Cró­ni­ca de una deten­ción – Daniel Sara­le­gi y Xabier Saralegi

dani saralegi
A las nue­ve de la maña­na del día de hoy, 11 de noviem­bre de 2010, hemos sido dete­ni­dos y con­du­ci­dos a comi­sa­ría por par­te de la Poli­cía Nacio­nal espa­ño­la. La deten­ción ha sido comu­ni­ca­da, con dere­cho a abo­ga­do de con­fian­za, con asis­ten­cia del foren­se si así lo reque­ría­mos y con unas for­mas “correc­tas” en todo momen­to. Nos han comu­ni­ca­do en la calle el deli­to del que está­ba­mos acu­sa­dos, Ame­na­zas terro­ris­tas; al entrar en el coche nos han espo­sa­do las manos a uno por delan­te del cuer­po con unas espo­sas, y al otro por detrás con unas bri­das y al lle­gar a comi­sa­ría nos han leí­do nues­tros dere­chos como dete­ni­dos y nos han meti­do a cada uno en un cala­bo­zo. Des­pués de hacer­nos todas las dili­gen­cias, coger­nos hue­llas, mues­tra de ADN y foto­gra­fías, con asis­ten­cia del abo­ga­do de con­fian­za hemos teni­do la posi­bi­li­dad de decla­rar, a lo que nos hemos nega­do ya que lo hare­mos en sede judi­cial y delan­te del juez. Final­men­te se nos ha infor­ma­do que nos lle­ga­rá un reque­ri­mien­to para decla­rar en la Audiencia.

Lle­va­mos vivien­do en el actual domi­ci­lio des­de que, a los meses de casar­se, nues­tro aita y nues­tra ama se tras­la­da­ron ahí. En el por­tal siguien­te al nues­tro vive des­de hace unos diez años, más o menos (des­co­noz­co la fecha exac­ta) un con­ce­jal del Ayun­ta­mien­to de Iru­ñea. Debi­do a la polí­ti­ca de pro­tec­ción de car­gos públi­cos está siem­pre acom­pa­ña­do de dos o tres guar­da­es­pal­das. El con­ce­jal nos cono­ce des­de hace muchos años, en espe­cial a mi aita por cues­tio­nes pro­fe­sio­na­les, como veci­nos de la calle. Sus guar­da­es­pal­das, todos los que en estos años han ido pasan­do a tra­ba­jar con él, nos cono­cen sobra­da­men­te, a noso­tros dos, a mi aita y a cual­quier vecino de la calle. En nin­gún momen­to hemos teni­do nin­gún tipo de pro­ble­ma con el con­ce­jal, sal­vo que nos dejó de salu­dar hace unos años y des­de enton­ces nos limi­ta­mos a mirar­nos y poco más. Con los guar­da­es­pal­das, según quién esté de ser­vi­cio, sí hemos teni­do más pro­ble­mas, tan­to noso­tros dos como mi aita. Hay gen­te que por lo vis­to pien­sa que den­tro de sus fun­cio­nes están las de inco­mo­dar, ato­si­gar y moles­tar a veci­nos que viven cer­ca de su pro­te­gi­do. Nor­mal­men­te no les hace­mos ni caso. No hay mayor des­pre­cio que no hacer aprecio.

El pasa­do miér­co­les tuvi­mos que aguan­tar más de un mal ges­to, ame­na­zas ver­ba­les y demás por par­te de uno de los guar­da­es­pal­das. Cuan­do el con­ce­jal se fue a pie a acom­pa­ñar a sus hijas has­ta el cole­gio jun­to con uno de los guar­da­es­pal­das, el otro, el que esta­ba con mal día, cogió el coche y al pasar por delan­te del por­tal de nues­tra casa, en don­de espe­rá­ba­mos para irnos al mon­te, fue fre­nan­do mien­tras nos hacía ges­tos y seguía gri­tán­do­nos con furia des­de den­tro (lle­va­ba hacien­do esto des­de hacía unos minu­tos des­de la ace­ra de enfren­te). En ese momen­to lo úni­co que le diji­mos era que ya valía, que nos deja­se en paz, que tuvie­se más res­pe­to y nada más. Según él, resul­ta que dice que le insul­ta­mos (una bur­da men­ti­ra) y que inclu­so le hici­mos un ges­to con el dedo como si accio­ná­se­mos un man­do a dis­tan­cia (es increí­ble que una per­so­na se pue­da inven­tar una patra­ña como esta y te lle­van dete­ni­do duran­te toda la mañana).

En un momen­to en que una mayo­ría de la socie­dad esta­mos ilu­sio­na­dos, por­que se empie­za a ver el final del túnel y el fin al con­flic­to que des­gra­cia­da­men­te vivi­mos en nues­tro pue­blo, es increí­ble que haya per­so­nas ancla­das toda­vía en los pará­me­tros que inten­ta­mos dejar atrás. El tra­ba­jo en común por par­te de las fuer­zas polí­ti­cas que creen en las liber­ta­des demo­crá­ti­cas de nues­tra tie­rra y en el res­pe­to a los dere­chos indi­vi­dua­les y polí­ti­cos es la base para ir desa­rro­llan­do el camino que hemos empren­di­do cons­cien­te­men­te, pero cree­mos que es más nece­sa­rio aún el com­pro­mi­so de los agen­tes socia­les y de la ciu­da­da­nía en gene­ral para hacer que este camino sea sin retorno y se con­vier­ta en un camino hacia la demo­cra­cia para este pue­blo. Sere­mos noso­tras y noso­tros, las gen­tes de la calle, las que logre­mos que epi­so­dios como el que aca­ba­mos de vivir noso­tros dos sean malos recuer­dos en la con­cien­cia colec­ti­va. De la mis­ma mane­ra tene­mos que ser las ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos las que con­si­ga­mos que las fuer­zas polí­ti­cas, agen­tes socia­les y per­so­nas que no apues­tan toda­vía por el diá­lo­go polí­ti­co como ins­tru­men­to para la reso­lu­ción del con­flic­to y lograr las liber­ta­des demo­crá­ti­cas se suban cuan­to antes a este carro de com­pro­mi­so, ilu­sión y esperanza.

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