Usa a una inmi­gran­te como escla­va sexual en Bara­kal­do duran­te 7 meses. Con­cen­tra­ción de repulsa

Lo que pare­cía una intere­san­te ofer­ta de tra­ba­jo aca­bó con­vir­tién­do­se en un infierno del que mila­gro­sa­men­te ha logra­do salir con vida. Una mujer de 21 años fue res­ca­ta­da el miér­co­les por la Ertzain­tza de un cén­tri­co piso de Bara­kal­do en el que tra­ba­ja­ba como asis­ten­ta inter­na y en el que ha per­ma­ne­ci­do rete­ni­da duran­te sie­te meses casi sin salir a la calle. La afec­ta­da, de ori­gen marro­quí, ha sufri­do en este tiem­po veja­cio­nes y malos tra­tos y lle­gó a ser uti­li­za­da como «escla­va sexual», según han con­fir­ma­do a este perió­di­co fuen­tes cer­ca­nas a la inves­ti­ga­ción, que per­ma­ne­ce abier­ta. De momen­to, la ope­ra­ción ha pro­vo­ca­do ya la deten­ción de tres hom­bres, uno de ellos menor de edad.

Nada hacía pre­sa­giar lo suce­di­do a fina­les del pasa­do año, cuan­do la joven marro­quí resi­día en la comu­ni­dad valen­cia­na. Ante las difi­cul­ta­des para encon­trar un empleo esta­ble, la chi­ca deci­dió apun­tar­se en una empre­sa de tra­ba­jo tem­po­ral y las ofer­tas comen­za­ron a pre­sen­tar­se. La más lla­ma­ti­va lle­gó pro­ce­den­te del nor­te. Un hom­bre de 44 años afin­ca­do en Bara­kal­do que pasa­ba unos días en una segun­da resi­den­cia que tie­ne en el Levan­te acu­dió a la ETT en bus­ca de una asis­ten­ta. Pro­me­tía un buen suel­do y cos­tear la manu­ten­ción de la inter­na, por lo que la mujer acep­tó tras­la­dar­se a Bizkaia.

Según el rela­to de la pro­pia afec­ta­da, la opor­tu­ni­dad labo­ral se des­va­ne­ció nada más pisar Bara­kal­do y ver­se atra­pa­da en una espi­ral de abu­sos sexua­les y malos tra­tos pro­vo­ca­dos por su jefe. El varón actuó con la con­vi­ven­cia de un hijo de 17 años que resi­día en la casa y un ami­go de 59 que tam­bién está empa­dro­na­do en la loca­li­dad fabril. Duran­te sie­te meses, a la joven le hicie­ron «la vida impo­si­ble» con un aco­so inin­te­rrum­pi­do. Ade­más de ser vio­la­da en reite­ra­das oca­sio­nes, reci­bió gol­pes y la acti­vi­dad más coti­dia­na se con­vir­tió en un supli­cio. «Podía pasar­se la tar­de plan­chan­do y al aca­bar le revol­vían toda la ropa para que tuvie­ra que vol­ver a empe­zar, no la deja­ban des­can­sar», expli­có ayer un miem­bro de los Ser­vi­cios Socia­les del Ayun­ta­mien­to de Bara­kal­do que ha man­te­ni­do con­tac­to con ella en las últi­mas horas.

La situa­ción fue empeo­ran­do con el paso del tiem­po ya que la joven que­dó reclui­da en la casa, un cén­tri­co inmue­ble situa­do en una de las calles prin­ci­pa­les de la loca­li­dad viz­caí­na del que ape­nas lle­gó a salir media doce­na de veces en sie­te meses. Estos “paseos” siem­pre los rea­li­za­ba acom­pa­ña­da por su patrón, su hijo o el ami­go y en la mayo­ría de oca­sio­nes tenían como des­tino algún locu­to­rio. Allí la mujer envia­ba a su país de ori­gen el poco dine­ro que iba aho­rran­do, ya que su supues­to agre­sor tam­po­co le lle­gó a pagar en todo ese tiem­po el suel­do acordado.

Diez kilos menos

Un des­cui­do per­mi­tió sacar a la luz este suce­so el pasa­do miér­co­les. En su últi­mo “paseo”, la joven marro­quí apro­ve­chó un des­pis­te del varón que la vigi­la­ba para hacer­se con el núme­ro de emer­gen­cias, al que lla­mó para denun­ciar su situa­ción horas des­pués. Tras ser res­ca­ta­da por la Ertzain­tza, la joven fue tras­la­da­da al hos­pi­tal de Cru­ces, don­de los médi­cos con­fir­ma­ron que tenía el cuer­po «lleno de hema­to­mas» y que había sufri­do abu­sos sexua­les. La chi­ca ha per­di­do 10 kilos en medio año debi­do a su amar­ga situa­ción. Libe­ra­da de su reclu­sión, la mujer está sien­do aten­di­da por los Ser­vi­cios Socia­les de Barakaldo.

Tras pres­tar­le ayu­da psi­co­ló­gi­ca, la han tras­la­da­do a un piso de aco­gi­da fue­ra del municipio.

Mien­tras, la Poli­cía auto­nó­mi­ca dete­nía en la tar­de del miér­co­les a los tres impli­ca­dos, que ya han sido pues­tos a dis­po­si­ción judi­cial. Al prin­ci­pal sos­pe­cho­so, el hom­bre que con­tra­tó a la mujer, se le van a impu­tar car­gos por reten­ción ile­gal, abu­sos sexua­les, lesio­nes y veja­cio­nes, mien­tras que a los otros dos se les acu­sa de cola­bo­rar al tener cono­ci­mien­to de los hechos y no haber hecho nada por evitarlos.

Como muchos otros, Bara­kal­do no es un muni­ci­pio ajeno a la vio­len­cia de géne­ro. En los dos últi­mos años 68 veci­nas han soli­ci­ta­do ayu­da al cen­tro ase­sor de la mujer de la loca­li­dad por ser víc­ti­mas de malos tra­tos o agre­sio­nes sexua­les y varios cen­te­na­res más acu­die­ron en bus­ca de asesoramiento.

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LEKUA: BIDE ONERAN (BARAKALDO)
ORDUA: 19:30etan
ARGITAN Y LA ASOCIACION DE TRABAJADORAS DE HOGAR DE BIZKAIA

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