Etxe­rat lla­ma a Eus­kal Herria a que ilu­mi­ne sus calles el día 31

Etxe­rat, la aso­cia­ción de fami­lia­res de pres@s, exiliad@s y refugiad@s vasc@s ha hecho un lla­ma­mien­to a que se sal­ga a la calle el día 31 de diciem­bre, ulti­mo día del año, con velas para exi­gir que pue­dan retor­nar a casa, a Eus­kal Herria l@s pres@s, exiliad@s y refugiad@s vasc@s.

En pala­bras de Etxe­rat, este acto pre­ten­der ser un ejem­plo de que pue­de ser una vía lumi­no­sa para la nor­ma­li­za­ción de Eus­kal Herria, que pasa inelu­di­ble­men­te por el retorno de tod2s l@s represaliad@s.

Jose Igna­zio Lopez de Luzu­ria­ga, miem­bro de Etxe­rat, ha decla­ra­do lo siguiente:

Las per­so­nas aquí pre­sen­tes, no somos más que un peque­ña mues­tra de lo que es Etxe­rat. Miles de per­so­nas agru­pa­das en torno a la defen­sa de los dere­chos de sus fami­lia­res, ami­gos y ami­gas encar­ce­la­das en las pri­sio­nes de los Esta­dos espa­ñol y fran­cés, Por­tu­gal e Irlan­da. Nos une el sufri­mien­to, pero tam­bién el ansia de denun­ciar y dar tes­ti­mo­nio de la con­cul­ca­ción de dere­chos per­ma­nen­te que sufren nues­tros alle­ga­dos y allegadas.

Un año más, la cruel polí­ti­ca peni­ten­cia­ria nos ha gol­pea­do con cru­de­za. La dis­per­sión sigue vigen­te, hemos sufri­do once acci­den­tes a lo lar­go del 2010, la Cade­na Per­pe­tua se ha segui­do apli­can­do, cin­co pre­sos con enfer­me­da­des que matan siguen en pri­sión, las situa­cio­nes de ais­la­mien­to y sole­dad se han recru­de­ci­do, los fami­lia­res hemos sido ata­ca­dos cuan­do nos diri­gía­mos a visi­tas, se han per­di­do cen­te­na­res de vis a vis por los cacheos y, por des­gra­cia, en medio de una per­se­cu­ción per­ma­nen­te tres exi­lia­dos polí­ti­cos han muer­to en el exilio.

En la jor­na­da de hoy que­re­mos rea­li­zar un lla­ma­mien­to muy espe­cial para el últi­mo día de este año 2010: El 31 de diciem­bre. Espe­ra­mos la lle­ga­da de un nue­vo año y tam­bién de una nue­va eta­pa. Una fase en la que la dis­per­sión, las situa­cio­nes extre­mas y, en defi­ni­ti­va, todos estos lar­gos y duros años que­den defi­ni­ti­va­men­te atrás. Espe­ra­mos que este 2010 sea el últi­mo año en el que tene­mos que denun­ciar la dis­per­sión y las situa­ción de extre­ma cruel­dad que pade­cen las y los pre­sos polí­ti­cos vas­cos y tam­bién sus familiares.

La leja­nía que supo­ne la dis­per­sión, la sole­dad que con­lle­va el ais­la­mien­to, el frío y la oscu­ri­dad son ele­men­tos que cuen­tan con un enor­me peso en nues­tras vidas. No obs­tan­te, que­re­mos rayos de luz que ilu­mi­nen una nue­va eta­pa. Una fase reno­va­da en la que de nin­gu­na mane­ra que­re­mos estar solos y solas. Que­re­mos a nues­tros fami­lia­res, ami­gos y ami­gas y en casa… Pero no se tra­ta de un anhe­lo nues­tro úni­ca­men­te, la socie­dad vas­ca lo ha deman­da­do en infi­ni­dad de ocasiones.

Nos ha toca­do vivir las con­se­cuen­cias del con­flic­to de una for­ma cruel. Sin embar­go, este no es nues­tro des­tino, si no el de este pue­blo. El man­te­ner a nues­tros fami­lia­res y ami­gos pre­sos y pre­sas en pri­sión les per­ju­di­ca prin­ci­pal­men­te a ellos y ellas, pero a noso­tros y noso­tras también.

A pesar de ello no debe­mos olvi­dar una cosa: Man­te­ner el sufri­mien­to de nues­tros fami­lia­res supo­ne man­te­ner a este pue­blo en la vorá­gi­ne de un con­flic­to con con­se­cuen­cias muy gra­ves. Por tan­to, ade­más de ser nues­tro deseo, este pue­blo tie­ne la nece­si­dad de ter­mi­nar con las con­di­cio­nes extre­mas que pade­cen y les apli­can. Urge aca­bar con la dis­per­sión y el ais­la­mien­to. Urge que los pre­sos y pre­sas polí­ti­cas con enfer­me­da­des gra­ves e incu­ra­bles y aque­llos con lar­gas con­de­nas vean como las medi­das con­tra ellos y ellas son desactivadas.

El quin­qué se ha con­ver­ti­do en un sím­bo­lo de las y los fami­lia­res. Noso­tros y noso­tras, en cam­bio, que­re­mos que se con­vier­ta en un icono de este pue­blo. Que cada vela, ade­más de un anhe­lo, se con­vier­ta en un com­pro­mi­so. Por tan­to, ani­ma­mos a pren­der velas jun­to a noso­tros. Con los quin­qués en la mano, ilu­mi­ne­mos entre todos y todas el camino que trae­rá a las y los pre­sos y exi­lia­dos polí­ti­cos a casa. La polí­ti­ca peni­ten­cia­ria que se basa en la repre­sión y la uti­li­za­ción polí­ti­ca debe variar en 180 gra­dos y lo debe­mos hacer noso­tros: Poner fuer­za en nues­tra rei­vin­di­ca­ción y recla­mar la defen­sa de sus dere­chos para repa­triar­los de una vez. Con velas en la mano, ilu­mi­ne­nos las calles de Eus­kal Herria el pró­xi­mo 31 de diciem­bre. Por­que les que­re­mos en casa.

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