Inmo­ra­li­dad- Anto­nio Alvarez-Solis

La fra­se está en la base de la cri­sis eco­nó­mi­ca y a la vez sobre­vue­la sobre ella. No se tra­ta fun­da­men­tal­men­te de dine­ro sino de moral. Es una gigan­tes­ca cri­sis moral. Si no tuvié­ra­mos mie­do al pen­sa­mien­to diría­mos que esta­mos en pre­sen­cia de una cri­sis de carác­ter meta­fí­si­co, esto es, una cri­sis que afec­ta al sig­ni­fi­ca­do mis­mo del hom­bre. Pero vaya­mos a la frase.

La leo en un perió­di­co de la maña­na: «El minis­tro de Tra­ba­jo admi­te que el Gobierno ten­drá que deba­tir la con­ve­nien­cia o no de pro­rro­gar las ayu­das de 420 euros a des­em­plea­dos que hayan ago­ta­do todas sus pres­ta­cio­nes». Acla­re­mos la cifra: se tra­ta de medio millón de para­dos. Supon­go que tras muchos de ellos pue­de haber una fami­lia. El minis­tro mues­tra su dolor al hacer el comen­ta­rio, pero… «admi­te que Espa­ña se encuen­tra ante la nece­si­dad de imple­men­tar medi­das de reduc­ción del défi­cit». Es decir, se tra­ta de arro­jar por la bor­da a una muche­dum­bre para que nave­gue la nave «Espa­ña».

Por­que, por deduc­ción ele­men­tal, Espa­ña no es ese medio millón de ciu­da­da­nos que per­vi­ven mise­ra­ble­men­te con menos de qui­nien­tos euros men­sua­les. El len­gua­je tie­ne ran­go cri­mi­nal. ¿Cómo se pue­de hablar con tan­to des­aho­go de la extin­ción bru­tal de medio millón de ciu­da­da­nos a los que se des­po­ja de toda suer­te de per­so­na­li­dad huma­na? La noti­cia la da el Sr. Cor­ba­cho, minis­tro de Tra­ba­jo y socia­lis­ta. Sí; hay que evi­tar el terro­ris­mo. Pero ¿a dón­de enviar jus­ta­men­te a los anti­dis­tur­bios? ¿Quién cons­pi­ra con­tra la paz social? ¿Pue­de ile­ga­li­zar­se a los pode­ro­sos y a su entorno?

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