Fidel con inte­lec­tua­les his­pa­no­ame­ri­ca­nos: “Qué ver­güen­za, la OTAN hablan­do de caño­nes en Lis­boa mien­tras en Hai­tí mue­ren miles” – Cubadebate

Fidel con los intelectuales hispanoamericanos. Foto: Roberto Chile
¿Cómo estu­vo la reu­nión? Fue lo pri­me­ro que pre­gun­tó Fidel, mien­tras salu­da­ba uno por uno a una repre­sen­ta­ción de los invi­ta­dos extran­je­ros al Colo­quio Inter­na­cio­nal sobre el Bicen­te­na­rio, orga­ni­za­do por la Casa de las Amé­ri­cas: Car­men Bohór­quez y Wal­ter Mar­tí­nez de Vene­zue­la, Ati­lio Borón y Clau­dio Kats de Argen­ti­na, Pablo Gon­zá­lez Casa­no­va, Ana Esther Cece­ña y Bea­triz Sto­lo­wicz de Méxi­co, Manuel Mone­reo de Espa­ña y Mar­cia Lei­se­ca, vice­pre­si­den­ta de la ins­ti­tu­ción cuba­na que los ha reu­ni­do en La Habana.

Ense­gui­da el diá­lo­go deri­vó hacia lo más noti­cio­so y tras­cen­den­te para la región: los dos dis­cur­sos, muy enla­za­dos en sus esen­cias, que fue­ran pro­nun­cia­dos la vís­pe­ra por Hugo Chá­vez y Evo Mora­les, cada uno en esce­na­rios dife­ren­tes. El pri­me­ro, duran­te el acto con­vo­ca­do por la Asam­blea Nacio­nal de Vene­zue­la en recha­zo al foro de la ultra­de­re­cha inter­na­cio­nal que aco­gió hace pocos días el Con­gre­so nor­te­ame­ri­cano; el de Evo, fren­te a la flor y nata de los ejér­ci­tos del con­ti­nen­te, inclui­do el titu­lar de la gue­rra en el impe­rio, Robert Gates, reu­ni­dos en San­ta Cruz de la Sie­rra por la IX Con­fe­ren­cia de Minis­tros de Defen­sa de las Amé­ri­cas (CMDA).

Ambos líde­res, en sus par­ti­cu­la­res esti­los, habían cen­tra­do el inte­rés del Coman­dan­te, que los siguió como pudo, a tra­vés de la tele­vi­sión y los repor­tes de pren­sa: “Evo estu­vo feno­me­nal. Chá­vez pro­ta­go­ni­zó un sim­bom­ba­zo…” comen­tó, agre­gan­do que habría que enviar­le un agra­de­ci­mien­to a la Loba Feroz (nom­bre­te con el que popu­lar­men­te se cono­ce en Cuba a la ultra­de­re­chis­ta anti­cu­ba­na Ilea­na Ros-Lethi­nen) por la tor­pe­za polí­ti­ca que da la opor­tu­ni­dad de mos­trar a nues­tros pue­blos y al mun­do la natu­ra­le­za de las estra­te­gias impe­ria­les con­tra los lide­raz­gos de izquier­da en la región.

Aun en la ante­sa­la del encuen­tro, Hai­tí fue el otro tema de inte­rés común, pro­vo­can­do en este caso los comen­ta­rios más angus­tio­sos. Fidel lla­ma­ba la aten­ción sobre los 2 153 falle­ci­dos y más de 60 mil con­ta­mi­na­dos por el cóle­ra ‑según cifras de la ONU- lo que pro­vo­ca un “desas­tre colo­sal” en la her­ma­na nación. Cali­fi­có como “una ver­güen­za” que no se hable una pala­bra de ese dra­ma en reunio­nes como la de la OTAN en Lis­boa, don­de están “hablan­do de caño­nes cuan­do en Hai­tí están murien­do en masa miles.”

Ati­lio Borón aña­día otro matiz polí­ti­co: la pre­sión de nor­te­ame­ri­ca­nos y euro­peos que, en medio de esa crí­ti­ca situa­ción huma­ni­ta­ria, han ido allí a decir­le a los hai­tia­nos que “no hay nin­gu­na razón para pos­ter­gar las elecciones”.

“Un país don­de han muer­to más de 250 mil per­so­nas…” cues­tio­nó Fidel, quien minu­tos antes había tras­la­da­do a los invi­ta­dos las impre­sio­nes que con­ti­nua­men­te reci­be de los cola­bo­ra­do­res cuba­nos de la salud en ese país, más de 700 entre per­so­nal médi­co, de enfer­me­ría y tecnólogos.

A ellos se han suma­do 193 egre­sa­dos de la Escue­la Lati­no­ame­ri­ca­na de Medi­ci­na (ELAM) de 18 nacio­na­li­da­des, entre ellos nume­ro­sos médi­cos hai­tia­nos, par­te de una for­mi­da­ble fuer­za de 500 pro­fe­sio­na­les for­ma­dos total­men­te en Cuba, duran­te años.

La cola­bo­ra­ción cuba­na en ese país se man­tie­ne de for­ma per­ma­nen­te des­de 1998. Tras el terre­mo­to, el ciclón y la epi­de­mia más recien­tes, la expe­rien­cia acu­mu­la­da en más de una déca­da, le ha vali­do a la bri­ga­da médi­ca cuba­na para sal­tar­se los lími­tes del ser­vi­cio intra­hos­pi­ta­la­rio y lle­gar a los dam­ni­fi­ca­dos que viven en par­ques, car­pas y todos los espa­cios impro­vi­sa­dos por la tragedia.

Eso ha hecho posi­ble que mien­tras la mor­ta­li­dad gene­ral en el país hoy alcan­za los 6 falle­ci­dos por cada cien, ellos ape­nas tie­nen 1,1 por cien­to. “Real­men­te a nues­tra gen­te solo se les mue­ren los que ya están casi muertos.”

La pre­ten­sión nor­te­ame­ri­ca­na y euro­pea de pre­sio­nar para que, aun en esas con­di­cio­nes, haya elec­cio­nes allí este domin­go, fue cali­fi­ca­da por Fidel como “algo muy extra­ño” que es par­te de la incer­ti­dum­bre que rei­na en el mun­do de hoy. “De eso que­ría con­ver­sar con uste­des, para que me cuen­ten qué pien­san…”, explicó.

Y vol­vió a resal­tar como “dos hechos espec­ta­cu­la­res” en medio de esa situa­ción mun­dial, los dis­cur­sos de Chá­vez y Evo en la jor­na­da ante­rior. “Es lo mejor que ha pasa­do”, dijo, mar­can­do el con­tex­to de reunio­nes como la del G‑20 en Seúl, o la de la OTAN, en Lis­boa. “Se han topa­do con una rebe­lión, sobre todo des­pués de los acuer­dos de la OTAN y (la decla­ra­ción sobre) el dere­cho a inter­ve­nir en cual­quier parte”.

Como otras veces, el Coman­dan­te comen­tó a los ami­gos su pasión por actua­li­zar­se per­ma­nen­te­men­te, con muchas más posi­bi­li­da­des des­de que inter­net per­mi­te acce­der en minu­tos a datos que en una biblio­te­ca tra­di­cio­nal podría cos­tar meses loca­li­zar. Lue­go adver­ti­ría que Cuba sufre, debi­do al blo­queo de los Esta­dos Uni­dos, una feroz cen­su­ra en el acce­so a cone­xión por cable de fibra ópti­ca, pro­gra­mas y ser­vi­cios en la red de redes.

Fidel con intelectuales hispanoamericanos. Foto: Roberto ChileFidel con inte­lec­tua­les his­pa­no­ame­ri­ca­nos. Foto: Rober­to Chile 

RECORDANDO

A pro­pó­si­to de los temas de bús­que­da para pre­ci­sar fechas exac­tas y otros datos que habi­tual­men­te uti­li­za en sus Refle­xio­nes, Fidel via­jó con sus recuer­dos has­ta la Cri­sis de Octu­bre, que, según su cri­te­rio, fue lo que le cos­tó el car­go a Niki­ta Krus­chov. “Y Ken­nedy fue el que más se asus­tó…” pre­ci­só, apo­ya­do en una cons­tan­cia his­tó­ri­ca: la visi­ta del perio­dis­ta fran­cés Jean Daniel, quien se entre­vis­ta­ba con él cuan­do la radio anun­ció el mag­ni­ci­dio de Dallas. “¿Se ha dado cuen­ta Cas­tro de lo cer­ca que estu­vi­mos de una gue­rra nuclear?”, había pedi­do Ken­nedy que pre­gun­ta­ra Daniel al reu­nir­se con el líder cubano y que regre­sa­ra a con­tar­le la respuesta.

Fidel recor­dó que no fue Ken­nedy quien inven­tó la agre­sión a Girón, sino que él siguió lo que pla­nea­ron Eisenho­wer y Nixon con­tra Cuba. “Y The New York Times, se ente­ró de todo, pero no dijo nada”. De ahí el valor de las cons­tan­cias históricas.

Sal­pi­can­do con anéc­do­tas el mis­mo tema, dijo que duran­te un tiem­po lo enga­ñó una enor­me bio­gra­fía de 800 pági­nas de Pie­rre Salin­ger, apun­ta­lan­do la teo­ría de un solo cul­pa­ble: Lee Har­vey Oswald, en la muer­te de Kennedy.

Pero las dudas fue­ron más fuer­tes, evi­den­te­men­te, dada su expe­rien­cia ante­rior cuan­do pre­pa­ró en Méxi­co a los que serían los futu­ros expe­di­cio­na­rios del Gran­ma. Los méto­dos geo­mé­tri­cos que uti­li­zó para entre­nar­los en el uso de los fusi­les y par­ti­cu­lar­men­te el empleo que hizo de la miri­lla teles­có­pi­ca, le per­mi­tie­ron saber que si bien se obtie­ne un dis­pa­ro de muy alta pre­ci­sión con un arma apo­ya­da, no es posi­ble repe­tir de inme­dia­to el dis­pa­ro a pul­so, como se supo­ne que hizo Oswald, menos aún si el obje­ti­vo está en movimiento.

Wal­ter Mar­tí­nez incor­po­ró al diá­lo­go un dato asom­bro­so: el actual récord de ese tipo de dis­pa­ro lo posee un fran­co­ti­ra­dor de las tro­pas inva­so­ras nor­te­ame­ri­ca­nas en Afga­nis­tán, quien per­fo­ró en noviem­bre de 2009 a un com­ba­tien­te local que esta­ba ubi­ca­do a 2,47 kiló­me­tros de distancia.

La posi­bi­li­dad real del hecho en una épo­ca en que hay armas capa­ces de enviar sus pro­yec­ti­les que en el espa­cio a veces alcan­zan más de 20 veces la velo­ci­dad del soni­do, ocu­pó pocos minu­tos más de una char­la en la que des­pués los invi­ta­dos incor­po­ra­ron sus valio­sos análisis.

Fidel con intelectuales hispanoamericanos. Foto: Roberto ChileFidel con inte­lec­tua­les his­pa­no­ame­ri­ca­nos. Foto: Rober­to Chile 

Unas tres horas duró el inter­cam­bio en “una tar­de muy feliz”, como diría Pablo Gon­zá­lez Casa­no­va en la des­pe­di­da. Tras pre­gun­tas y comen­ta­rios de los invi­ta­dos en un ambien­te cari­ño­so y dis­ten­di­do, el líder de la Revo­lu­ción cuba­na ofre­ció otras muchas refle­xio­nes que, en sín­te­sis, com­par­ti­mos con nues­tros lectores:

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