Inde­pen­den­cia y socia­lis­mo- Martxe­lo Diaz

La sen­ten­cia de la Cor­te Inter­na­cio­nal de Jus­ti­cia (CIJ) decla­ran­do la legi­ti­mi­dad de la inde­pen­den­cia de Koso­vo ha sido aco­gi­da favo­ra­ble­men­te entre muchos de quie­nes defien­den la legi­ti­mi­dad de Eus­kal Herria a dis­po­ner de un Esta­do propio.

Es cier­to que el hecho de que un terri­to­rio como Koso­vo, que no esta­ba con­si­de­ra­do como repú­bli­ca en Yugos­la­via, acce­da a la inde­pen­den­cia abre pers­pec­ti­vas de que otras nacio­nes a las que has­ta aho­ra no se les ha per­mi­ti­do ejer­cer el dere­cho de auto­de­ter­mi­na­ción pue­dan hacer­lo. Dicho de otro modo, si se per­mi­te a Koso­vo ser inde­pen­dien­te no exis­te legi­ti­mi­dad para impe­dir que Eus­kal Herria, Paï­sos Cata­lans, Cor­si­ca, Flan­des o Esco­cia pue­dan con­for­mar un Esta­do pro­pio si sus ciu­da­da­nos así lo deci­den. El Gobierno espa­ñol pue­de decir misa y sub­ra­yar que los Bal­ca­nes no se pare­cen en nada a Eus­kal Herria, pero lo cier­to es que, des­de la pers­pec­ti­va de Madrid, es un mal pre­ce­den­te. Malísimo.

Pero el mode­lo de acce­so a la inde­pen­den­cia que ha teni­do Koso­vo es recha­za­ble des­de un pun­to de vis­ta de izquier­das. Su mayor vale­dor ha sido la OTAN, que diri­gi­da por Javier Sola­na, no dudó en bom­bar­dear obje­ti­vos civi­les, como la sede de la tele­vi­sión públi­ca ser­bia RTS en Bel­gra­do, cau­san­do la muer­te de 16 per­so­nas, la mayo­ría de ellos téc­ni­cos. Por accio­nes simi­la­res se han rea­li­za­do jui­cios por crí­me­nes de gue­rra. Pero la OTAN es la OTAN.

Las mul­ti­na­cio­na­les ya han empe­za­do a pre­pa­rar­se para explo­tar los recur­sos mine­ra­les de Koso­vo. Y es que cuan­do se reci­be el apo­yo del Capi­tal, éste siem­pre se cobra sus cuentas.

Muchas de las inde­pen­den­cias que se han regis­tra­do en Euro­pa pre­sen­tan un pano­ra­ma deso­la­dor des­de el pun­to de vis­ta social. Esto­nia, Litua­nia y Leto­nia, anti­guas repú­bli­cas sovié­ti­cas, han caí­do en el más sal­va­je neo­li­be­ra­lis­mo y las ayu­das socia­les son un recuer­do del pasa­do, mien­tras se prohí­be el sím­bo­lo de la hoz y el mar­ti­llo. Croa­cia es la reser­va espi­ri­tual del ultra­ca­to­li­cis­mo más ran­cio y Bos­nia-Her­ze­go­vi­na es un esta­do falli­do. Un mal ejemplo.

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