¡Es el patriar­ca­do, estú­pi­do! (1) – Ali­cia Cosuelo

Una reali­dad vie­ja como la huma­ni­dad mis­ma, que hoy tie­ne la par­ti­cu­la­ri­dad de que se habla de ella, se hacen esta­dís­ti­cas, se inves­ti­gan sus cau­sas y se bus­can alter­na­ti­vas. No es poco.

Sin embar­go, el patriar­ca­do está más con­so­li­da­do que nun­ca. Como bien dice Ali­cia Puleo, “en las socie­da­des occi­den­ta­les hemos pasa­do del “patriar­ca­do coer­ci­ti­vo” a un mode­lo de “patriar­ca­do de con­sen­ti­mien­to”, don­de la mujer bus­ca cum­plir el man­da­to de un rol impues­to de for­ma volun­ta­ria.” (2) No así el capi­ta­lis­mo, que hace aguas por todos lados, y en su caí­da está lle­van­do a las prós­pe­ras cla­ses tra­ba­ja­do­ras euro­peas a situa­cio­nes imprevisibles.

La acep­ta­ción del patriar­ca­do de con­sen­ti­mien­to se expre­sa, por ejem­plo, en la fal­ta de crí­ti­ca y la adap­ta­ción de las muje­res mili­tan­tes a las estruc­tu­ras andro­cén­tri­cas de par­ti­dos, sin­di­ca­tos y colec­ti­vos que cons­cien­te­men­te o no miran con lupa a cual­quier mujer que aspi­re a ela­bo­rar polí­ti­ca y más aun si es femi­nis­ta. El femi­nis­mo se sigue vien­do con des­con­fian­za, tan­to en la dere­cha como en la izquier­da, por­que las crí­ti­cas al géne­ro hege­mó­ni­co no gus­tan nada a muchos hom­bres y muchas muje­res, como tam­po­co gus­tan nada las denun­cias a las cla­ses domi­nan­tes. Pero hoy en el esta­do espa­ñol, no nos que­da más reme­dio que denun­ciar ambas cosas, por­que la excu­sa de la cri­sis eco­nó­mi­ca está dejan­do en evi­den­cia la pro­fun­da miso­gi­nia de los polí­ti­cos y el poder de los sec­to­res de cla­se más reac­cio­na­rios. Dos con­tra­dic­cio­nes, la de cla­se y la de géne­ro que deter­mi­nan el pre­sen­te y el futu­ro de las mujeres.

El 2511 sue­le ser un día de bai­le de cifras. El deseo de rela­cio­nar cri­sis eco­nó­mi­ca con vio­len­cia de géne­ro y en con­se­cuen­cia, des­vir­tuar los estu­dios femi­nis­tas, lle­va a perió­di­cos como El Mun­do a arri­mar el ascua a su sar­di­na y atri­buir el ase­si­na­to de muje­res al fra­ca­so polí­ti­co del Minis­te­rio de Igual­dad (3). Sin embar­go, las cifras del Ins­ti­tu­to de la Mujer y las publi­ca­das por Muje­res en Red, indi­can que los índi­ces de los últi­mos 10 años, se man­tie­nen esta­bles (4). No podía ser de otra mane­ra por­que para que un hom­bre mal­tra­te a una mujer no hace fal­ta estar en el paro ni estar depri­mi­do. Es sufi­cien­te con estar con­ven­ci­do de que se es supe­rior, de que las muje­res debe­mos estar a su dis­po­si­ción, que los tra­ba­jos que hace­mos tie­nen menos valor, menos uti­li­dad, menos capa­ci­dad. Y es que las muje­res hace­mos el tra­ba­jo que sólo se ve cuan­do no se hace: el tra­ba­jo domés­ti­co y el cui­da­do de mayo­res, niñas y niños. Sin embar­go, estos tra­ba­jos fun­da­men­ta­les para la sos­te­ni­bil­dad de la vida huma­na, ni se pagan ni se valo­ran por un úni­co moti­vo: en su mayo­ría, los hace­mos las mujeres.

Las muje­res social­de­mó­cra­tas han creí­do que, con la pre­sen­cia de algu­nas femi­nis­tas en el gobierno de Zapa­te­ro, se con­se­gui­rían polí­ti­cas que nos bene­fi­cien. Sin embar­go, no tuvie­ron en cuen­ta que al inte­grar­se en un par­ti­do capi­ta­lis­ta y patriar­cal como el PSOE, con un fun­cio­na­mien­to ver­ti­ca­lis­ta y anti­de­mo­crá­ti­co, estas anti­guas mili­tan­tes se iban a con­ver­tir en tec­nó­cra­tas de géne­ro, clau­di­can­do en sus prin­ci­pios y con­for­mán­do­se con pro­po­ner refor­mas que, como no podía ser menos, difí­cil­men­te se lle­va­rían a la prác­ti­ca. Así, las leyes de depen­den­cia, de vio­len­cia de géne­ro y de igual­dad se han que­da­do en meras decla­ra­cio­nes de prin­ci­pios. Nacie­ron sin pre­su­pues­to en una épo­ca de vacas gor­das y aho­ra están prác­ti­ca­men­te des­apa­re­ci­das con la excu­sa de la cri­sis. No sólo eso, son tre­men­da­men­te res­trin­gi­das y aun­que se apli­ca­ran, no alcan­zan ni remo­ta­men­te a aten­der las deman­das de los sec­to­res a los que están dirigidos.

Esta reali­dad deja en evi­den­cia que al poder no le intere­san pro­yec­tos que debi­li­ten al patriar­ca­do, aun­que en sí mis­mos podrían ser muy ren­ta­bles. (5) Los ser­vi­cios públi­cos y la aten­ción a la depen­den­cia crean muchos empleos y res­pon­den a la deman­da de la mayo­ría de la pobla­ción. El per­mi­so de pater­ni­dad intrans­fe­ri­ble y remu­ne­ra­do al 100%, ade­más de con­tri­buir a la igual­dad de géne­ro en el mer­ca­do labo­ral, sería de gran apo­yo a la hora de favo­re­cer el víncu­lo entre padres e hijos, cuya debi­li­dad está en la base de los abu­sos y el maltrato.

La tec­no­cra­cia de géne­ro, desa­rro­lla­da tam­bién por la mayo­ría de par­ti­dos polí­ti­cos y sin­di­ca­tos, está tenien­do cre­cien­te inci­den­cia en los colec­ti­vos de los movi­mien­tos socia­les. Cada vez es más habi­tual escu­char a jóve­nes varo­nes que hablan de “géne­ro”, algo posi­ti­vo pero que al no estar ‑en la mayo­ría de los casos- suje­to a nin­gu­na diná­mi­ca con­cre­ta de impli­ca­ción en la lucha pro femi­nis­ta, ocu­rre que en la prác­ti­ca qui­ta inevi­ta­ble­men­te a este con­cep­to revo­lu­cio­na­rio acu­ña­do en los años 60 todo con­te­ni­do polí­ti­co, dise­mi­nan­do la rela­ción jerár­qui­ca y de poder que ejer­ce un géne­ro sobre otro. En este sen­ti­do, Vic­to­ria Aldu­na­te, mili­tan­te del femi­nis­mo autó­no­mo comu­ni­ta­rio de Boli­via, al hablar de la impli­ca­ción de la tec­no­cra­cia de géne­ro en la vida de las muje­res, nos dice que “sir­ve ante todo, a los intere­ses de la ideo­lo­gía patriar­cal, la blanquea,la huma­ni­za, des­po­ja al femi­nis­mo de sus ideas, refle­xio­nes y pro­pues­tas para pre­sen­tar­las como otra cosas des­po­li­ti­za­da y ato­mi­za­da. Des­mo­vi­li­za a los movi­mien­tos femi­nis­tas y de muje­res, úni­cos capa­ces de ser una ame­na­za medu­lar para el patriar­ca­do” (5)

Las muje­res femi­nis­tas tene­mos un lar­go camino en la lucha con­tra todas las for­mas de opre­sión, inclui­da la vio­len­cia de géne­ro. La resis­ten­cia de los movi­mien­tos popu­la­res a asu­mir las pro­pues­tas femi­nis­tas, ponien­do siem­pre por delan­te lo rela­ti­vo a ban­cos, mul­ti­na­cio­na­les o el paro mas­cu­lino, nos mar­ca la nece­si­dad de orga­ni­zar­nos entre noso­tras para detec­tar depen­den­cias y ser­vi­dum­bres y poder asu­mir ple­na­men­te la ges­tión polí­ti­ca de nues­tros intereses.

Sola­men­te de esta for­ma podre­mos poner en la agen­da polí­ti­ca las cues­tio­nes rela­ti­vas al empleo feme­nino, la sexua­li­dad, las bajas de pater­ni­dad y mater­ni­dad igua­les en dura­ción y en obli­ga­cio­nes, la reor­ga­ni­za­ción de la jor­na­da labo­ral en torno al tra­ba­jo no remu­ne­ra­do, la corres­pon­sa­bi­li­dad en el tra­ba­jo domés­ti­co o la abo­li­ción del régi­men espe­cial de las tra­ba­ja­do­ras del hogar. Así podre­mos trans­mi­tir a la socie­dad la nece­si­dad de una eco­no­mía que subor­di­ne la lógi­ca del bene­fi­cio eco­nó­mi­co a la sos­te­ni­bi­li­dad de la vida de las per­so­nas. Una tarea enor­me que, vis­to lo vis­to, sola­men­te pode­mos enca­rar nosotras.

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Notas:

1. [Todo pasa por] «La eco­no­mía, estú­pi­do» (the eco­nomy, stu­pid), fue una fra­se muy uti­li­za­da en la duran­te la cam­pa­ña elec­to­ral de Clin­ton en 1992 con­tra Bush (padre). Lue­go la fra­se se popu­la­ri­zó como «es la eco­no­mía, estú­pi­do» y la estruc­tu­ra de la mis­ma ha sido uti­li­za­da para remar­car los más diver­sos aspec­tos que se con­si­de­ran esenciales.

2. Véa­se articu­lo de Ali­cia Puleo, “El patriar­ca­do: ¿una orga­ni­za­ción social superada?”

3. http://​www​.elmun​do​.es/​e​l​m​u​n​d​o​/​2​0​1​0​/​0​6​/​0​4​/​e​s​p​a​n​a​/​1​2​7​5​6​4​7​4​6​1​.​h​tml

4. Datos de vio­len­cia machis­ta en 2010
http://​www​.red​fe​mi​nis​ta​.org/​s​e​a​r​c​h​n​o​t​i​c​i​a​s​.​a​s​p​?​i​d​=​m​u​e​r​t​a​s​2​010

5. Véa­se artícu­lo http://​www​.elpais​.com/​a​r​t​i​c​u​l​o​/​o​p​i​n​i​o​n​/​q​u​i​e​n​/​a​f​e​c​t​a​/​r​e​c​o​r​t​e​/​g​a​s​t​o​/​e​l​p​e​p​u​o​p​i​/​2​0​1​0​1​0​2​8​e​l​p​e​p​i​o​p​i​_​1​0​/​Tes

6. Véa­se artícu­lo de Vic­to­ria Aldu­na­te ¿Géne­ro? ¿Qué es géne­ro? El femi­nis­mo no muer­de. http://​www​.lahai​ne​.org/​i​n​d​e​x​.​p​h​p​?​p​=​3​5​977

Publi­ca­do en La Haine

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