Viet­nam y su pro­ce­so de Doi Moi (reno­va­ción) nacio­nal e inter­na­cio­nal – Alber­to Cruz

El pró­xi­mo 12 de enero se va a cele­brar el XI Con­gre­so Nacio­nal del Par­ti­do Comu­nis­ta de Viet­nam (PCV), cla­ve para el futu­ro del país y ver si el pro­ce­so de Doi Moi (reno­va­ción) ini­cia­do hace más de dos déca­das se enca­mi­na hacia la “tran­si­ción al socia­lis­mo”, como se plan­teó ini­cial­men­te, o con­so­li­da la deri­va rea­li­za­da en los tres últi­mos años hacia una “eco­no­mía de mer­ca­do de orien­ta­ción socialista”.

Con la apli­ca­ción del pro­ce­so de Doi Moi a nivel interno Viet­nam ha obte­ni­do unos logros eco­nó­mi­cos más que nota­bles, con un cre­ci­mien­to medio del 6’7% en su Pro­duc­to Inte­rior Bru­to en la últi­ma déca­da y con­si­de­ra­bles avan­ces socia­les que están a pun­to de ser arro­ja­dos por la bor­da si no se corri­ge el rum­bo en este cru­cial con­gre­so. En él no sólo se va a dilu­ci­dar la lucha de poder actual­men­te exis­ten­te entre quie­nes apues­tan por una mayor aper­tu­ra hacia la inver­sión extran­je­ra y la explo­ta­ción de los recur­sos natu­ra­les y quie­nes con­si­de­ran que el alcan­ce de logros eco­nó­mi­cos no debe rea­li­zar­se a expen­sas de los logros socia­les, sino que al mis­mo tiem­po se adop­ta­rá una polí­ti­ca inter­na­cio­nal en la que la rela­ción con Chi­na juga­rá (a favor o en con­tra) un papel primordial.

El Par­ti­do Comu­nis­ta de Viet­nam con­si­de­ra que el pro­ce­so de Doi Moi ha sido un ele­men­to cen­tral para hacer del país un refe­ren­te no sólo eco­nó­mi­co, sino polí­ti­co espe­cial­men­te en el Sur­es­te de Asia. Las dos déca­das que ha cum­pli­do el pro­ce­so de Doi Moi ha supues­to que el país se haya enca­mi­na­do “hacia la sen­da del desa­rro­llo”, como se lee en los docu­men­tos pre­sen­ta­dos a este XI Con­gre­so, y se esta­ble­ce que sólo una pro­fun­di­za­ción del mis­mo hará posi­ble que Viet­nam se cen­tre en “impul­sar el desa­rro­llo sos­te­ni­ble y la reno­va­ción inte­gral a fin de cons­truir una nación prós­pe­ra, equi­ta­ti­va y civi­li­za­da, pro­mo­vien­do la demo­cra­cia y con­si­de­ran­do al hom­bre como un fac­tor cla­ve en el desa­rro­llo nacio­nal”. Unas pala­bras que podrían apa­re­cer en cual­quier docu­men­to de cual­quier con­gre­so de cual­quier par­ti­do en cual­quier país del mun­do. Pero Viet­nam es Viet­nam y según el actual secre­ta­rio gene­ral del PCV, Nong Due Manh, “Viet­nam aspi­ra a esta­ble­cer su base eco­nó­mi­ca fun­da­men­tal del socia­lis­mo con una super­es­truc­tu­ra de polí­ti­ca, ideo­lo­gía y cul­tu­ra a fin de cons­truir una nación prós­pe­ra” y esa aspi­ra­ción se con­cre­ta en la fecha de 2020, cuan­do Viet­nam con­si­de­ra será un país indus­trial moderno y ase­gu­ran­do mejo­res con­di­cio­nes de vida a la pobla­ción. Para ello, en el pró­xi­mo dece­nio “se pres­ta­rá la debi­da aten­ción al desa­rro­llo de la cien­cia y la tec­no­lo­gía, y el per­fec­cio­na­mien­to de las rela­cio­nes de pro­duc­ción en línea con una eco­no­mía de mer­ca­do de orien­ta­ción socia­lis­ta con un alto sen­ti­do de inde­pen­den­cia y auto­su­fi­cien­cia en el con­tex­to de una mayor inte­gra­ción internacional”.

Esta últi­ma par­te es muy impor­tan­te e indi­ca que esta­mos ante un nue­vo Doi Moi, esta vez tras­cen­dien­do las fron­te­ras y que será rati­fi­ca­do en este con­gre­so: lo que los diri­gen­tes viet­na­mi­tas entien­den como “inte­gra­ción inter­na­cio­nal”. Pero antes de pro­fun­di­zar en él, hay que hacer refe­ren­cia al Doi Moi nacio­nal para situar al país en estos momentos.

Los ini­cios del Doi Moi nacional

Su pues­ta en mar­cha fue rela­ti­va­men­te tem­pra­na, en 1989, aún exis­tien­do la Unión Sovié­ti­ca, a raíz del VI Con­gre­so Nacio­nal del PCV. En él se dise­ñó la “tran­si­ción al socia­lis­mo” con la apro­ba­ción de un docu­men­to mar­co en el que se lee que “según la ley de la corres­pon­den­cia entre las rela­cio­nes de pro­duc­ción y el carác­ter y nivel de desa­rro­llo de las fuer­zas pro­duc­ti­vas, el pro­ce­so de la trans­for­ma­ción socia­lis­ta debe adop­tar pasos y for­mas ade­cua­das. Las expe­rien­cias prác­ti­cas demues­tran que las fuer­zas pro­duc­ti­vas no solo están fre­na­das en el caso del atra­so de las rela­cio­nes de pro­duc­ción, sino tam­bién en la desin­cro­ni­za­ción de las últi­mas con los ele­men­tos que van más allá del nivel de desa­rro­llo de las fuer­zas pro­duc­ti­vas. Las reali­da­des de nues­tro país exi­gen que se debe tomar en con­si­de­ra­ción las for­mas eco­nó­mi­cas inter­me­dias y tran­si­to­rias para avan­zar del nivel infe­rior al supe­rior, de la peque­ña a la gran enver­ga­du­ra» (1). Es decir, se reco­no­cían las con­di­cio­nes pre­ca­rias del país, recién sali­do de una serie de devas­ta­do­ras gue­rras con­tra los colo­nia­lis­tas fran­ce­ses y esta­dou­ni­den­ses, y se plan­tea­ban una serie de eta­pas en las que par­tien­do del reco­no­ci­mien­to de la exis­ten­cia de dife­ren­tes estruc­tu­ras eco­nó­mi­cas, espe­cial­men­te en el sur que estu­vo bajo domi­nio y con­trol de EEUU, se pre­ten­día estruc­tu­rar la eco­no­mía de mane­ra gra­dual has­ta lograr un tipo de rela­cio­nes de pro­duc­ción socialistas.

Esta fase duró apro­xi­ma­da­men­te una déca­da, has­ta que en 1995 el enton­ces pre­si­den­te de EEUU, Bill Clin­ton, reali­zó su visi­ta a Viet­nam, la pri­me­ra de este nivel tras la fina­li­za­ción de la gue­rra en 1975. El fru­to de la mis­ma fue rápi­do: se nor­ma­li­za­ron de inme­dia­to las rela­cio­nes entre ambos paí­ses. Eso sig­ni­fi­có, en la prác­ti­ca, no sólo que dece­nas de miles de ex com­ba­tien­tes esta­dou­ni­den­ses lle­ga­ron en masa a visi­tar los luga­res don­de com­ba­tie­ron, dan­do ini­cio así a un turis­mo “a los luga­res de la gue­rra” que per­mi­tió la entra­da de divi­sas al país, sino que se per­mi­tió a Viet­nam ini­ciar el pro­ce­so de incor­po­ra­ción a la Orga­ni­za­ción Mun­dial del Comer­cio (es miem­bro de pleno dere­cho des­de el año 2007) y acce­der a prés­ta­mos de los orga­nis­mos inter­na­cio­na­les. Pero eso no fue gra­tis. A cam­bio, Viet­nam deja­ba de recla­mar a EEUU el pago de las repa­ra­cio­nes de gue­rra acor­da­das por Richard Nixon en 1973 en los Acuer­dos de París que supu­sie­ron el ini­cio de la reti­ra­da esta­dou­ni­den­se y que, por cier­to, nun­ca fue­ron paga­das en esos más de vein­te años trans­cu­rri­dos has­ta la visi­ta de Clinton.

Había, por lo tan­to, que reade­cuar el pro­ce­so de Doi Moi a los nue­vos tiem­pos, y así en 2001 se con­si­de­ró nece­sa­rio exten­der las rela­cio­nes eco­nó­mi­cas y finan­cie­ras con todos los paí­ses, los orga­nis­mos mul­ti­la­te­ra­les y las empre­sas trans­na­cio­na­les. Eso supu­so que el capi­tal inter­na­cio­nal comen­za­se a fluir hacia Viet­nam y el país logra­se un des­pe­gue eco­nó­mi­co espec­ta­cu­lar. Sin embar­go, no fue como en otros luga­res del sudes­te asiá­ti­co. Los diri­gen­tes viet­na­mi­tas tuvie­ron mucho cui­da­do en pro­te­ger a la pobla­ción esta­ble­cien­do, por ejem­plo, líneas de cré­di­to para peque­ñas y media­nas empre­sas o ace­le­ran­do el rit­mo de las inver­sio­nes públi­cas en gran­des pro­yec­tos de infra­es­truc­tu­ra para garan­ti­zar el pues­to de tra­ba­jo de la gran masa de viet­na­mi­tas. Por no olvi­dar un hecho muy rele­van­te: la pues­ta en mar­cha de un pro­gra­ma de vivien­da social que des­ac­ti­vó de raíz cual­quier atis­bo de rebe­lión por las medi­das económicas.

Esto per­mi­tió a Viet­nam afron­tar mucho mejor que los otros “tigres asiá­ti­cos” la cri­sis eco­nó­mi­ca y la com­pa­ra­ción pue­de lle­gar has­ta los mis­mí­si­mos paí­ses ricos. El Ban­co Mun­dial reco­no­ce que el impac­to de la cri­sis en Viet­nam supu­so para el país una reduc­ción del 37% en su tasa de cre­ci­mien­to, por­cen­ta­je que se ele­va has­ta el 137% en el caso de Mala­sia, el 155% en el caso de Tai­lan­dia o el 219% de EEUU, el 224% de la Euro­pa del euro y el 335% de Japón (2).

Los datos podían haber sido mucho mejo­res de no ser por un fenó­meno que se está gene­ra­li­zan­do en el país: la corrup­ción. La rea­li­za­ción de gran­des obras de infra­es­truc­tu­ra, no siem­pre con lógi­ca social, ha favo­re­ci­do la apa­ri­ción de una éli­te polí­ti­ca que lo ha fia­do todo a este mode­lo de desa­rro­llo y que se está enri­que­cien­do con él, espe­cial­men­te en el ámbi­to más local. Al mis­mo tiem­po, ello ha ser­vi­do para que den­tro del PCV haya cogi­do fuer­za una corrien­te que comien­za a cues­tio­nar este pro­ce­so y que ya ha logra­do una pri­me­ra y sim­bó­li­ca vic­to­ria: la Asam­blea Nacio­nal ha para­li­za­do el macro­pro­yec­to de cons­truc­ción de un tren de alta velo­ci­dad entre Hanoi y Ho Chi Minh (1.700 kiló­me­tros) cuyo cos­to supo­nía nada más y nada menos que el 60% del PIB de Viet­nam y en el que tenía un inte­rés pre­fe­ren­te Japón pues­to que apor­ta­ba la tec­no­lo­gía. La vota­ción lo dice todo: 178 dipu­tados se opu­sie­ron al macro­pro­yec­to fren­te a 157 que vota­ron a favor (3). Dado que la prác­ti­ca tota­li­dad de los dipu­tados son miem­bros del PCV –aun­que hay unos pocos inde­pen­dien­tes, cer­ca­nos auque no mili­tan­tes del PCV‑, lo ajus­ta­do de la vota­ción pone de mani­fies­to lo dicho más arri­ba e indi­ca, al mis­mo tiem­po, la bata­lla que se libra­rá en el XI Con­gre­so Nacio­nal del 12 de enero.

Esto pone de mani­fies­to, al mis­mo tiem­po, la reali­dad que se vive hoy en Viet­nam. Una visi­ta al país lo refle­ja en peque­ñas cosas como ese poe­ma col­ga­do en la par­te tra­se­ra de la puer­ta de la habi­ta­ción del hotel en el que se lee, entre otras cosas que hablan de la reali­dad nacio­nal, que “las pie­dras se están ablan­dan­do”. Ten­ga o no sim­bo­lis­mo este ver­so, y tal vez saca­do de con­tex­to, lo cier­to es que deam­bu­lar por Hanoi es hacer­lo entre hote­les y cen­te­na­res de blo­ques de casas en cons­truc­ción. La capi­tal de Viet­nam es una ciu­dad que está vivien­do un enor­me pro­ce­so de expan­sión que cua­dru­pli­ca­rá su tama­ño actual (tie­ne unos 3’5 millo­nes de habi­tan­tes) y está absor­bien­do a las pro­vin­cias veci­nas, dicen que para pre­pa­rar la capi­tal para ese 2020 que se ha con­ver­ti­do en el icono del para­dig­ma desa­rro­llis­ta jun­to a las tien­das Guc­ci que ya se comien­zan a ver con pro­fu­sión en Hanoi.

Y jun­to a este desa­rro­llis­mo a gran esca­la, la gen­te de la calle afron­ta con una mez­cla de curio­si­dad e inte­rés los pro­le­gó­me­nos del XI Con­gre­so del PCV con refe­ren­cias a lo que ha sido “la épo­ca comu­nis­ta”, un tér­mino des­con­cer­tan­te pues­to que se refie­ren a los años pasa­dos como si, efec­ti­va­men­te, hubie­sen pasa­do defi­ni­ti­va­men­te y como si el PCV ya no estu­vie­se en el poder o, al menos, que no fue­se ya el PCV de hace unos años. No es que lo cri­ti­quen, es que lo tras­cien­den por­que, por enci­ma de todo, está Viet­nam y, como decía Ho Chi Minh, “el dere­cho a no ren­dir­se nun­ca”. Y en esta fra­se pare­ce que se encie­rra esa lucha inter­na que se desa­rro­lla­rá en esta cru­cial cita con­gre­sual, don­de tam­bién habrá una reno­va­ción entre los dirigentes.

En esta reno­va­ción que se pre­su­me hay unos cuan­tos diri­gen­tes actua­les que pue­den ver­se rele­ga­dos. Es el caso del actual secre­ta­rio gene­ral del PCV, Nong Due Manh, del pri­mer minis­tro, Ngu­yen Tan Dung y de los minis­tros de Pla­ni­fi­ca­ción e Inver­sio­nes, Vo Hong Phuc, y de Trans­por­te, Ho Nghia Dung, entre otros. Para can­di­da­to a nue­vo secre­ta­rio gene­ral se men­cio­na en la calle a Ngu­yen Phu Trong, miem­bro del Buró Polí­ti­co del PCV y pre­si­den­te del Comi­té Per­ma­nen­te de la Asam­blea Nacio­nal. Si final­men­te se con­fir­ma, será la demos­tra­ción pal­pa­ble de que la rebe­lión inter­na fren­te a los plan­tea­mien­tos desa­rro­llis­tas y “prooc­ci­den­ta­les” –con el caso del tren de alta velo­ci­dad como ejem­plo, pues­to que, ade­más, se con­si­de­ra a Tan Dung como alguien pró­xi­mo a Japón- pier­den terreno en favor de los sec­to­res más “hochi­minhis­tas”, por deno­mi­nar­los de algu­na mane­ra, defen­so­res a ultran­za de la inde­pen­den­cia del país fren­te a las poten­cias extranjeras.

El Doi Moi internacional

Este será el gran caba­llo de bata­lla de este XI Con­gre­so, pues­to que en la actual direc­ción del PCV hay un amplio sec­tor que no ve con bue­nos ojos el ascen­so de Chi­na como super­po­ten­cia mien­tras que otros creen que no se pue­de obviar al gran vecino. No obs­tan­te, ambos sec­to­res cri­ti­can, de for­ma con­cre­ta, las pre­ten­sio­nes hege­mó­ni­cas de este país en la par­te meri­dio­nal del Mar de Chi­na (los viet­na­mi­tas lla­man a esta zona el Mar del Este). La expan­sión naval de Chi­na en estas aguas y las afir­ma­cio­nes de Bei­jing en el sen­ti­do de que esta zona es de inte­rés vital para ellos ha lle­va­do a Viet­nam a ali­near­se con las tesis de Japón y Corea del Sur, recla­man­do a EEUU un “para­guas de segu­ri­dad” que per­mi­ta con­tro­lar el “expan­sio­nis­mo” chino. Así que­dó refle­ja­do en la recien­te cum­bre de la Aso­cia­ción de Nacio­nes del Sudes­te Asiá­ti­co (ASEAN) cele­bra­da pre­ci­sa­men­te en Hanoi en el pasa­do mes de octu­bre (4).

Esta posi­ción “anti chi­na” se debe a que en los últi­mos años se han recru­de­ci­do las con­tro­ver­sias terri­to­ria­les y, sobre todo, marí­ti­mas entre Viet­nam y Chi­na cen­tra­das en las islas cono­ci­das como Spratly (Truong Sa para los viet­na­mi­tas, Nansha para los chi­nos) y por las que ya en 1988 se pro­du­jo un enfren­ta­mien­to mili­tar entre los dos paí­ses, así como otros no reco­no­ci­dos –ata­ques a pes­que­ros, sobre todo- en 2005 y 2008. No olvi­dan tam­po­co que Chi­na y Viet­nam se enfren­ta­ron en una bre­ve gue­rra fron­te­ri­za en 1979. Y tal vez por ello, son los mili­ta­res los más rea­cios a nor­ma­li­zar las rela­cio­nes con Chi­na, tenien­do al míti­co gene­ral Vo Ggu­yen Giap, ya cen­te­na­rio, como uno de los aban­de­ra­dos al menos en un aspec­to no menor: el recha­zo a la explo­ta­ción de bau­xi­ta en las mon­ta­ñas cen­tra­les del país por par­te de la empre­sa esta­tal chi­na Chinalco.

Sin embar­go, y de for­ma para­le­la, tam­bién son los mili­ta­res los más crí­ti­cos con el camino tra­za­do por los desa­rro­llis­tas “prooc­ci­den­ta­les” y sus mega­pro­yec­tos, pues­to que entien­den que son pro­yec­tos caros, sin una sus­ten­ta­bi­li­dad eco­nó­mi­ca y a veces no social –de nue­vo con el tren de alta velo­ci­dad como ejem­plo, que no esta­ría al alcan­ce más que de los extran­je­ros y pri­vi­le­gia­dos, y que los mili­ta­res cri­ti­ca­ron argu­men­tan­do que las inver­sio­nes en infra­es­truc­tu­ras deben cen­trar­se en resol­ver los pro­ble­mas socio­eco­nó­mi­cos del país como vivien­da, comu­ni­ca­cio­nes y ener­gía- que des­vían fon­dos que debe­rían ir para los pro­gra­mas de moder­ni­za­ción de las fuer­zas armadas.

Lo que los mili­ta­res del Ejér­ci­to Popu­lar de Viet­nam pro­po­nen es un mayor acer­ca­mien­to a Rusia, pues­to que recuer­dan el apo­yo que reci­bie­ron de la Unión Sovié­ti­ca y entien­den que una pro­fun­di­za­ción de la rela­ción con Mos­cú pro­por­cio­na­ría a Viet­nam una cober­tu­ra adi­cio­nal con­tra Chi­na en un momen­to en que Rusia se dis­tan­cia de Chi­na (5) al tiem­po que con­tri­bui­ría a la moder­ni­za­ción de las fuer­zas arma­das. Para ello, los mili­ta­res han pro­pues­to que Rusia pue­da alo­jar una base de sub­ma­ri­nos en la bahía de Cam Ranh (don­de duran­te la gue­rra los EEUU tuvie­ron una de sus prin­ci­pa­les bases nava­les, por la pro­fun­di­dad de sus aguas), un cara­me­lo que gus­ta mucho en Mos­cú pues­to que le daría acce­so al Mar de Chi­na, una zona calien­te geo­po­lí­ti­ca­men­te hablan­do y de la que está ausen­te y don­de hay impor­tan­tes reser­vas de petró­leo y gas.

Estos aspec­tos serán defi­ni­to­rios del rum­bo que va a adop­tar Chi­na en el ámbi­to inter­na­cio­nal en la pró­xi­ma déca­da, reper­cu­tien­do tam­bién en el nacio­nal. Si se man­tie­ne la corre­la­ción de fuer­zas actual, serán poten­cias como Japón (con quien ya hay acuer­dos en mate­ria de segu­ri­dad, comer­cio y ayu­da al desa­rro­llo), Rusia e India, este país en menor medi­da, quie­nes se con­vier­tan en los prin­ci­pa­les bene­fi­cia­rios de la estra­te­gia desa­rro­llis­ta de Viet­nam. Sin olvi­dar la estre­cha rela­ción que hay ya con EEUU. Por el con­tra­rio, si en este XI Con­gre­so hay un cam­bio de rum­bo eso sig­ni­fi­ca­rá que se es cons­cien­te que no se pue­de hacer nada en esta par­te de Asia sin el bene­plá­ci­to de Chi­na, aun­que no les gus­te dema­sia­do a los viet­na­mi­tas. Es el vie­jo dicho de que una cosa es la geo­po­lí­ti­ca –ese acer­ca­mien­to a EEUU y a otras poten­cias regio­na­les- y otra la geo­gra­fía. Un diri­gen­te del PCV dijo a este ana­lis­ta que “los ami­gos leja­nos son agra­da­bles y úti­les, pero el pai­sa­je es el que es y hay que adap­tar­se a él si se quie­re sobre­vi­vir”. En otras pala­bras, Viet­nam no pue­de ser ajeno al auge de Chi­na como super­po­ten­cia polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca y mili­tar y debe inten­tar recon­ci­liar­se con este gigan­te si quie­re cum­plir su meta de ser un país desa­rro­lla­do e indus­trial para el 2020.

Tal vez por ello, en estas fechas se está cele­bran­do el 60 ani­ver­sa­rio de la “amis­tad” entre los dos paí­ses, el esta­ble­ci­mien­to de rela­cio­nes diplo­má­ti­cas. Es como si se estu­vie­se pre­pa­ran­do al país para lo que pue­da pasar a par­tir del 12 de enero. Y un aspec­to que va a ser­vir para limar aspe­re­zas es la par­ti­ci­pa­ción con­jun­ta en la explo­ta­ción de las deno­mi­na­das “tie­rras raras”, así deno­mi­na­das por con­te­ner meta­les has­ta hace poco tiem­po difí­ci­les de sepa­rar y que rara­men­te eran uti­li­za­dos para algo pero que aho­ra se han con­ver­ti­do en impres­cin­di­bles para la alta tec­no­lo­gía civil y mili­tar en aspec­tos que van des­de los móvi­les o los orde­na­do­res al guia­do de misi­les y cohe­tes y son meta­les como el cerio, itrio, neo­di­mio, dis­pro­sio, euro­pio (pre­sen­te en la Luna), gado­li­nio, bast­na­si­ta, didi­mio, etc.

Chi­na pro­por­cio­na el 90% del mer­ca­do mun­dial de estos mine­ra­les, mien­tras que en Viet­nam se han des­cu­bier­to reser­vas impor­tan­tes que hacen que estos dos paí­ses cubran, de hecho, el 100% del comer­cio mun­dial de estos mine­ra­les en estos momen­tos. Como las reser­vas chi­nas han sufri­do una impor­tan­te reduc­ción por la extrac­ción masi­va en los últi­mos años y aho­ra Chi­na está impo­nien­do una “mora­to­ria” en la expor­ta­ción para dedi­car­les a las nece­si­da­des inter­nas como super­po­ten­cia, las reser­vas de Viet­nam cobran un mayor relie­ve aun­que los chi­nos van muy por delan­te en cuan­to a la tec­no­lo­gía para su extrac­ción y procesamiento.


Notas:

(1) Infor­me Polí­ti­co del Comi­té Cen­tral del Par­ti­do Comu­nis­ta de Viet­nam al VI

Con­gre­so Nacio­nal. Diciem­bre de 1986.

(2) Ban­co Mun­dial. Impac­to de la cri­sis en el cre­ci­mien­to (2007−2009).

(3) Asia Times, 20 de junio de 2010.

(4) Xinhua, 30 de octu­bre de 2010.

(5) Alber­to Cruz, “La deri­va prooc­ci­den­tal de Rusia en el enfren­ta­mien­to Med­ve­dev-Putin” http://​www​.nodo50​.org/​c​e​p​r​i​d​/​s​p​i​p​.​p​h​p​?​a​r​t​i​c​l​e​1​010

Alber­to Cruz es perio­dis­ta, poli­tó­lo­go y escri­tor. albercruz@​eresmas.​com

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