La cul­tu­ra vene­zo­la­na se expre­só con Soli­mar por Aporrea

Los espa­cios del Cen­tro de Arte La Estan­cia fue­ron esce­na­rio de un hecho sin­gu­lar el pasa­do jue­ves. Des­de las cin­co de la tar­de, más de trein­ta cul­to­res popu­la­res y nume­ro­so públi­co se auna­ron en una sola voz, un solo abra­zo y un solo aplau­so, para ren­dir home­na­je a Soli­mar Cade­nas, la joven can­to­ra revo­lu­cio­na­ria falle­ci­da hace ya un mes. Tam­bién hubo tiem­po para recor­dar el com­pro­mi­so his­tó­ri­co y éti­co con el her­mano pue­blo haitiano.

La tari­ma se mon­tó casi a ras del piso, como para que no hubie­ra dis­tan­cia o dife­ren­cias entre los más de 35 artis­tas que lo pobla­ban y el público.

Sen­ta­dos en la gra­ma, entre árbo­les y flo­res, arri­ba o aba­jo del esce­na­rio se podían ver pelu­dos, ras­tas, tipos y tipas con pin­ta de ñán­ga­ras e inclu­so de malan­dros, pero lla­ma­ti­va­men­te no había nin­gu­na corbata.

La tar­de se hizo noche entre abra­zos, lágri­mas, risas, can­tos, acor­des, poe­sía, tam­bo­res, mara­cas, sue­ños y realidades.

Dije­ron los orga­ni­za­do­res que no hubo ensa­yo. Tam­po­co habían pre­sen­ta­do­res, pero del esce­na­rio sur­gía una armo­nía tal que cau­ti­vó y emo­cio­nó a todos los que tuvi­mos la suer­te de estar allí. Los cul­to­res se pre­sen­ta­ban uno tras otro, una sola mira­da bas­ta­ba para saber a quién le toca­ba pre­sen­tar­se. La poe­sía se entre­mez­cla­ba con el can­to. Poe­tas y can­to­res se alter­na­ron duran­te más de tres horas. Hubo pala­bras, can­cio­nes, poe­mas, con­sig­nas revo­lu­cio­na­rias, recuer­dos com­par­ti­dos de expe­rien­cias y luchas vivi­das jun­to a Solimar.

En La Estan­cia estu­vie­ron todos los com­pa­ñe­ros de Soli­mar en La Can­te­ra, al que ella per­te­ne­cía; tam­bién par­ti­ci­pa­ron los inte­gran­tes del Fren­te de Crea­do­res Mili­tan­tes. Se men­cio­nó la pre­sen­cia de Lilia Vera, Yor­lan­do Con­de, Chi­che Manau­re y Sol Mus­set. Se recor­dó a los que ya no están, como el Gor­do Páez, a Juan José de Dame Pa´Matala y tam­bién se evo­có al “Padre can­tor” Alí Pri­me­ra, quien decía “es mejor per­der el habla que dejar de hablar”.

Pero no es este perio­dis­ta, con sus limi­ta­cio­nes, quien podrá poner en sus pala­bras lo que allí pasó, habien­do tan­to poe­ta y can­tor derra­man­do amor, poe­sía, can­to y pasión por un mun­do mejor. Val­ga enton­ces lo que allí se dijo sobre Soli­mar Cadenas:

“Esto que se refle­ja des­de este esce­na­rio, de estar todos jun­tos por un obje­ti­vo común, que­re­mos y espe­ra­mos que se refle­je en todas las dis­ci­pli­nas”. (Ama­ran­ta Pérez)

“Sus pasos fue­ron más elo­cuen­tes que sus pala­bras” (Enri­que de Son Cimarrón)

José Ale­jan­dro Del­ga­do rela­ta un via­je a Argen­ti­na com­par­ti­do con Soli en oca­sión de los 80 años del Che: “Allí nos dimos cuen­ta de que la lucha de todos nues­tros pue­blos lati­no­ame­ri­ca­nos por la eman­ci­pa­ción era inmi­nen­te­men­te necesaria”.

“A los can­to­res cuan­do se van se les can­ta con ale­gría”, “¡Que viva lo nues­tro!”, dice el público.

Alí Ale­jan­dro Pri­me­ra recuer­da el día en que cono­ció a Soli­mar: “Fue un 12 de febre­ro, en Pdv­sa La Cam­pi­ña, esa día Soli me pidió que la deja­ra can­tar y allí ella asu­mió al Che en su boca y allí la asu­mí como cantora”.

La emo­ción fue envol­vien­do a todos. La ins­pi­ra­ción que a veces no sale, y Alí Cos­tas Manau­re la reem­pla­za por un “Viva Soli­mar Cade­nas” y con un “¡Cara­jo!” bien dicho.

Ya son las ocho y media, los que están en el esce­na­rio invi­tan a todos a can­tar­le una fulía a Solimar:

Can­ta can­ta Solimar

que tu agüi­ta no se seca.

Can­ta can­ta Solimar

que siem­pre serás estrella.

Y la rima impro­vi­sa­da se extien­de hacia las noche. Son las nue­ve y el himno nacio­nal cie­rra el acto.

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