Cre­cien­te núme­ro de cam­pe­si­nos cuba­nos ha renun­cia­do a los ali­men­tos sub­si­dia­dos por el Estado

Con­gre­so de la ANAP­Co­mo una mane­ra de con­tri­buir a la racio­na­li­dad de los recur­sos, muchos cam­pe­si­nos han renun­cia­do a la canas­ta bási­ca fami­liar de pro­duc­tos sub­si­dia­dos por el Estado.Varios ejem­plos fue­ron expues­tos hoy en la Comi­sión de Pro­duc­ción y Eco­no­mía del X Con­gre­so de la Aso­cia­ción Nacio­nal de Agri­cul­to­res Peque­ños (ANAP), que sesio­nó en la sede del Minis­te­rio de la Agri­cul­tu­ra, en esta capital.

Rubén Alfon­so, de la Coope­ra­ti­va de Pro­duc­ción Agro­pe­cua­ria 27 de Noviem­bre, del muni­ci­pio haba­ne­ro de Güi­nes, mani­fes­tó que des­de 1991 no reci­be arroz, fri­jo­les y otros pro­duc­tos nor­ma­dos, que nor­mal­men­te se adquie­ren en la bode­ga y él cose­cha en el campo.

En las actua­les con­di­cio­nes de cri­sis eco­nó­mi­ca que atra­vie­sa toda la huma­ni­dad es inad­mi­si­ble que los cam­pe­si­nos cobren al Esta­do 2.90 pesos la libra de arroz, y lue­go la com­pren a 25 cen­ta­vos en los esta­ble­ci­mien­tos esta­ta­les de la red mino­ris­ta, acotó.

Como ese coope­ra­ti­vis­ta otros 197 miem­bros de la 27 de Noviem­bre tam­bién renun­cia­ron a estos bene­fi­cios, úni­cos de su tipo en el mun­do y que cons­ti­tu­yen un logro de la Revo­lu­ción cubana.

Al res­pec­to Orlan­do Lugo Fon­te, pre­si­den­te de la ANAP, seña­ló que la pro­pues­ta es una res­pues­ta moral del cam­pe­si­na­do cubano ante el lla­ma­do de la Revo­lu­ción a dis­mi­nuir las impor­ta­cio­nes e incre­men­tar la pro­duc­ción de alimentos.

Duran­te las sesio­nes de la Comi­sión de Pro­duc­ción y Eco­no­mía, sus dele­ga­dos se pro­nun­cia­ron por ele­var la efi­cien­cia eco­nó­mi­ca y apli­car téc­ni­cas agro­eco­ló­gi­cas a los cul­ti­vos, entre otros tópicos.

A los deba­tes asis­tie­ron varios jefes de orga­nis­mos enca­be­za­dos por los vice­pre­si­den­tes del Con­se­jo de Minis­tros de Cuba, Marino Muri­llo, titu­lar de Eco­no­mía y Pla­ni­fi­ca­ción, y Uli­ses Rosa­les, de la Agricultura.

Con infor­ma­ción de la AIN

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