Abe­rri Egu­na, más que una jor­na­da para la cele­bra­ción, otro hito en la cons­truc­ción nacio­nal- Edi­to­rial Gara

Lle­ga una nue­va jor­na­da de Abe­rri Egu­na y, con ella, se abre un nue­vo cur­so polí­ti­co para el nacio­na­lis­mo vas­co. En las jor­na­das pre­vias, las for­ma­cio­nes aber­tza­les han rea­li­za­do sus aná­li­sis sobre el trans­cur­so del últi­mo año y, cada una des­de su pun­to de vis­ta par­ti­cu­lar, han encon­tra­do aspec­tos posi­ti­vos y nega­ti­vos en el deve­nir polí­ti­co de Eus­kal Herria. La mayo­ría de las veces, los pun­tos nega­ti­vos se atri­bu­yen a los demás e, inclu­so, algu­nas for­ma­cio­nes se empe­ñan en res­pon­sa­bi­li­zar del esca­so avan­ce en la cons­truc­ción nacio­nal a otras fuer­zas ads­cri­tas al aber­tza­lis­mo. Ése es, sin duda, el mayor error en el que incu­rren aque­llos diri­gen­tes polí­ti­cos que son inca­pa­ces de asu­mir la auto­crí­ti­ca como un ele­men­to más para avan­zar hacia un futu­ro posi­ti­vo para este pueblo.

No obs­tan­te, en los últi­mos años va cre­cien­do la ola popu­lar que empu­ja, cada vez con más ímpe­tu, hacia la crea­ción de un espa­cio común. Un espa­cio en el que el Abe­rri Egu­na no se uti­li­ce para la con­fron­ta­ción par­ti­dis­ta, sino para sumar fuer­zas sobe­ra­nis­tas. Ése es el obje­ti­vo decla­ra­do con el que Inde­pen­den­tis­tak ha con­vo­ca­do a las ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos de este país para unir­se este medio­día a ambos lados del Bida­soa. Esta red ha naci­do con el obje­ti­vo de unir a todas las per­so­nas que con­si­de­ran que la inde­pen­den­cia es un esce­na­rio al alcan­ce de la mano y, al mis­mo tiem­po, sur­ge con la inten­ción de supe­rar la divi­sión que faci­li­ta que el unio­nis­mo espa­ñol goce en estos momen­tos de una fic­ti­cia hege­mo­nía en los dis­tin­tos ámbi­tos ins­ti­tu­cio­na­les sur­gi­dos al mar­gen de la volun­tad mayo­ri­ta­ria de la nación vasca.

Cas­ti­llos en el aire

Al hacer públi­co su mani­fies­to de Abe­rri Egu­na, ayer el PNV cali­fi­ca­ba de «pac­to de hie­rro» el acuer­do entre PSOE y PP por el que la éli­te jel­tza­le ha sido des­alo­ja­da de Aju­ria Enea. En ese aná­li­sis se echa­ba en fal­ta una pers­pec­ti­va más amplia, por­que ese pac­to del espa­ño­lis­mo no se ha ges­ta­do con­tra un par­ti­do, sino con­tra las aspi­ra­cio­nes de todo un pue­blo. Y tam­po­co se pue­de olvi­dar que esa ofen­si­va ha con­se­gui­do un evi­den­te éxi­to coyun­tu­ral gra­cias a que, hace ya trein­ta años, des­de el espa­cio aber­tza­le hubo quien pre­fi­rió dedi­car­se a apun­ta­lar la estruc­tu­ra ins­ti­tu­cio­nal del Esta­do espa­ñol en lugar de sumar­se con todas las fuer­zas a la cons­truc­ción nacio­nal de Eus­kal Herria.

Quie­nes pre­fi­rie­ron cons­truir cas­ti­llos en el aire, como el de Aju­ria Enea, die­ron car­ta blan­ca al nacio­na­lis­mo espa­ñol para cam­par a sus anchas por Eus­kal Herria y éste se mos­tró dis­pues­to a des­truir el nacio­na­lis­mo vas­co per­tre­cha­do de todo tipo de armas: con un des­plie­gue de cuer­pos poli­cia­les y mili­ta­res sin igual en el mun­do occi­den­tal, con unas reglas de jue­go «lega­les» que han ido trans­for­man­do a su anto­jo ‑des­de el «café para todos» con el que camu­fla­ron el éxi­to gol­pis­ta del 23‑F has­ta la «Ley de Par­ti­dos» con la que han eje­cu­ta­do la ile­ga­li­za­ción de pro­yec­tos polí­ti­cos- y con un con­trol del poder ins­ti­tu­cio­nal que son­ro­ja inclu­so a quie­nes den­tro de sus pro­pias filas saben que los pac­tos con­tra natu­ra aca­ban pagán­do­se muy caro con la pér­di­da del apo­yo electoral.

Pese a todo ello, el res­pal­do ciu­da­dano al pro­yec­to espa­ño­lis­ta es tan limi­ta­do en Hego Eus­kal Herria que la dere­cha espa­ño­lis­ta más ran­cia y des­ca­ra­da ha logra­do que el PSOE apa­rez­ca ya ante la ciu­da­da­nía vas­ca sin nin­gún tipo de maqui­lla­je «vas­quis­ta». Y ése es el mayor sín­to­ma de la debi­li­dad polí­ti­ca de un pro­yec­to que fue impues­to por la fuer­za y para el cual ya ha empe­za­do la cuen­ta atrás.

Los pila­res del futuro

El pro­yec­to inde­pen­den­tis­ta es fac­ti­ble, pero su mate­ria­li­za­ción no depen­de de que cada Abe­rri Egu­na se escu­chen decla­ra­cio­nes volun­ta­ris­tas. Es hora de ir levan­tan­do una estruc­tu­ra nacio­nal des­de los pro­fun­dos pila­res que han man­te­ni­do vivo a este país en los últi­mos siglos. Esa estruc­tu­ra, sin duda, tie­ne que ser com­ple­ja, pero hay que inci­dir en que no se par­te de la nada. Han sido muchas las gene­ra­cio­nes de muje­res y hom­bres que han enar­bo­la­do el inde­pen­den­tis­mo vasco.

Tam­bién es evi­den­te que ese obje­ti­vo se alcan­za­rá en un esce­na­rio sin nin­gún tipo de vio­len­cia, y para ello tam­bién se están levan­tan­do los pila­res sobre los que, más tem­prano que tar­de, se esta­ble­ce­rá la solu­ción del con­flic­to polí­ti­co que enfren­ta a Eus­kal Herria con el Esta­do fran­cés y el Esta­do español.

Irun y Hen­daia, dos loca­li­da­des que se unen sobre el Bida­soa, con­for­man hoy el esce­na­rio de la con­vo­ca­to­ria de Abe­rri Egu­na que más adhe­sio­nes ha logra­do en los últi­mos años. «Nazioa gara. Esta­tua behar dugu» es el lema ele­gi­do por Inde­pen­den­tis­tak. La aspi­ra­ción de crear un Esta­do vas­co no pue­de estar supe­di­ta­da a nin­gún mar­co impues­to pre­via­men­te y su legi­ti­mi­dad sólo pue­de lle­gar a tra­vés de la suma de volun­ta­des. Han sido muchos los agen­tes polí­ti­cos, sin­di­ca­les y socia­les que se han adhe­ri­do a esta con­vo­ca­to­ria, pero corres­pon­de a las ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos con­fir­mar esa apues­ta cons­tru­yen­do un edi­fi­cio amplio y estable.

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