Coman­dan­te Jor­ge Bri­ce­ño: ¡No has muer­to, estás en medio de la pól­vo­ra, de pie!- Dió­ge­nes Ale­jan­dro Xenos

Las bes­tias de Sodo­ma y Gomo­rra se revuel­can de feli­ci­dad en los char­cos de san­gre gene­ra­dos por los bom­bar­deos cri­mi­na­les per­pe­tra­dos con­tra la insur­gen­cia faria­na. Los gol­pes han sido duros para las y los com­ba­tien­tes de las FARC-EP. El ase­si­na­to de los coman­dan­tes Domin­go Bio­jó y Jor­ge Bri­ce­ño, así como posi­ble­men­te de Luce­ro Pal­me­ra, com­pa­ñe­ra de Simón Tri­ni­dad, y de alre­de­dor de 60 gue­rri­lle­ros, enlu­ta a las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias no sólo en Colom­bia, sino en Amé­ri­ca Lati­na y en otros luga­res del mun­do en los que se lucha con­tra el impe­ria­lis­mo, las bur­gue­sías y las oli­gar­quías ven­de patrias.

Las y los cre­ti­nos perio­dis­tas al ser­vi­cio de fal­si­me­dia no disi­mu­lan su feli­ci­dad. No satis­fe­chos con la des­apa­ri­ción físi­ca de las y los com­ba­tien­tes de las FARC-EP, pre­ten­den enlo­dar su ima­gen lan­zan­do todo tipo de infa­mias, calum­nias y fal­se­da­des sobre quie­nes han entre­ga­do su vida por la cau­sa de la libe­ra­ción del pue­blo opri­mi­do y explo­ta­do de Colombia.

La gue­rra psi­co­ló­gi­ca lle­va­da a cabo por el impe­ria­lis­mo, las oli­gar­quías y su indus­tria mediá­ti­ca para gene­rar una ima­gen nega­ti­va de la insur­gen­cia revo­lu­cio­na­ria colom­bia­na es per­ma­nen­te. A tra­vés de una pode­ro­sa cam­pa­ña pro­pa­gan­dís­ti­ca cen­tra­da en la men­ti­ra y en la gene­ra­ción del mie­do entre la pobla­ción, se ha des­pres­ti­gia­do a las FARC-EP, orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria que hoy es pre­sen­ta­da como un car­tel de la dro­ga, como una agru­pa­ción terro­ris­ta, sin idea­les políticos.

Tras el ase­si­na­to del Coman­dan­te Jor­ge Bri­ce­ño, se ha pues­to en eje­cu­ción todo el arse­nal de infa­mias e insul­tos que los deten­ta­do­res del poder tie­nen para refe­rir­se a quie­nes osan hacer­les frente.

Juan Manuel San­tos, actual Pre­si­den­te de Colom­bia, con su son­ri­sa maca­bra, delei­tán­do­se por el ase­si­na­to del Coman­dan­te de las FARC-EP, al igual que lo hizo cuan­do fue Minis­tro de Defen­sa del gobierno uri­bis­ta y dio a cono­cer la noti­cia del ase­si­na­to del Coman­dan­te Raúl Reyes, dijo: “El sím­bo­lo del terror en Colom­bia ha caí­do”. De inme­dia­to, los borre­gos mediá­ti­cos han repe­ti­do una y otra vez la fra­se expre­sa­da por San­tos, a la vez que han ido ela­bo­ran­do un sin­nú­me­ro de infor­ma­cio­nes, con hechos saca­dos de con­tex­to o sim­ple­men­te apó­cri­fos, para “demos­trar” la cruel­dad del hom­bre que para ellos ha sido el “más malo” en la his­to­ria colombiana.

Los para­cos Cas­ta­ño Gil, Jor­ge 40, Sal­va­to­re Man­cus­so, eje­cu­to­res de las polí­ti­cas cri­mi­na­les de la oli­gar­quía colom­bia­na, cau­san­tes de los crí­me­nes y las matan­zas más terri­bles con­tra la pobla­ción pobre e inde­fen­sa, prin­ci­pal­men­te en el cam­po, los mis­mos que goza­ron del apo­yo y pro­tec­ción del ejér­ci­to cri­mi­nal de ese país para ani­qui­lar la base social de la gue­rri­lla, no deben ser men­cio­na­dos como los ver­da­de­ros eje­cu­to­res de la vio­len­cia en Colom­bia. Mucho menos los gene­ra­les car­ni­ce­ros como Rito Ale­jo del Río, Mario Mon­to­ya, Freddy Padi­lla de León, Óscar Naran­jo, todos ellos invo­lu­cra­dos en el nego­cio de la dro­ga, ase­si­na­tos con­tra la pobla­ción civil y vio­la­ción de los dere­chos huma­nos. Ellos, res­pon­sa­bles direc­tos de los fal­sos posi­ti­vos, de la masa­cre de la pobla­ción cam­pe­si­na para hacer­los pasar como gue­rri­lle­ros y cobrar las recom­pen­sas eco­nó­mi­cas, no son el sím­bo­lo del terror sino de la paz que quie­ren impo­ner a Colom­bia a pun­ta de bom­bar­deos. Así de hipó­cri­tas, cíni­cos y men­ti­ro­sos son los medios al ser­vi­cio de los poderosos.

No han esca­ti­ma­do abso­lu­ta­men­te nada para ata­car la figu­ra del Coman­dan­te Jor­ge Bri­ce­ño. Abun­dan edi­to­ria­les, escri­tos don­de se lo cali­fi­ca de terro­ris­ta, ase­sino, psi­có­pa­ta, inhu­mano, auto­ri­ta­rio, esta­fa­dor. Otros, embria­ga­dos de odio, repi­ten lo que los “neu­tra­les” ofi­cia­les del ejér­ci­to colom­biano afir­ma­ban del legen­da­rio gue­rri­lle­ro a quien lo incul­pan de haber teni­do el “com­por­ta­mien­to de un nar­co, de haber sido bebe­dor de whisky y coñac y de tener una ali­men­ta­ción pri­vi­le­gia­da, lle­na de gus­tos y caprichos”.

¡Cuán­to excre­men­to difun­de la pro­pa­gan­da del impe­ria­lis­mo y la oli­gar­quía con­tra la insur­gen­cia revo­lu­cio­na­ria colombiana!

Se escu­dan en su moral bur­gue­sa, hipó­cri­ta, paca­ta, para juz­gar a otras y otros, ocul­tan­do lo que ellos hacen. Habría que pre­gun­tar a esos cre­ti­nos quié­nes son los que están en los pros­tí­bu­los de lujo, quié­nes derro­chan dine­ro en bebi­da y dro­gas, quié­nes des­pil­fa­rran for­tu­nas en el jue­go, quié­nes se ali­men­tan has­ta el har­taz­go en los gran­des bufe­tes de sus palacetes.

Si el “Mono Jojoy” hubie­se toma­do un tra­go en algu­na oca­sión, comi­do algo deli­cio­so o inclu­so poseí­do algu­na cosa valio­sa como quie­ren espec­ta­cu­la­ri­zar sus detrac­to­res con el supues­to hallaz­go de un reloj Rolex, eso no afec­ta­ría, en nin­gún sen­ti­do, su con­di­ción de revo­lu­cio­na­rio. Al con­tra­rio, per­mi­te ver­lo en su dimen­sión huma­na, por­que las y los seres huma­nos tie­nen dere­cho a satis­fa­cer deter­mi­na­dos deseos para con­ver­tir­los en pla­ce­res, siem­pre y cuan­do estos no se con­si­gan por medio de la explo­ta­ción del tra­ba­jo ajeno, del abu­so e impo­si­ción de los pode­ro­sos fren­te a los débiles.

¿Pue­den demos­trar estos cre­ti­nos median­te algu­na prue­ba con­tun­den­te que Manuel Maru­lan­da, Raúl Reyes, Jor­ge Bri­ce­ño tuvie­ron algu­na pose­sión? ¿Qué vivie­ron rodea­dos de como­di­da­des? ¿Qué estu­vie­ron rodea­dos de lujos? Ellos vivie­ron como lo que fue­ron: hom­bres del pue­blo tra­ba­ja­dor, lucha­do­res impli­ca­dos pro­fun­da­men­te con la revo­lu­ción, com­ba­tien­tes gue­rri­lle­ros. Goza­ron del pri­vi­le­gio de com­par­tir con la gen­te humil­de, con el cam­pe­si­na­do. Dis­fru­ta­ron de la natu­ra­le­za, de la sel­va, de sus árbo­les y sus ríos, pero tam­bién supie­ron ven­cer con valen­tía las difi­cul­ta­des que el entorno les gene­ra­ba. ¿Podrían quie­nes quie­ren man­te­ner sus pri­vi­le­gios sopor­tar el inten­so calor, las fuer­tes llu­vias, los zan­cu­dos, el palu­dis­mo, las cule­bras, el “pito” y demás adver­si­da­des? ¿Deja­ría la oli­gar­quía sus clu­bes pri­va­dos, sus casi­nos para aden­trar­se en la jun­gla? Ni siquie­ra los sol­da­dos del ejér­ci­to fas­cis­ta lo hacen, por­que ellos no están per­ma­nen­te­men­te en la sel­va, por­que sus heli­cóp­te­ros los trans­por­tan direc­ta­men­te a sus cuar­te­les para que se rela­jen. Jor­ge Bri­ce­ño, en cam­bio, no se doble­gó inclu­so fren­te a los pro­ble­mas gene­ra­dos por un dete­rio­ro de su salud.

El “Mono Jojoy” si fue un hom­bre intran­si­gen­te. No cedió un ápi­ce en sus prin­ci­pios y en los de la orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria de la cual fue su Coman­dan­te Mili­tar. Que no tenía pelos en la len­gua, tam­bién. Y que cuan­do man­do a la Cons­ti­tu­ción y las leyes de Colom­bia al cara­jo, tuvo ple­na razón. ¿Aca­so no luchan las FARC-EP con­tra el Esta­do oli­gár­qui­co? Enton­ces ¿por qué ten­drían que acep­tar esa nor­ma­ti­va jurí­di­ca? Para los pode­ro­sos, para la gen­te enga­ña­da por la maqui­na­ria pro­pa­gan­dís­ti­ca trans­mi­ti­da a tra­vés de fal­si­me­dia, las leyes son sagra­das. La ley, decía Marx, no es otra cosa que la expre­sión de la volun­tad de la cla­se domi­nan­te y, a tra­vés de ella, los pode­ro­sos pre­ten­den jus­ti­fi­car legal­men­te su domi­na­ción. A esa “lega­li­dad”, como mar­xis­ta-leni­nis­ta que fue, se enfren­tó el Coman­dan­te Jor­ge Briceño.

Para des­hon­rar­lo, lo acu­san de haber come­ti­do un sin­nú­me­ro de crí­me­nes y de haber sido el res­pon­sa­ble de diver­sas accio­nes mili­ta­res que pro­vo­ca­ron la muer­te de varios sol­da­dos y poli­cías. ¡Cuán­ta estu­pi­dez y pusi­la­ni­mi­dad hay en quie­nes expre­san esto!

La for­ma en que estruc­tu­ran su dis­cur­so está dise­ña­da para con­fun­dir. Cada pala­bra tie­ne la inten­cio­na­li­dad de fal­sear la reali­dad. Cuan­do el ejér­ci­to cri­mi­nal colom­biano da de baja a los com­ba­tien­tes revo­lu­cio­na­rios, hablan de gue­rri­lle­ros muer­tos en com­ba­te. Inclu­so exal­tan las cifras de caí­dos. Cuan­do la gue­rri­lla da de baja a quie­nes los com­ba­ten, hablan de los ase­si­na­tos que los terro­ris­tas han cau­sa­do a poli­cías o mili­ta­res. La des­hu­ma­ni­za­ción de la insur­gen­cia es par­te de la gue­rra sico­ló­gi­ca que lle­va ade­lan­ten los gru­pos de poder en Colom­bia para hacer­les ver como bestias.

Jor­ge Bri­ce­ño fue un gran estra­te­ga mili­tar. Su genia­li­dad en este cam­po per­mi­tió pro­pi­nar­le a la poli­cía y al ejér­ci­to colom­biano duros gol­pes. Nun­ca aban­do­nó a sus tro­pas, com­ba­tió jun­to a ellas, com­par­tió cada momen­to con sus cama­ra­das, lo cual hizo que se gana­ra la admi­ra­ción y el cari­ño de la gue­rri­lle­ra­da. En su men­te siem­pre estu­vo, como lo estu­vo en la men­te de Manuel, la nece­si­dad de lograr la libe­ra­ción de las y los gue­rri­lle­ros faria­nos pre­sos. Lograr el can­je era la solu­ción. Pero para lograr­lo había que dar un sacu­dón al Esta­do colom­biano, a la socie­dad mis­ma, hacien­do pri­sio­ne­ros a los peces gor­dos de la polí­ti­ca de ese país. ¿No es legí­ti­mo eso? ¿No han sido esos polí­ti­cos los res­pon­sa­bles de lo que suce­de en Colom­bia? ¿No for­man par­te de los gru­pos de poder que han sumi­do en la pobre­za al pue­blo colombiano?

Y de nue­vo las acu­sa­cio­nes: ¡Que las FARC-EP lan­zan ata­ques con­tra la pobla­ción! ¡Que ase­dian y des­tru­yen pobla­dos! Si bien es cier­to que en la con­fron­ta­ción mili­tar la pobla­ción civil es la más afec­ta­da des­de todo pun­to de vis­ta, no hay que olvi­dar que las FARC-EP no ata­can pobla­cio­nes, sino guar­ni­cio­nes, cuar­te­les mili­ta­res o poli­cia­les y que los cer­cos gue­rri­lle­ros están diri­gi­dos con­tra sol­da­dos y poli­cías. Pue­den come­ter­se erro­res, eso es inne­ga­ble. De ahí a afir­mar lo otro, es par­te de la fal­si­fi­ca­ción que rea­li­zan con el obje­ti­vo de des­pres­ti­giar el accio­nar guerrillero.

Men­ti­ro­sos con­tu­ma­ces, quie­ren acha­car­le al Coman­dan­te fariano la auto­ría de hechos que las FARC-EP no los han come­ti­do, como la explo­sión de una bom­ba en el lujo­so Club El Nogal, en la ciu­dad de Bogo­tá. Si inves­ti­ga­ran o dije­ran lo que saben, la gen­te podría cono­cer en pri­mer lugar que en ese club los para­mi­li­ta­res pla­ni­fi­ca­ban sus polí­ti­cas y, en segun­do lugar que el aten­ta­do fue pla­ni­fi­ca­do y eje­cu­ta­do por los pro­pios paramilitares.

Sedien­tos de san­gre, hoy están feli­ces por los gol­pes pro­pi­na­dos a la insur­gen­cia faria­na. Lo que no dicen es que la gue­rra toda­vía no la han gana­do, que los éxi­tos obte­ni­dos lo han logra­do por el uso de una tec­no­lo­gía mili­tar supe­rior que para la insur­gen­cia es impo­si­ble tener­la, que si bien han dado gol­pes cer­te­ros a las FARC-EP, esta orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria, lejos de debi­li­tar­se o de estar al bor­de de la derro­ta, se ha for­ta­le­ci­do tras los ata­ques sufri­dos en mar­zo de 2008 que sig­ni­fi­ca­ron la muer­te del Coman­dan­te Raúl Reyes, que según las pro­pias ver­sio­nes de los ofi­cia­les del ejér­ci­to colom­biano, las tro­pas no pue­den com­ba­tir en for­ma efec­ti­va con­tra las fuer­zas gue­rri­lle­ras en el terri­to­rio sel­vá­ti­co, lo cual demues­tra un mayor cono­ci­mien­to del terreno y la zona sel­vá­ti­ca por par­te de la insurgencia.

¿De qué se vana­glo­ria el ejér­ci­to colombiano?

Para matar al Coman­dan­te Jor­ge Bri­ce­ño uti­li­za­ron 7 tone­la­das de bom­bas, 72 aero­na­ves, entre avio­nes y heli­cóp­te­ros. No com­ba­tie­ron en tie­rra, lo bom­bar­dea­ron. Mien­tras aba­jo, pese a la des­truc­ción pro­vo­ca­da por la sal­va­je agre­sión, los gue­rri­lle­ros sobre­vi­vien­tes bata­lla­ban con valen­tía fren­te al cobar­de ataque.

Avio­nes Super Tucano, heli­cóp­te­ros Black Hawk, bom­bas con tres efec­tos: uno que encien­de fue­go, uno de onda explo­si­va y otro de frag­men­ta­ción que expul­sa esquir­las fue­ron algu­nas de las armas que se uti­li­za­ron para aca­bar con la vida del legen­da­rio guerrillero.

Más allá del ata­que, la des­truc­ción pro­vo­ca­da y la muer­te de com­ba­tien­tes gue­rri­lle­ros, las FARC-EP demues­tran orga­ni­za­ción, tra­ba­jo y deci­sión com­ba­ti­va. Cam­pa­men­tos bien estruc­tu­ra­dos, trin­che­ras, redes de comu­ni­ca­ción y abas­te­ci­mien­to, ali­men­tos nece­sa­rios para las y los com­ba­tien­tes indi­can que lejos de ser una gue­rri­lla diez­ma­da, las FARC-EP tie­ne la capa­ci­dad de reor­ga­ni­zar­se fren­te a las adver­si­da­des y de readap­tar­se a las diver­sas con­di­cio­nes de lucha que las cir­cuns­tan­cias del com­ba­te con el enemi­go le imponen.

El Esta­do colom­biano y sus fuer­zas mili­ta­res se jac­tan de rea­li­zar ope­ra­cio­nes exi­to­sas, gra­cias a tareas de “inte­li­gen­cia”. Hay que reco­no­cer que gra­cias a las acti­vi­da­des de los apa­ra­tos de segu­ri­dad y sus equi­pos de espio­na­je han logra­do infil­trar ele­men­tos en las fuer­zas gue­rri­lle­ras. Eso his­tó­ri­ca­men­te ha suce­di­do den­tro de las orga­ni­za­cio­nes revo­lu­cio­na­rias, sobre todo con aque­llas que están some­ti­das a con­di­cio­nes difí­ci­les de lucha como resul­ta­do de la per­se­cu­ción y repre­sión. Pero más que todo, los datos que ha podi­do obte­ner la “inte­li­gen­cia” colom­bia­na se ha debi­do a la polí­ti­ca de dela­cio­nes fomen­ta­da por la Segu­ri­dad Demo­crá­ti­ca uri­bis­ta que median­te el pago de jugo­sas recom­pen­sas com­pra a los más débi­les ideo­ló­gi­ca y polí­ti­ca­men­te, a los inde­ci­sos, a los que no les intere­sa sino sola­men­te su bien­es­tar. Esa “inte­li­gen­cia” está nutri­da de datos pro­por­cio­na­dos por trai­do­res, por sapos, por delin­cuen­tes que ven­den su alma al mejor pos­tor. Ahí está Kari­na, mujer que per­dió su con­di­ción de revo­lu­cio­na­ria para con­ver­tir­se en una vul­gar infor­man­te del ejér­ci­to, todo a cam­bio de unas monedas.

Las FARC-EP deben estar aten­tas fren­te a esto. For­ta­le­cer las medi­das de segu­ri­dad y las tareas de inte­li­gen­cia y con­tra­in­te­li­gen­cia. La com­par­ti­men­ta­ción de la infor­ma­ción es muy nece­sa­ria y la duda fren­te a per­so­nas que de una u otra mane­ra no han sido pro­ba­das den­tro del com­ba­te polí­ti­co-mili­tar. De igual mane­ra, hay que pres­tar aten­ción a visi­tan­tes y saber dis­tin­guir entre quie­nes van por soli­da­ri­dad a un cam­pa­men­to gue­rri­lle­ro y quie­nes pue­den ir a espiar y obte­ner datos para el enemigo.

El pre­si­den­te Juan Manuel San­tos y su Minis­tro de Defen­sa Rodri­go Rive­ra hablan de paz y “pros­pe­ri­dad demo­crá­ti­ca”. La paz que desean es la de los cemen­te­rios. La for­ma de lograr­la los bom­bar­deos, los fal­sos posi­ti­vos, los ase­si­na­tos, las fosas comu­nes como la de La Macarena.

Las FARC-EP a tra­vés de su Coman­dan­te Alfon­so Cano, hizo un lla­ma­do a la paz y al diá­lo­go. La res­pues­ta fue arre­ciar con­tra la orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria y cerrar toda posi­bi­li­dad de solu­ción polí­ti­ca al conflicto.

Aho­ra lan­zan sus cobar­des ata­ques con­tra Pie­dad Cór­do­ba, mujer dig­na que ha lucha­do por la paz, lo cual para la polí­ti­ca gue­rre­ris­ta del Esta­do colom­biano es un obs­tácu­lo. Les due­le las ver­da­des que dijo “La Negra” al seña­lar en Euro­pa que “Colom­bia es una fosa común, el mayor cemen­te­rio de Amé­ri­ca Lati­na”, con­ver­ti­da en esto por mili­ta­res y para­mi­li­ta­res de ese país que han ase­si­na­do a gen­te del pue­blo. La inha­bi­li­ta­ción polí­ti­ca de Pie­dad Cór­do­ba, así como su judi­cia­li­za­ción no es más que par­te de la estra­te­gia del régi­men fas­cis­toi­de colom­biano para qui­tar­se de enci­ma a esta lucha­do­ra por la paz. Mien­tras, el gobierno de Oba­ma cer­ti­fi­ca al gobierno colom­biano por su defen­sa y res­pe­to de los dere­chos huma­nos. ¡Cuán­to cinismo!

Para ocul­tar la inter­ven­ción grin­ga en el con­flic­to, el apa­ra­to de pro­pa­gan­da del ejér­ci­to colom­biano quie­re hacer apa­re­cer la ope­ra­ción que dio muer­te al Coman­dan­te Jor­ge Bri­ce­ño como estric­ta­men­te desa­rro­lla­da por las fuer­zas mili­ta­res de ese país. Sin embar­go, por infor­ma­ción pro­por­cio­na­da por ofi­cia­les del ejér­ci­to colom­biano, repro­du­ci­da por los medios, se indi­ca que la ope­ra­ción fue pla­ni­fi­ca­da en la base grin­ga de Laran­dia. ¿Los ase­so­res grin­gos estu­vie­ron de espec­ta­do­res o al mar­gen de lo que se pla­ni­fi­có? ¿De dón­de pro­vie­ne la tec­no­lo­gía mili­tar de la que hace uso el ejér­ci­to colombiano?

Detrás de todo esto está la mano del impe­ria­lis­mo yan­qui y de los apa­ra­tos de espio­na­je del sio­nis­mo israelí.

Nue­vas accio­nes cri­mi­na­les con­tra la insur­gen­cia colom­bia­na se están pla­ni­fi­can­do. Eso es un hecho com­pro­ba­do por las mis­mas decla­ra­cio­nes de San­tos. Las FARC-EP deben estar en esta­do de máxi­ma aler­ta. No hay que dar­le, como decía el Che, ni un tan­ti­to así al enemi­go. La pro­pa­gan­da enemi­ga quie­re crear zozo­bra, incer­ti­dum­bre entre las filas gue­rri­lle­ras. Hablan de divi­sio­nes, de pug­nas, de la exis­ten­cia de un ala mili­tar y un ala polí­ti­ca en las FARC-EP. Cre­ti­nos, mise­ra­bles no han lle­ga­do a enten­der la capa­ci­dad de esta orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria para dia­léc­ti­ca­men­te sobre­po­ner­se a los reve­ses y reor­ga­ni­zar su plan estra­té­gi­co para con­ti­nuar en la lucha, mien­tras el Esta­do colom­biano se nie­gue a la solu­ción política.

La lucha es dura, pero con­ti­núa. No podrán ven­cer los enemi­gos del pue­blo. El ejem­plo del que­ri­do “Mono Jojoy” ser­vi­rá para que entre las filas de la gue­rri­lle­ra­da faria­na se for­jen hom­bres y muje­res que, lejos de pen­sar en la obten­ción de bene­fi­cios mate­ria­les, luchen por cons­truir una Patria Nue­va y Socia­lis­ta en Colom­bia, tal como lo hizo el gran estra­te­ga mili­tar de las FARC-EP.

¡Glo­ria eter­na a los héroes caí­dos en la resis­ten­cia al opresor!

¡Glo­ria eter­na a todos los com­ba­tien­tes que han entre­ga­do su vida por la cau­sa de la libe­ra­ción de nues­tro pueblo!

¡Hemos jura­do ven­cer y venceremos!

Patria Gran­de, 1 de octu­bre de 2010

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