Men­sa­je de Leo­nard Pel­tier en su cum­plea­ños 66

6 de sep­tiem­bre de 2010

Her­ma­nas, her­ma­nos, ami­gas, ami­gos y todas y todos que me apoyan,

Oja­lá pudie­ra sen­tar­me en una mesa con cada uno de uste­des aho­ra mis­mo. Podría­mos com­par­tir una comi­da y refle­xio­nar sobre los cam­bios que han ocu­rri­do en este mun­do duran­te los últi­mos 35 años o más. Sí es cier­to, me fijo en las cosas fue­ra de los muros (tan­to como sea posi­ble). Sé que la con­fu­sión rei­na en el mun­do y me due­le pen­sar en la gen­te nati­va que per­sis­te en la pobre­za total en las reser­vas y los barrios urba­nos por todas par­tes de América.

Cuan­do yo era joven, lo úni­co que que­ría hacer era hacer una dife­ren­cia en la vida de la gen­te. La sema­na que entra, cum­plo 66 años y toda­vía quie­ro hacer esto. Pero en mis cir­cuns­tan­cias es difí­cil tener un impac­to. Sos­pe­cho que aún si pudie­ra meter­me en la lucha de nue­vo, toda­vía me sen­ti­ría frus­tra­do. Todo que que­da por hacer es más que una per­so­na pue­de lograr. Aún así, me gus­ta­ría tener la opor­tu­ni­dad de poner de mi parte.

Al pen­sar en aque­llos días en la reser­va Pine Rid­ge, lo que recuer­do son los fune­ra­les. Hubo tan­tos funerales…Tantas fami­lias per­die­ron sus seres queridos.

Hubo una fuer­za pode­ro­sa en ope­ra­ción en aquel enton­ces, con un solo pro­pó­si­to: erra­di­car toda la resis­ten­cia del pue­blo lakota.

Noso­tros (la gen­te ogla­la tra­di­cio­nal y los inte­gran­tes del Movi­mien­to Indio Ame­ri­cano) hici­mos fren­te a la ame­na­za por­que está­ba­mos inten­tan­do defen­der a nues­tro pue­blo. Hici­mos lo correc­to. Tenía­mos – – y tene­mos – – el dere­cho a sobrevivir.

Esta­ban saquean­do nues­tras tie­rras, tam­bién… en la mayo­ría de los casos para la mine­ría. No habían pen­sa­do en qué hacer con los resi­duos tóxi­cos. Los ríos se lle­na­ron de veneno. De lo que me dicen, no ha habi­do mucho cam­bio en eso.

En aquel enton­ces, la reser­va esta­ba des­ga­rra­da por un con­flic­to tri­bal, y el gobierno fede­ral armó un gru­po con­tra el otro. El resul­ta­do fue una lar­ga serie de tra­ge­dias para la gen­te de Pine Rid­ge… y para la gen­te que esta­ba pre­sen­te aquel día en junio de 1975.

Les digo con toda sin­ce­ri­dad que entien­do la angus­tia y el dolor sufri­do por todos, y yo tam­bién he vivi­do ese sufrimiento.

Un sin­nú­me­ro de veces, he obser­va­do a per­so­nas men­tir en el estra­do de tes­ti­gos y he sen­ti­do las puer­tas cerrarse.

He escu­cha­do los jue­ces amo­nes­tar a los fis­ca­les por acep­tar prue­bas fal­sas y en algu­nos casos, par­ti­ci­par en la falsificación.

En mi caso, el gobierno ocul­tó prue­bas, tam­bién. O las fabri­có. Literalmente.

Las cor­tes dicen que aho­ra estas cosas ni siquie­ra se cues­tio­nan. Enton­ces, me pre­gun­to: Si la nor­ma de jus­ti­cia esta­dou­ni­den­se sigue sien­do “más allá de toda duda razo­na­ble” ¿por qué per­ma­nez­co aquí?

Las con­de­nas de varias per­so­nas han sido revo­ca­das debi­do a una sola vio­la­ción de la Cons­ti­tu­ción. El núme­ro de vio­la­cio­nes cons­ti­tu­cio­na­les en mi caso es asom­bro­so. Sin embar­go, me que­do aquí, espe­ran­do a que me apli­quen la mis­ma nor­ma de justicia.

Espe­ro que un día alguien logre poner todo sobre la mesa para mos­trar la mag­ni­tud de la incri­mi­na­ción de la que soy víctima.

Como uste­des saben, mi liber­tad con­di­cio­nal fue recha­za­da el año pasa­do. Es una decep­ción pero no estoy derro­ta­do. Soy por­ta­dor de la pipa sagra­da y dan­zan­te al Sol. Aban­do­nar la lucha no es –y nun­ca será – – con­ce­bi­ble para mí.

Soy hom­bre indio y orgu­llo­so de ser­lo. Amo a mi pue­blo y mi cul­tu­ra y mi espi­ri­tua­li­dad. Mis enemi­gos sugie­ren lo con­tra­rio y bus­can robar­me mi dig­ni­dad. En eso, no ten­drán éxito.

Al mirar atrás a los años que han pasa­do, me acuer­do de toda la gen­te bue­na que me ha defen­di­do, que sea por un solo día o por una déca­da. Por supues­to, hay muchas per­so­nas que siem­pre me han apo­ya­do. Pien­so en los cien­tos de miles de per­so­nas alre­de­dor del mun­do que han fir­ma­do peti­cio­nes para mí – – des­de gen­te de las reser­vas más pobres has­ta ofi­cia­les de alto ran­go político.

Como hemos apren­di­do duran­te todos estos años, mi liber­tad no lle­ga­rá rápi­do o fácil­men­te. Ten­dre­mos que pelear duro para lograr­la. Les pido que sigan ayu­dan­do a mi Comi­té y mi equi­po legal como siem­pre lo han hecho. Aho­ra su apo­yo es más impor­tan­te que nun­ca. El triun­fo de mi liber­tad será el resul­ta­do en gran medi­da de las accio­nes que uste­des tomen por mí.

De nue­vo, gra­cias por acor­dar­se de mí. No pue­den ima­gi­nar el con­sue­lo que uste­des han traí­do a un hom­bre ino­cen­te ence­rra­do fue­ra del mun­do duran­te tan­to tiempo.

Doksha,

Leo­nard Peltier
#89637 – 132
USP-Lewisburg
US Penitentiary
PO Box 1000
Lewis­burg, PA 17837

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