La pros­ti­tu­ción, el cine y la vida – Independent/​AmecoPress

Esce­na 1: Tres chi­cas de dife­ren­te pro­ce­den­cia y ori­gen sufren un inten­to de ser reclu­ta­das para ejer­cer la pros­ti­tu­ción en un bur­del. ¿Os sue­na? No ten­dría nada de extra­ño si no fue­ra por­que la esce­na corres­pon­de a una pelí­cu­la de 1913 titu­la­da Trá­fi­co de almas.
Esce­na 2: El par­la­men­to de un país dis­cu­te una ley sobre si hay que prohi­bir o no la pros­ti­tu­ción, mien­tras los pro­pie­ta­rios de un bur­del se preo­cu­pan por su futu­ro y, según dicen, por el de sus pupi­las. Nada de par­ti­cu­lar, si no fue­se por­que la esce­na corres­pon­de a una pelí­cu­la japo­ne­sa de 1956 de Ken­ji Mizo­gu­chi titu­la­da La calle de la vergüenza.

¡Cuán­to hemos avan­za­do des­de enton­ces! Pare­ce increí­ble que la pros­ti­tu­ción, que ya se tra­ta­ba en el cine a prin­ci­pio del siglo XX, siga exac­ta­men­te igual un siglo después.

Y, sobre todo, es mucho más difí­cil pro­nun­ciar­se por­que hoy en las socie­da­des demo­crá­ti­cas domi­na la teo­ría del libre albe­drío y la liber­tad indi­vi­dual, pues resul­ta fran­ca­men­te com­pli­ca­do decir qué se debe hacer res­pec­to a la pros­ti­tu­ción. Por eso deci­dí ana­li­zar la repre­sen­ta­ción que el cine ha hecho de este tema para ver si me acla­ra­ba un poco. Ya lle­vo vis­tas 250 películas.

Joa­na Gallego

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