Tipi­co­lean­do (XII) – Jon Odriozola

Coll: Una pena lo de Alon­so, cachis. Tip: No se preo­cu­pe, más se per­dió en Cuba. Coll: Tam­bién es ver­dad, pero no com­pa­re. Tip: Las haza­ñas patrias hoy subli­ma­das en ges­tas depor­ti­vas, ¡qué país! Coll: Enci­ma, el mal­edu­ca­do Petrov no se deja­ba ade­lan­tar, segu­ro que esta­ba com­pra­do. Tip: O ven­di­do, no olvi­de que esta­mos en una eco­no­mía libre de mer­ca­do. Coll: Por eso me ha echa­do usted del tra­ba­jo. Tip: Y con mucho pesar, ¡a ver de qué voy a vivir yo aho­ra, ima­gí­ne­se! Coll: Pues de su sudor, supon­go. Tip: ¡Calle, calle, pare­ce usted idio­ta! Coll: No le diría yo que no, oiga. Tip: Si al menos el Petrov ese se hubie­ra estam­pa­do de muer­te, las posi­bi­li­da­des de F. Alon­so se habrían incre­men­ta­do tucio­rís­ti­ca­men­te. Coll: ¡Ahí le has dado! Y si se hubie­ra des­ata­do una tor­men­ta y le hubie­ra par­ti­do un rayo al Ros­berg, sabría­mos que Dios exis­te. Tip: Y los mila­gros, ami­go mío, y los mila­gros. Coll: Eso me recuer­da un artícu­lo que escri­bie­ra un tal Jon Odrio­zo­la en la des­apa­re­ci­da revis­ta «Pun­to y Hora», allá por el año 88 del pleis­to­ceno, o por ahí, titu­la­do, creo, «Tác­ti­cas eleá­ti­cas» y que… Tip: Sí, ten­go un vago recuer­do, un bodrio surrea­lis­ta y buñue­les­co. Coll: Y ber­lan­guiano. Tip: Eso lo dice usted, no el difun­to Odrio­zo­la. Coll: Ah, pero ¿es que se ha muer­to ese impre­sen­ta­ble? Tip: La mala hier­ba nun­ca peri­cli­ta, vive en el mon­te con vacas, ove­jas y otras espe­cies ani­ma­les. Coll: O sea, que es feliz este rous­so­niano que dios con­fun­da. Tip: Lo dudo, siem­pre está que­ján­do­se. Coll: Será que es un revo­lu­cio­na­rio que no ha pasa­do el saram­pión. Tip: De salón. Coll: Eso se cura. Tip: Y ni se ducha y se ha deja­do una mele­na hip­pie, ¡a sus años! Coll: Macho siem­pre fue. Tip: Eso sí. Coll: Ya será menos.

Tip:¿Y qué decía? Coll: ¿Qué decía quién? Tip: ¡Jodó, pues el Odrio­zo­la ese de los collons! Coll: Ah, sí, pues se puso eleá­ti­co, ya sabe, aque­lla apo­ría o para­do­ja de Aqui­les y la tor­tu­ga de Zenón de Elea que nega­ba el movi­mien­to, pues que si se le daba una míni­ma ven­ta­ja a la tor­tu­ga en la carre­ra, el veloz Aqui­les jamás la alcan­za­ría, pues la dis­tan­cia es infi­ni­ta­men­te divi­si­ble y esos pajeos men­ta­les de los grie­gos que se diver­tían así mien­tras curra­ban los escla­vos. Tip: Empie­zo a recor­dar. El Odri ese decía, en un trans­torno men­tal lúci­do, cosa rara, que el pilo­to, gpa­ñol por supues­to, apa­gó su motor en la pole, espe­ró a que todos se des­ca­la­bra­ran o rom­pie­ran sus bóli­dos y, lue­go, astu­ta­men­te, a fal­ta de una lap (vuel­ta), arran­ca y gana. Genial. Coll: en efec­to, ésa es la «tác­ti­ca eleá­ti­ca» o, dicho en cas­ti­zo, «quie­to parao», que las pri­sas son malas con­se­je­ras y noso­tros a ver­las venir. Tip: O sea, como el Gobierno. Coll: Más o menos. Tip: Un gobierno eleá­ti­co. Coll: ¡Zenón no era un fas­cis­ta! Tip: Hoy nadie lo es, eso es his­to­ria, la «polí­ti­ca» no exis­te, sólo la «ges­tión», como que­rían los tec­nó­cra­tas y la con­tra­rre­vo­lu­ción. Coll: Y las reglas del jue­go. Tip: Sí. Coll: Y las hor­cas cau­di­nas. Tip: Sí. Coll: Y la aci­dia. Tip: Eso no sé qué es. Coll: Con el motor lle­gó el rui­do y la sor­de­ra. Tip: Es lo que tie­ne la lucha de cla­ses: Rui­do y sor­de­ra. Coll: ¡Maes­tro! Tip: ¡Vete a tomar por culo! Coll: ¡A mis bra­zos! Tip: ¡Frat­ti­ce­llo! Coll: Sniff.

Fuen­te: gara

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