Pega, pero escu­cha – Julen Arzuaga

Aque­llos que no han dado un paso en déca­das, quie­nes no se han movi­do ni un milí­me­tro de posi­cio­nes obso­le­tas, ponen debe­res para que nos poda­mos refu­giar en «su» demo­cra­cia. Esta­ble­cen con­di­cio­nes para ejer­cer dere­chos. Obli­gan a pasar por aros ideo­ló­gi­cos para reco­no­cer liber­ta­des. Y mien­tras no se hagan los debe­res, no se cum­plan con­di­cio­nes, no se pase por el aro, gol­pean. Más palo y cada vez menos zanaho­ria. La lógi­ca no es ya hacer cum­plir la ley o actuar en bene­fi­cio de la jus­ti­cia: es impo­ner, pre­sio­nar, sacar múscu­lo, en sus pala­bras «demos­trar que no se está en tre­gua». «Man­te­ner la exi­gen­cia» dicen, con la uti­li­za­ción de todas las armas a su alcan­ce, para apun­ta­lar una situa­ción insos­te­ni­ble. Así, mien­tras des­de un sec­tor polí­ti­co se hacen apor­ta­cio­nes de cala­do, su con­tra­par­te en con­flic­to evi­ta entrar en la dis­cu­sión polí­ti­ca, pre­ci­sa­men­te, negán­do­la. No se pre­ten­de ana­li­zar tus posi­cio­nes, para reba­tir­las o resi­tuar­me en las mías ‑lo lógi­co en demo­cra­cia-. La estra­te­gia con­sis­te en dene­gar el dere­cho a que ten­gas posi­cio­nes y que las apor­tes. Me ins­ta­lo en una inmo­vi­li­dad sopor­ta­da en los innu­me­ra­bles ins­tru­men­tos de vio­len­cia del Esta­do, mien­tras eli­mino el deba­te polí­ti­co, sim­ple­men­te por­que no escu­cho ‑ni per­mi­to que otros escu­chen- tus propuestas.

Lo mis­mo le suce­dió al gene­ral ate­nien­se Temís­to­cles. El gene­ral espar­tano Euri­bía­des levan­tó su bas­tón para gol­pear­le, por­que no que­ría escu­char los argu­men­tos de su disen­so: «pega, pero escu­cha» le espe­tó aquel.

Recien­te­men­te Idoia Men­dia cri­ti­ca­ba el comu­ni­ca­do del Colec­ti­vo de Pre­sas y Pre­sos Polí­ti­cos (EPPK) por «no tener nin­gu­na nove­dad», mien­tras que ala­ba­ba la posi­ción de un peque­ño gru­po de pre­sos vas­cos. Reco­no­cía que el pri­me­ro «es un colec­ti­vo que tam­bién ten­drá que tener su papel en todo este deba­te», pero con esas pala­bras no se refie­re a un deba­te que ya es públi­co, al que temen entrar, sino a un deba­te que quie­ren sea eter­na­men­te interno, sin salir del seno de la izquier­da aber­tza­le. La por­ta­voz guber­na­men­tal y sus com­pa­ñe­ros sólo escu­cha­rán las cosas que ellos quie­ren oír. Mien­tras ese men­sa­je no lle­ga, ofer­tan a ese colec­ti­vo dis­per­sión, ais­la­mien­to, pro­lon­ga­ción de penas. Men­dia, «pega, pero escu­cha»; no son unas cen­te­nas de pre­sos, son miles los ciu­da­da­nos quie­nes recla­man algo que, cier­to, ya no es nove­dad: un nue­vo ciclo polí­ti­co en el que el úni­co tope sea la volun­tad que expre­se toda la ciudadanía.

Repa­san­do un dos­sier de pren­sa de Beha­to­kia, con­ta­bi­li­zo al menos 186 vas­cos y vas­cas que este año han sido iden­ti­fi­ca­dos en la «bata­lla de las fotos», acom­pa­ña­dos de inter­ven­cio­nes poli­cia­les en con­cen­tra­cio­nes, encar­te­la­das, actos fes­ti­vos, txos­nas, taber­nas o gaz­tetxes. Se les habría impu­tado un deli­to de «enal­te­ci­mien­to». Se han cele­bra­do sie­te jui­cios en la Audien­cia Nacio­nal con resul­ta­do de una úni­ca ‑pero una pri­me­ra- con­de­na con­tra un con­ce­jal de Ger­ni­ka. ¡Al fin, vic­to­ria! pen­sa­rán algu­nos. Una puer­ta abier­ta al abis­mo. Ares, «pega, pero escu­cha»; no son unas dece­nas de per­so­nas. En Bil­bao será una marea quien exi­ja, con o sin fotos, la excar­ce­la­ción de los pre­sos que sufren enfer­me­da­des gra­ves y que han cum­pli­do la con­de­na, el fin del ais­la­mien­to y su reagru­pa­mien­to en Eus­kal Herria, due­ños de sus derechos.

En torno a las deten­cio­nes por desa­rro­llar una acti­vi­dad mera­men­te polí­ti­ca, el año se cie­rra con 9 arres­ta­dos de Ekin, 8 de Aska­pe­na y 26 de Segi. En la men­ta­li­dad de los ofi­cian­tes, creen arres­tar a peli­gro­sos delin­cuen­tes en acti­vo, al esti­lo de esas des­ar­ti­cu­la­cio­nes de ban­das neo-nazis. En la lis­ta de efec­tos incau­ta­dos, en vez de bates de beis­bol, dosie­res polí­ti­cos. En vez de puños ame­ri­ca­nos, pega­ti­nas de soli­da­ri­dad. En vez del «Mein Kampf» de Hitler o tex­tos apo­lo­gé­ti­cos del holo­caus­to, «La maza y la can­te­ra», libro del que soy autor y que pre­sun­ta­men­te rea­li­za un «adoc­tri­na­mien­to en ideal aber­tza­le a la juven­tud vas­ca». Gran­de Mar­las­ka, «pega, pero escu­cha»; en el libro que aho­ra está en tus manos se recuen­tan más de 1.700 jóve­nes que han sido dete­ni­dos, inco­mu­ni­ca­dos, tor­tu­ra­dos y con­de­na­dos arbi­tra­ria­men­te por tu tri­bu­nal excep­cio­nal duran­te los últi­mos 20 años. Apro­ve­cha para leer­lo y cono­cer así tu res­pon­sa­bi­li­dad en des­tro­zar vidas de jóve­nes, úni­ca y exclu­si­va­men­te por­que sos­tie­nen una posi­ción polí­ti­ca indi­ge­ri­ble e indi­ri­gi­ble por el Estado.

Sec­to­res polí­ti­cos ultras han soli­ci­ta­do la reti­ra­da de las biblio­te­cas del libro de Xabier Maka­za­ga «Manual del tor­tu­ra­dor espa­ñol» ya que es «casi es un manual de la orga­ni­za­ción terro­ris­ta para jus­ti­fi­car lue­go los aten­ta­dos y los ata­ques a las Fuer­zas de Segu­ri­dad del Esta­do». La ini­cia­ti­va de los nue­vos Pie­rres de Lan­cre his­pa­nos en su caza de bru­jas vas­cas es denun­cia­da ante el Rela­tor para la Liber­tad de Expre­sión de la ONU y, para­le­la­men­te, la edi­to­rial Txa­la­par­ta deci­de col­gar­lo en la red, gra­tui­ta­men­te. Urqui­jo, «pega, pero escu­cha»; miles de ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas ‑sólo en el año que aca­ba de pasar son 65‑, inde­pen­dien­te­men­te de su mili­tan­cia en ETA, han denun­cia­do haber sufri­do la tor­tu­ra. Labran un futu­ro de reco­no­ci­mien­to y reparación.

Se habla de la nece­si­dad de que un sec­tor social pase «de las pala­bras a los hechos» para poder regu­lar su pre­sen­cia en las ins­ti­tu­cio­nes, tal y como le corres­pon­de­ría por mero reco­no­ci­mien­to de la volun­tad popu­lar. La recla­ma­ción par­te de quie­nes están atas­ca­dos en la pala­bre­ría y los úni­cos hechos que apor­tan con­sis­ten en cha­po­tear en legis­la­cio­nes de muti­la­ción de dere­chos. Jau­re­gui, Rubal­ca­ba, Con­de-Pum­pi­do, «pegad, pero escu­chad»; ¡dejad en paz la libre expre­sión de las ideas! Por mucho que os empe­ñéis, las pala­bras rara­men­te come­ten crí­me­nes. Y en cuan­to a los hechos, cier­to, un esta­do de dere­cho invo­ca hechos cuan­do son delic­ti­vos, para veri­fi­car res­pon­sa­bi­li­da­des pena­les. Pero, ¿cuán­do se ha vis­to que se recla­men hechos para poder ejer­cer la liber­tad? Daos cuen­ta, no es un par­ti­do, ni siquie­ra un sec­tor polí­ti­co con­cre­to, es mul­ti­tud quien recla­ma igual­dad de dere­chos para ciu­da­da­nos y ciu­da­da­nas igua­les y para la plas­ma­ción de pro­yec­tos igual­men­te legítimos.

En Eus­kal Herria se está desa­rro­llan­do una acción de des­obe­dien­cia civil sin pre­ce­den­tes en Euro­pa. Invo­can­do la liber­tad más ele­men­tal de par­ti­ci­pa­ción polí­ti­ca, ate­nién­do­se al dere­cho bási­co de par­ti­ci­pa­ción en los asun­tos públi­cos, miles de per­so­nas desa­fían, día a día, con una acti­tud con­se­cuen­te, proac­ti­va y pací­fi­ca, un sis­te­ma polí­ti­co injus­to. Una acción de resis­ten­cia y avan­ce de una posi­ción legí­ti­ma, aun­que saco de todos los palos. Sería del gus­to de quie­nes gol­pean que, deri­va­do del alto cos­te que supo­ne la repre­sión, des­aten­da­mos nues­tro com­pro­mi­so, aban­do­ne­mos nues­tras aspi­ra­cio­nes. Pre­ten­den que, sin­tién­do­nos en la deli­ran­te tra­yec­to­ria del bas­tón, nos des­vie­mos hacia otro lado. Noso­tras y noso­tros les deci­mos: «Pega, pero escucha».

Pos­da­ta: Ni ere banoa Bilbora!

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