­tu­des para ser tra­ba­ja­das a fon­do des­de Wall Street, de cara a poner en mar­cha la des­truc­ción de las Torres Geme­las, echar la cul­pa a Al Qae­da, al ami­go Ben Laden y pro­vo­car de inme­dia­to la inva­sión de Irak, el exter­mi­nio de bue­na par­te de aque­lla avan­za­da socie­dad, el robo del petró­leo de aque­lla nación y el ase­si­na­to de Sadam Hus­sein, con­tan­do con el bene­plá­ci­to de José María Aznar, Tony Blair y Sil­vio Ber­lus­co­ni, tres de los más con­no­ta­dos exper­tos euro­peos en la defen­sa de la men­ti­ra, la mani­pu­la­ción y la com­pra de con­cien­cias blan­das, medios de comu­ni­ca­ción faci­lo­nes e inte­lec­tua­les a lo Javier Marías.

Lo malo es que la juga­da salió rara. Oba­ma no mata­ba tan recio como su ante­ce­sor; era más blan­do en sus for­mas, que no en sus resul­ta­dos (según se des­pren­de de los docu­men­tos publi­ca­dos por Wiki­leaks), pelín más exqui­si­to en sus ame­na­zas (que lo digan los cuba­nos), men­ti­ro­so com­pul­si­vo, pusi­lá­ni­me en sesión con­ti­nua y per­de­dor nato. Cual­quier otro man­da­ta­rio con esos dos años de fra­ca­sos rotun­dos en su pro­gra­ma polí­ti­co, habría dimi­ti­do hace seis meses, o se hubie­ra inmo­la­do en direc­to, ante las cáma­ras de la NBC, en la hogue­ra republicana.

Los más sádi­cos tal vez ima­gi­na­sen una peni­ten­cia más bes­tial, como obli­gar al inqui­lino de la Casa Blan­ca a dis­cu­tir duran­te dos horas, en inglés y con el pre­si­den­te Zapa­te­ro, sobre el desa­rro­llo de la ener­gía nuclear en el coto de Doña­na, con Feli­pe Gon­zá­lez como intér­pre­te. Ni Los Moran­cos hubie­ran alcan­za­do una cota de humor tan envidiable.

Pero la actua­li­dad man­da. Los núme­ros can­tan tan alto y cla­ro que no hay espa­ño­les en la cos­ta, pero sí chi­nos. A jugar se ha dicho. Resul­ta que el pre­si­den­te chino, Hu Jin­tao, lle­ga­ba el pasa­do mar­tes a los Esta­dos Uni­dos para una visi­ta ofi­cial de cua­tro días, des­pués de un año mar­ca­do por fuer­tes ten­sio­nes entre dos pode­res. «Espe­ra­mos que la visi­ta de Esta­do del Pre­si­den­te Hu Jin­tao, for­ta­lez­ca el diá­lo­go, la comu­ni­ca­ción y la con­fian­za mutua estra­té­gi­ca entre ambas nacio­nes», afir­ma­ban las fuen­tes diplo­má­ti­cas de Beijing.

Como el pre­si­den­te de la segun­da eco­no­mía mun­dial sabe que en pocos meses ocu­pa­rá el pri­mer lugar del hit para­de glo­bal, Oba­ma se la ha envai­na­do, aun­que ase­gu­ra que esta visi­ta es ideal para «…pro­mo­ver rela­cio­nes posi­ti­vas y la coope­ra­ción entre Chi­na y los Esta­dos Uni­dos, abrien­do una nue­va vía para ambas nacio­nes en esta nue­va era y lle­var la coope­ra­ción a nue­vos nive­les”. Dicho de otra mane­ra: “Hu, no me jodas mucho que la CIA y Sarah Palin, el Tea Party y los rusos me están hacien­do Luz de Gas”,

Ambos man­da­ta­rios cena­ron antes de ayer en Washing­ton jun­to a unas dece­nas de invi­ta­dos tem­blo­ro­sos, entre los que figu­ra­ban los cul­pa­bles de que la deu­da exter­na de los USA sea hoy de 14 billo­nes de dóla­res. Minu­cias, pen­sa­rá Belén Esteban.

El miér­co­les 19 Jin­tao via­ja a Chica­go don­de se reune con la comu­ni­dad empre­sa­rial, es decir, con los des­cen­dien­tes y cole­gas de Al Capo­ne, Lucky Luciano, Frank Nit­ti, San­to Traf­fi­can­te, Bene­dic­to XVI, José María Escri­vá de Bala­guer, Emi­lio Botín, Meyer Lamsky, y demás glo­rias, intere­sa­dos en con­ven­cer a Hu de que el yuan está mali­to, que las ven­tas de armas a Tai­wán deben con­ti­nuar, que el Dalai Lama es un tipe­jo hon­ra­do, que el Nobel de la Paz hay que entre­gár­se­lo a un delin­cuen­te, que el Inter­net chino nace con cade­nas, que los diri­gen­tes de Corea del Nor­te son satá­ni­cos y que Dios existe.

Sin embar­go, los medios chi­nos des­ta­can que esta visi­ta debe con­du­cir a la fir­ma de una serie de con­tra­tos, inclu­yen­do las ven­tas de avio­nes Boeing a Chi­na. “No pode­mos negar que hay dife­ren­cias y temas deli­ca­dos entre noso­tros», dijo Hu Jin­tao, entre­vis­ta­do hace unos días por el Washing­ton Post y el Wall Street Journal.

Y en el fon­do del esce­na­rio, simu­la­do entre todos los supues­tos, flo­tan cator­ce billo­nes de dóla­res que Oba­ma no sabe cómo pagar. Hu saca el puño, mira a Barak y dice:

- Tres con las que saques.

El inqui­lino de la Casa Blan­ca pali­de­ce. Mira a su lado pidien­do ayuda.

- Blan­cas – musi­ta el pre­si­den­te abrien­do la mano­Jin­tao ríe mien­tras mues­tra tres mone­das. Oba­ma no lle­va nin­gu­na. Jin­tao señala:

- Blan­cas ser malas para ti. Tu pagar cenas, copas, deu­das y todo lo demás.

Y el pró­xi­mo día 21, el man­da­ta­rio chino regre­sa­rá a Bei­jing, medio muer­to de risa, sabien­do que Barak es un pési­mo actor, un medio­cre en un mar de pis­to­le­ros, un inú­til que está solo ante el peli­gro y, para col­mo, un tipo sin gra­cia, sin ideo­lo­gía, sin cul­tu­ra y sin un duro en el bolsillo.
Pero eso sí: con miles de esqui­zo­fré­ni­cos a su lado, dis­pues­tos al holo­caus­to nuclear en el momen­to en el que lo diga el presidente.

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