El tiro por la cula­ta – Ixa­bel Etxe­ba­rria, Xabier Makazaga,

El ata­que cen­su­ra­dor lo ini­ció el dia­rio «El Mun­do», que sacó a relu­cir mis dos libros publi­ca­dos por la edi­to­rial Txa­la­par­ta, espe­cial­men­te el últi­mo, «Manual del tor­tu­ra­dor espa­ñol», denun­cian­do que esta­ban dis­po­ni­bles en varias biblio­te­cas públi­cas de Eus­kal Herria.

De inme­dia­to, el por­ta­voz de Inte­rior del PP en la Cáma­ra de Gas­teiz, Car­los Urqui­jo, ins­tó a la con­se­je­ra de Cul­tu­ra, Blan­ca Urgell, a reti­rar el libro de dichas biblio­te­cas. Y la últi­ma noti­cia al res­pec­to ha sido que la alcal­de­sa de Basau­ri, del PSE, ha hecho ya reti­rar­lo de la biblio­te­ca muni­ci­pal, y que Urqui­jo sigue recla­man­do que los alcal­des de PNV y EA hagan otro tan­to, ya que, según él, «casi es un manual de la orga­ni­za­ción terro­ris­ta para jus­ti­fi­car lue­go los aten­ta­dos y los ata­ques a las Fuer­zas de Segu­ri­dad del Esta­do». Ni más ni menos.

A los nega­cio­nis­tas de la tor­tu­ra les encan­ta hablar de supues­tos manua­les de ETA, sean éstos para denun­ciar fal­sas tor­tu­ras o, como en este caso, para jus­ti­fi­car sus aten­ta­dos. Eso sí, hace ya un año que se publi­có mi libro y no han pre­sen­ta­do denun­cia judi­cial algu­na con­tra el mis­mo. Ni creo que la vayan a pre­sen­tar nun­ca, por­que no les con­vie­ne entrar a dis­cu­tir lo que afir­mo en el ensa­yo, que está rigu­ro­sa­men­te docu­men­ta­do y argu­men­ta­do, sino des­ca­li­fi­car­lo sin más. Por eso, a fal­ta de argu­men­tos, una vez más se sir­ven de acu­sa­cio­nes sin base algu­na: «Es un libe­lo», debe reti­rar­se para no dar «oxí­geno» y «alien­to» a ETA

En mi libro des­mon­té por com­ple­to ese mon­ta­je de los manua­les, mos­tran­do que lo habían copia­do a las auto­ri­da­des esta­dou­ni­den­ses que uti­li­za­ron la mis­ma fala­cia para hacer fren­te al escán­da­lo de las tor­tu­ras en Guan­tá­na­mo y Abu Ghraib. Y no ha sido lo úni­co que han copia­do a los esta­dou­ni­den­ses en lo que a la tor­tu­ra se refie­re, ya que los prin­ci­pa­les méto­dos emplea­dos por los tor­tu­ra­do­res espa­ño­les son idén­ti­cos a los de los famo­sos manua­les de la CIA.

De ahí mi afir­ma­ción de que no es la actua­ción de quie­nes denun­cian tor­tu­ras, sino la de los tor­tu­ra­do­res espa­ño­les, la que es de manual; más exac­ta­men­te, de manual de la CIA. Y el de sus cóm­pli­ces es un manual nega­cio­nis­ta, por­que siguen estric­ta­men­te la con­sig­na de silen­ciar por com­ple­to casi todas las denun­cias de tor­tu­ras y negar en redon­do las más escan­da­lo­sas y fla­gran­tes, como las de Por­tu y Sarasola.

Pre­ci­sa­men­te, la des­ver­gon­za­da acti­tud que man­tu­vie­ron no pocos perio­dis­tas y polí­ti­cos en dicho caso, dán­do­se a la tarea de seña­lar los casos en que sí se pue­de y, en con­se­cuen­cia, se debe tor­tu­rar a un dete­ni­do, fue una cla­ra mues­tra de que, en ade­lan­te, las auto­ri­da­des espa­ño­las, siguien­do como siem­pre a las esta­dou­ni­den­ses, a la par que dedi­can todo tipo de medios a ocul­tar la tor­tu­ra, tam­bién van a dedi­car cada vez más medios a justificarla.

En efec­to, como en la nue­va era digi­tal cada vez es más com­pli­ca­do ocul­tar del todo la reali­dad de la tor­tu­ra, las auto­ri­da­des esta­dou­ni­den­ses hace ya tiem­po que empe­za­ron a tra­ba­jar más y mejor otro recur­so que siem­pre ha sido com­ple­men­ta­rio del pri­me­ro: la jus­ti­fi­ca­ción de esa lacra. No hay más que ver, por ejem­plo, la for­ma y fre­cuen­cia en que la tor­tu­ra es hoy día refle­ja­da en las inevi­ta­bles series ame­ri­ca­nas; sobre todo, en la galar­do­na­da «24 horas».

Por lo que al Esta­do espa­ñol se refie­re, es ante todo en los comen­ta­rios de los gran­des dia­rios digi­ta­les don­de se pue­de apre­ciar esa jus­ti­fi­ca­ción, y no pocas veces inclu­so apo­lo­gía, de la tor­tu­ra. Apo­lo­gía no sólo tole­ra­da (¡es un cri­men con­tra la huma­ni­dad!), sino inclu­so inci­ta­da con artícu­los de opi­nión como el escri­to recien­te­men­te en «El Mun­do» por el diplo­má­ti­co Ino­cen­cio Arias: «¿Tor­tu­ra­ría usted a quien está a pun­to de volar el Camp Nou el día del Barça-Madrid?».

Ante ello, nada mejor que los con­tun­den­tes argu­men­tos del recor­da­do perio­dis­ta Javier Ortiz en «Tor­tu­ra y doble moral», par­tien­do de una hipó­te­sis muy simi­lar, que por otra par­te ni ha suce­di­do nun­ca ni con toda pro­ba­bi­li­dad suce­de­rá jamás, pero lle­gan­do a una con­clu­sión muy dife­ren­te: «La tor­tu­ra es un via­je moral sin retorno. No cabe atra­ve­sar esa fron­te­ra con pre­ten­sio­nes de excep­cio­na­li­dad… La socie­dad que acep­ta la tor­tu­ra como excep­ción deja la deter­mi­na­ción de la excep­cio­na­li­dad en manos de los tor­tu­ra­do­res y sus jefes… Por eso ‑insis­to- ava­lar la tor­tu­ra en algún caso equi­va­le a ava­lar­la en cualquiera».

Argu­men­tos que tam­bién reco­gí en mi libro y que pron­to esta­rán a dis­po­si­ción de quien quie­ra con­sul­tar­los en Inter­net jun­to al res­to de ideas, denun­cias, datos y refle­xio­nes con­te­ni­das en él, pues la edi­to­rial Txa­la­par­ta va a col­gar­lo gra­tui­ta­men­te en la Red. Así, este bur­do ata­que cen­su­ra­dor con­tra mi ensa­yo, lejos de cubrir sus obje­ti­vos, va a resul­tar­les un autén­ti­co tiro por la culata.

¿No que­rían taza? Pues ¡taza y media!

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