Cri­sis eco­nó­mi­ca glo­bal, gue­rra eco­nó­mi­ca y gas­to mili­tar – Cubadebate

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La estruc­tu­ra del pre­su­pues­to de Esta­dos Uni­dos y la lógi­ca de su polí­ti­ca eco­nó­mi­ca, con Bush y Oba­ma, es el de una eco­no­mía de gue­rra en la cual el gas­to mili­tar exa­cer­ba el défi­cit pre­su­pues­tal, pero per­mi­te el fun­cio­na­mien­to de un “equi­li­brio del terror finan­cie­ro”, repor­ta inmen­sas ganan­cias al com­ple­jo mili­tar indus­trial y man­tie­ne un chan­ta­je glo­bal basa­do en la fuer­za militar.

Una sim­ple mira­da al pre­su­pues­to 2010 de Esta­dos Uni­dos per­mi­te apre­ciar la mag­ni­tud del gas­to mili­tar y el papel que éste jue­ga de con­jun­to con el gas­to por los paque­tes de res­ca­te de los ban­cos y enti­da­des finan­cie­ras quebradas.

El mon­to total del pre­su­pues­to es de 3.94 billo­nes de dóla­res (millo­nes de millo­nes), y el défi­cit pre­vis­to es de 1,75 billo­nes, equi­va­len­te a casi 12% del PIB. (1)

El gas­to mili­tar ofi­cial se esta­ble­ce en 739,5 mil millo­nes de dóla­res, aun­que si se inclu­yen otros gas­tos indi­rec­tos o encu­bier­tos, el gas­to supe­ra­ría el billón de dólares.

El gas­to en el res­ca­te de las enti­da­des finan­cie­ras hun­di­das en la cri­sis, efec­tua­do por las admi­nis­tra­cio­nes de Bush y Oba­ma alcan­za 1,45 billo­nes, mien­tras que el inte­rés deven­ga­do por la deu­da públi­ca es de 164 mil millo­nes de dólares.

Esto sig­ni­fi­ca que casi todo el ingre­so del pre­su­pues­to (2,38 billo­nes) se con­su­me sola­men­te por el gas­to mili­tar, los res­ca­tes de la oli­gar­quía finan­cie­ra y una peque­ña pro­por­ción por intere­ses de la deu­da públi­ca. No que­da prác­ti­ca­men­te nada para otros tipos de gastos.

Si con­si­de­ra­mos que el gas­to mili­tar ron­da el billón de millo­nes de dóla­res y que la par­te del ingre­so pre­su­pues­tal corres­pon­dien­te a los impues­tos fami­lia­res es de 1,06 billo­nes, tene­mos que casi todos los impues­tos que las fami­lias pagan en Esta­dos Uni­dos alcan­za no más para cubrir el enor­me gas­to militar.

Esta­dos Uni­dos es el país más endeu­da­do del mun­do, aun­que el sig­ni­fi­ca­do prác­ti­co de esto es dife­ren­te para este país que para cual­quier otro, por­que se encuen­tra endeu­da­do en la mone­da nacio­nal que él mis­mo crea y hace circular.

El finan­cia­mien­to de la enor­me deu­da públi­ca fede­ral ascen­den­te a 14 billo­nes de dóla­res, sin incluir deu­das de los esta­dos y muni­ci­pios es de carac­te­rís­ti­cas surrealistas.

Al cre­ci­mien­to de esa deu­da públi­ca con­tri­bu­ye­ron los paque­tes de res­ca­te a los ban­cos, pero esa deu­da se finan­cia por una retor­ci­da ope­ra­ción median­te la cual el gobierno finan­cia su pro­pio endeu­da­mien­to, pues el dine­ro estre­ga­do como res­ca­te a los ban­cos es finan­cia­do en par­te toman­do prés­ta­mos de los mis­mos bancos.

A su vez, los ban­cos impo­nen con­di­cio­na­li­da­des al gobierno en el mane­jo de la deu­da e impo­nen como el dine­ro debe ser emplea­do. Des­pués de haber sido “res­ca­ta­dos” los ban­cos impo­nen cor­tes masi­vos en el gas­to públi­co en ser­vi­cios para la pobla­ción, la pri­va­ti­za­ción de infra­es­truc­tu­ras y ser­vi­cios como agua, carre­te­ras, recrea­ción, pero no se toca el gas­to militar.

Y no se toca por­que “War is Good for Busi­ness” y la mis­ma oli­gar­quía que mane­ja el mer­ca­do finan­cie­ro obtie­ne ele­va­das ganan­cias pro­ce­den­tes del gas­to mili­tar. Y ese gas­to mili­tar ‑como par­te del défi­cit públi­co– es finan­cia­do por ope­ra­cio­nes de gue­rra eco­nó­mi­ca que se calien­tan cada vez más y ame­na­zan con mez­clar la gue­rra eco­nó­mi­ca con la gue­rra pro­ba­ble­men­te nuclear que Esta­dos Uni­dos incu­ba en la com­ple­ja made­ja de sus intere­ses y con­tra­dic­cio­nes eco­nó­mi­cas y geoestratégicas.

El equi­li­brio del terror finan­cie­ro finan­cian­do la esca­la­da mili­tar de Esta­dos Unidos

La pecu­liar estruc­tu­ra median­te el cual Esta­dos Uni­dos actúa como una eco­no­mía pará­si­ta que finan­cia sus défi­cits y su gas­to mili­tar reci­bien­do inyec­cio­nes finan­cie­ras del res­to del mun­do, es par­te de la “nor­ma­li­dad” del orden eco­nó­mi­co glo­bal. Tener reser­vas mone­ta­rias en dóla­res que se reci­clan para com­prar bonos u otros ins­tru­men­tos del Teso­ro que finan­cian la deu­da esta­dou­ni­den­se, y con ella la esca­la­da mili­tar es con­si­de­ra­do por los neo­li­be­ra­les como una mani­fes­ta­ción del equi­li­brio de mer­ca­dos libres.

El poder mediá­ti­co pre­sen­ta este reci­cla­je como resul­ta­do de la con­fian­za en la for­ta­le­za eco­nó­mi­ca de Esta­dos Uni­dos por­que otros paí­ses envían allí sus dóla­res para ser inver­ti­dos. (2)

Lo real es que los extran­je­ros no ponen su dine­ro en Esta­dos Uni­dos por­que sean com­pra­do­res de expor­ta­cio­nes de ese país, ni tam­po­co son inver­sio­nis­tas pri­va­dos com­pran­do accio­nes o bonos. Los mayo­res colo­ca­do­res de dine­ro en Esta­dos Uni­dos son los ban­cos cen­tra­les que no hacen otra cosa que reci­clar los dóla­res que sus expor­ta­do­res obtu­vie­ron y cam­bia­ron a su vez por mone­das nacionales.

Con défi­cits comer­cial y pre­su­pues­tal cre­cien­tes en Esta­dos Uni­dos, se pro­du­ce una inun­da­ción de dóla­res hacia el exte­rior, que aho­ra son impul­sa­dos por la baja tasa de inte­rés nor­te­ame­ri­ca­na y por la emi­sión ale­gre de pape­les verdes.

Los paí­ses recep­to­res de dóla­res (Chi­na en espe­cial) se ven colo­ca­dos ante un dile­ma. No par­ti­ci­pan ni tie­nen influen­cia algu­na sobre deci­sio­nes eco­nó­mi­cas del gobierno de Esta­dos Uni­dos, quien se apro­ve­cha del pri­vi­le­gio del dólar. Si acep­tan la inun­da­ción de dóla­res, sea por exce­den­tes comer­cia­les o por la baja tasa de inte­rés nor­te­ame­ri­ca­na o por ambos fac­to­res, sufren la pre­sión al alza sobre su tasa de cam­bio, la pér­di­da de com­pe­ti­ti­vi­dad comer­cial y el peli­gro de dejar ani­dar peli­gro­sos capi­ta­les espe­cu­la­ti­vos de cor­to plazo.

Para evi­tar esa inun­da­ción, la con­duc­ta obli­ga­da es com­prar ins­tru­men­tos de deu­da emi­ti­dos por el gobierno nor­te­ame­ri­cano, y acu­mu­lar­los en las reser­vas mone­ta­rias, sufrien­do el peli­gro de que cual­quier deva­lua­ción del dólar sea una deva­lua­ción de sus reser­vas. A Chi­na u otros paí­ses que acu­mu­lan gran­des volú­me­nes de dóla­res o de ins­tru­men­tos de deu­da nor­te­ame­ri­ca­na nomi­na­dos en dóla­res, no se les per­mi­te com­prar acti­vos no finan­cie­ros en Esta­dos Uni­dos. Cuan­do Chi­na lo ha inten­ta­do (com­pra de ins­ta­la­cio­nes para dis­tri­bu­ción de com­bus­ti­bles) el gobierno de Esta­dos Uni­dos lo ha prohi­bi­do. En ese caso no valen el libre flu­jo de capi­ta­les, el libre comer­cio y la retó­ri­ca habi­tua­les. Sólo pue­den com­prar acti­vos finan­cie­ros para finan­ciar los défi­cits estadounidenses.

Al com­prar los bonos del Teso­ro los paí­ses entran al “equi­li­brio del terror finan­cie­ro” y a con­tri­buir a finan­ciar un des­tino no pre­vis­to ni desea­do: el gas­to mili­tar del Pentágono.

Ocu­rre así para los paí­ses recep­to­res de dóla­res sur­gi­dos de los défi­cits nor­te­ame­ri­ca­nos, una doble com­pre­sión. Son lesio­na­dos al ver­se estruc­tu­ral­men­te empu­ja­dos a finan­ciar pasi­va­men­te la máqui­na mili­tar nor­te­ame­ri­ca­na por medio de un “equi­li­brio del terror finan­cie­ro” basa­do no en su supe­rio­ri­dad eco­nó­mi­ca, sino en pode­río mili­tar. Y al hacer­lo, paí­ses como Chi­na y Rusia están ali­men­tan­do el mis­mo gas­to y pode­río mili­tar que apun­ta armas nuclea­res hacia ellos.

El masi­vo gas­to mili­tar tie­ne un obje­ti­vo geo­es­tra­té­gi­co hege­mó­ni­co y su lógi­ca últi­ma es la guerra.

No pocos en Esta­dos Uni­dos creen en las vir­tu­des de estí­mu­lo eco­nó­mi­co que una gue­rra pue­de traer. Recuer­dan con nos­tal­gia que la gue­rra his­pano-cubano-ame­ri­ca­na, la pri­me­ra gue­rra de la eta­pa impe­ria­lis­ta, sir­vió en 1898 para que Esta­dos Uni­dos esca­pa­ra de la cri­sis eco­nó­mi­ca de aque­lla déca­da, que fue la Segun­da Gue­rra Mun­dial la que final­men­te pro­vo­có la sufi­cien­te des­truc­ción de fuer­zas pro­duc­ti­vas para dejar atrás la Gran Depre­sión y abrir paso a los dora­dos años 50 y que la rece­sión de fina­les de los años 40 fue supe­ra­da con la ayu­da de la gue­rra de Corea.

Esta nos­tal­gia, que incre­men­ta el peli­gro de una catas­tró­fi­ca gue­rra nuclear, igno­ra que aque­llas gue­rras con­ven­cio­na­les corres­pon­dien­tes a la épo­ca pre-nuclear podrían actuar como estí­mu­los anti­cri­sis, pero la gue­rra nuclear actual ha per­di­do esa capacidad.

Las gue­rras con armas con­ven­cio­na­les tenían dos vir­tu­des como reani­ma­do­ras de la eco­no­mía: median­te la pro­duc­ción masi­va de arma­men­to con­ven­cio­nal para cum­plir pedi­dos del esta­do en gue­rra, se gene­ra­ba empleo en las cade­nas fabri­les de enton­ces, y tam­bién la gue­rra con­ven­cio­nal ace­le­ra­ba la des­truc­ción de fuer­zas pro­duc­ti­vas que la cri­sis eco­nó­mi­ca había ini­cia­do, y la lle­va­ba al gra­do sufi­cien­te para impul­sar la recu­pe­ra­ción sobre la base de la recons­truc­ción de pos­gue­rra. La des­truc­ción era la sufi­cien­te para com­ple­tar y ace­le­rar el pecu­liar papel de la cri­sis eco­nó­mi­ca en tan­to des­truc­to­ra de rique­za para ini­ciar des­pués otra fase expan­si­va, y no era tan­ta como para ame­na­zar la vida de la espe­cie huma­na y del pla­ne­ta. Era posi­ble enton­ces para el capi­ta­lis­mo no sólo sobre­vi­vir sino uti­li­zar la gue­rra como tóni­co esti­mu­lan­te para la economía.

La gue­rra nuclear actual no es esti­mu­lan­te fren­te al prin­ci­pal pro­ble­ma orgá­ni­co de la cri­sis que es el des­em­pleo, pues aho­ra la tec­no­lo­gía sofis­ti­ca­da para fabri­car armas uti­li­za muy poca fuer­za de tra­ba­jo, pero su capa­ci­dad des­truc­ti­va es tan for­mi­da­ble que lo des­trui­do no serían plan­tas fabri­les, capi­ta­les finan­cie­ros o algu­nas ciu­da­des, sino el pla­ne­ta y la espe­cie huma­na tras el cata­clis­mo del invierno nuclear.

La gue­rra actual, si gue­rra con­ven­cio­nal de des­gas­te como la de Iraq y Afga­nis­tán ni pue­den ganar­se por Esta­dos Uni­dos ni son esti­mu­lan­tes para salir de la cri­sis eco­nó­mi­ca, si gue­rra nuclear que se esta­ble­ce como ame­na­za­do­ra posi­bi­li­dad, tam­po­co ser­vi­ría para salir de la cri­sis por­que no eli­mi­na­ría el gran pro­ble­ma del des­em­pleo, pero sir­ve en cam­bio, para hacer gran­des nego­cios a par­tir del tipo de gas­to públi­co que se mane­ja con total opa­ci­dad y dis­cre­cio­na­li­dad, el gas­to en el cual los Ber­nan­ke, Geith­ner, Sum­mers, Strauss Kahn, nada deci­den: el gas­to mili­tar, el cual es capaz de reu­nir en sí mis­mo la ambi­ción hege­mó­ni­ca y la super­ga­nan­cia del gran negocio.

Para Esta­dos Uni­dos, debi­li­ta­do eco­nó­mi­ca­men­te y con una cul­tu­ra pro­duc­ti­va decli­nan­te, el recur­so de últi­ma ins­tan­cia es la ame­na­za cons­tan­te de gue­rra sus­ten­ta­da en el gas­to mili­tar cre­cien­te. Pero, la ame­na­za cons­tan­te de gue­rra y el gas­to mili­tar poseen una diná­mi­ca dia­bó­li­ca que tien­de a rea­li­zar­se en la gue­rra real, cuan­do con­ver­gen la men­ta­li­dad gue­rre­ris­ta, los con­flic­tos por la hege­mo­nía en petró­leo, gas, agua, etc., dis­fra­za­dos de razo­nes huma­ni­ta­rias o reli­gio­sas y la creen­cia de que en la gue­rra nuclear pue­de haber vencedores.

La decli­na­ción de la eco­no­mía de la mayor poten­cia mili­tar plan­tea fuer­tes ten­sio­nes entre un pode­río mili­tar muy supe­rior a cual­quier otro y por lo mis­mo, ambi­cio­so de hege­mo­nía y una eco­no­mía en retro­ce­so, que ha expor­ta­do bue­na par­te de su capa­ci­dad indus­trial, se ha sumi­do en el para­si­tis­mo finan­cie­ro, se ha aco­mo­da­do en el con­su­mis­mo de lo pro­du­ci­do por otros y ha per­di­do la cul­tu­ra pro­duc­ti­va que algu­na vez fue rele­van­te. Algu­nos seña­lan que siguien­do esas ten­den­cias, el país que al ter­mi­nar la Segun­da Gue­rra Mun­dial domi­na­ba la eco­no­mía mun­dial con su capa­ci­dad pro­duc­ti­va, se enca­mi­na a con­su­mir los pro­duc­tos del exte­rior y a expor­tar sola­men­te pelí­cu­las, espec­tácu­los musi­ca­les, imá­ge­nes gla­mo­ro­sas de un con­su­mis­mo insos­te­ni­ble y armas.

El retra­so eco­nó­mi­co fren­te a los rit­mos de cre­ci­mien­tos de Chi­na y no sólo de ella, sino del lla­ma­do BRIC+3 (Indo­ne­sia, Corea del Sur, Mala­sia) es tam­bién una fuen­te de ten­sio­nes. Al rit­mo que cre­cen estos paí­ses lla­ma­dos emer­gen­tes, su PIB igua­la­rá en el 2020 al que aho­ra tie­ne el G‑7.

Las ten­den­cias apun­tan hacia el retra­so eco­nó­mi­co de Esta­dos Uni­dos y la pre­vi­si­ble uti­li­za­ción de la fuer­za mili­tar para man­te­ner la posi­ción domi­nan­te de la segun­da mitad del siglo XX.

Esas ten­sio­nes se mani­fies­tan en las gue­rra en Iraq, Afga­nis­tán, Pakis­tán, en la ame­na­za de gue­rra nuclear con­tra Irán y Corea del Nor­te y tam­bién los gol­pes e inten­tos de gol­pes de esta­do en Amé­ri­ca Lati­na (Hon­du­ras, Vene­zue­la, Ecua­dor, Boli­via), la cre­cien­te mili­ta­ri­za­ción en for­ma de des­plie­gue de bases mili­ta­res nor­te­ame­ri­ca­nas a esca­la glo­bal y la con­for­ma­ción de una doc­tri­na de gue­rra que inclu­ye, entre otras cosas, la peli­gro­sa recon­cep­tua­li­za­ción de las bom­bas nuclea­res “peque­ñas” ‑pue­den osci­lar entre la mitad y has­ta 6 veces la capa­ci­dad de la bom­ba de Hiroshi­ma– como armas que for­man par­te de un menú de opcio­nes cuya uti­li­za­ción pue­de en teo­ría, ser deci­di­da por el coman­do en el tea­tro de ope­ra­cio­nes. Sig­ni­fi­ca que un gene­ral en el tea­tro de ope­ra­cio­nes dis­po­ne de una “caja de herra­mien­tas” para ele­gir y entre las herra­mien­tas tie­ne dis­po­ni­bles mini­bom­bas nuclea­res que podría uti­li­zar como lo haría con los blin­da­dos, arti­lle­ría, etc.

¿Hacia la gue­rra económica?

En las últi­mas sema­nas la eco­no­mía mun­dial se ha esta­do cal­dean­do con las noti­cias sobre la gue­rra de las divi­sas. Esta gue­rra fue preo­cu­pa­ción cen­tral de la reu­nión de Minis­tros de Finan­zas del FMI el 23 de octu­bre y de nue­vo, al igual que en todas las Cum­bres de G‑20 rea­li­za­das des­pués del ini­cio de esta cri­sis glo­bal, fue­ron reite­ra­das las solem­nes decla­ra­cio­nes de com­pro­mi­so con el “libre comer­cio” y la no apli­ca­ción de barre­ras al fun­cio­na­mien­to de los mercados.

En estas pri­me­ras esca­ra­mu­zas de una posi­ble gue­rra se ven con cla­ri­dad los con­ten­dien­tes. Por un lado, Esta­dos Uni­dos tra­tan­do de reani­mar su eco­no­mía a toda cos­ta, apro­ve­chán­do­se de con­tar con la mone­da de reser­va inter­na­cio­nal que es tam­bién su mone­da nacio­nal y lan­zan­do un torren­te de dóla­res hacia el exte­rior para deva­luar el dólar, mejo­rar su posi­ción com­pe­ti­ti­va y al hacer­lo, ele­var las tasas de cam­bio de los demás, per­ju­di­car­les en el comer­cio, hacer­los reci­clar los dóla­res com­pran­do ins­tru­men­tos de deu­da norteamericana.

En el otro lado, el res­to de las eco­no­mías del mun­do y, en espe­cial, los expor­ta­do­res de mate­rias pri­mas del Sur, los que ade­más de lo ante­rior, sufren la afluen­cia de capi­ta­les espe­cu­la­ti­vos volá­ti­les impul­sa­dos por la muy baja tasa de inte­rés que Esta­dos Uni­dos man­tie­ne como ins­tru­men­to sin éxi­to para reani­mar la inversión.

La con­ver­sión de estas esca­ra­mu­zas en una ver­da­de­ra gue­rra al esti­lo de la ocu­rri­da en los años de la Gran Depre­sión depen­de­rá de la pro­fun­di­dad y dura­ción que alcan­ce la cri­sis glo­bal. Si ella se agra­va, podría ocu­rrir que la gue­rra de las divi­sas fue­ra el pre­lu­dio de una gue­rra comer­cial con la apli­ca­ción de polí­ti­cas nacio­na­les de “empo­bre­cer al vecino” y la des­apa­ri­ción de la retó­ri­ca libre­cam­bis­ta y los jura­men­tos de fe en el multilateralismo.

Para todos es evi­den­te que el gobierno de Esta­dos Uni­dos no hace otra cosa que apli­car el nacio­na­lis­mo para resol­ver sus pro­ble­mas inter­nos, valién­do­se del pri­vi­le­gio del dólar y arrin­co­nan­do con­tra las cuer­das a los demás. No sería extra­ño que esta con­duc­ta encon­tra­ra la reci­pro­ci­dad de otros y, en el con­tex­to de lar­ga cri­sis agra­va­da, podría esta­llar el sis­te­ma de reglas e ins­ti­tu­cio­nes que nació en la pos­gue­rra pro­me­tien­do no repe­tir jamás una gue­rra comercial.

Cri­sis eco­nó­mi­ca y ten­den­cias políticas

La cri­sis glo­bal ha esta­do más conec­ta­da con un giro hacia la dere­cha que con un for­ta­le­ci­mien­to de las fuer­zas anticapitalistas.

La rela­ción entre cri­sis eco­nó­mi­ca y ten­den­cias polí­ti­cas ha sido varia­ble en el pasa­do siglo. Con­si­de­ran­do sólo las mayo­res cri­sis eco­nó­mi­cas y su tra­duc­ción en resul­ta­dos polí­ti­cos, estos han inclui­do un movi­mien­to del pén­du­lo hacia la izquier­da en los años de la Pri­me­ra Gue­rra Mun­dial y hacia la dere­cha en los años de la Gran Depresión.

La eco­no­mía rusa de 1917 sufría los estra­gos de los años de gue­rra, pero tam­bién el impac­to de la cri­sis eco­nó­mi­ca euro­pea. La cri­sis se aso­ció al triun­fo de la Revo­lu­ción de Octu­bre de 1917, aun­que obvia­men­te, ella sola no pudo gene­rar ese triun­fo his­tó­ri­co anti­ca­pi­ta­lis­ta. Muchos otros fac­to­res inter­ac­tua­ron con la cri­sis eco­nó­mi­ca, pero el resul­ta­do final fue que la situa­ción extre­ma a que la gue­rra, la auto­cra­cia zaris­ta y la cri­sis habían lle­va­do a la pobla­ción rusa, fue cap­ta­da, inter­pre­ta­da y diri­gi­da por una orga­ni­za­ción polí­ti­ca que se pro­po­nía ter­mi­nar con el capi­ta­lis­mo y cons­truir el socialismo.

En los años 30 del pasa­do siglo la Gran Depre­sión fue la mayor cri­sis eco­nó­mi­ca has­ta enton­ces ocu­rri­da, pero lo que pre­do­mi­nó aso­cia­do a ella fue el for­ta­le­ci­mien­to del fas­cis­mo. En Ale­ma­nia la com­bi­na­ción de repa­ra­cio­nes paga­das a los ven­ce­do­res en la gue­rra ante­rior, la galo­pan­te infla­ción, eli­mi­na­da por una con­duc­ción cen­tra­li­za­da y fuer­te­men­te con­tro­la­da por el Esta­do fas­cis­ta, la eli­mi­na­ción del des­em­pleo por gran­des obras públi­cas y el lide­raz­go de un faná­ti­co de dere­cha, dio como resul­ta­do el fas­cis­mo al poder y la Segun­da Gue­rra Mundial.

En Esta­dos Uni­dos, en Euro­pa y en Amé­ri­ca Lati­na hubo en esos años movi­mien­tos de izquier­da y hacia la izquier­da, pero no alcan­za­ron vic­to­rias estra­té­gi­cas. No exis­te una deter­mi­na­ción mecá­ni­ca por lo cual el des­em­pleo, la pobre­za, la inse­gu­ri­dad que una cri­sis eco­nó­mi­ca pro­vo­ca con­duz­ca el pén­du­lo hacia la izquierda.

La inse­gu­ri­dad e inclu­so deses­pe­ra­ción que una cri­sis gene­ra pue­de ser apro­pia­da y con­du­ci­da hacia obje­ti­vos polí­ti­cos por la izquier­da o por la dere­cha, en depen­den­cia de la lec­tu­ra correc­ta o inco­rrec­ta que hagan las fuer­zas en pug­na, de las accio­nes con­cre­tas y de la capa­ci­dad del liderazgo.

En la cri­sis actual no ha sido rele­van­te has­ta el momen­to, la resis­ten­cia a los efec­tos y polí­ti­cas aso­cia­das a ellas, a pesar del fuer­te impac­to en el empleo y el cos­to social que ha alcan­za­do. La huel­ga gene­ral en Espa­ña el 29 de sep­tiem­bre y las mani­fes­ta­cio­nes fran­ce­sas con­tra la polí­ti­ca fon­do­mo­ne­ta­ris­ta de ajus­te fis­cal, son noti­cias a seguir, pero simul­tá­nea­men­te se for­ta­le­ce la dere­cha en Esta­dos Uni­dos y Euro­pa, mien­tras que en Amé­ri­ca Lati­na se desa­rro­lla una con­tra­ofen­si­va impe­ria­lis­ta con­tra los gobier­nos de la ALBA.

En Esta­dos Uni­dos el Tea Party avan­za en el con­trol del Par­ti­do Repu­bli­cano, en la pro­xi­mi­dad de unas elec­cio­nes don­de se espe­ra un fuer­te voto de cas­ti­go a Oba­ma y la expre­sión elec­to­ral del giro a la dere­cha de masas nor­te­ame­ri­ca­nas a los que el des­em­pleo, la exten­sión de la pobre­za y la pér­di­da de la vivien­da están des­pla­zan­do hacia la derecha.

Tea Party es un peli­gro­so con­glo­me­ra­do don­de se mez­clan la igno­ran­cia, el pri­mi­ti­vis­mo polí­ti­co con la into­le­ran­cia, los pre­jui­cios y la creen­cia cie­ga en ser el pue­blo ele­gi­do para con­du­cir el mundo.

Su ideo­lo­gía es una mez­cla fas­cis­toi­de que inclu­ye unir la Igle­sia y el Esta­do, eli­mi­nar los sub­si­dios por des­em­pleo, expul­sar los inmi­gran­tes, eli­mi­nar las ayu­das para per­so­nas dis­ca­pa­ci­ta­das, con­si­de­rar que la mas­tur­ba­ción es equi­va­len­te al adul­te­rio y, por supues­to redu­cir los impues­tos, des­man­te­lar el “gran gobierno” y des­truir por la fuer­za a la cons­pi­ra­ción islá­mi­ca-chi­na-rusa que obs­ta­cu­li­za el domi­nio mundial.

Euro­pa mues­tra ten­den­cias en simi­lar direc­ción. Se seña­la que en Ale­ma­nia un par­ti­do racis­ta y xenó­fo­bo podría alcan­zar el 15% de los votos. En Ita­lia la Liga Nor­te posee fuer­za. En Holan­da y Sue­cia a pesar de sus tra­di­cio­nes de tole­ran­cia, par­ti­dos racis­tas han lle­ga­do al Par­la­men­to. En Fran­cia se ha expul­sa­do a miles de gita­nos hacia Ruma­nía y Bul­ga­ria, paí­ses miem­bros de la Unión Europea.

El movi­mien­to alter­mun­dia­lis­ta del Foro Social Mun­dial ha per­di­do fuer­za y se encuen­tra atra­ve­sa­do por pug­nas entre ONG’s de paí­ses del Nor­te finan­cia­das por intere­ses polí­ti­cos nada intere­sa­dos en lograr un mun­do mejor, y movi­mien­tos socia­les con posi­cio­nes de lucha anti­ca­pi­ta­lis­ta, en espe­cial en Amé­ri­ca Latina.

La lucha en Fran­cia y Espa­ña con­tra el ajus­te fis­cal neo­li­be­ral en la épo­ca del neo­li­be­ra­lis­mo des­pres­ti­gia­do, pue­de mar­car el ini­cio de un ascen­so en la resis­ten­cia popular.

Pare­ce mediar un cier­to perío­do entre el esta­lli­do de las cri­sis y la apa­ri­ción de la movi­li­za­ción social fren­te a ellas, como si fue­ra nece­sa­rio que el des­em­pleo, la inse­gu­ri­dad y la des­es­pe­ran­za ahon­da­ran lo sufi­cien­te para lan­zar a las per­so­nas a la pro­tes­ta y la movi­li­za­ción social. Así ocu­rrió en los años de la Gran Depre­sión, pues no fue has­ta 1932 – 33, tres años des­pués del esta­lli­do de la cri­sis cuan­do apa­re­ció la pre­sión de “los de abajo”.

Para luchar por un mun­do mejor, para dejar atrás al capi­ta­lis­mo, la espe­cie huma­na tie­ne que sobre­vi­vir y el pla­ne­ta debe ser sal­va­do. Para que los huma­nos sobre­vi­van hay que parar la ame­na­za de gue­rra nuclear y para sal­var el pla­ne­ta debe cesar la agre­sión de mer­ca­do con­tra la naturaleza.

Fre­nar la ame­na­za de gue­rra nuclear es en lo inme­dia­to des­ac­ti­var el plan de agre­sión a Irán con la par­ti­ci­pa­ción de Israel y en lo media­to, cor­tar el gas­to mili­tar que se com­bi­na de modo per­ver­so con la decli­na­ción de la eco­no­mía nor­te­ame­ri­ca­na, para sos­te­ner dos equi­li­brios de terror: el finan­cie­ro y el mili­tar. Y para des­pil­fa­rrar inmen­sos recur­sos en máqui­nas, tec­no­lo­gías y bom­bas para matar.

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