El rei­no de Espa­ña se des­mo­ro­na- Mai­te Soroa

Como era pre­vi­si­ble ayer, edi­to­ria­lis­tas y colum­nis­tas varios se hin­cha­ron a hablar de la enési­ma ope­ra­ción de des­ca­be­za­mien­to de ETA. Y como repi­tie­ron los mis­mos argu­men­tos de la vez ante­rior y de la ante­rior a la ante­rior, me puse a bus­car un boca­do más ape­ti­to­so. Lo encon­tré en «La Gace­ta», que diri­ge Car­los Dávila.

En el edi­to­rial mos­tra­ban su inquie­tud por un tema al pare­cer tras­cen­den­tal: «des­de el día siguien­te a la inde­pen­den­cia marro­quí en 1956, nues­tros veci­nos ‑eter­nos obs­ti­na­dos en hacer­se inde­sea­dos e inde­sea­bles- no han cesa­do de esgri­mir lo que lla­man sus dere­chos, el fin de la ocu­pa­ción y la rein­te­gra­ción de Ceu­ta y Meli­lla a la madre patria».

El tipo, ade­más, está preo­cu­pa­do por­que «debe­mos admi­tir que la estra­te­gia de la pre­sión con­ti­nua a lar­go pla­zo ha pro­por­cio­na­do exce­len­tes resul­ta­dos al sul­ta­na­to. Y ello sin que su medie­val monar­ca y toda la corrup­tí­si­ma har­ca del Maj­zen dejen de hacer sucu­len­tos nego­cios con empre­sa­rios, comi­sio­nis­tas y polí­ti­cos espa­ño­les. Sin des­pei­nar­se, vamos. De suer­te que, pasi­to a pasi­to, se fue­ron engu­llen­do Ifni, la fran­ja de Tar­fa­ya y el Sáha­ra occi­den­tal». Así se des­mo­ro­na el Imperio.

Des­con­fía, ade­más, de los pro­pios habi­tan­tes de ambas ciu­da­des y sen­ten­cia que «res­pec­to a los musul­ma­nes con DNI espa­ñol, sólo pode­mos seña­lar que su leal­tad mil veces pro­cla­ma­da es cuan­do menos moti­vo de mati­za­cio­nes y dudas razo­na­bles, por mucho que TVE nos ense­ñe a una vie­ja mora blan­dien­do una ban­de­ri­ta roji­gual­da», y cons­ta­ta que «cual­quie­ra que no sea cie­go por voca­ción verá que la modi­fi­ca­ción étni­ca, cul­tu­ral y reli­gio­sa de Ceu­ta y Meli­lla aca­ba­rá con­vir­tién­do­se en un argu­men­to real de Marrue­cos y que en un even­tual refe­rén­dum, o en una nego­cia­ción a la baja entre Espa­ña y el rei­no ala­wí esa pobla­ción sería deter­mi­nan­te». O sea, que reco­no­ce que no quie­ren ser espa­ño­les. Cosas de la volun­tad popular.

Pero, ¿por qué aho­ra? Lo expli­ca: «el sul­tán ha com­pren­di­do que es el tiem­po y lugar de ir a por todas, a la vis­ta de la des­com­po­si­ción del régi­men espa­ñol y de la debi­li­dad de nues­tro país». Pues igual es hora de que tam­bién noso­tros nos pon­ga­mos las pilas.

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