Entre­vis­ta de John Car­lin a Arnal­do Otegi

El escri­tor bri­tá­ni­co, John Car­lin, autor entre otros libros de “El fac­tor humano”, y tes­ti­go en su cali­dad de perio­dis­ta del pro­ce­so de paz en Sudá­fri­ca, entre­vis­ta para el País, a Arnal­do Ote­gi por medio de un cues­tio­na­rio de 52 pre­gun­tas que le fue­ron envia­das a la cár­cel de Naval­car­ne­ro. Ote­gi con­tes­ta a 46. Es el ter­cer inten­to de Car­lin de entre­vis­tar al diri­gen­te de la Izquier­da Aber­tza­le encar­ce­la­do. En las dos ante­rio­res el Minis­te­rio de Inte­rior se lo impidió.

Pre­gun­ta. ¿Habla en nom­bre suyo o como diri­gen­te de la lla­ma­da izquier­da abertzale?

Res­pues­ta. Res­pon­do a sus pre­gun­tas des­de una cár­cel espa­ño­la, como miem­bro de la direc­ción de la izquier­da aber­tza­le y, por tan­to, le tras­la­do mi posi­ción en el mar­co y en con­so­nan­cia con las con­clu­sio­nes de nues­tro deba­te interno y de los com­pro­mi­sos adqui­ri­dos tan­to con la comu­ni­dad inter­na­cio­nal como con dife­ren­tes agen­tes polí­ti­cos, socia­les y sin­di­ca­les de Eus­kal Herria.

P. ¿Por qué siem­pre ha jus­ti­fi­ca­do la vio­len­cia terro­ris­ta de ETA?

R. Mi posi­ción y la del con­jun­to de la izquier­da aber­tza­le ha sido la con­se­cuen­cia lógi­ca de enten­der que la exis­ten­cia y per­sis­ten­cia de la vio­len­cia polí­ti­ca en nues­tro país obe­de­ce a razo­nes de estric­ta natu­ra­le­za polí­ti­ca. Sin que­rer de nin­gún modo tra­zar para­le­lis­mos, en tér­mi­nos abso­lu­tos nues­tra posi­ción ha sido simi­lar a la man­te­ni­da duran­te déca­das por el Sinn Féin en Irlan­da o por el pro­pio Nel­son Man­de­la en Sudá­fri­ca. Lo que ha carac­te­ri­za­do a nues­tra posi­ción en este tema ha sido la insis­ten­cia en la nece­si­dad de supera­ción defi­ni­ti­va de la vio­len­cia y el con­flic­to polí­ti­co a tra­vés del diá­lo­go y la nego­cia­ción. Nues­tro com­pro­mi­so ha sido y es sin­ce­ro: las armas, todas las armas, deben des­apa­re­cer defi­ni­ti­va­men­te de la ecua­ción polí­ti­ca vasca.

P. ¿Recha­za usted las extor­sio­nes a empre­sa­rios, el deno­mi­na­do impues­to revolucionario?

R. Son hechos que deben des­apa­re­cer. Toda ame­na­za y per­se­cu­ción por moti­va­cio­nes polí­ti­cas, toda vul­ne­ra­ción de dere­chos tie­ne que des­apa­re­cer. Y en ese obje­ti­vo nadie pue­de ser indi­fe­ren­te ni sen­tir­se inter­pe­la­do. Yo tampoco.

P. ¿Cree usted que matar a un guar­dia civil o a un con­ce­jal es el camino para lograr la inde­pen­den­cia de Eus­kal Herria?

R. No exis­te más camino hacia la inde­pen­den­cia que el que se desa­rro­lle por vías pací­fi­cas y demo­crá­ti­cas. No con­tem­pla­mos com­pa­ti­ble con la estra­te­gia inde­pen­den­tis­ta el recur­so a la vio­len­cia arma­da. Esa es una de las con­clu­sio­nes a la que hemos lle­ga­do y la expre­sa­mos sin ambi­güe­da­des. Dicho esto, espe­ro y deseo que el pue­blo espa­ñol, sus pode­res públi­cos, sus agen­tes socia­les, polí­ti­cos, su Gobierno, acep­ten con la mis­ma rotun­di­dad que la uti­li­za­ción de la coac­ción, tor­tu­ra, ile­ga­li­za­ción de par­ti­dos, cie­rre de medios de comu­ni­ca­ción… no pue­den ni deben for­mar par­te de su estra­te­gia para tra­tar de impe­dir el pro­yec­to independentista.

P. ¿Si ETA mata­ra maña­na, lo con­de­na­ría? ¿Y el res­to de Batasuna?

R. Usted me plan­tea una hipó­te­sis para mí impo­si­ble, o alta­men­te impro­ba­ble por cuan­to ETA ha anun­cia­do el cese de sus accio­nes arma­das, pero no quie­ro elu­dir la pre­gun­ta. Si tales hechos suce­die­ran, la izquier­da aber­tza­le, en vir­tud de su pro­pia refle­xión y de los com­pro­mi­sos adqui­ri­dos con la comu­ni­dad inter­na­cio­nal y en apli­ca­ción de los Prin­ci­pios Mit­chell, se opon­dría a tales hechos. El des­mar­que rea­li­za­do por la izquier­da aber­tza­le ante supues­tos hechos de la kale borro­ka deter­mi­na con cla­ri­dad ese com­pro­mi­so por las vías polí­ti­cas y democráticas.

P. ¿Por qué no la ha con­de­na­do ya?

(Sin res­pues­ta).

P. ¿Por qué no lo hace antes de que mue­ra alguien?

(Sin res­pues­ta).

P. ¿Por qué no se pudo lle­gar a ese pun­to hace 3, 4, 5 años?

R. Man­te­ner una posi­ción auto­crí­ti­ca per­ma­nen­te en torno a la estra­te­gia es una de nues­tras señas de iden­ti­dad como orga­ni­za­ción polí­ti­ca. Nues­tras actua­les posi­cio­nes son fru­to de un lar­go pro­ce­so de madu­ra­ción que no ha esta­do ni está exen­to de com­pli­ca­cio­nes. El cam­bio demues­tra la madu­rez de nues­tra amplia base social, que ha sabi­do hacer­lo en con­di­cio­nes extre­mas y sin renun­cia algu­na a lo que hemos sido y somos, a nues­tros prin­ci­pios y a nues­tros obje­ti­vos. Si este cam­bio pudo haber sido posi­ble o no hace 4 o 5 años pue­de ser obje­to de inter­pre­ta­cio­nes diver­sas, lo impor­tan­te es que se ha pro­du­ci­do a pesar de que pode­ro­sos agen­tes en el Esta­do han tra­ta­do de impe­dir­lo a tra­vés de la repre­sión; nues­tro encar­ce­la­mien­to no tenía otro obje­ti­vo. Pues bien, no lo han conseguido.

P. ¿Por qué se ha de con­fiar en uste­des o en ETA des­pués de lo ocu­rri­do en la T‑4 y des­pués de tan­tas tre­guas fallidas?

R. Quie­ro mani­fes­tar­le que somos recep­ti­vos y res­pe­tuo­sos con los sec­to­res que se mani­fies­tan “escép­ti­cos” sobre la sin­ce­ri­dad de nues­tras posi­cio­nes y lo hacen des­de la bue­na fe, pero somos espe­cial­men­te crí­ti­cos con otros sec­to­res, espe­cial­men­te de la cla­se polí­ti­ca, que uti­li­zan el escep­ti­cis­mo como supues­to argu­men­to para man­te­ner­se en posi­cio­nes abso­lu­ta­men­te “inmo­vi­lis­tas” por­que se encuen­tran cómo­dos en la actual situa­ción de blo­queo. Bien, todos tene­mos razo­nes para des­con­fiar de nues­tros adver­sa­rios, para des­con­fiar de sus inten­cio­nes pre­sen­tes o futu­ras. Pero nece­si­ta­mos avan­zar. Fren­te a esta reali­dad de des­con­fian­za mul­ti­di­rec­cio­nal hemos adop­ta­do una posi­ción de prin­ci­pio que nos per­mi­te avan­zar: el adop­tar deci­sio­nes y desa­rro­llar­las de for­ma uni­la­te­ral depo­si­tan­do en nues­tro pue­blo y en la comu­ni­dad inter­na­cio­nal la con­fian­za y garan­tía úni­ca de la evo­lu­ción del pro­ce­so demo­crá­ti­co. El pro­ce­so demo­crá­ti­co en esta fase no depen­de, pues, de la exis­ten­cia de com­pro­mi­sos pre­vios, ni de la con­fian­za en deter­mi­na­do Gobierno. Hemos dado por abso­lu­ta­men­te supe­ra­do ese esque­ma. Es evi­den­te que en fases más avan­za­das el pro­ce­so exi­gi­rá de diná­mi­cas, acuer­dos y com­pro­mi­sos de carác­ter mul­ti­la­te­ral, pero solo alcan­za­re­mos esa fase si somos capa­ces de gene­rar las con­di­cio­nes nece­sa­rias des­de la movi­li­za­ción de la socie­dad, la com­pli­ci­dad de la comu­ni­dad inter­na­cio­nal por una solu­ción demo­crá­ti­ca y la mate­ria­li­za­ción de ges­tos y accio­nes de carác­ter unilateral.

P. ¿Es usted de los que con­si­de­ran que la lucha arma­da de ETA no tie­ne futu­ro? ¿Cuán­do lle­gó a esa conclusión?

R. Quie­ro plan­tear mi res­pues­ta en dos ámbi­tos dife­ren­cia­dos. En pri­mer lugar, si habla­mos del futu­ro en tér­mi­nos estric­ta­men­te ope­ra­ti­vos, creo que ETA podría seguir pro­lon­gan­do su acti­vi­dad arma­da, con mayor o menor inten­si­dad, duran­te muchos años, man­te­nién­do­la ade­más con un cier­to apo­yo social. Esa orga­ni­za­ción ha demos­tra­do a lo lar­go de cin­cuen­ta años que es capaz de rege­ne­rar­se y man­te­ner­se ope­ra­ti­va a pesar de la repre­sión que se ejer­ce sobre ella. No esta­mos pues fren­te a una orga­ni­za­ción que haya sido derro­ta­da policialmente.

En el ámbi­to polí­ti­co, sin embar­go, y es un fenó­meno que se da a esca­la inter­na­cio­nal, se obser­va con cla­ri­dad el trán­si­to de la gran mayo­ría de orga­ni­za­cio­nes de carác­ter polí­ti­co-mili­tar, con iden­ti­da­des y natu­ra­le­zas socia­lis­tas y trans­for­ma­do­ras, des­de posi­cio­nes insur­gen­tes a posi­cio­nes de carác­ter y estra­te­gias demo­crá­ti­co-popu­la­res. Boli­via, El Sal­va­dor, Nica­ra­gua, Uru­guay son un buen ejem­plo de lo que digo. En defi­ni­ti­va, creo que una estra­te­gia efi­caz para la con­se­cu­ción de nues­tros obje­ti­vos debe des­can­sar sobre nues­tra capa­ci­dad exclu­si­va de seduc­ción demo­crá­ti­ca. La izquier­da aber­tza­le (…) lo ha inte­rio­ri­za­do así, y lo ha pues­to blan­co sobre negro en su docu­men­to de con­clu­sio­nes. (…) No es sus­tan­cial el cono­cer cuán­do lle­gué yo a dicha con­clu­sión, lo rele­van­te para el futu­ro es que nues­tras bases de mane­ra abru­ma­do­ra la han hecho suya en el deba­te que aca­ba­mos de realizar.

P. ¿En qué ha cam­bia­do des­de su dis­cur­so de Anoe­ta su per­cep­ción sobre la posi­bi­li­dad de supera­ción de la violencia?

R. Mis con­vic­cio­nes son hoy más sóli­das de las que eran enton­ces. Créa­me si le digo una cosa con abso­lu­ta cer­te­za y rotun­di­dad: si el deba­te que hemos rea­li­za­do aho­ra se hubie­ra rea­li­za­do con ante­rio­ri­dad a la decla­ra­ción de Anoe­ta es muy pro­ba­ble que el pro­ce­so de paz ante­rior no se habría frustrado.

P. ¿Cree que ETA esta­rá algu­na vez dis­pues­ta a dejar de matar sin con­tra­par­ti­das políticas?

R. Des­de la decla­ra­ción de Liza­rra-Gara­zi y con mayor cla­ri­dad des­de la decla­ra­ción de Anoe­ta ‑que ha vuel­to a ser acep­ta­da por ETA en su recien­te entre­vis­ta- el ámbi­to para la nego­cia­ción y el acuer­do polí­ti­co corres­pon­de en exclu­si­vi­dad a las for­ma­cio­nes polí­ti­cas. A ETA le corres­pon­de alcan­zar acuer­dos en el ámbi­to de las con­se­cuen­cias del con­flic­to: pre­sos, víc­ti­mas, des­mi­li­ta­ri-zación… La deci­sión de sus­pen­sión tem­po­ral o defi­ni­ti­va de su lucha arma­da no deben ni pue­den estar suje­tas a la exis­ten­cia de acuer­dos de natu­ra­le­za polí­ti­ca entre fuer­zas polí­ti­cas, aun­que es evi­den­te que un cli­ma de diá­lo­go inclu­yen­te, jun­to con medi­das per­fec­ta­men­te apli­ca­bles des­de el res­pe­to a la lega­li­dad (pre­sos enfer­mos, liber­tad de los pre­sos que han cum­pli­do sus con­de­nas…), favo­re­ce­rían indu­da­ble­men­te la toma de deci­sio­nes por par­te de ETA.

P. ¿Están uste­des pre­sio­nan­do a ETA para que decla­re un fin defi­ni­ti­vo y tam­bién irre­ver­si­ble a la violencia?

R. Créa­me si le digo que ETA no es una orga­ni­za­ción que adop­te sus deci­sio­nes en fun­ción de la mucha o poca pre­sión a la que se le some­ta. En cual­quier caso pue­do con­fir­mar­le que lle­va­mos años uti­li­zan­do nues­tro pen­sa­mien­to polí­ti­co para influir en deci­sio­nes que per­mi­tan abrir una nue­va fase con la des­apa­ri­ción de la vio­len­cia polí­ti­ca y la con­so­li­da­ción de un esce­na­rio de diá­lo­go y nego­cia­ción hacia solu­cio­nes definitivas.

P. Tras el fra­ca­so de ese pro­ce­so, el actual Gobierno ve impo­si­ble reanu­dar una nego­cia­ción si no se pro­du­ce antes un aban­dono defi­ni­ti­vo de la vio­len­cia ¿Cree que hay otra alternativa?

R. Me pare­ce que situar el esce­na­rio final como pun­to de par­ti­da no nos per­mi­te avan­zar. Pien­so no obs­tan­te que esa peti­ción pue­de estar moti­va­da por las frus­tra­cio­nes habi­das en pro­ce­sos ante­rio­res. En este sen­ti­do, creo que la garan­tía para supe­rar los gra­ves erro­res come­ti­dos ‑por todos- pudie­ra encon­trar­se en el com­pro­mi­so con los Prin­ci­pios Mit­chell y en una ade­cua­da moni­to­ri­za­ción del con­jun­to del pro­ce­so por par­te de agen­tes inter­na­cio­na­les que cuen­ten con la con­fian­za de todas las partes.

P. ¿En qué pue­de haber cam­bia­do la actual direc­ción de ETA para que sea dife­ren­te de otras que tam­bién habla­ron de tre­gua y aca­ba­ron matando?

R. Fun­da­men­tal­men­te en que exis­te un man­da­to de las bases de la izquier­da aber­tza­le que no admi­te ambi­güe­da­des y que debe ser asentido.

P. ¿Qué pro­pó­si­to tie­ne ETA en pro­po­ner la media­ción de figu­ras inter­na­cio­na­les? ¿Están al tan­to esas figu­ras? ¿Com­par­te usted el plan? ¿Qué ven­ta­jas le ve?

(Sin res­pues­ta).

P. ¿Qué le diría aho­ra a la direc­ción de ETA si estu­vie­ra fren­te a ella?

R. Que decre­te una tre­gua uni­la­te­ral, per­ma­nen­te y veri­fi­ca­ble por la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, sien­do cohe­ren­te con la carac­te­ri­za­ción uni­la­te­ral de esta fase del pro­ce­so, y hacién­do­se eco tan­to de la peti­ción expre­sa­da por la decla­ra­ción de Bru­se­las como la expre­sa­da y sus­cri­ta por el con­jun­to de orga­ni­za­cio­nes de la izquier­da aber­tza­le con otras fuer­zas polí­ti­cas, socia­les y sindicales.

P. ¿Cuál es el calen­da­rio con­cre­to que usted augu­ra en estos momen­tos para ETA? ¿Y para la lla­ma­da izquier­da abertzale?

R. Esta­mos al ini­cio del camino, para noso­tros, los obje­ti­vos en esta pri­me­ra fase, para­le­la­men­te a la pro­gre­si­va arti­cu­la­ción del espa­cio inde­pen­den­tis­ta, son los reco­gi­dos en la decla­ra­ción de Ger­ni­ka, que con­sis­ti­rían en alcan­zar un esce­na­rio de no vio­len­cia con garan­tías y nor­ma­li­za­ción polí­ti­ca pro­gre­si­va, que per­mi­ti­ría al pro­ce­so entrar en una fase de diá­lo­go y nego­cia­ción hacia acuer­dos políticos.

P. Los pre­sos de ETA ¿son con­si­de­ra­dos par­te legí­ti­ma de ETA, con voz en las deci­sio­nes, por los que siguen libres?

R. No soy mili­tan­te de ETA, no pue­do res­pon­der a su pregunta.

P. Si ETA anun­cia­ra el fin defi­ni­ti­vo de la vio­len­cia, ¿cuál cree que debie­ra ser en el futu­ro la sali­da para los pre­sos de la orga­ni­za­ción? ¿Esta­ble­ce­ría dife­ren­cias entre aque­llos con deli­tos de san­gre y los que no? ¿Cuá­les?

R. La sali­da del con­jun­to de pre­sas y pre­sos polí­ti­cos vas­cos debe encau­zar­se en el con­tex­to del desa­rro­llo de un pro­ce­so de diá­lo­go y nego­cia­ción. Es pre­ma­tu­ro hacer con­je­tu­ras o intro­du­cir mati­ces al res­pec­to en la actual fase. Sin embar­go, y en mi opi­nión, cual­quier acuer­do en torno a la sali­da esca­lo­na­da de los pre­sos y las pre­sas debe ser abor­da­do sin más demo­ra por par­te de ETA y del Gobierno. En este sen­ti­do, me pare­ce rese­ña­ble el que ETA en su últi­ma entre­vis­ta mani­fies­te su dis­po­si­ción a abor­dar este tema con urgen­cia y sin con­di­cio­nar­lo a la exis­ten­cia o no de acuer­dos polí­ti­cos de carác­ter reso­lu­ti­vo. El Gobierno debe­ría explo­rar esta dis­po­si­ción exi­gien­do las garan­tías que esti­me opor­tu­nas; eso nos acer­ca­ría a un esce­na­rio de solu­cio­nes sin lugar a dudas.

P. ¿Por qué habrían de acep­tar las víc­ti­mas de ETA la sali­da de la cár­cel de los ase­si­nos de sus familiares?

R. Siem­pre hemos mani­fes­ta­do nues­tro res­pe­to por las opi­nio­nes de las víc­ti­mas, que que­re­mos vol­ver a rese­ñar exis­ten en todas las par­tes. Sus opi­nio­nes, sus preo­cu­pa­cio­nes, sus mie­dos… deben ser escu­cha­dos, aten­di­dos y resar­ci­dos en la medi­da de nues­tras posi­bi­li­da­des. Des­de el mutuo reco­no­ci­mien­to y el res­pe­to debe­mos ser capa­ces, sin que que­pa el olvi­do, de cons­truir un futu­ro mejor para las siguien­tes gene­ra­cio­nes tan­to de Eus­kal Herria como del con­jun­to del Esta­do español.

P. ¿Qué les diría a las víc­ti­mas de los aten­ta­dos que usted no ha con­de­na­do para que con­fia­sen en sus palabras?

R. Creo que en este momen­to el que yo me pro­pu­sie­ra ganar­me la con­fian­za de esas per­so­nas con pala­bras y ges­tos no sería un obje­ti­vo plau­si­ble. Me limi­ta­ré a seña­lar­les que en el acuer­do sus­cri­to en Ger­ni­ka se reco­ge “la nece­si­dad del reco­no­ci­mien­to, recon­ci­lia­ción y repa­ra­ción de todas las víc­ti­mas”. En esa direc­ción esta­mos dis­pues­tos a reco­rrer el camino que sea necesario.

P. ¿Qué es ETA hoy para usted? ¿Cómo la definiría?

R. En la actua­li­dad, ETA es la orga­ni­za­ción que ha sus­pen­di­do sus accio­nes arma­das, que está dis­pues­ta a decla­rar un alto el fue­go per­ma­nen­te y veri­fi­ca­ble, que expre­sa su volun­tad de supera­ción defi­ni­ti­va de la vio­len­cia y renun­cia a cual­quier inje­ren­cia en el desa­rro­llo de las con­ver­sa­cio­nes que desa­rro­llen los agen­tes polí­ti­cos, y que se com­pro­me­te a res­pe­tar los acuer­dos que se alcancen.

P. ¿Cuál es el víncu­lo de la izquier­da aber­tza­le con ETA?

R. No exis­ten víncu­los de carác­ter orgá­ni­co, si es a eso a lo que se refiere

P. Diri­gen­tes de la izquier­da aber­tza­le ase­gu­ran que ya no hay inter­lo­cu­ción direc­ta, que no hay cone­xión direc­ta entre ETA y la izquier­da aber­tza­le. ¿Es cier­to? ¿Cuán­do y por qué se pro­du­jo ese dis­tan­cia­mien­to, esa separación?

R. La izquier­da inde­pen­den­tis­ta con­tem­po­rá­nea sur­ge duran­te el fran­quis­mo de la mano del naci­mien­to de ETA como orga­ni­za­ción anti­fas­cis­ta y aber­tza­le. Nues­tra coin­ci­den­cia con ETA se limi­ta exclu­si­va­men­te a com­par­tir obje­ti­vos estra­té­gi­cos: la inde­pen­den­cia y el socia­lis­mo para Eus­kal Herria

P. ¿Qué opi­na de la kale borro­ka? ¿Tie­nen los diri­gen­tes de la izquier­da aber­tza­le capa­ci­dad y auto­ri­dad para controlarla?

R. (…) La posi­ción de la izquier­da aber­tza­le es cohe­ren­te con la estra­te­gia polí­ti­ca que ha adop­ta­do y así ese tipo de actos no solo se sitúan fue­ra de la estra­te­gia y la refle­xión que han deci­di­do las bases de la izquier­da aber­tza­le, sino que van direc­ta­men­te en su con­tra y, por tan­to, mere­cen el recha­zo en tér­mi­nos políticos.

P. ¿Cree fac­ti­ble una rup­tu­ra defi­ni­ti­va entre ETA y la lla­ma­da izquier­da aber­tza­le? ¿Se pue­de con­ver­tir ETA en una espe­cie de “Real IRA” disi­den­te, mar­gi­na­da y con­de­na­da por el res­to de la izquier­da abertzale?

R. Ten­go la impre­sión y cons­tan­cia de que exis­ten en el Esta­do sec­to­res pode­ro­sos que apues­tan deci­di­da­men­te por un esce­na­rio de man­te­ni­mien­to de la vio­len­cia arma­da ‑lo más resi­dual posible‑, acom­pa­ña­do de nues­tro dis­tan­cia­mien­to defi­ni­ti­vo de la mis­ma, por enci­ma de un esce­na­rio de supera­ción inte­gral de la mis­ma. Esto es, la ver­sión espa­ño­la de los “secu­ró­cra­tas” bri­tá­ni­cos. La hipó­te­sis de una “ETA-Autén­ti­ca” es alta­men­te impro­ba­ble, por no decir impo­si­ble. No con­tem­pla­mos ese esce­na­rio y nues­tro esfuer­zo está enca­mi­na­do hacia una supera­ción jus­ta, esta­ble y demo­crá­ti­ca del con­flic­to en tér­mi­nos globales.

P. La nue­va pos­tu­ra de la izquier­da aber­tza­le es vis­ta como un sim­ple movi­mien­to tác­ti­co para con­se­guir la lega­li­za­ción y pre­sen­tar­se a las elec­cio­nes ¿Por qué se ha de pen­sar lo contrario?

R. (…) Mire, quie­nes están real­men­te obse­sio­na­dos con las pró­xi­mas elec­cio­nes son, fun­da­men­tal­men­te ‑tam­bién hay otros‑, el PSOE y el PP, que con­si­de­ran nues­tra pre­sen­cia o no en las mis­mas, los unos, como la prue­ba del algo­dón de la exis­ten­cia o no de nego­cia­cio­nes, y los otros, como el ejer­ci­cio que hacen de exhi­bir “múscu­lo” fren­te al PP. Per­mí­ta­me rese­ñar­le que la úni­ca y ver­da­de­ra razón para inten­tar no lega­li­zar­nos e impe­dir nues­tra pre­sen­cia en las elec­cio­nes es sen­ci­lla­men­te por­que nues­tra sola pre­sen­cia en los comi­cios pro­vo­ca­ría el derrum­be y caí­da como un cas­ti­llo de nai­pes de toda la reali­dad vir­tual que se ha cons­trui­do en torno al “cam­bio” en la comu­ni­dad autó­no­ma vas­ca. Sim­ple­men­te por­que vol­ve­ría a que­dar en evi­den­cia una vez más la exis­ten­cia de un blo­que popu­lar mayo­ri­ta­rio en cla­ves nacio­na­les vas­cas y auto­de­ter­mi­nis­tas. Ade­más, nues­tra for­ta­le­za elec­to­ral vol­ve­ría a demos­trar la abso­lu­ta fal­se­dad de las sofla­mas en torno a una supues­ta debi­li­dad o inclu­so derro­ta polí­ti­ca. Así que el aves­truz pre­fie­re seguir con su cabe­za bajo tie­rra. La izquier­da aber­tza­le no ha reno­va­do su apues­ta pen­san­do en las pró­xi­mas elec­cio­nes, sino en las pró­xi­mas generaciones.

P. ¿Si no con­si­guen la lega­li­za­ción, no están con­de­na­dos a desaparecer?

R. Rotun­da­men­te no, y la prue­ba más evi­den­te es que tras lar­gos años de per­se­cu­ción, deten­cio­nes e ile­ga­li­za­cio­nes hoy segui­mos estan­do no solo pre­sen­tes sino que ade­más esta­mos mar­can­do, en bue­na medi­da, la agen­da polí­ti­ca de nues­tro país.

P. ¿No debe­rían incor­po­rar en sus esta­tu­tos una con­de­na expre­sa a la vio­len­cia terro­ris­ta de ETA para ser creí­bles si quie­ren con­cu­rrir a las elecciones?

R. En pri­mer lugar, seña­lar que nues­tra apues­ta bus­ca un esce­na­rio don­de tal con­de­na o simi­lar no sea nece­sa­ria por la des­apa­ri­ción de la vio­len­cia polí­ti­ca. Y dicho eso, a la izquier­da aber­tza­le se le deben exi­gir exac­ta­men­te las mis­mas garan­tías y con­di­cio­nes que a cual­quier otra for­ma­ción polí­ti­ca a la hora de regis­trar­nos como par­ti­do o movi­mien­to polí­ti­co. Si no es así, segui­re­mos sien­do víc­ti­mas de la apli­ca­ción arbi­tra­ria y anti­de­mo­crá­ti­ca de autén­ti­cas leyes de excep­ción. En este sen­ti­do, y como anéc­do­ta, le cita­ré cómo Eduar­do Pun­set, en su libro El poder de la men­te, mani­fies­ta su asom­bro con cier­tos sec­to­res polí­ti­cos en Espa­ña que van exi­gien­do a otros el car­né de demó­cra­ta cuan­do ellos jamás lo han sido.

P. ¿Sus pala­bras en bus­ca de una solu­ción polí­ti­ca pací­fi­ca al pro­ble­ma vas­co son irre­ver­si­bles? ¿O exis­ten hipo­té­ti­cas cir­cuns­tan­cias en las cua­les vol­ve­ría usted a apo­yar la vio­len­cia como ins­tru­men­to político?

R. Nues­tra posi­ción con res­pec­to a una solu­ción pací­fi­ca y demo­crá­ti­ca del con­flic­to es irre­ver­si­ble y no con­tem­pla­mos nin­gún hori­zon­te ni hipo­té­ti­cas cir­cuns­tan­cias que vayan a hacer variar esta posición.

P. ¿Qué pen­só y qué hizo al cono­cer el aten­ta­do de la T‑4? ¿Lla­mó a sus inter­lo­cu­to­res de Loio­la? ¿Qué les dijo?

R. Lo pri­me­ro que hice es inte­re­sar­me por cono­cer si se habían pro­du­ci­do daños de carác­ter per­so­nal como con­se­cuen­cia del aten­ta­do, cosa que des­gra­cia­da­men­te se con­fir­mó. A con­ti­nua­ción pen­sé que años de esfuer­zo por abrir vías de solu­ción dia­lo­ga­das al con­flic­to habían sido des­apro­ve­cha­das otra vez. Com­par­tí, creo, con el con­jun­to de la socie­dad vas­ca y espa­ño­la un sen­ti­mien­to de angus­tia y decep­ción. Aque­lla mis­ma maña­na me reu­ní con Jesús Egui­gu­ren , ambos está­ba­mos real­men­te impac­ta­dos con la noti­cia. Inten­té con­ven­cer­le ‑creo que en vano- de que debía­mos hacer algo para inten­tar sal­var el pro­ce­so de diá­lo­go, le insis­tí en que no debía­mos tirar la toa­lla y me com­pro­me­tí a hacer algún ges­to por nues­tra par­te. Al día siguien­te, en rue­da de pren­sa exi­gi­mos a ETA que vol­vie­ra a la situa­ción de tre­gua per­ma­nen­te. ETA lo acep­tó, pero a esas altu­ras el nivel de con­fian­za mutuo que tan­to esfuer­zo nos había cos­ta­do alcan­zar esta­ba roto.

P. ¿Cuál fue su papel en la ante­rior negociación?

R. Fui yo el que, a nivel per­so­nal, ini­ció los con­tac­tos infor­ma­les con dife­ren­tes per­so­nas cer­ca­nas al PSOE, en un momen­to en el que ni siquie­ra podía­mos atis­bar que podría­mos alcan­zar algún día un esce­na­rio de diá­lo­go y nego­cia­ción a nivel ofi­cial y públi­co. Aque­llos con­tac­tos que dura­ron años nos per­mi­tie­ron estar pre­pa­ra­dos para cuan­do la opor­tu­ni­dad se pro­du­je­se. En las con­ver­sa­cio­nes y nego­cia­cio­nes de Loio­la o Gine­bra fui el res­pon­sa­ble de la dele­ga­ción por par­te la izquier­da abertzale.

P. Tras el tiem­po trans­cu­rri­do, ¿cuál cree que fue la cla­ve de la rup­tu­ra del proceso?

R. Exis­ten dife­ren­tes cla­ves para enten­der el fra­ca­so (rela­ti­vo en cual­quier caso, pues­to que, por ejem­plo, nues­tra posi­ción actual no pue­de enten­der­se sin tener en cuen­ta la pro­fun­da auto­crí­ti­ca que hemos hecho en torno a nues­tra posi­ción y acti­tud en el pro­ce­so de diá­lo­go), como el dete­rio­ro de las con­fian­zas, los incum­pli­mien­tos de los acuer­dos ‑inclui­do mi encar­ce­la­mien­to, por ejem­plo- o la prohi­bi­ción de mani­fes­ta­cio­nes de la mano de la Audien­cia Nacio­nal, hecho que no es casual. Y que se ha vuel­to a repe­tir aho­ra. Sin embar­go, la cla­ve fun­da­men­tal es que el Gobierno, y en bue­na medi­da ETA, se mane­ja­ban fren­te a las difi­cul­ta­des inhe­ren­tes a todo pro­ce­so de diá­lo­go y nego­cia­ción con un esque­ma que pivo­ta­ba en la creen­cia que la ame­na­za de la repre­sión o de la reanu­la­ción de los aten­ta­dos eran una fór­mu­la efi­caz para hacer variar las posi­cio­nes de la otra par­te y des­blo­quear los atas­cos que se pro­du­cían a la hora de lle­gar a acuer­dos. Este esque­ma ha demos­tra­do que lejos de solu­cio­nar los blo­queos no hace sino pro­vo­car blo­queos mayo­res, enquis­tan­do las dife­ren­cias en lugar de supe­rar­las. Este esque­ma no sir­ve para avan­zar, y des­de nues­tro pun­to de vis­ta es un esque­ma supe­ra­do y que no debe ser uti­li­za­do por nin­gu­na de las partes.

P. Se han publi­ca­do nume­ro­sas infor­ma­cio­nes sobre su mili­tan­cia en ETA. ¿Cuál ha sido o fue su come­ti­do den­tro de la organización?

(Sin res­pues­ta).

R. ¿Qué cosas cam­bia­ría en su vida?

(Sin res­pues­ta).

P. Está usted en la cár­cel y una mayo­ría le con­si­de­ra un extre­mis­ta inca­paz de apos­tar por la paz y con­de­nar a los vio­len­tos ¿No ha pen­sa­do en aban­do­nar la polí­ti­ca, la vida pública?

R. No me con­si­de­ro una per­so­na “extre­mis­ta”; esta eti­que­ta ha sido fabri­ca­da por deter­mi­na­dos medios de comu­ni­ca­ción que beben de fuen­tes muy pró­xi­mas a los ser­vi­cios poli­cia­les y de la inte­li­gen­cia espa­ño­las. Le ase­gu­ro que quie­nes han com­par­ti­do con­mi­go tareas polí­ti­cas de diver­sa índo­le a nivel nacio­nal o inter­na­cio­nal no com­par­ten de nin­gún modo esa afir­ma­ción. Por otro lado, le ase­gu­ro que nun­ca he pen­sa­do aban­do­nar mi com­pro­mi­so mili­tan­te, que me acom­pa­ña­rá has­ta el final de mis días.

P. ¿Cree que vol­ve­rá a la polí­ti­ca demo­crá­ti­ca, a sen­tar­se en el Par­la­men­to vas­co algu­na vez?

R. Sin lugar a dudas, y déje­me hacer­le una pre­dic­ción: me sen­ta­ré en la ban­ca­da del gru­po mayo­ri­ta­rio en la Cáma­ra, el de los inde­pen­den­tis­tas de izquier­da. Esto suce­de­rá pro­ba­ble­men­te más tar­de de lo que noso­tros desea­ría­mos, pero mucho antes de lo que desea­rían nues­tros adversarios.

P. ¿Qué pien­sa de Josu Ternera?

(Sin res­pues­ta)

P. ¿Y de Patxi López?

R. Patxi López es el lehen­da­ka­ri de la CAV y sabe que no repre­sen­ta a la mayo­ría social en esa comu­ni­dad. Es rehén del PP, y en par­te del car­go ins­ti­tu­cio­nal que ocu­pa. Quie­ro tras­mi­tir­le un men­sa­je: ade­más de cali­fi­car de “insu­fi­cien­tes” nues­tros pasos, que sea valien­te y dé alguno, por muy insu­fi­cien­te que sea; por ejem­plo, que diga, como su com­pa­ñe­ro Mon­ti­lla, que Eus­kal Herria es una nación y tie­ne dere­cho a deci­dir su futu­ro libre y democráticamente.

P. ¿Y de Eguiguren?

R. Jesús es una per­so­na muy com­pro­me­ti­da con la bús­que­da de una solu­ción jus­ta y demo­crá­ti­ca al con­flic­to. Por enci­ma de muchas dife­ren­cias, des­pués de la lar­ga e inten­sa rela­ción que hemos man­te­ni­do sien­to apre­cio por él. Cuan­do se alcan­ce un esce­na­rio de solu­ción, los que aho­ra le cri­ti­can en su pro­pio par­ti­do y man­tie­nen una posi­ción de “cam­peo­nes de la fir­me­za” y quie­nes apos­ta­mos por una sali­da demo­crá­ti­ca nos sen­ta­re­mos a char­lar alre­de­dor de un buen café.

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