Con­tro­la­do­res e incon­tro­la­dos- Manuel F. Trillo

He vis­to con estu­pe­fac­ción cómo algu­nos “escri­bi­do­res “de medio pelo y lar­ga cola se ponen a voci­fe­rar con­tra la apli­ca­ción de las leyes vigen­tes en el Esta­do Espa­ñol en lo que con­cier­ne al asun­to de los con­tro­la­do­res que aban­do­na­ron su pues­to de tra­ba­jo muy enfer­mos. He vis­to que unos cuan­tos han pre­ten­di­do como siem­pre aga­rrar por el morro, como a los cer­dos, al Gobierno, y de paso dejar a 250.000 per­so­nas ente­rra­das en los aero­puer­tos. He vis­to que la ultra­de­re­cha radio­fó­ni­ca gri­ta con­tra seme­jan­te bar­ba­rie “el esta­do de alar­ma” con­tra unos pobres tra­ba­ja­do­res que sólo luchan por sus dere­chos. He vis­to a Glez Pons ladrar al cie­lo, acu­san­do a quien no ha aban­do­na­do su pues­to de tra­ba­jo de ser el cul­pa­ble de que haya cien­tos de miles de per­so­nas tira­das en los aero­puer­tos (por cier­to, casi todos hemos via­ja­do en avión). He vis­to que el Gobierno ha uti­li­za­do inte­li­gen­te­men­te –Pepi­ño no es ton­to, advier­to- un decre­to ley el vier­nes 3 de diciem­bre –jus­to antes de un puen­te en que los asa­la­ria­dos , asa­la­ria­dos, no se olvi­de, bus­ca­ban ir a sus luga­res de ori­gen o a cual­quier otro lugar- para que los “con­tro­la­do­res” des­con­tro­la­dos aban­do­na­ran el pues­to de tra­ba­jo. Caye­ron en la tram­pa de Pepi­ño, ¡cui­da­do, que es lis­to! Les tor­ció el bra­zo a los asa­la­ria­dos “con­tro­la­do­res” y con la ley en la mano les ten­drá bajo direc­ción mili­tar 15 días, y para que no se pasen de ros­ca otra vez pedi­rán al Con­gre­so la amplia­ción para la Navi­dad. Que nadie dude que los meca­nis­mos lega­les de que se ha dota­do el orde­na­mien­to jurí­di­co espa­ñol será apli­ca­do cuan­do le con­ven­ga a quien gobier­na. Y si no les gus­tan las leyes las cam­bian (véa­se la ley de par­ti­dos polí­ti­cos de 2002 y la 15 refor­mas del Códi­go Penal des­de 1995). (¿Qué nos toca?: ganar­les la partida).

He pen­sa­do mucho lo que digo, pues me mue­vo entre la liber­tad y la con­tes­ta­ción radi­cal al sis­te­ma capi­ta­lis­ta al que habrá que des­truir, y es afán de todo revo­lu­cio­na­rio en que los ciu­da­da­nos –cien­tos de miles- ten­gan la vida que desean. Me bas­ta colo­car­me en un país en que –supues­ta­men­te, por supues­to- el socia­lis­mo –léa­se Cuba, Boli­via, Vene­zue­la- se esté cons­tru­yen­do, y que en tal país una éli­te pue­da rom­per­le el espi­na­zo por el sen­ci­llo méto­do de aban­do­nar su pues­to de tra­ba­jo (por cier­to, Chá­vez lo ha hecho con algu­nas éli­tes, y lo aplau­di­mos, tam­bién eran asa­la­ria­dos del “clan del petró­leo”, eran tra­ba­ja­do­res). (Sólo quie­ro rese­ñar que el aban­dono del pues­to de tra­ba­jo sin cau­sa jus­ti­fi­ca­da es obje­to de san­ción gra­ve aquí, y en mi ima­gi­na­rio país socia­lis­ta). Que quien aban­do­na su pues­to sin cau­sa obje­ti­va­men­te jus­ti­fi­ca­da es un felón, y más cuan­do se hace de for­ma colec­ti­va. Vol­va­mos al ima­gi­na­rio país socia­lis­ta –socia­lis­ta- don­de una éli­te téc­ni­ca pre­ten­de que­brar el Esta­do, ¿aca­so no se uti­li­za­rían los meca­nis­mos coer­ci­ti­vos pre­vis­tos en la Cons­ti­tu­ción socia­lis­ta? Y ello ¿por qué? ¿Por qué san­cio­nar a los que actúan de este modo en un país socia­lis­ta? ¿Aca­so no somos los defen­so­res de la liber­tad abso­lu­ta y ello con­lle­va que cada cual pue­da hacer lo que le sal­ga de su san­ta volun­tad? ¿Cas­ti­gar a seme­jan­tes indi­vi­duos no iría con­tra el sacro­san­to prin­ci­pio de la liber­tad? Decía Lenín a De los Ríos “Liber­tad, para qué”. ¿Y la liber­tad de los que están tira­dos en la cune­ta por la api­so­na­do­ra del mer­ca­do capi­ta­lis­ta, y la liber­tad de los que quie­ren ser libres en sus movimientos?

El esta­do de alar­ma. A 4 de diciem­bre de 2010 se decla­ra el esta­do de alar­ma. La Cons­ti­tu­ción bor­bó­ni­ca de 1978 lo con­tem­pla. Que se sepa que en la Cons­ti­tu­ción socia­lis­ta tam­bién exis­ti­ría una figu­ra igual. De hecho exis­te en los paí­ses her­ma­nos. Cuan­do un gru­po de suje­tos ame­na­za la liber­tad de los demás –no ponen en cues­tión los “con­tro­la­do­res” el sis­te­ma capi­ta­lis­ta, se nutren de él- es nor­mal que se rom­pa la bara­ja y has­ta ahí lle­ga­rán. Alguien podría decir que esto supo­ne apo­yar tal esta­do de alar­ma en una huel­ga del metro en Madrid, pero no ha ocu­rri­do, no hubo esta­do de alar­ma, no podía haber­lo, por­que el pro­pio sis­te­ma legal lo impi­de, y de todos modos si los tra­ba­ja­do­res esta­mos car­ga­dos de razón por más que nos movi­li­cen a tra­vés de un pro­ce­di­mien­to como el actual –esta­do de alar­ma- no iría­mos a tra­ba­jar como han hecho los “con­tro­la­do­res” (que por cier­to, a todos se les aca­bó el esta­do de ansie­dad y de estrés en cuan­to vie­ron de qué modo se actua­ba con­tra ellos). Los tra­ba­ja­do­res que luchan con­tra un sis­te­ma injus­to nos les ami­la­na el hecho de ir a la cár­cel. Lo hemos vis­to en cien­tos oca­sio­nes en la his­to­ria del movi­mien­to obre­ro. Los obre­ros, la cla­se obre­ra ha teni­do que enfren­tar­se al “Ban­do de las Ali­ma­ñas “del Gene­ral Bur­gue­te, han teni­do que sopor­tar los cam­pos de con­cen­tra­ción y la “selec­ción” en los pues­tos de trabajo.

Des­de la pers­pec­ti­va legal, el esta­do de alar­ma es un meca­nis­mo con­tem­pla­do para situa­cio­nes extra­or­di­na­rias. Y cla­ro, aho­ra dirán algu­nos, ¿qué es una situa­ción extra­or­di­na­ria? Muy sen­ci­llo, la que ellos con­si­de­ren, por­que a buen segu­ro que habrá algu­na. Los “con­tro­la­do­res” no hicie­ron huel­ga el 29‑S, inso­li­da­rios, esqui­ro­les, se mar­gi­na­ron de la cla­se obre­ra colec­ti­va y volun­ta­ria­men­te. La huel­ga de soli­da­ri­dad con el res­to de la cla­se no va con ellos. ¿A qué pues el gri­te­río en defen­sa de sus supues­tos dere­chos? La huel­ga cor­po­ra­ti­va, toda huel­ga cor­po­ra­ti­va es una huel­ga reac­cio­na­ria. La huel­ga gene­ral, por su pro­pia natu­ra­le­za con­ci­be la soli­da­ri­dad de clase.

Con­clu­yo, el esta­do de alar­ma y de excep­ción está con­tem­pla­do en el orde­na­mien­to jurí­di­co, si no gus­ta y se pre­ten­de eli­mi­nar hága­se cuan­to se pue­da para liqui­dar­lo, mien­tras eso no sea posi­ble, sépa­se que a los tra­ba­ja­do­res nos apli­ca­rán antes el artícu­lo 527 del Códi­go Penal (dos años de cár­cel) y que para tal no será nece­sa­rio tan­ta alha­ra­ca. De hecho tene­mos com­pa­ñe­ros pro­ce­sa­dos por este camino legal, y no he vis­to que nadie levan­te la voz.

(Nota bene: el día 3 de diciem­bre a las 5 de la tar­de todos los “con­tro­la­do­res” esta­ban enfer­mos –ansie­dad y estrés‑, el día 4 a las 13.30 todos esta­ban sanos). Un tra­ba­ja­dor car­ga­do de razón en su rei­vin­di­ca­ción no cede y va la cár­cel, en ella hay algu­nos –no pocos- que no ceden por más que les digan, sea por­que luchen por su país o por sus ideas).

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